Ruta de escape, Beta Test.

La sonrisa de complicidad llegó después, cuando ella eligió consecuencia; algo que él no había previsto. "Hmm..." se tomó un momento para pensar con qué sería adecuado torturarla. Nunca había sido demasiado bueno en ese juego en particular, porque no era sádico.

Algo después, se le iluminó el rostro y sonrió con picardía. Sacó la varita y conjuró pergamino, tintero y pluma, los cuales aparecieron en la mesa junto a él. Volvió a mirarla con una sonrisa pícara antes de explicar la prenda. "¡Tienes que escribirle una carta de amor muy melosa al profesor de Estudios Muggle!" Exclamó. Los ojos le brillaban de anticipación del potencial gracioso que podía tener aquello. Henry James era el profesor más amargo que tenían. Cínico y malhumorado, había muy pocas personas que pudieran considerarlo objeto de adoración a pesar de que no estaba del todo mal visualmente.

Giselle abrió mucho los ojos. Esperaba que fuera hacer el ridículo con él... no con alguien más. De todos modos, rápidamente comenzó a sacar frases de novelas que le resultaron malísimas, algunas de las cuales había terminado de leer en contra de su voluntad. Mientras con una parte de su mente hacía eso, con otra decidió preguntar:

_¿Y se la daremos realmente?

La pregunta de ella le puso una sonrisa enorme en la cara y demoró su contestación para molestarla un poco. Era todo parte del juego. "Oh, sí. Pero no hace falta que la firmes." En realidad, no tenía intención de mandársela al profesor si veía que ella se ponía muy incómoda, pero ya la idea de que alguien le escribiera una carta a James era totalmente hilarante. "Y puedes cambiar la letra."

"Una vez una chica le mandó para San Valentín una carta a Rogers, que en ese momento daba pociones..." Se tentó un poco en ese punto. "Y no sé qué será que le habría puesto que el tipo se puso rojo en dos segundos. La única parte que llegamos a leer desde donde estábamos fue 'portaligas'..." Se había armado un tremendo revuelo en el castillo y aún hoy le hacía gracia la cara que había puesto el profe.

_¿Pero debe ser melosa o sexual? -inquirió con algo de timidez mientras se estiraba un poco para alcanzar el tintero.

Tomó el pergamino y antes de comenzar a escribir, hiló las últimas frases de la carta en su mente. Llevaba varios días escribiendo sobre el tema, aunque no precisamente pensando en el profesor Henry James.

((Hasta que vinieron los técnicos a arreglar internet... ¡Qué tortura!))

Lo pensó un momento, indeciso. Se encogió de hombros. "Lo que prefieras." Concluyó. Ya bastante que ella estaba jugando sin quejarse de la prenda. "Solo me acordé de eso." Explicó. "No cualquiera puede hacer ruborizar a Rogers como si de una niña se tratara." Pensó en voz alta.

_Ahora estoy confundida, ¿será para Rogers o para James?

A pesar de que tenía buena capacidad para pensar en dos cosas al mismo tiempo, redactar mentalmente la carta le borroneaba un poco el recuerdo de las instrucciones. Igualmente, mientras aguardaba respuesta -que era indiferente, ya que la carta era ficticia-, comenzó a escribir rápidamente, dejando el espacio donde luego completaría el nombre.

Spoiler:

Se la extendió sin pensarlo, porque sabía que si se detenía a pensar en lo que acababa de escribir, se arrepentiría. De más estaba decir que posiblemente Laz no la dejaría irse si no le mostraba la carta. Una cosa era negarse a hacerla en un principio, pero una vez escrita... la situación era otra.

Se quedó mirando el piso, sin siquiera fijarse si él la estaba leyendo o no.

"Para James. Lo otro era una anécdota." Explicó. Esperó mientras ella escribía, pensando en posibles castigos o preguntas para el resto del juego mientras tanto. Le pareció que se estaba demorando bastante, pero no quiso interrumpir.

Tomó la carta con una sonrisa divertida. Se preguntó si así se sentiría ser profesor, que alguien estuviera escribiendo mientras uno hacía nada para después recibir el pegamino. Un segundo después, cuando comenzó a leer la carta medio por encima, deseó no haber pensado eso. Ahora comprendía totalmente por qué alguien como Rogers podía cambiar de color con facilidad. Las adolescentes podían ser bastante creativas, parecía.

