Haciendo compras

Jewel había leído la noticia sobre la ex mujer de Matt como todo el resto del país, pero se decía a sí misma que no le importaba, que ella tenía un novio mil veces mejor. Internamente, la idea le molestaba, la ponía incómoda cuando mínimo, si bien no quería tener nada más que ver con el hombre que le había dicho esas cosas tan desagradables al oído. Era muy rencorosa. Incluso si era el padre de su hija, que balbuceaba en el cochecito, no iba a andarlo viendo más de lo necesario.

Por eso, para calmar un poco su mente y despejar la cabeza, había ido a Ottery St. Catchpole a visitar a una amiga que se había hacho hacía relativamente poco pero con la que se llevaba bastante bien. Tenían varias cosas en común y era una mujer agradable.

De camino a la casa de Laura, se detuvo en el centro mágico del pueblo a mirar las tiendas ya que estaba muy temprano para el encuentro. Iba mirando vidrieras con la intención de comprar algo dulce para llevar a lo de su amiga.

Ruby venía caminando con su mamá por la calle, de camino a la casa de unos parientes de ambas. Se trataba de sus bisabuelos, los mismos que habían cuidado de su hermana Jade durante los años en que ninguno de sus progenitores habían podido hacerlo. Era la primera vez que iba a conocerlos, así que estaba muy entusiasmada y feliz de lucir un vestido nuevo de terciopelo verde. Iba caminando felizmente de la mano de su mamá cuando vio una mujer que se le parecía mucho y se la quedó mirando colgada, al punto de dejar de caminar y estironear a su madre de la mano.

"Mami mami!!" Grito entusiasmada como era siempre. "Esa señora se parece a ti!!!" Exclamó chocha con su descubrimiento. Ella claramente no leía los diarios.

Fanny estaba pasando por una racha pésima en su vida. Había reencontrado a su marido, solo para darse cuenta de que ésta ya no la quería, que se había convertido en una persona detestable y que quería el divorcio. Para peor, había zafado por muy poco de la cárcel y del hospital, y ahora había sido también forzada a tomar un trabajo que no le interesaba para poder mantenerse a salvo.

Andaba muy triste y preocupada casi todo el tiempo pero hacía un esfuerzo sobrehumano para parecer animada enfrente de sus hijas y había decidido ir a ver a sus abuelos en busca de consejo, porque a demás de Lizzy eran los únicos familiares que le quedaban vivos y no tenía mucho ánimo para hablar con Liz ahora que sabía que se había estado acostando con Matt por un año. Sabía que no era culpa de ella, no la resentía, pero no quería hablar de cómo se sentía con ella.

Pensando en eso iba por la calle cuando los gritos entusiasmados de Ruby le llamaron la atención y buscó con la mirada la mujer a la que se refería. Un instante antes de verla, supo de quien se trataba. No podía ser nadie más: Jewel, la chica con la que Matt había salido en la secundaria y, algo que se había enterado hacía poco, también habían salido un tiempo el año anterior. El suficiente tiempo como para compartir una hija por lo que acababa de ver medio segundo antes. El shock fue enorme. Si bien Fanny no podía culparlo por eso.

Sabía que eran muy parecidas y ahora acababa de confirmarlo. Si él estaba dolido por su muerte, que se involucrara con una persona que todo el mundo confundía con ella, tenía sentido y hasta la reconfortaba. Pero hubiera preferido que no hubieran compartido genes, si bien el hecho de que ellos no se hablaran y él ni siquiera conociera a la niña era a la vez tranquilizante e inquietante. ¿Qué padre no querría conocer a sus hijos? Durante algún tiempo se había engañado a sí misma diciéndose que si ella era tan cambiante como Matt decía, tal vez hubiera duda sobre la paternidad de la niña.

Entonces la vio, tan joven y bella y sin los horribles problemas que la aquejaban a ella y se sintió inferior, se murió de envidia y una inexplicable vergüenza de ella misma la invadió por completo. No quería que la ex de Matt pensara que ella era una asesina loca como el resto del país. Por alguna razón, quería quedar bien ante ella, así fuera por la niña. Fanny siempre quería lo mejor para Matt y todos los que compartiaran su sangre.

La miró primero con sorpresa y miedo y después con esa vergüenza que le agarra a la gente tímida. No supo si decir algo o no... porque estaba segura de que Jewel debía saber bastante sobre ella también así como Matt le había contado a Fanny de la otra rubia.

