Practicando

Compartió la risa de él, pero luego muy seriamente, agregó:

_Oh, sería ganarme un postre sin casi esfuerzo... ya lo hice una vez. La señora no me respondió, simplemente se alejó aún mirándome como si creyera que al darse vuelta yo le saltaría encima o algo. Hay veces que no recuerdo cómo me atreví a hablarle así a la pobre señora. Luego recuerdo que estaba ebria y todo tiene sentido.

Después de eso sonrió nuevamente, con el goce te revivir recuerdos agradables. Pero repentinamente su sonrisa se apagó. Esa noche había estado con unos chicos que conoció en el recital. Como no tenía amigos, no tenía nadie cerca que recordara las cosas junto con ella. Tal vez por eso tenía tan buena memoria. Se puso algo sombría al pensar en eso, pero trató de disimularlo. No quería arruinar un momento en el que por fin se estaba entendiendo con alguien sin necesidad de censurar sus palabras u opiniones.

((No sé si todavía se estila, pero: Felices dos páginas.))

"Mejor para tí." Opinó. Rió otro poco por la historia que ella contaba. La observaba entre divertido e incrédulo, como si no entendiera de qué planeta había salido. No había chicas tan divertidas en el mundo mágico. No las fabricaban. Él lo sabía. Las había buscado. "Yo hubiera apostado por la adrenalina de estar saltando con un montón de gente eufórica, pero no niego que el alcohol pueda tener que ver también." Bromeó con complicidad.

Notó un cierto cambio en el ánimo de ella y temió que quisiera marcharse. No es que la fuera a atar al árbol, pero le daba no sé qué ahora que había encontrado alguien con quien poder hablar de las cosas que le gustaban sin empezar un acalorado debate. "Por cierto, soy Lazarus. Lazarus Jones." Le extendió la mano.

Estrechó la mano, en silencio, en un principio. Presentarse nunca había resultado un problema. A temprana edad había decidido que no aceptaría el nombre que sus padres le dieron y que se llamaría "Giselle" a pensar de que sus documentos dijeron otra cosa. Ante todos, se presentaba de esa manera. Pero en este caso, le daba cierta culpabilidad no ser honesta cuando ambos parecían estar siéndolo. Después pensó que no era una mentira grave, era un rasgo de su personalidad.

Optó por un punto medio:

_Me dicen "Giselle" -y le sonrió.

"Un gusto, Giselle." Le devolvió la sonrisa y después le soltó la mano. "No hay mucha gente..." se miró las ropas un segundo, buscando la palabra justa. "...del palo en el castillo." No lo dijo en ningún sentido en particular, sólo describía un hecho. "Siempre pensé que un día me iban a echar a patadas... ahora parece que impongo tendencias." Bromeó porque había aparecido ella después de varios años.

Al terminar un tema y empezar otro, recordó de repente que había música de fondo. Se había olvidado un poco con la conversación sobre aterrorizar ancianas. "Nemo..." musitó para sí. "Le puse a mi gato Nemo pero nadie lo entiende." Comentó aunque no viniera para nada a colación ni una cosa ni la otra.

Le molestó el primer comentario. Ella no seguía tendencias, no copiaba a nadie. Le apreció innecesariamente jactancioso que el se atribuyera mérito de su modo de ser. Le preocupó un poco que el pensara que realmente. en algún rincón de su mente, que era el responsable. Ladeó la cabeza y no dijo nada al respecto. Después de todo, había sido un chiste. Le sonrió con aprehensión.

_Yo solía decir que la meta de mi vida era encontrar a Nemo. Tuve que dejar de decir eso cuando salió la película muggle.

Laz y sus comentarios solían tener ese efecto en la gente, tanto cuando hablaba en serio como cuando lo hacía en broma. A esas alturas ya no se espantaba de las reacciones que obtenía. No entendió del todo la expresión de ella pero le resultó levemente graciosa y sonrió con una risa nasal.

Rió por el comentario. "Yo lo sigo buscando... el desgraciado se me escapa cada dos por tres." Dijo medio en broma, medio en serio. "¿Tienes mascota?" Preguntó por curiosidad.