Tragó saliva e intentó no parecer todo lo sorprendido que estaba por la capacidad literaria de Selle... entre otras cosas. Se preguntó cómo alguien con una educación tan estricta era capaz de idear ese tipo de pensamientos, o si era por esa misma educación que surgían.

Terminó de leer la carta a las apuradas, porque sabía que no podría seguirla viendo de la misma manera si se ponía a leerla al detalle. Sabía que se esperaba que hiciera algún tipo de comentario, pero se había quedado sin palabras. No podían mandarle eso a James. ¿O sí? Y de las cosas que le había generado a él en particular no quería ni empezar a hablar.

"Impresionante lo que puedes hacer con una pluma." Consiguió decir admirado. Le costaba creer que alguien pudiera escribir algo así de la nada, por encargo y no inspirado por sentimientos. "Es demasiado buena para James." Opinó. Le devolvió el pergamino con la mirada perdida. No tenían lechuza a mano y prefería dejarle a ella la decisión de si mandar la carta o no. Había esperado una chiquillada digna de una broma, no un texto de ese calibre.

"Te toca." Avisó. Estaba algo introspectivo y no tenía demasiadas ganas de seguir jugando, pero no iba a montar otra escena y marcharse. Jugar a algo parecía una buena distracción.

Recibió la aprobación de él sobre la carta con una sonrisa tímida, y se sonrojó un poco de pensar que tal vez había hecho trampa. Es decir, la prenda consistía en escribir una carta al profesor y lo había hecho... pero no estaba precisamente inspirada en el profesor. ¿Contaría? Tal vez debía preguntarle y asegurarse de que estaba jugando correctamente.

Abrió la boca para decirlo, y justo a tiempo se dio cuenta de que si le decía a Laz que la carta no la había inspirado en el profesor, tal vez el en plan de ¿amigo? preguntaría en quién estaba inspirada. No. Se ahorraría ese problema. Por más que Laz ya no parecía animado con el juego, lo incitó un poco:

_¿Verdad o consecuencia?

La sonrisa y cambio de color de ella le dio pie a relajarse un poco y bromear. "Parece que tu también podrías poner incómodo a Rogers si te pusieras a ello." Temió un poco la venganza con que ella pudiera torturarlo a la siguiente vuelta del juego, porque no había chance de que eligiera verdad.

"Consecuencia." Una media sonrisa apareció en su rostro antes de que un se valiera de un conjuro simple para desaparecer el tintero y la pluma.

A Giselle no le despertaba interés verlo humillarse con una carta sexual o romántica. Decidió algo más divertido, y apuntó un poco al orgullo musical de Laz.

_Es fácil -anticipó-. Tienes que hacer una descripción de tu banda favorita, pero usando antónimos y contrarios de lo que de verdad piensas sobre ellos. Es decir, diciendo todo lo contrario. Y tienes que explayarte, no puede usar solo dos oraciones. Tienen que ser al menos diez.

Le gustaban mucho los juegos de palabras y quería ver cómo se defendía Lazarus en ese aspecto. Por otro lado, que alguien leyera por primera vez algo escrito por ella, había dejado flotando en el aire cierta incomodidad que quiso apaciguar.

Esperó su respuesta con aire distendido, aunque estaba algo preocupado por las ocurrencias que pudiera tener alguien capaz de sacar toda esa carta de su imaginación en cuestión de minutos y de la nada absoluta.

La tarea parecía sencilla, casi divertida. Laz sonrió en anticipación, tratando de decidirse entre Theater of Tragedy y Paradise Lost. Finalmente, se decidió por la última por razones prácticas más que de preferencia.

"¿Escrito u oral, profe?" Bromeó.

Ella sonrió al ver que el reaccionaba favorablemente. Le deslizó una mirada de complicidad, y por un momento deseó ser más atrevida. Sabía que se estaba quedando corta en cuanto a lo esperado entre una chica y un chico en una casa abandonada a esas alturas de la noche. Pero no dejaba de ser... Giselle.

_Oral. Quiero escuchar como se te traban las palabras y te detienes a pensarlas -lo desafió. Esperaba que lo hiciera bien, pero decidió puntear un poco el lado competitivo del muchacho-. Además con las cosas que vas a decir, vas a escucharte como cualquier chico de este colegio, sin criterio ni oído musical. Lo quiero en vivo y en directo.

Se echó a reír y luego lo miró expectante, esperando que él comience.

Rió por lo bajo al ver la mirada de Selle y le devolvió una sonrisa cómplice. "Suena justo."

