Practicando

Laz también rió. "¡Y yo que pensé que era un emisario del demonio enviado a la tierra para espantar viejitas!"

Giró el rostro hacia ella al sentir la presión en su brazo. "No es nada." Dijo demasiado seriamente, como si lo hubiera intimidado el contacto físico. Se había sorprendido bastante como para fijarse en la timidez de ella.

Miró hacia abajo, a los pies de ella, como para comprobar que no se hubiera torcido nada. "¿Control de daños?"

_Tengo buenas posibilidades de sobrevivir, como cualquier Ente De La Divinidad -bromeó, incómoda, intentando que el momento vergonzoso quedara atrás-. ¿Te hice daño?

Sonrió y rio de manera nasal por el comentario, haciendo él también su mejor esfuerzo por olvidarse del momento incómodo.

La pregunta de ella le robó una risa sincera y muy espontánea, que lo sacó totalmente de tema. "¡Qué amor!" Volvió a reír. Le había parecido un comentario muy inocente y simpático. "No, no me hiciste daño." Le aseguró. "No seré un oso imponente, pero hace falta bastante más que eso para hacerme daño. Te lo aseguro." La miró un momento, con una sonrisa divertida todavía en los labios. Luego apartó la vista.

"Me refería a que no te hubieras torcido el tobillo." Explicó ya más serio.

Se alegró de que estuviera oscuro, porque el calor en su rostro le anunciaba que seguramente se había sonrojado. No dijo nada más, y continuó caminando con mucho cuidado. Mirando a Laz fugazmente, como si necesitara asegurarse de que él aún caminaba a su lado.

El prolongado silencio que siguió lo hizo sentirse inseguro. Se preguntó si habría dicho algo que la hubiera ofendido. Tal vez ella pensara que se había reído de su persona o algo así. Tenía apariencia de ser hipersensible. Al menos, es la sensación que le había quedado después del tema de la música muggle y de muggles.

"Tomo eso por un no." Dijo para romper el silencio. Lo estaba poniendo muy nervioso y se mortificaba pensando que cabía la posibilidad de que hubiera arruinado la buena tarde que habían pasado riéndose de ella.

_Disculpa, olvidé responder -se apresuró a decir.

Se sentía algo torpe e infantil. Había salido mucho de sí misma esa tarde, y con un completo extraño. Ella, tan fría, tan lógica, tan racionalista... y allí estaba, como una niña asustada e incómoda por un simple tropezón. Sus escasas cualidades sociales no la estaban ayudando a disipar el momento incómodo, y las gotas estaban cayendo con más frecuencia.

_Estoy bien, yo, eh... mi tobillo está bien.

Recién al escuchar esas palabras se quedó más tranquilo. Ser parnaóico no era su costumbre, pero le había llevado muchos años encontrar a alguien en el castillo que tuviera los mismos gustos que él en cuanto a música y vestimenta. No quería meter la pata justo ahora y para peor se trataba de una chica. El señorito que se mandaba la parte no tenía la más mínima idea de qué hacer con una de ésas o cómo tratarlas y sus compañeras más cercanas siempre terminaban molestas con él por alguna u otra cosa que decía.

Asintió pero no encontró nada para decir, así que caminó en un silencio incómodo por algún tiempo. "¿Hablas inglés?" Preguntó de repente. "¿O llevas uno de esos anillos de idiomas como los chicos de Durmstrang?" Le preguntó con curiosidad. Era una pregunta inocente que daba lugar a una conversación en un tema seguro. No podía pedir más.

_Hablo inglés -respondió-. Mis padres juzgaron necesario que se me eduque en varias áreas que creyeron que me serían útiles. Una de ellas fue el aprendizaje de idiomas. Pero el inglés es el que mejor se me da. También aprendí violín, piano, algo de clavicordio, costura, cocina, dibujo, canto y bueno, luego lo que se aprende en todos los colegios -comentó al pasar.

Sus padres, conservadores y estrictos, la habían educado a la antigua, como a una excelente ama de casa y futura esposa y madre. Tanta presión en una dirección, habían resultado drásticamente en una hija liberal, le pensamientos poco dogmáticos, que se escapaba para ir a recitales y beber en bares prohibidos para menores.

