Regresando al castillo por la mañana

Del se había escapado del castillo la tarde anterior. Se había vestido con sus ropas 'de civil', se había desilusionado y se había escabullido por uno de los pasadizos que salían del castillo para llegar a Hogsmeade. De ahí había tomado el autobús noctámbulo a Londres y había pasado la noche en la casa de Agatha Horton, quien lo había apparado en Hogsmeade media hora antes después de una noche bastante inusual y única para él.

Tal vez por eso caminaba en dirección contraria a todo el mundo, llegando a la sala común ya vestido cuando todo el mundo se vestía para salir de ésta en dirección al comedor. Vestía una camisa de corderoy gris claro bajo un sweater gris oscuro y un pantalón negro de vestir. Tenía el cabello aún algo húmedo y peinado hacia atrás a excepción de un mechón rebelde, pero por sobre todas las cosas, tenía la sonrisa más grande del universo plasmada en la cara a prueba de cualquier cosa y entró a la sala común como si hubiera tenido el mejor día de su vida.

Había mil cosas que tenía que hacer, pero no tenía ni ganas de ponerse a estudiar ni a ocuparse de ninguna de ellas, así que simplemente se dirigió a uno de los sofás de dos cuerpos y se tiró ahí con los pies fuera del mismo a revivir en su cabeza la noche anterior con los ojos cerrados.

Rose no había dormido bien la noche anterior. Se había acostado temprano y había estado soñando con lobalubs anunciando la muerte de su padre y cosas por el estilo, y había terminado por levantarse nuevamente cuando aún quedaban alumnos en la sala común. Se había sentado a leer un libro y después había terminado por quedarse medio dormida en el sofá.

Esa mañana, se había ido a desyunar bien temprano y había vuelto a la sala común a echarse otra siestita y se estaba despertando justo cuando vio entrar a Ed. Lo observó con curiosidad. Estaba de civil, particularmente arreglado y tenía cara de haberlo pasado mejor que en toda su vida. Frunció el ceño. Acaso tenía una novia en otra casa con la que se hubiera ido a ver a escondidas y recién llegaba? Era extraño. Si ella hubiera tenido que apostar, al igual que el resto del mundo, hubiera sospechado de Kat antes que nadie más, pero ahora que ella estaba claramente con alguien más, esa posibilidad era descartable.

Después de un rato de reflexión, decidió acercarse a hablarle y se le paró al lado envuelta en una gruesa manta hecha con cachitos de crochet de diferentes colores. "Hello" Le dijo lo más inocentemente que pudo.

En el mismo segundo en que escuchó la voz de ella la reconoció y se le desinfló la sonrisa de la cara. Le molestaba ser traído de vuelta al mundo real cuando había estado aún sumido en un mundo mágico. Pun intended. Después de cambiar la expresión a una de frustración, abrió los ojos como quien pregunta 'qué querés para venir a interrumpirme cuando la estaba pasando bárbaro?'.

"Alo." Le respondió intentando sonar no animado, pero por lo menos tampoco furioso de haber sido interrumpido en su daydreaming, como hubiera sido su instinto natural. "Can I help you?" Le preguntó de buena manera, aunque levemente tenso, intentando ser cortés y que a la vez tomara la indirecta de que quería ser dejado solo.

Notó la manera mala onda en que él la había saludado y eso la frustró un poco. La hizo fruncir levemente el ceño y mostrarse algo decepcionada pero cambió la cara enseguida por una más neutra, intentando mantener el buen humor. Claro que la pregunta de él la había descolocado lo suficiente conversacionalmente hablando como para no saber qué responder.

"What are you now? Un empleado de atención al cliente?" Preguntó con tono de broma, porque era lo único que se le había ocurrido con una respuesta tan mala onda y no quería rendirse a no tener la respuesta a su pregunta. Cuando tenía un ataque de curiosidad la quería satisfecha.

Él también notó la frustración, cuyos signos a esas alturas de la vida (o de pasar tiempo con Agatha) conocía tan bien, pero la verdad no podía importarle menos. Si se frustraba se iría antes y lo dejaría volver a su mundo de pedos rosas de colores.

Sin embargo, el comentario de ella le hizo gracia y le robó cierta risa nasal, desestabilizándolo a él también en cuanto a no saber qué corno responderle a eso, aunque no se le notó, porque seguía sonriendo divertido, como si tuviera la situación bajo control. En otras palabras, en ese momento parecía un pendejo creído insoportable más, de esos que sienten que se compraron el colegio y pueden hacer lo que quieran con quien quieran, porque son dueños y señores del mundo.

"No, en serio. Necesitás algo? Porque la siestita estaba piola..." Dijo de la mejor manera posible, aún sonriendo de manera bastante engreída y como si se creyera superior, algo muy poco común en él.