La elección era lo que había esperado considerando la prenda anterior y que era más fácil torturar a alguien como ella acababa de describir. Para alguien orgulloso y competitivo como él era un buen castigo.

Laz también rió. "No lo había pensado. Muy cierto. Hmm... veamos." Se tomó un momento para organizar los conceptos que asociaba con la banda. Se le vinieron un par de ideas graciosas a la cabeza y se dio cuenta de lo realmente difícil que sería eso. Le dirigió una mirada cómplice y algo divertida "¡Perra!" Acusó en broma, tentado a reírse. "Está bien, está bien. A ver..."


Cuando Laz comenzó a hablar, lo hizo con un tono más grave de lo normal y el mentón bien alto. Usaba una voz de locutor sobreactuada a propósito y gestos exagerados de la mano como si se tratara de un presentador de cine o uno de esos payasos que se dicen profesores de historia y repiten de manera pomposa un libreto mal escrito en un canal de cable muggle. En un punto, incluso apareció un monóculo con un movimiento de la mano y se lo llevó al ojo, inclinándose levemente en dirección a Selle como si fuera un viejo Sir que quisiera verla bien.

Spoiler:

Después de su exposición seguía bastante tentado, pero consiguió mantener cierta ilusión de seriedad lo suficiente para mirarla de modo expectante.

Le gustó ver el modo en que él encaraba el desafío. A pesar de que sentía que no era nada conflictivo, parte de ella estaba constantemente preocupada por la posibilidad de que él se enoje. Sobretodo después de la extraña discusión que habían tenido, y que Giselle no terminaba de entender.

Cuando él le dijo "perra" en ese tono, soltó una risa musical y espontánea, que duró poco pero le dejó una notable sensación de satisfacción.

Al verlo comenzar hablar en ese modo de locutor, tan sobreactuado, tan divertido no puedo evitar tentarse. Contenía un poco la risa porque quería escucharlo, pero en determinados momentos se le volvió inevitable soltar nuevamente una carcajada. Seguía tentada y de hecho, comenzó a llorar de la risa y la panza le dolía. No recordaba una sola vez en su vida que hubiera reído tan descontroladamente, y de hecho, cuando propuso el castigo no imaginó que sería tan gracioso. Sabía, igualmente, que más allá de lo que Laz estaba diciendo, el modo en que lo hacía coperaba muchísimo.

Cuando el terminó la descripción, le tomo un par de minutos recuperar la compostura, ya que la risa insistía en seguir saliendo directo de sus entrañas.

Sonrió con complicidad cuando Giselle se rió de su insulto.

Laz no había terminado de capatar la parte 'conflictiva' de la consigna. El nerviosismo de tener que ponerse a declamar estupideces frente a Selle lo había intimidado bastante. Considerando lo turbado que había quedado después de leer la carta de ella, se sentía agradecido de ser capaz de armar oraciones de cualquier tipo y punto.

Había elegido hacerse el chistoso para que ella se concentrara en las payasadas y no en lo que estaba diciendo. Sabía que comparado con lo que ella acababa de escribir, cualquier cosa que él dijera lo haría quedar como un mono idiota y ya que iba a hacer el ridículo, por lo menos quería hacerlo de manera útil. Si al menos la hacía reír sería un payaso simpático y no a secas.

Varias veces había estado a punto de tentarse él también por el ataque de risa de ella, pero juntó fuerza de voluntad y mantuvo la compostura para no salirse de personaje y poder seguir haciéndola reír.

Al terminar su discurso, la dejó reír mientras la observaba con una sonrisa propia. Era increíble lo mucho que mejoraba su aspecto cuando se reía. Tendría que tentarla más seguido, pensó. Era un espectáculo digno de ver. "Si. Definitivamente los vecinos deben pensar que esta casa está embrujada." Su tono había sido serio, lleno de convicción, pero todavía sonreía.

Se bajó de la mesa de un salto y se dirigió a las cajoneras que se encontraban en un costado de la habitación para empezar a revolver los cajones y en busca de provisiones o caramelos que alguien se hubiera podido olvidar ahí. "Deberías reír más seguido." Añadió tras una pausa, aprovechando que estaba de espalda. "Te hace ver linda." Tras decir eso con naturalidad, siguió revolviendo los cajones un poco más y después pasó a otro mueble adyacente. "¿Puedes creer que nadie dejó nada para comer?" Sonaba indignado. Revolvió un poco más y se rindió. Regresó a la mesa con su tranquilidad orgullosa de siempre. "En fin... ¿Verdad o consecuencia?"