Negó con la cabeza.

_Tengo un problema con eso. Porque me gusta la compañía de una mascota, pero no el hecho de que un ser viviente dependa de mis cuidados. Con lo cual... lo mío son las mascotas ajenas. Yo juego con ella y tu la cuidas.

Sabía que estaba sonando irresponsable, pero en realidad era inseguridad. No quería llegar a sentir en algún momento que una posible mascota sufriera o saliera dañara por algo que ella no supo hacer, o no pudo hacer.

Rió por la nariz. "Ya puedes recibirte de padre separado." Bromeó antes de tomar el tema más en serio. "Tengo entendido que las lechuzas se cuidan solas." Dijo volviendo la vista al paisaje, más precisamente a la torre de la lechucería a lo lejos. "Nunca tuve una, pero cazan solas y se refugian donde pueden." Se encogió de hombros. "Sólo digo." Añadió para que supiera que lo decía por conversar, que no pensaba ponerse a dirigir su vida diciéndole qué hacer y qué no hacer, qué mascota comprar y demás.

"En cualquier caso, siempre puedes tomar prestado a Nemo... cuando se digna a aparecer." Laz no tenía muy buena relación con la gente de su casa y del castillo en general, así que su gato le resultaba una compañía enorme.

Estuvo de acuerdo con parte de lo que dijo, pero no solucionaba su situación.

_El tema con las lechuzas es que no son tan demostrativas como los gatos o los perros. Justamente ayer le decía a mi tía que un gato sería mi mejor opción de mascota, porque también son bastante independientes. Pero bueno, aún no me decido. Espero conocer a Nemo algún día -rió por el irónico juego de palabras-. Ese chiste no se agotará nunca.

"Entiendo." Dijo apartando la vista de la lechucería para mirarse los zapatos. Rió por el chiste. Era agradable poder escucharlo fuera de su cabeza y que no fuera por su culpa, por así decirlo. "Ya se dejará ver." Hizo una pausa porque seguía dándole vueltas al tema de la mascota en la cabeza. "Y si no, también están los medio kneazle, que son todavía más independientes que los gatos." Eso lo había recordado en un momento de la conversación incómodo para meter bocado y por eso había esperado.

_Para los Kneazle se requiere licencia, no sé si para los mestizos también. Lo que tienen es que pueden ser agresivos. No me gustaría tener una mascota que no me quiera. Es una buena idea, pero todavía no estoy decidida. Supongo que cuando lo vea, lo sabré. ¿Alguna vez te ha pasado de no saber que quieres, y cuando lo ves dices "oh, era esto lo que quería"? Yo creo que es un poco eso también.

Volvió a mirar el horizonte. Se estaba haciendo tarde y sabía que debía estar haciendo la tarea en ese mismo momento, pero no quería irse.

Asintió un par de veces. Entendía la necesidad de tener una mascota que la quisiera. Había visto a Lex ser arañada y masticada por el gato de Gipsy durante todo el rato que ésta había estado en coma y se imaginaba que de bonito no debía haber tenido nada. Menos en una mujer que las cicatrices no quedaban ni siquiera simpáticas.

Sonrió ante la pregunta de ella y bajó la mirada a los pinches de sus botas, con una exhalación que era también una especie de risa sarcástica, como si los borcegos hubieran sido los causantes de su reacción, del chiste interno. "Sí." Volvió a mirarla. "Creo que lo entiendo..." Siguió la mirada de ella hasta el horizonte y lo observó pensativo.

"Entonces puede que sea cuestión de seguir buscando hasta que aparezca la mascota perfecta." No que tuviera experiencia en mascotas, pero entendía esa necesidad de llenar un vacío espiritual y lo frustrante que podía resultar el no saber siquiera qué era lo que se estaba buscando más allá de que eso sería capaz de solucionar el dilema por completo. De repente pareció desanimado. No era un tema que lo hiciera sentirse muy esperanzado con la vida en general.