Giró el rostro hacia ella para escucharla con más atención ahora que volvían a pisar terreno firme en cuanto a la conversación. Se mostró cada vez más sorprendido al enterarse de la cantidad de talentos y habilidades que tenía. Conocía a varias jovencitas educadas a la antigua como ella, pero enumeradas así, sus virtudes parecían una montaña de capacidades que costaba igualar. Ni siquiera lo intentó porque él era un hijo de muggles común y corriente, con nada de lo que enorgullecerse más allá del hecho fortuito de poder hacer magia y su gusto poco habitual en los ámbitos de la música y la vestimenta.

"Whoa. Eso es un montón." Dijo con seriedad, a pesar de su visible asombro. Le había tomado un par de segundos de más el reaccionar a contestar, pero la manera en que ella había armado la frase le había dicho mucho más que las palabras mismas. Había transmitido cómo se sentía al respecto. "Me imagino que no debe haber sido una infancia fácil con todas esas clases." Opinó.

((Me fui a dormir. Que descances.))

((Jaja, justo estaba pensando que hacía un posteo más y me iba a dormir =P Que descanses! Ah, y felices 3 páginas! XD))

Giselle se sorprendió mucho de que él dijera eso. La mayoría de las personas tendía a pensar que era simplemente una presumida, y no veían el trasfondo de lo mucho que ella hubiera preferido estar a fuera jugando a las escondidas, o simplemente paseando, que estar encerrada en su casa instruyéndose para un futuro. ¿Cómo sus padres podían esperar ahora que Giselle supiera entablar relaciones sociales, después de años de tenerla encerrada como monja de clausura? Lazarus era el único que se había percatado de eso. Se sintió comprendida. Se sintió suficientemente cómoda como para expresar lo que sentía, y con profunda tristeza, comentó:

_Me levantaba a las cinco de la mañana para mis clases comunes, con una institutriz de matemáticas, literatura, historia, biología, filosofía, en fin... ese tipo de cosas. Comía a las doce, y por la tarde según el día tenía las otras actividades. A las seis de la tarde estaba tan exhausta, que solo tenía alma para acostarme a escuchar música.

Hubiera agregado que no tenía amigos, hubiera dicho que se había sentido muy sola, pero le pareció demasiado. Decidió callar y aguardar algún comentario de parte de él.

((Buen timing entonces. Gracias! Felices 3 páginas para vos también!))

Laz intentó no mostrarse muy sorprendido por los horarios tan poco comunes que ella le describía. El solo pensar en llevar ese tipo de vida, incluso hoy en día, le resultaba repulsivo y creía que iba en contra de la esencia misma de se un niño.

Él también calló un momento, pensando en toda la situación de ella, que la verdad le había causado cierta tristeza y le había dado pena por ella. "Bueno... parece que tienes muchas cosas divertidas con las que ponerte al día." Opinó. Parecía pensar que era algo bueno por la entonación que le había dado a la frase.

"Creo que ya es momento de que empieces tu verdadera educación." La miró con una sonrisa optimista. "Siempre es mejor tarde que nunca." Dijo con complicidad. En su mente, pasaron como flashback todos los mejores momentos que un niño no se puede perder al crecer y los fue organizando.

Se quedó pasmada. Había demasiadas maneras de interpretar eso, y todas acudieron a su cabeza al mismo tiempo.

_¿Tienes... algo en mente? -fue lo único que pudo preguntar.

A Laz le tomó un momento más que a ella el darse cuenta de que había sido ambiguo en una manera que no necesariamente lo dejaba bien parado. Se puso incómodo de repente, pero decidió mantenerse fiel a su plan original.

"Patinar sobre hielo cuando el lago se congela, trepar a los árboles, volar una cometa, hacer una regata de barcos de madera..." Enumeró. Tenía la vista al frente. "¿Alguna vez hiciste algo de eso?"

Giselle negó con la cabeza. Le hubiera gustado al menos decir que había visto esas cosas por televisión. Pero no. Sólo había leído de ellas en libros.

_Pero dejemos lo de patinar sobre el lago para otra vida, por favor. En esta nací muy poco deportista -confesó. Iba a decir "coordinada", pero lo cierto es que para tocar instrumentos musicales tenía buena coordinación. Su problema era con el resto de las cosas que requirieran coordinación.

Le sonrió. "Entonces vas a tener que tener un cronograma bien ocupado. No es bueno atrasarse en los estudios. Ya perdiste suficiente tiempo." Bromeó con seriedad fingida.