Todavía sonreía con los ojos iluminados cuando él se dio vuelta. Agradeció que estuviera de espaldas al dedicarle un halago, porque se sonrojó muchísimo. Para distraerse comenzó a trenzar su larga cabellera negra. ¿Debía agradecer? ¿O dejarlo pasar? Tal vez podría agradecer con naturali... no, no podía. Esas cosas realmente no podía decirlas con facilidad. Cuando él mencionó la comida, aprovechó la distracción, para comenzar a vaciar sus bolsillos de los caramelos y chocolates que usualmente llevaba con ella.

Mecánicamente respondió "Verdad", sin siquiera estar segura de lo que decía.

Laz miró impresionado la pila de caramelos que llovía de los bolsillos de Selle y sonrió como un nene. "¡Haber sabido que te habías traído medio Honeydukes!" Pensó que tendría que haber pensado en lo mismo antes de salir, pero había tomado la decisión tan a último momento que ni había recordado de esos detalles.

La estudió un momento, sopesando si ser sádico o considerado; hasta donde podía preguntar. Entonces se le ocurrió una pregunta buena para ser de las primeras, más tranquilas.

"Si pudieras hacer algo que deseas mucho, lo que sea, sin tener que enfrentar ni padecer por ello ningún tipo de consecuencia mala, indeseada o incómoda ¿qué sería ese algo?"

Lo primero que pensó Giselle fue sobre sexo y drogas. Si ella pudiera salir de sus propias estructuras y experimentar, seguramente iría primero hacia ese lado que le daba tanta curiosidad. Pero no se sentía capas de hacerlo. No quería quedar como una pervertida frente a Laz, así que pensó otras cosas que tampoco se sentía capas de hacer por miedo...

_Cantar en publico, supongo. O tocar el violín. Cuando la gente se entera que quiero hacer esas cosas, me piden que lo haga. Pero no puedo, es más fuerte que yo. No sé exactamente qué es lo que me da miedo... pero si supiera que no va a haber consecuencias o incomodidades, lo haría. Sería como una catarsis.

Sonrió imaginándola hacer esas cosas. Se veía bastante extraño, incluso en su cabeza y entendió por qué no se atrevía. Eran actividades que se solían relacionar a otro tipo de persona más atrevida. "Tal vez durante el Grand Tour?" Sabía que esa especie de 'viaje de egresados' que hacían los magos alrededor del mundo durante un año al egresar de Hogwarts solía dar lugar a todo tipo de excesos y descontroles, así como a la liberación de todos los tabúes respetados durante años. "¿Vas a ir al Grand Tour con nosotros, no?" La idea de que terminara el año de intercambio y se volviera a su país le daba un je ne sais quoi.

"Tu turno." Le recordó después. Prefería pensar en el juego y no en que no sabía qué hacer de su vida.

A la primera pregunta respondió:

_No lo sé, en realidad. Estoy aquí porque mis padres consideran que soy demasiado inadaptada en mi país, y pensaron que estoy iba a ayudarme a desenvolverme mejor. Calculo que si deciden que ya fue suficiente, volveré a mi colegio anterior.

Permaneció pensativa. Sus padres no tenían modo de saber cómo le estaba yendo más allá de su tía, quien según creía, no diría nada con lo que Giselle no estuviera de acuerdo. En el fondo, si elegía quedarse, podía. El tema era elegir.

_¿Verdad o consecuencia?

"Y entonces consideraron que podías venir a ser inadaptada aquí." Terminó la frase por ella, en broma. "Tengo tres palabras para ti, Selle: Mayor. De. Edad." Había una sonrisa brillante y algo orgullosa en sus labios al decir eso y perduró bastante después de que callara.

Para Laz, el haberse hecho mayor de edad y poder acceder a muchas cosas no tenía precio. Desaparecerse, ir a Hogsmeade libremente todos los fines de semana independientemente de que los chicos tuvieran salida o no, poder beber cuanto quisiera, poder votar, trabajar. En fin, poder decidir sobre su propia vida.

Lo pensó un momento y sacó un Sickle del bolsillo y lo tiró al aire.

El miembro 'Lazarus Jones' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

'SÍ/NO' :

Atajó la moneda entre el dorso de una mano y la palma de la otra. "Verdad." Volvió a guardar la moneda en su bolsillo.

_Puedo ser mayor de edad, pero no tengo dinero. Necesito un trabajo y ahorros para ser independiente, hasta entonces dependo en cierto modo de ellos. Para mi la mayoría de edad depende de un montón de factores. Uno es número e inevitable: cumplir 17 -hizo una pausa-. Lo demás no viene solo.