Parte del problema social de Giselle, era que se le dificultaba entender las reacciones de las personas. A menudo estas se enojaban con ella, sin dejarle siquiera pista de qué era lo que había hecho mal. Pero sí era buena entendiendo sentimientos en los ojos de las personas. Enseguida notó el desánimo de él. Su primera pregunta a realizar, hubiera sido "¿Dije algo malo?", pero por no ser egocéntrica, decidió cambiar la pregunta:

_¿Ocurre algo?

La pregunta lo sacó de su ensimismamiento. La miró de reojo y al momento siguiente giró el rostro en su dirección, con una sonrisa despreocupada, aunque aún quedaba algo de desánimo en sus ojos. "No. No pasa nada. Es hora de la cena." Dijo una cosa atrás de la otra, como si tuvieran algo que ver.

Era cierto, hacía rato debían haber regresado al castillo. Pero Giselle no tenía apuro, a pesar del hambre. La tarde entre risas y música se había terminado demasiado rápido, y había sido la primera vez desde que llegó a Hogwarts, en que se había divertido serenamente. Tenía la sensación de que si se levantaba de este tronco y regresaba al castillo, regresaría a la turbada vida de siempre en que su cerebro se volvía su mejor amigo y defensa contra todo, y al mismo tiempo, su peor enemigo. Suspiró.

_Es cierto, tal vez deberíamos regresar -comentó, muy a su pesar.

Algo muy similar le sucedía a Lazarus, que estaba convencido de que si algo rompía el momento de paz, no volvería a encontrar otro. Sobre todo considerando que le había llevado años llegar a ese.

No se mostró muy animado ante la idea de regresar, pero asintió porque sabía que era cierto. Si no querían exponerse a una sanción era la mejor idea. "O al menos llegar antes de los postres." Quedarse sin cenar no estaba del todo bueno.

Giselle había pensado que podía regresar al castillo y cenar juntos. No había ninguna regla que les prohibiera mezclarse durante la cena. Además, posiblemente nadie lo notaría. Aunque se le ocurrió pensó que no era bueno decirlo. Ya invitarlo al próximo recital que tendría, había sido más de lo que hubiera hecho por cualquier otra persona, y temía volverse tediosa si seguía demostrando interés.

Tomó la capa que había echado a un lado durante la tarde, y se arropó con ella. El sol estaba declinando y comenzaba a hacer algo de frío. No dijo nada, sólo asintió con la cabeza, y luego cantó junto con la canción de fondo:

_Come cover me with you, for the thrill till you will take me in. Come comfort me in you, young love must live twice only for us.

La espió de reojo. Al no verla hacer ningún movimiento que le diera pie a ponerse de pie, se quedó sentado contra el árbol. Por un momento pensó que había llegado la hora de irse al verla tomar la capa del suelo. Se tensó unos segundos, preparado para irse si hacía falta, hasta que ella comenzó a cantar y volvió a relajarse.

Sonrió al reconocer la canción, mas enseguida se le dilataron las pupilas y tuvo que mirar al paisaje delante de él para ocultar el leve color que había tomado su rostro. Se aclaró la garganta de manera inconsciente. De haber considerado que tenía voz para cantar, lo hubiera hecho, pero nunca lo había intentado en serio como para poder evaluarse y ciertamente no quería hacer el ridículo en ese momento en particular.

"¿Cómo es que no estás en una banda con esa voz?" No pudo evitar preguntarle cuando terminó de cantar. Al menos había tenido tiempo para reponerse de la turbación que le habían generado las ideas repentinas en su cabeza.

Se echó a reír sin previo aviso. La idea de ella misma sobre un escenario le resultaba completamente irrisoria.

_¡Vamos! ¿Crees que tengo perfil? No lo creo... me daría un ataque de pánico de sólo subirme a un escenario en un ensayo... -rió nuevamente ante la idea.

La observó con seriedad durante algunos segundos, pero al final las comisuras de sus labios lo traicionaron con un esbozo de sonrisa.

"Lo creo." Volvió a ponerse serio enseguida, como si tratara un tema importante. "Creo que si no te estuvieras condicionando desde ahora diciendo que te dará un ataque de pánico podrías hacerlo sin problema." Opinó seriamente. "Esta es una de esas... ¿cómo se llaman? profecías auto-cumplidas."