Rió un poco. "De eso ni hablar. Es una de las mejores cosas de la vida." Opinó de buen humor. Se alegró de que el momento incómodo hubiera pasado.

_No, de las mejores cosas de la vida es comer chocolate. Resbalar y caer sobre hielo, no es exactamente mi perspectiva de "mejor" -continuó su broma.

Estaban ya un poco más cerca del castillo, pasando cerca del lago. La llovizna se había hecho un poco más fuerte y fría con la ayuda del viento que se había levantado.

_Cuando digo que no soy deportista no exagero. Es de verdad.

Sonrió ante la idea de chocolate. Esperaba que en el gran salón hubiera algo muy empalagoso disponible cuando llegaran. Si es que llegaban a tiempo. "Sí. El chocolate también." Concordó.

"No me digas que piensas perderte lo que bien podría ser la nueva pasión de tu vida por miedo a caerte en el hielo." La molestó amistosamente, de esa manera en que los muchachos suelen hacerlo.

"Vas a tener que probármelo, porque no te creo." Seguía conversando medio en broma, de buen humor.

_¡No es miedo! -refunfuño- Es desagrado -corrigió.

Miró el lago, lejos de las luces todo se veía muy tenebroso. No, no le gustaba la idea, pero Laz sonaba tan convincente que sabía que de algún modo no tenía otra alternativa. Desvió la vista y se concentró en el camino hacia el castillo. Tenía hambre. Recordó que en el bolsillo de la túnica siempre tenía golosinas.

Metió las manos y buscó: caramelos, chicles, turrón... y chocolate.

_¡SI! -festejó- ¿Quieres?

Rió de manera solapada. "Sí, sí. Seguro." La molestó un poco más, de manera amistosa.

"Depende... ¿Tienen droga?" Se largó a reír apenas terminar de decir eso.

_Estos no -y rió. Con la mano que tenía en el bolsillo palpó el atado de cigarrillos. No, no lo sacaría-. Pero tengo happy cake en mi otra túnica -añadió irónica. Partió a la mitad el chocolate y le dio un pedazo. Si comía en ese momento, no necesitaría ir a cenar a la mesa de Ravenclaw. Eso era una buena noticia, porque no le gustaba mucho la hora de la cena.

((Justo eso quería poner en el post anterior y me distrajeron y se me pasó por alto.))

Rió mientras la veía partir el chocolate y demás. "Gracias." Dijo con una sonrisa. Mordió un pedacito del chocolate y lo paladeó. "Hmm... está bueno. Estaba totalmente de humor para chocolate." Admitió. "Ahora que se pudran los postres de los elfos." Dijo de buen humor.

Sintió que la garúa comenzaba a traspasar un poco su ropa, pero no tenía frío todavía. Nada más era muy consciente de estar húmedo. "Me gusta la lluvia." Pensó en voz alta. "Aunque hace destrozos con el maquillaje." Bromeó.

Se quitó la túnica. Ahora que estaba mojada y comenzaba a pesar se volvía incómoda. Ya casi llegaban al castillo, y supuso que podría resistir la brisa fría mejor de lo que toleraba la ropa mojada.

_Que destroce lo que armaste no quiere decir que no pueda venir algo mejor que no te esperabas -dijo seria nuevamente-. Una vez se me mojó el pelo con agua de lluvia y se me enruló todo. Yo no sabía que tenía rulos, pero me gustaron.

Enarcó una ceja por las estupideces que le vinieron a la cabeza, pero al ver que se había detenido en la túnica solamente, volvió a mirar al frente.

El comentario le robó una sonrisa. Se imaginó una de esas fotos artísticas que a él tanto le gustaban donde la muchacha toda acorsetada en un vestido de época de colores oscuros parecía llorar en un cementerio bajo la lluvia cuando en realidad sólo se trataba del maquillaje corrido. Había una imagen en particular que le venía a la mente, al menos hasta que se hizo una pintura mental de lo que Giselle acababa de describir. "¿Rulos? No puedo imaginarlo." La miró como si eso fuera a resolver el problema. "Supongo que lo averiguaré pronto." Pensó en voz alta. "Está lloviendo más fuerte." Claro que el castillo también estaba cerca.

Miró las puntas de su cabello, y efectivamente estaban comenzando a ondularse. Estaba ya bastante mojada. Tomó parte de la camisa del uniforme con la punta de los dedos, y tiró un poco para despegársela de la piel.