Lo vio arrojar la moneda y le llamó la atención. Laz parecía un chico decidido y no librado a la suerte. Cuando uno tiraba una moneda era o porque no quería decidir, o porque no podía decidir. Le resultaba raro que a Lazarus le ocurriera alguna de las dos. Sin embargo, no lo comentó. Cuando él dijo "verdad", Giselle, sin rodeos consultó:

_¿Te has enamorado alguna vez?

-Sí, mamá.- Pensó, mas se limitó a sonreír de lado. Explicarle que uno podía poner voluntad y conseguir las otras cosas daba la impresión de que caería en oídos sordos. Decirle que cuando quería algo no descansaba hasta no tenerlo prometía llevarlos por el camino de las nubes con formas de animales nuevamente. Se mordió la lengua. Era lo mejor que podía hacer.

Laz sabía que tanto verdad como consecuencia tenían potencial para ser problemáticos. No veía motivo para perder el tiempo en una decisión que no le cambiaría la vida.

Le sostuvo la mirada un par de segundos, sin ninguna expresión en particular, más bien serio. Quería ver si había algo detrás de esa pregunta, pero era demasiado genérica para hacerlo sentirse comprometido. ¿Quien no se había enamorado alguna vez? "Sí. Un par de veces." Sonrió levemente, se encogió de hombros. No era un aspecto de su vida que le hubiera traído grandes placeres, pero no parecía desanimado. Tenía el aire levemente orgulloso de siempre, el mentón en alto frente a la vida.

"El día que juegue a la lotería me saco la grande." Bromeó de puro payaso, con una sonrisa infantil y ancha. En realidad se tenía bastante más confianza en el ballotage de lo que había sido la primera vuelta, pero era un chiste fácil.

Giselle rió pero no dijo nada. Hurgó un poco entre los caramelos, buscando uno en particular. Cuando lo encontró lo peló se lo llevó a la boca con mirada taciturna.

Después de un momento, Laz se dio cuenta de que se había colgado y le dirigió una mirada de disculpa a Selle. "Lo siento. Estaba pensando si podríamos desaparecernos directamente desde aquí o habría que salir afuera por las dudas..." La lógica indicaba que, si el director sabía que había al menos un alumno o dos usando ese lugar para soportar las transformaciones mensuales, el lugar debía estar protegido, pero ¿hasta donde? ¿Bastaba salir de la casa o había que pasar el alambrado que delimitaba el terreno en que ésta se encontraba?

"¿Verdad o consecuencia?" Preguntó. Las cavilaciones podían esperar. Daba lo mismo investigarlo en ese momento o más tarde. Si había protecciones puestas, seguirían en su lugar.

_Creo que lo más seguro sería aguardar a que sea la hora de desayunar y volver como si hubiéramos madrugado. Bah, en mi caso nadie notará mi ausencia. Pero si tienes que volver, tenemos el resto de los datos de las guardias -propuso. Estaba algo cansada, pero no tenía ganas de arriesgarse a volver. Y si eso era una casa, seguramente tenía en algún lado una cama o un sillón. Particularmente no le molestaba tirarse a dormir sobre cosas roídas y polvorientas.

_Consecuencia -respondió.

La idea de ella lo entusiasmó. Tenía algunos amigos, pero no se llevaba lo suficientemente bien con nadie como para pasarse gran parte de la noche despierto hablando de estupideces o jugando a cosas. Salvo sus amigos muggle, pero a esos solo los veía en el verano. Y no era lo mismo hacerlo con consentimiento que a escondidas de las autoridades de la escuela. Hablando de poca infancia...

Tomó un caramelo al azar de la mesa y se lo comió después de desenvolverlo. "Es una buena idea. Así no habrá que esquivar más profesores en la oscuridad." Opinó. Era la idea más segura al menos.

Paseó de nuevo la vista por la salita de estar en que se encontraban, como buscando en su mente alguna idea. Nada de ahí en particular le inspiró la idea que llegó a su mente. Sonió en anticipación. "Tienes que pintarte la cara con maquillaje..." Parecía divertirse por anticipado con la idea. "... oscuras y sin espejo." El resultado final debería ser algo digno de ver. Mientras ella después no quisiera vengarse mandándolo a usar vestido...

Giselle ladeó la cabeza, restándole importancia.