Por otra parte, había visto el cochecito y bastó una mirada breve a la criatura de ojos grises y cabello rubio para saber quien era el padre. Totalmente igual a sus dos hijas de bebés, claramente los genes de Matt habían tenido algo que ver ahí. Sintió que le bajaba la presión, que un ataque de violencia la iba a sobrecoger sin que pudiera controlar su magia. Comenzó a temblar imperceptiblemente y se abrazó un poquito, como cerrándose el saco por el frío. En eso se acordó de su hija que estaba ahí y que no quería lastimarla. No quería que explotara y muriera como su gato y esos dos hombres que la habían atacado. Tenía que mantener la compostura. 

Estrujó fuerte la mano de Ruby en la suya y juntó coraje para calmarse. Qué le importaba lo que su ex hubiera hecho cuando la creía muerta? Si de todas formas ella había dicho específicamente que no quería estar con él y que quería el divorcio... también se había acostado con su prima. Claramente no tenía control... aunque esto era distinto. Algo tan importante... cómo no se lo había dicho!? Volvió a concentrarse en su hija para no pensar en  las ganas que tenía de que esa mujer realmente explotara por los aires. 

Se contuvo bastante pero en algún punto las emociones fueron demasiado fuertes para ella y disoció. Su lado inocente tomó el control y ella ya no hizo más que actuar en piloto automático.

Jewel adoraba los niños. Venía mirando la vidriera cuando vio el reflejo de la nenita en el vidrio y giró el rostro para admirarla. Era una pelirroja preciosa y le sonrió de manera cálida justo antes de que la muchachita empezara a hablar. Ni siquiera se había fijado en la madre de la niña hasta que ésta la acusara de parecerse a su progenitora.

En ese momento, levantó la mirada hacia la señora y se quedó helada. La reconoció de inmediato, más por las cosas que Matt y Elizabeth habían dicho sobre ella que por lo que había leído en el diario... aunque tenía que admitir que había seguido el caso de cerca aunque fingiera indiferencia cuando alguien sacaba el tema o aparecía mientras leía El Profeta.

Se quedó mirándola con una mezcla de shock y horror mientras sentía que el estómago le daba un vuelco, por un lado, era raro ver a alguien tan parecido a ella físicamente y por otra parte el estar frente a frente con la ex mujer de Matt y la que a todas luces era su otra hija. Además de raro, la hacía sentirse menos, como incapaz de competir con una dama tan refinada y un par de niñas tan adorables cuando ella no tenía más que una librería y una carrera a medio terminar de cuidado de las criaturas mágicas. Incluso Lorelei parecía poco en comparación con ser el primer amor de alguien con quien se compartió tanto. Ellos, en cambio, apenas si habían estado casados un par de meses antes de que el mal humor de ella la hiciera pedir el divorcio en medio de una pelea violenta después de la cual Matt no regresó más al departamento. 

Ella tampoco quería que la ex de Matt pensara mal de ella y la viera como una pobrecita cualquiera que no tenía ni clase ni donde caerse muerta. También se preguntó si convendría decir algo cuando ambas sabían quien era la otra. Como dudó de más y se la quedó mirando más de lo que era normal, no le quedó otra que saludar, pero se había sorprendido tanto que no había podido recordar sus modales. A demás, se habían mirado tanto que no podía no saludarla. Hubiera querido analizar más las emociones en el rostro de la otra mujer pero estaba demasiado ocupada entrando en pánico por la parte que le tocaba a ella. 

"Oh, hiya. I'm Jewel Leatherby..." Se presentó también bastante avergonzada, estirándole la mano a Stephanie. "You must be Steph... Matt always talked marvels about you." Le dijo a modo de introducción, como para que supiera de dónde la conocía, aunque estaba bastante segura de que la otra mujer la había reconocido.

Se sentía tan mal, tan rara al saber que tenía en frente a la hija de Matt. Siempre había hecho su mejor esfuerzo por no pensar en que él había tenido una familia e incluso cuando se hizo obvio, siempre intentaba no mirar por la ventana cuando estaba en el parque frente a su librería con las niñas. Siempre intentaba concentrarse en Lorelei y pensar que ella era la mujer definitiva, que iban a tener la familia oficial de él y que se olvidaría de todo lo demás. 

Antes de que naciera la niña, le dolía tanto que él hubiera tenido una familia que no dudó en quedar embarazada para competir con el fantasma de Stephanie. La idea de que él la quisiera más que a ella la lastimaba tanto que no podía evitar sentirse traicionada a pesar de que sabía que no tenía ni un poco de derecho a ello, tanto por la linea temporal como por el hecho de que ella lo había pateado de su vida definitivamente. Y sin embargo, todavía sentía cosas muy fuertes por Matt, por más que no quisiera saber nada de él. Era una contradicción sin sentido que ni ella misma podía explicar.