Sonrió de manera conforme con ella misma cuando consiguió que se riera cuando antes se había mostrado bastante poco amigable.

"Y después soy yo la que no tiene tacto..." Le respondió medio con mala cara cuando él le dijo eso, aunque no estaba enojada, simplemente molesta. "Fine. I'll go to the point." Anunció y, sin que la invitaran, se sentó en el sofá donde él estaba tirado, a la altura de la cintura de Del, en el cuerpo del medio del sillón, todavía envuelta en la frazada de colores.

"Llegaste a cualquier hora, estás bien vestido y te morís de sueño." Describió de manera acusatoria, como si se creyera superior por saber algo que los demás no sabían, aunque en realidad el caso fuera que a los demás realmente no les podía importar menos. "Quiero saber dónde estabas." Dijo en respuesta a la pregunta inicial de él sobre qué necesitaba.

Le molestó un poco que se creyera tanta cosa por haberlo hecho reír, pero después de todo, estaba totalmente fuera de lo que él era normalmente ese día y nada le caía del modo habitual, para un lado o para el otro.

Sonrió de lado pero no dijo nada. Pensó que simplemente lo había hecho de manera deliberada para pagarle con la misma moneda, pero aunque siempre hablaba mucho, en ese momento le dio fiaca responderle con la verdad. Que pensara lo que quisiera.

Cuando se le sentó al lado volvió a ponerle cara de traste, porque por un lado lo ponía incómodo y por otro no quería que se pusiera tan cómoda cuando él quería seguir soñando despierto con lugares mejores. Se incorporó en seguida y se acomodó en el rincón del -puto- sillón de mal humor, dejándole el cuerpo del medio a ella y ocupando el que estaba junto al apoyabrazos con las piernas cruzadas como los indios. Claramente le hinchó las bolas tener que hacer eso, pero no se sentía con ánimo de discutir, porque no quería arruinar el buen humor con que había vuelto al castillo. -Debí haberme tirado en mi cama.- Pensó lamentando que por evitar los comentarios de sus compañeros se tuviera que comer los de ella. En este momento, paseando la vista por la sala común en busca de alguien que pudiera salvarlo de esa conversación, encontró a James, sentado no muy lejos de ellos y mirándolo con cara de pocos amigos. Eso le dio una idea que se dispuso a poner en práctica cuanto antes, sin saber si iba a funcionar o no.

"Y?" Le preguntó medio de mal modo cuando ella terminó su descripción, todavía dándole actitud de quien se compró el colegio. Le importaba tres cuernos lo que ella pensara y lo único que no necesitaba es que le viniera a dirigir la vida. "Y yo quiero un millón de dólares, una isla desierta y media docena de elfos domésticos, pero qué se le va a hacer?" Le respondió encogiéndose de hombros. "No se puede tener todo en la vida, Ro." Respondió como si realmente se estuviera lamentando de algo en serio que lo hubiera llevado a pensar que 'no se puede tener todo en la vida'.

"Si me vas a delatar por estar fuera de la sala común después de hora, hazlo. Ser prefecto no importa y te juro que re valió la pena." Dijo todavía sonando como un creído insoportable. Espió a James por el rabillo del ojo y como no parecía a punto de interferir con su maltrato y había conseguido llegar al punto de la conversación en que podía mandarse a mudar, decidió que en todo caso la ayudaría a volver con el gil ese cuando estuviera más de humor para intentar algo más drástico en su presencia que los pusiera a hablarse de nuevo. De momento, se paró y se fue a su dormitorio sin decir nada más.

Se dio cuenta enseguida de la indirecta de que ahí no era deseada, de que aparentemente el hecho de que de repente volviera a hablarle después de dos años (para insultarle el nuevo look cabe aclarar) no quería decir nada de parte de él, que claramente no quería tenerla cerca y se le alejaba como si tuviera la Mors Nigra.

La respuesta de él no se la esperaba, porque era claramente anti él, y le cayó para el traste, pero estaba tan sorprendida de que él que siempre había sido un blandengue con el que ella había hecho y deshecho a su antojo la tratara así y le contestara de esa manera, que no había podido ni reaccionar a ponerle cara de culo. Se había quedado con los ojos como platos y sin saber qué decir. Ni la última frase que le dijo antes de irse era algo que él diría habitualmente según lo que ella recordaba y no entendió qué había hecho ella (A demás de cortarse el pelo con el que sabía que él siempre había tenido un fetiche) para merecer que la tratara así de la nada.

Se quedó con la boca abierta, queriendo responderle algo de mal modo, pero sin que se le ocurriera qué decirle. Si le hubiera puesto una mano encima se hubiera quedado menos colgada y él ya estaba bastante lejos para cuando logró fruncir el ceño con cara de furiosa, aunque todavía no entendía qué carajo acababa de pasar.