_Tampoco es que me maquillo mejor cuando veo lo que hago, así que... -hizo una pausa-. Realmente no sé hacer esas cosas. Y tampoco tengo maquillaje aquí.

Laz no parecía sorprendido. Si algo, estaba decepcionado de él mismo por no haber tenido en cuenta ese detalle, que tampoco tenía forma de conocer. Para la observación le había faltado compartir más tiempo con ella.

"Está bien... déjame pensar." Pidió. Volvió a recorrer la sala con la mirada en busca de inspiración. El no tener cosas asquerosas que obligarla a comer y no poder hacerla hacer nada ridículo frente a los vecinos porque nadie debía saber que estaban fuera del colegio complicaba bastante las cosas, pensó.

"A ver si ésta te gusta más... Aféitate las cejas." La miró con una sonrisa divertida, intentando hacerse una idea de cómo se vería sin cejas. En todo caso, podían hacerlas crecer nuevamente con magia.

Giselle soltó una risita corta y reprimida, que se apagó rápidamente. También se había imaginado cómo se vería sin cejas:

_Pareceré algún tipo de extraterrestre.

Tomó la varita, y se apuntó a la cara.

_¿Listo para ver?

Le temblaba un poco la mano, pero intentó disimularlo. Movió un poco la varita y una luz brillante salió de ella directo a sus facciones. Cuando se extinguió, las cejas de Giselle habían desaparecido.

_¿Y? ¿Qué tal me queda?

"Probablemente." La idea se le antojaba bastante cómica.

"No sé si alguna vez estaré listo para ver un alien." Bromeó. Unos momentos después, estaba frente a uno.

Laz parecía más sorprendido que divertido. Era algo tan morbosamente extraño de ver que era más curioso que otra cosa. Recién unos segundos después le encontró el lado gracioso y rió un poco. "No. Tienes que ver esto." Decretó. Volvió a reír un poco. No era generador de carcajadas, pero sí lo suficientemente ridículo para entretenerlo. "Eres un bicho raro del circo."

Se acercó a ella y apoyó las manos en los hombros de Giselle con la intención de guiarla. "Ven, vamos al baño. Ahí debe haber un espejo."

_¿Bicho raro de circo? ¡No tengo cejas, pero tampoco es que tengo un pecho en la nuca!

Se dejó guiar con el, un poco ansiosa. A medida que se acercaban al baño donde sabría que tenía que verse, comenzó a ponerse nerviosa. Hacer el ridículo le resultaba más fácil, si no sabía cuán ridículo era.

En el baño, no había un espejo entero, sino restos de uno. Estaba hecho añicos, pero quedaban algunas partes pegadas en la pared, con tamaño suficiente como para que pudiera verse. No le resultó gracioso, y tampoco ridículo, sino particularmente extraño. Sabía que se suponía que riera, pero simplemente no se le antojaba la risa. Era algo raro y confuso únicamente.

Se acercó y alejó del espejo como si buscara ver algo más, pero seguía sin ser divertido.

_Bueno, supongo que al menos para ti fue divertido... -a pesar de que era una afirmación, le salió con un dejo de interrogante.

La imagen mental le hizo mucha gracia y rió divertido. "Creo que eso sería más normal, considerando cómo insisten las chicas en ponerlos bien a la vista." Bromeó. No que le molestara, pero ciertamente no sentía que ese tipo de chicas se merecieran su respeto, lo mismo que cierto tipo de muchachos. En algunas cosas era muy derecho y así como se mataba estudiando, le molestaba por ejemplo la gente que se copiaba en los exámenes porque no lo consideraba justo.

La guió hasta el baño y se quedó observando el reflejo de Giselle en el espejo roto por encima del hombro de ella. Ante su pregunta, torció la cabeza a un lado y otro, en un gesto de 'ni'. "Es raro." Admitió. Entonces pareció recordar algo.

"Oh, ya que estamos aquí..." Metió una mano en un bolsillo y sacó algo que en la poca luz de la casa solo se vio como unos jirones negros y se lo ofreció a ella abriendo la mano con la palma hacia arriba. "Para ti." Explicó. Sonreía de manera leve, despreocupado como siempre. "Mi hermana piensa que yo uso estas cosas." Dijo con aire casual pero su sonrisa se había tornado en jocosa. "Está totalmente loca." Cierto era que Laz tenía puestos por lo menos tres tipos de cadenas con colgantes y cruces de varios tipos, pero ninguno incluía florcitas, puntillas o cintas de raso. De cerca o a la luz, se trataba de esto.