Fanny se ruborizó enseguida al ver que ella la saludaba y no supo dónde meterse, pero no podía salir corriendo, aunque tenía toda la cara de timidez extrema, de querer que la tierra se la tragara. Actitud que pegaba totalmente con su porte de dama de alta alcurnia educada para ser toda una damita educada y muy tímida y sumisa. El tema es que Fanny veía eso como una debilidad de su parte y no una virtud. Hubiera preferido tener más personalidad para poder usar la ropa más "indie" que prefería Jewel.

Se sorprendió enormemente de escuchar que Matt hablaba bien de ella. No esperaba que le dijera algo así para nada, pero considerando que no tenía territorio para marcar, no entendía el por qué de traerlo a colación, si bien era lo único que realmente las unía. La mención del nombre de él hizo que se ensombreciera su mirada y se pusiera triste, pero se mostrara aún más avergonzada que antes. "Stephanie Dalton." Dijo estrechando la mano de Jewel con una sonrisa muy tímida e incómoda. "It's nice to finally meet you. He always remembered you fondly as well." Le dijo en voz baja, más por timidez que otra cosa. Con su lado adulto y racional (y muy herido por la información que Matt le había ocultado) apagado de momento, ella era toda timidosita y simpática como una nena. 

"This is my daughter Ruby." La presentó para no ser una maleducada, aunque hubiera preferido no tener que hacerlo para no parecer que estaba pavoneándola o algo así. Se ruborizó bastante al hacer la introducción, por miedo a que fuera a pensar mal de ella. Fanny era buena por naturaleza y trataba a todo el mundo de manera amistosa, incluso a quienes tenía motivos para resentir.

Ella también se sintió incómoda al saludarla, sobre todo porque le causaba una sensación inexplicable en el estómago el estar conociendo a la mujer de Matt, esa que tanto lo había traumado como para dejarlo como ella lo había encontrado. Era desagradable saber que él había tenido una vida en común con ella, incluso hijos, algo que en general ella siempre había intentado olvidar o ignorar lo más posible y ahora venía a cruzársela en una situación así... podía haber seguido de largo pero después de que la chica la saludara, se sintió sin opciones. Ahora detestaba la situación en que se había puesto a ella misma. Ni siquiera Lorelei la confortaba. Sentía que era poca compensación siendo que no había logrado mantener a Matt a su lado ni hacerlo olvidarse y dejar de lado a sus otras hijas. Para colmo, ahora la ex trabajaba con él y ella apenas si lo veía cada tanto... no que quisiera verlo... era complicado. 

"The pleasure is all mine." Mintió de la manera más simpática posible, con una sonrisa avergonzada. "Oh, this is Lorelei." Era británica y, por ende, educadamente falsa. Se sorprendió de esuchar que dijera eso de Matt. No se imaginaba que le hubiera mencionado lo que habían tenido en la secundaria a su esposa. Claramente no conocía todas las facetas de ese hombre y tampoco entendía cómo Steph podía estar tan tranquila y parecer tan sinceramente simpática cuando a ella se le revolvía el estómago de celos y nervios.

"Oh!" Se puso todavía más incómoda y palideció antes de enrojecer nuevamente. "Nice to meet you too." Le dijo a la niña, esta vez intentando sonar más sincera y con ese tono que uno usa con los chicos, a pesar de que se moría de rabia y envidia. A demás, había palidecido ante la idea que gritaba en su cabeza THIS IS YOUR LITTLE SISTER. El concepto la asqueaba. Esa pelirroja ocupaba el lugar quetendría que haber sido de SU hija. 

Si aún estuviera casada con el millonario no tendría por qué volver a la librería a aburrirse hasta que llegara la hora de cocinar para su hermano y novio. Porque sí, tenía un novio y lo quería, incluso estaba convencida de que lo amaba, pero sin embargo no podía evitar sentirse horriblemente mal cada vez que el tema de Matt y sobre todo su otra familia aparecía en su vida. No entendía ni ella qué es lo que quería.

Nerviosa y sin saber bien qué decir, Fanny buscó en su cabeza desesperadamente cualquier cosa útil que pudiera recordar sobre ella como para hacer conversación hasta que se le ocurriera una excusa para mandarse a mudar de manera urgente.

"I've heard that you own one of the local bookstores." Fue lo primero que vino a su mente considerando que amaba leer. "That must be so nice. Being around so many books and make sure they find a good home with people who will make good use of them." Comentó con sinceridad aunque la manera algo envarada en que se expresaba a causa de su extremada timidez, la hacía sonar tal vez un poco rara, distante o incluso snobish de manera totalmente inintencional. Si ella hubiera tenido que elegir, hubiera agarrado el trabajo en la librería cualquier día de la semana antes que tener que estar de profesora. No le gustaba el castillo, extañaba la casa de su padre, no se sentía cómoda entre tanta gente y a demás de eso, no se sentía capacitada para tratar con niños, ni mucho menos creía tener nada útil de conocimiento que impartirles, pero no le quedaba más opción de momento que quedarse donde estaba... por su seguridad física. Al menos hasta que se investigara más a sus atacantes, si es que alguna vez encontraban más información sobre ellos.

