Jewel se retrasó un cuarto de hora por culpa de su desagradable encuentro con Stephanie, la ex mujer de su ex, y la hija de ambos ((
acá)). Llegó ceñuda y malhumorada, cargando con la pequña Lorelei en brazos porque su desánimo la había alterado y no había manera de que se resignara a quedarse en el carrito, el cual Jewel venía flotando detrás de ella con magia.
El esfuerzo le había arruinado el peinado que había pasado una hora haciendo para que su afluente amiga no pensara que ella era una pobrecita que no tenía dónde caerse muerta. Si bien comparativamente hablando siempre lo sería a cómo iban las cosas en la librería.
Una elfina doméstica le abrió la puerta y la condujo hasta el salón de dibujo cuando preguntó por su ama. La fea criaturita se encargó del cochecito mientras que Jewel y la niña ingresaban en la sala. Jewel usó su poder de voluntad para forzar una sonrisa pero era evidente, aún para la persona menos perceptiva, que estaba de un humor de los mil demonios.
"Buenas tardes. Disculpa la demora, Law... me crucé con alguien por el camino y me retuvo..." Explicó tomando asiento frente a su amiga sin esperar que le dieran la orden de hacerlo. "Traje una torta de fresa." Anunció depostiando la caja en la mesita ratonera entre ellas, sosteniendo a Lorelei contra su pecho con la otra.