((Felices cuatro páginas))
Sonrió ampliamente, complacida con la respuesta y no molestó más con amenazas estúpidas ahora que no se sentía indirectamente insultada.
—Cuando mi viejo cocina, nos asustamos todos. Tengo entendido que es un rasgo común a la raza masculina —bromeó. Luego rió por la broma de él. —Whoa, no. That was cooking. I wouldn't like to see my Dad trying that. Now let's go back to sex —aclaró cuando la cosa se volvió rara al meter mentalmente a su padre en la conversación. Se lo tenía merecido por andar hablando de dos cosas juntas.
—¿Así que tienes ganas de aprender? —preguntó en tono juguetón y, en vista de que él no agarraba el indicio de la mano, usó esa para tomar la corbata de él cerca del cuello y dejarla deslizarse entre sus dedos mientras los deslizaba a los largo de ésta, hasta que llegó a la punta y se soltó de su mano, volviendo a caer contra el pecho de él. Como no caminaban muy rápido, era factible. —Con razón la corbata y el uniforme de estudiante... —bromeó nuevamente con doble sentido, pero ya sin su padre en la cabeza.