No se sorprendió de oír eso. Era con lo que la mayoría de la gente la asociaba últimamente y tenía sentido. Asintió, buscando en el rostro de ella algún signo de que se estuviera burlando de ella o lo dijera con contempt, pero parecía sincera. No podía ser tan perfectita. El que lo pareciera la irritaba. Nadie era tan correctito y excento de celos y malos sentimientos. Necesitaba encontrarle algún defecto para poder tener paz menta. "I do." Admitió de la manera más amable que pudo, ella también playing the part, aunque se notaba que estaba incómoda.

Por un momento pensó que la estaba cargando, pero no parecía ser el caso. Era entonces ese el problema que tenía Steph? la mente de una niña inocente? Qué clase de persona adulta decía eso sobre los libros? Por más fanática de éstos que fuera... "Es una manera de ponerlo, sí..." Admitió. Necesitaba una excusa para marcharse.

Pensó en algo lindo para decir back, pero no se le ocurrió. La idea de ser profesora no le agradaba en absoluto y no entendía cómo la gente podía soportarlo. Así que decidió cortar por lo sano. "I'm sorry, but my brother's waiting for me." Le dijo con gracia, como si realmente le diera cosa marcharse y le daba, aunque por otros motivos. "I have to go, but it's been a pleasure talking to you, Stephanie." Le dijo esperando poder marcharse pronto.

Sin saberlo, Jewel había dado en la diana. Steph tenía esa inocencia infantil que a veces la dominaba por completo, mientras que otras veces podía pensar a la altura de cualquier otro adulto. Era una cosa que iba y venía de manera totalmente random. Por eso a veces la gente pensaba que se hacía la tonta y en realidad era una zorra ventajera, o que simplemente estaba loca cuando en realidad no era ni una cosa ni la otra. No estaba del todo loca, pero su mente tampoco funcionaba del todo bien, y era casi imposible decir bien dónde estaba el problema, por lo que no habían sido capaces de arreglarlo. Ese por lo menos.

Sonrió. Le gustaba la poesía, así que le agradó sentir su attempt at it, apreciado por Jewel, incluso si eso era sólo una mala interpretación de su parte para oír lo que quería oír.

"Oh." Dijo levantando las cejas y enseguida poniendo una expresión de disculpas. Le había creído en su inocencia, que realmente estaba apurada. "I'm very sorry. No queríamos retenerte." Le aseguró de la manera más amistosa posible. "Espero que tu y tu hermano sigan bien." La despidió antes de seguir comprando con su hija.

Bee se mantuvo callada la mayor parte del tiempo mientras que su madre conversaba con la otra mujer que se le parecía mucho. No prestaba demasiada atención a lo que decían, pues le parecía de lo más aburrido. Cambiaba el peso de su cuerpito de un pie al otro impaciente, tironeando de la mano de su madre inconscientemente cada tanto, con ganas de seguir caminando. 

"Bye-bye!" Se despidió con una sonrisa enorme cuando finalmente fue hora de despedirse de la otra señora y seguir paseando.

"¿Podemos ir a la juguetería ahora, mami?" Le preguntó por enésima vez a su madre apenas se hubieran alejado un poco de la otra señora.

Jewel saludó a ambas por última vez y siguió su camino hacia la tienda de dulces. Ya no tenía ninguna gana de comer ni de tomar té con los ánimos como se los había puesto esa perra de clase alta que encima tenía el tupé de no ponerse nerviosa en un encuentro tan incómodo. Y para mejor refregándole a la nena por la cara. La detestaba tanto que le hervía la sangre y al mismo tiempo detestaba a Matt y no quería tener nada que ver con él... pero no quería que nadie más lo tuviera, ni que fuera feliz. Quería que anduviera por los rincones lloarndo por ella, por desubicado que había sido más de una vez con sus comentarios y su accionar. 

Lorelei, captando el mal humor de su madre, se echó a hacer berrinche para bajarse del carrito.

Tenía ganas de gritar y de patear y romper cosas, pero en lugar de eso sintió que se le saltaban las lágrimas de furia y de impotencia. Las contuvo porque no quería hacer una escena en público y caminó con toda la gracia que pudo hasta la pastelería. Ya con suerte podría llegar a la casa de Laura y conversar con ella sobre otras cosas y distraerse... o quejarse de su mala suerte... lo que tocara primero.