—¡Hey! Fueron quince años de vivir con Mr. and Mrs. Perfect, donde no hacer la cama como recluta del SAS quería decir ser azotado ¿Qué más esperabas? —Le respondió con ligereza, también con tono como de broma.
Si hubiera tenido un poco más de materia gris o capacidad de análisis, se hubiera dado cuenta de que en realidad, su desaliño era la manera que tenía de rebelarse en plena adolescencia de todo lo que le habían inculcado de chico en su casa tan estricta.
—En realidad, si encuentras cualquier otro lugar con dos metros cuadrados de piso despejado, siéntete libre de acomodar ahí tu nueva cama —dijo después de darle al cuarto otra recorrida con la mirada. El lugar era un verdadero tiradero.
—Lex no sube muy a menudo, ¿verdad? —Preguntó medio perdido en sus pensamientos por un momento, pasando un dedo por un mueble totalmente cubierto de polvo para dibujar una snitch. —Con todo este polvo probablemente muera de un ataque de alergia sin saber qué la golpeó.
Los mocos de su amiga habían sido tema de largos debates durante los años.