Se puso seria por contagio. En realidad nunca se había planteado estar en un banda. Era parte de su realidad de no-tener-amigos. Todo lo hacía sola. Tocar el violín, leer, cantar, estudiar, salir. ¿Dónde conocería personalmente a miembros de bandas? Bueno, tras bambalinas lo había hecho innumerables veces, pero no se había sentido cómoda como para cantar. Lo cual hacía muy difícil que alguien la invitara a formar parte de su grupo.

Por otro lado, tampoco se le había despertado el interés en hacerlo. Por eso tampoco había intentado audicionar. Su vida era muy quieta y monótona en ese sentido.

_Es posible. Más allá de eso, nunca me lo he planteado. Por eso tampoco he evaluado mis posibilidades. Es como si yo ahora te preguntara si dejarías tu vida para huir conmigo a un lugar muy lejano. Es imposible que lo sepas, porque no me conocías hasta hace un rato y no has tenido tiempo de pensar en eso.

Sonrió cuando ella le dio la razón aunque fuera de forma parcial. Era un pequeño triunfo sobre la timidez, rasgo que en general intentaba erradicar de la faz de la tierra aunque fuera algo hipócrita de su parte.

Pestañeó perplejo y se la quedó mirando confundido. No entendía si estaba intentando justificar su modo de pensar o solo le tomaba el pelo. Finalmente se rió. Era mejor que ponerse incómodo. "Creo que estás subestimando la monotonía de mi entorno." Dijo como parte de la misma broma.

"Pero volviendo al tema. No sirve de nada teorizar, justificarse." Hablaba medio en serio, medio en broma. "Tendrías que estar en una banda. Estás desperdiciando talento y hay tanto músico en el colegio..." Era un planteo algo egoísta de su parte. Quería una excusa oficial para poder oírla cantar, pero era preferible hacer el payaso y hablar en broma.

Giselle se ensombreció.

_Cuando te haces conocido, o popular por algo... sea talento, capacidad, belleza, habilidad, o lo que sea, todo cambia. Comienzas a tener la presión de determinada reputación. Hay errores que ya no puedes cometer. En cierta manera, comienza a ejercerse cierta presión. Yo cantaría en una banda por recreación... pero no busco, pretendo o necesito un juicio externo. Bastante tengo con que el ya existe, que por suerte no es mucho.

Laz notó que para variar, sus bromas tenían un efecto poco hilarante en la gente. Nada a lo que no estuviera ya acostumbrado. Se lo tomó con humor.

Sonrió. "Yo dije que deberías cantar en una banda, no que aspiraras al doble platino." Bromeó dándole un pequeño empujón en el hombro con el suyo propio, como para que se relajara un poco y dejara de tomarse todo tan en serio.

_Si conoces una banda que no aspire al doble platino y no le guste tocar en público pero que necesite una cantante, dímelo. Y cantaré sin bacilar.

Se rió con ganas. "Touchée."

Entonces se acordó de algo. "En realidad, conozco una. ¡Pero cantan en japonés!" Todavía sonaba divertido, pero lo decía en serio. "Mi amiga Lex se acaba de postular para baterista. ¡No entiende un corno! Pero dudo que sea tu tipo de música. Nada más me vino a la cabeza." Se preguntó si lo dejarían ver un ensayo para divertirse un rato.

"Hablando de bandas... Escuché que la profe de Transfi tiene una banda de jazz. ¿Lo puedes creer?" Preguntó sorprendido. La jefa de casa de Gryffindor parecía tan rígida que no se la imaginaba cantando música sensual en un vestido ajustado.

Su primera respuesta fue una canción:

_Zankokuna tenshi no youni shounen yo shinwa ni nare... -rió-. Me resulta raro que esa señora cante Jazz... lo del vestido, bueno, tampoco es que hace poledance... No digo que no sea feo de ver, pero tampoco es trágico. Supongo. En realidad no puedo opinar si no lo he visto.