_¿Tu no tienes ninguna rareza?

La espió de reojo, tragó saliva y volvió a mirar al frente. Agradeció mentalmente la distracción de su pregunta y rió un poco por ésta.

"Yo soy una rareza, Selle. No te molesta que te diga Selle. ¿Verdad?" Para ser justo, se tomó el tiempo de pensar en él mismo, intentando encontrar una respuesta sincera dado que ella había contado algo de su persona. Salvo su gusto por la música y la vestimenta que eran tan particulares, no estaba seguro de tener muchas otras rarezas.

"Rarezas... Rarezas..." Murmuró pensativo. "¿Algo así como otro par de brazos o branquias?" Bromeó. "No sé. No se me ocurre nada, pero te lo debo. Cuando me acuerde. ¿Si?" Prometió.

_¡Seguro es algo en tus genitales! -aventuró en broma-. Recién me miraste de reojo y te pusiste tieso. Estás incómodo con la pregunta, y los hombres se ponen así cuando es algo relacionado con su virilidad -bromeó nuevamente. Sabía que lo más probable era que él no tuviera nada, pero era un modo de hacerle saber que estaba notando los cambios en su actitud. De esta manera le daba la posibilidad de explicarse, justificarse u ocultarlo mejor.

Más allá de los constantes análisis que no podía dejar de lado, estaba muy divertida. No recordaba haberse sentido tan cómoda con alguien antes. Mucho menos, un chico. Le dio cierta melancolía empujar la puerta del castillo y entrar. Su tarde de rarezas compartidas estaba llegando a su fin.

La broma lo hizo reír por lo totalmente descolgada que le había parecido hasta que llegó la explicación. Entonces volvió a ponerse incómodo a pesar suyo, aunque hizo un esfuerzo moderado por no parecerlo. Terminó de comer el chocolate que tenía en la boca antes de responder "O con camisas blancas mojadas." La informó lo más casualmente que pudo. Tenía la vista al frente dado que ella estaba hablando del elefante en la habitación con bastante libertad. Eso lo ponía más incómodo. Varios de sus amigos y conocidos muggle eran góticos pero ninguno era una chica.

Laz intentó pensar en alguna excusa válida para no tener que ir a matarse de embole a la sala común con el resto de sus aburridos compañeros, pero no se le ocurrió nada. En el hall de entrada, se detuvo un momento frente a los relojes de las casas para ver cómo iba la competencia y suspiró con una mueca de desagrado. Se volteó hacia ella. Su sala común quedaba apenas unos pasos después de las escaleras que tenía a la derecha. No tenía muchas opciones.

"Gracias por el chocolate y la música." Le dijo con una sonrisa. Estaba algo tenso, no era bueno con las presentaciones ni las despedidas. Especialmente éstas. Las detestaba. Señaló con un movimiento de cabeza la arcada cuyas escaleras posteriores daban a las mazmorras.

Cuando él hizo el comentario sobre las camisas, ella comprendió rápidamente. Puso su pesada cortina de cabello negro hacia adelante, para cubrirse gran parte del pecho. El corazón se le aceleró bastante, y las manos le temblaban un poco. Eso no le preocupó. Si él decía algo, ella podía culpar al frío.

Cuando llegaron a los relojes ella entendió que definitivamente la tarde había llegado a su fin. Que iría a su cuarto, se pondría ropa de dormir seca (en su caso un pantalón gastado y una camiseta de Quidditch de su hermano) y se acostaría en la cama a leer un libro al que no le prestaría atención, por estar recapitulando las conversaciones de esa tarde.

_De nada -le respondió simplemente-, y... adiós.

Hizo un esfuerzo por contener la risa. Lo logró a medias: fue bastante discreto cuando la hubiera estallado. Al menos eso los ponía a mano. De haber tenido más confianza, la hubiera acusado de aguafiestas.

Usó toda su inteligencia por exprimir su cerebro para que le diera una excusa de poder pasar más tiempo con ella, pero no la encontró. "Adiós." Se despidió.

Giró sobre sus talones y se marchó escaleras abajo, hacia las mazmorras donde la entrada a las antiguas bodegas daba paso a la sala común de su casa.

((Doy el thread por cerrado.))

((Sí, es el mejor cierre, a mi también me daba que se iban a despedir y ya! Fue divertido))