Primera reunión del año

((Holiisss ¡Bienvenida!))
Era la primera reunión del año del club de costura. Apenas hacía dos días que habían comenzado las clases del nuevo año lectivo y Gypsy estaba tan emocionada ante la perspectiva de volver a encontrarse con sus gentes del grupo de costura ya que, si bien había estado trabajando en múltiples proyectos por su cuenta durante las vacaciones de verano, nada podía compararse con el compartir una pasión con gente querida. Y, ¡habían armado tan lindo grupo! El año anterior habían tenido charlas tan interesantes y compartido chismes tan jugosos y se habían reído tanto que no podía esperar para saber qué había sido de las vidas de Rose, Mags y Osh, incluso los comentarios ácidos de Mo habían sabido condimentar aquellas tardes lluviosas en el aula destinada al club de costura, sacándole alguna que otra sonrisa sardónica.

Llegó con la mochila colgándole del hombro izquierdo y del derecho su bolso de costura, una enorme bolsa de tela donde podían acomodarse tranquilamente tres gatos -como su gruñona kneazle tara-cat había demostrado en ocasión ya que era tan grande y gorda que valía por tres. El aula aún estaba vacía, habiendo llegado ella demasiado temprano en un arrebato de emoción que ahora la hacía avergonzarse hasta el rubor. Agotada por haber corrido desde su sala común en las mazmorras, dejó la bolsa de costura y la mochila en uno de los asientos, el que solía ocupar el año anterior durante el horario del club, y se dispuso a preparar todo para ir ganando tiempo. Sacó su varita e hizo una floritura bonita en el aire y, al momento siguiente, los escritorios del aula se reacomodaron en grupos de a seis para formar mesas enormes de trabajo, ideales para la actividad que se disponían a hacer.

Gypsy también había estado convencida de haber llegado tarde, por lo que lo primero que hizo al terminar de organizar los bancos fue sacar su agenda de la mochila y fijarse si hoy era realmente el día que debía ser y después, al ver que realmente era el día correcto, miró su reloj para corroborar la hora. Eso lo explicaba todo. ¡Había llegado bastante antes! Resignada, sacó sus útiles de costura y los desperdigó por el asiento que tenía en frente, ocupando así su sexto de la mesa de turno, si bien claramente les sobrarían mesas para la relativamente poca concurrencia del club. Decidida a aprovechar su tiempo, se puso a ordenar su costurero y, un rato después, oyó pasos que se acercaban por el pasillo a toda velocidad.

Un instante después, se abrió la puerta del aula y alguien entró a las apuradas y a los gritos. De espaldas a la puerta como estaba, Gypsy no pudo ver de quién se trataba, pero reconoció la voz enseguida, a fuerza de oírla a diario en la sala común. Instintivamente, se giró para poder ver a Lyria, quien, aparentemente, también se había confundido de horario. Sonrió divertida por la coincidencia pero, al ver el aspecto de la chica, se alarmó por la sorpresa de encontrarse inesperadamente un pico de tetera donde esperaba ver un brazo, notando luego su gran agitación general.

"Ayy yo también pensé que llegaba tarde," confesó con una sonrisa, poniéndose de pie para poder verla mejor. "Por suerte aún falta para que comience la clase," anunció para tranquilizarla. "Dejame adivinar ¿Transformaciones?" Sin esperar respuesta, sacó la varita de la parte interna de la túnica donde la tenía siempre guardada y apuntó a Lyria, recitando el correspondiente hechizo de transfiguración para devolverla a su estado normal de persona.

((Perdón. Gypsy es re controladora... una persona normal te daría la chance de solucionarlo vos sola... nada, es de virgo.))

Cuando abrió los ojos, no vió ni caras enojadas, ni caras en general. Reconoció a su prefecta, Gypsy.


En su momento cuando vió el cartel del grupo de costura se anotó enseguida ya que era su pasatiempo preferido en todo el mundo. No se fijó mucho en quienes estaban o no. 
Por lo que ver a Gypsy en el aula la sorprendió.


"Oh, gracias por la ayuda con el hechizo... honestamente Transformaciones no es mi fuerte ehehe ^_^" 


Se sentó en la mesa contínua a la de la prefecta y comenzó a acomodar sus cosas sobre la mesa de entre las cuyales se encontraban un cuaderno con diseño de lavandas, una pequeña pluma con un tarrito de tinta por la mitad y un costurero del mismo diseño que el cuaderno.


"Entonces, ¿Qué cosas hicieron el año pasado? Quisiera estar al día con los proyectos que hicieron. Porque si hay alguna cosa importante que tengo que hacer, puedo realizarlo hoy en cuanto vuelva al dormitorio. Yo puedo coser muy rápido si es necesario. Es más, en las vacaciones de verano, Le cosí 6 vestidos nuevos a la hija menor de las 6 que tiene el granjero Taylor, que vive a una milla de donde mi casita en el campo. Porque la pobre siempre tiene que usar la ropa vieja y heredada de cada una de sus hermanas y como estos años no fueron de muy buena cosecha, no es como si el dinero sobráse por donde vivo. Por lo que- Oh ¿Estoy hablando demaciado?"


(()Nah, no hay drama. A mí no me pareció taaan controlador.)

"Ningún problema. El proyecto de la tetera a mí también me dio muchos problemas en su momento," admitió. Salía de las clases echando humo ppr las orejas y todo el mundo pensaba que me había tomado una poción para curarme el resfrío." Se rió ante el recuerdo.

Gypsy observó a Lyria sacar sus cosas, admirando los diseños del cuaderno y el costurero que le recordaron al jardín de su madre en su casa de Willow Hills, Lincolnshire, el cual extrañaba horriblemente en clase de herbología, ya que las plantas criadas con mimo de la señora Appleton eran mucho mejores en tamaño, calidad y belleza comparadas con los especímenes que crecían en los invernaderos del colegio bajo la escasa e ineficiente supervisión de docenas de adolescentes atolondrados.

"Qué bonito cuaderno... y el costurero, ay, ¡haciendo juego!" Se admiró con entusiasmo. "¡Me encantan las lavandas!"

Luego Lyria comenzó a hablar mucho y de corrido, sin darle lugar a meter bocado y varios pensamientos le fueron pasando por la cabeza sin que lograra hacer comentario alguno. Para empezar, Lyria le pareció muy entusiasta y generosa, ya que no cualquier chica de su edad hubiera dedicado tanto tiempo a un proyecto solidario, por mucho que disfrutara la costura.

Gypsy rió afectuosamente, encontrando adorable la cantidad de energía de Lyra.

"No más de lo que hablo yo cuando el tema es tortas. Si hubiera un club de pastelería podrías comprobarlo.." Gypsy pensó que Lyra le recordaba a ella misma cuando era más chica, ya que tenía tendencia a hablar hasta por los codos. "Es impresionante que hayas podido hacer tantos proyectos serios en tan poco tiempo. Eso es prácticamente un vestido por semana," calculó mentalmente. "Me temo que te aburrirás mortalmente entonces. Los proyectos que hacemos suelen ser mucho menos ambiciosos, si bien yo vengo por la compañía," confesó. "Aunque ahora que egresó la anterior presidenta, es posible que eso cambie."

Honestamente esperaba que fuera el caso y había esperanza de que pasara, siendo que conocía a la nueva presidenta, Margaret, quien era bastante menos estructurada que la anterior muchacha y menos aburrida.