Enarcó una ceja y cuando más o menos entendió el mensaje indirecto se rió. "Bueno, parece que sí es tu tipo de música... o tal vez me estabas insultando. No lo sabré nunca." Dijo con una sonrisa.

"No, pero es una imagen mental cuando menos interesante." Bromeó. La verdad que era un cuelgue imaginarse a Campbell medio en bolas en un escenario cuando parecía la princesa de las mojigatas. Había varias candidatas a reina en su cabeza. "No es la faceta que uno habitualmente ve de sus profesores." Pensó en voz alta.

((Ya me están pinchando para que deje la pc. Gomen. Hasta mañana.))

((No problem! La seguimos otro día))

_Oh, suele pasar con los profesores. Uno siente siempre que cuando termina la clase se disuelven en el aire, y se materializan nuevamente en la clase siguiente. Pero teniendo una tía profesora, me desestructuré en ese sentido... ya no me sorprende tanto.

Miró instintivamente la hora, estaban lejos del castillo. Si querían llegar al postre, tenían que empezar a caminar de inmediato. No le avisó verbalmente, pero se levanto y se acomodó la ropa dispuesta a marcharse.

Asintió con una sonrisa leve. "No sé si a ese extremo, pero más o menos." Le dio la razón.

Reprimió un suspiro de frustración cuando ella miró la hora y también se puso de pie y se sacudió la tierra de los pantalones con la intención de regresar al castillo. No tenía ni la menor gana de volver al colegio, pero sabía que era la mejor opción.

Sin la protección del árbol sintió que se estaba levantando viento y miró instintivamente al cielo. "Parece que va a llover esta noche."

Se sintió algo tonta de haberse puesto de pie y no empezar a caminar. Estaba siendo demasiado obvia en su deseo de permanecer allí. Se acomodó la capa, juntó su mochila, y comenzó a caminar, con gran lentitud, mientras le respondía:

_Adoro lo lluvia. Y si es tormenta, aún mejor.

Miró al cielo un momento más antes de seguirla, amoldando su paso al de ella. Por lo general, cuando caminaba solo aceleraba a fondo y a los demás se les hacía difícil seguir su paso.

"Desde la torre debe verse imponente." Dijo pensativo. Se estaba imaginando lo que debía ser dormir con una vista similar a la que tenían en la clase de Astronomía en lugar de las ventanas "de mentira" que tenían ellos en los dormitorios, iguales a las del Ministerio de la Magia. El único lugar en la sala común de Hufflepuff que tenía ventanas reales era la sala de estar y éstas daban a un lugar tan poco creativo como la planta baja... al otro lado del precipicio.

"La mayoría de nuestras ventanas son de mentira." Explicó.

_¿Ventanas de mentira? -se asombró ella, debía ser horrible saber que no eran reales-. Nunca había escuchado nada parecido.

Le costaba un poco caminar, el cielo ya estaba oscuro, y la parte de los terrenos en la que se encontraban era un poco irregular. Giselle caminaba mirando el piso para no tropezar. Concentrada en eso estaba cuando una gota fría y grande le cayó en la cabeza.

_Me acaba de caer una gota, en cualquier momento, se largará la lluvia.

Su sonrisa se torció para un lado. "Sí. Como las del ministerio. Se ven totalmente reales, pero es sólo una ilusión para evitar la claustrofobia en aquellos confinados a los niveles subterráneos durante muchas horas." Explicó con cierto disgusto. "Las únicas reales son las de la sala común. Dan al precipicio." Claramente no aprobaba la elección arquitectónica tomada al diseñar la sala común de su casa.

Volvió a mirar para arriba y pestañeó cuando otra gota le cayó en el ojo. Bajó la cara y observó el castillo en la distancia. "Tampoco vamos a derretirnos." Bromeó. Se refería a la antigua creencia de que las brujas y los magos se derretían al contacto con el agua.

_Tú, que eres un simple mortal -rió ella, recapitulando su broma anterior.

En un intento de esquivar un pozo, trastabilló y tuvo que tomar el brazo de Laz para no caer. Inmediatamente se soltó y tímidamente dijo:

_¡Lo siento!