Haciendo averiguaciones

Era un día relativamente frío de inicios del verano y Dave caminaba por el campus de la universidad hacia el castillo principal a paso apurado. Aún era muy temprano y los terrenos se encontraban cubiertos de una espesa niebla que dificultaba la visión pero él se las arreglaba bien gracias a sus agudas habilidades de navegación adquiridas a base de años de entrenamiento. Hubiera deseado ir más tarde a la universidad, pero tenía que entrar a trabajar en menos de una hora, así que apresuró el paso y se arrebujó en su gruesa capa de viaje.

En otro momento hubiera ido sumido en sus pensamientos, pero aún era demasiado temprano en la mañana como para que se le ocurriera pensar en nada en particular y, a pesar de que eso siempre le había resultado un contratiempos al ser un Auror entrenado bajo el régimen militar de los Aurors Americanos, jamás había sido ni sería una persona mañanera. Él tendía a rendir mejor a partir del mediodía. Antes de eso podía hacer tareas, pero se desempeñaba como un zombie y le costaba mucho más el concentrarse en lo que sea que tuviera que hacer.

Elizabeth se había levantado más temprano que de costumbre. Tenía mucha cara de dormida y estaba envuelta en muchas capas de ropa para protegerse del horrible clima Escocés, lo que la hacía ver bastante más inflada que de costumbre. Lo que para los demás era un día tibio, para ella era una helada. Cuando el invierno arreciaba, se veía obligada a poner hechizos entibiantes en su ropa para evitar tiritar durante las largas horas de trabajo de campo corriendo de un lado a otro o, peor aún, apostada bajo la nieve en algún lugar estratégico.

Venía del castillo, con la intención de llegar temprano al Ministerio y aprovechar a hacerse un buen café cargado antes de entrar oficialmente a trabajar. Llevaba ya un semestre dando clases en la universidad sin decirle a nadie de sus amigos o conocidos y ese día había tenido una reunión de la cátedra para coordinar el temario y los trabajos prácticos que darían a los alumnos a lo largo del semestre. 
Andaba más o menos perdida en sus pensamientos cuando sus ojos captaron un movimiento cerca y la trajeron a la realidad. Reconoció la figura de David de inmediato, lo cual la sorprendió de sobremanera. -¿Qué está haciendo aquí?- se preguntó a la vez que se le acercaba llena de curiosidad. "Dave?" Preguntó extrañada. "¿Qué estás haciendo aquí?"

Él la vio venir mucho antes de que ella notara su presencia, y también se preguntó qué motivos la llevarían a la universidad tan temprano. Conociéndola, lo primero que se le cruzó por la mente es que se estuviera acostando con algún estudiante o profesor y hubiera pasado la noche en la universidad. La idea le hizo encoger el estómago, pero mantuvo la cara seria, a pesar de que sus ojos dejaban ver que se encontraba perturbado.

Sabía que ella tenía tendencia a meterse con quien se le cruzara y entendía sus motivos, pero al mismo tiempo lo torturaba de la manera más terrible. El saber que ella andaba por ahí con otro hombre se sentía peor que un cuchillo clavado en la boca del estómago y un hombre celoso como él no necesitaba más que un pequeño incentivo para dejar volar su imaginación por los caminos más oscuros.

"Morning, Liz." Le respondió con la mejor sonrisa que pudo lograr. "Qué curioso. Estaba a punto de preguntarte lo mismo a tí." Dijo esta vez sí sonriendo de manera verdadera.

Ella notó que había algo en el ánimo de Dave que no estaba del todo bien, pero no adivinó que pudiera tratarse de sus celos. Lo conocía bien, pero ella no era una persona especialmente perspicaz en lo que a relaciones personales se refería. Lizzy sería excelente en su trabajo, pero en todo lo demás era bastante patética... a falta de una palabra más colorida.

Liz soltó un 'je' nasal antes de responder "Busted" con una sonrisa ladeada. A decir verdad, no pensaba decirle a nadie que estaba dando clases en la universidad, pero ahora que la habián agarrado con las manos en la masa no le quedaba otra opción. El lado positivo era que ya no tendría que andar escondiéndose de Chase cada vez que se lo cruzara en los pasillos o el campus.

Interpretando todo al revés a causa de sus celos, Dave se ensoberbeció de inmediato. Lo que más le molestaba en ese caso en particular era que encima se lo tomara tan a la ligera. ¿Por qué siempre tenía que tomarse todo a risa? Si a ella le importaba todo tres cuernos, por lo menos podría tener en cuenta sus sentimientos y no mostrarse tan contenta, pensó molesto. Lizzy podía ser muy buena compañía, super divertida y un millón de cosas más, pero Dave tenía que admitir que algunas veces le daban ganas de matarla, lisa y llanamente. Estaba seguro de que a ella le sucedía exactamente lo mismo en más de una ocasión, lo cual lo hacía sentir menos mal al respecto, independientemente de si era verdad o no.

"Genial, así que tuve la buena suerte de pescarte en tu walk of shame." Dijo de un modo más ofensivo del que hubiera querido, seguro de que aquello había sonado mucho mejor en su cabeza de lo que ahora lo escuchaba al salir de su boca.

Al ver el drástico cambio de expresión en él, Lizzy finalmente intuyó lo que le estaba sucediendo y se puso un poco incómoda mientras que su mente, que se acababa de despabilar por completo, trabajaba a mil por hora a la búsqueda de la manera de arreglar aquel malentendido. Ella sabía que era pésima con las palabras y que cada vez que intentaba decir algo bien, lo arruinaba y hacía las cosas aún peor de lo que eran. "Dave..." murmuró irritada, sin saber bien qué era lo que le pediría a continuación. Probablemente, que dejara de interpretar todo para el carajo y de pensar siempre lo peor de ella. Tenía que admitir que muchas veces sí hacía las cosas indebidas, pero no era una cuestión de sentimientos. Nunca era una cuestión de sentimientos, porque nadie podía competir con él en ese sentido. Era solamente un efecto placebo... un entretenimiento para no pensar. ¡Y en este caso ni siquiera era culpable!

"¿Qué? ¡No!" Protestó ella soltando una risita al ver que evidentemente él había pensado lo peor. No es que la idea le hiciera gracia, pero el extremo insólito al que él llevaba sus celos y paranoia sí lo eran, al menos para ella, que encontraba esas cosas totalmente irrisorias. Si él quería ir a acostarse con la mitad de Inglaterra ahora que no estaban oficialmente juntos, a ella no le hubiera molestado en lo más mínimo y así se lo había dicho pero sólo había conseguido enojarlo aún más.

Lizzy espantó esos recuerdos amargos de su mente e intentó volver a poner una expresión animada y despreocupada: su máscara ante el mundo. "I'm a teacher here. I've been for the past semester." Explicó ella algo apenada de no haber tenido el coraje de admitirlo antes, puesto que ahora sabía que probablemente le hubiera ahorrado a él un montón de dolor innecesario y sin fundamento. "I should have told you sooner... I know." 

"I'm sorry" Le dijo acercándose un paso de manera instintiva, lo que la metía un poco dentro del espacio personal de él. Se sentía muy mal por haberle ocultado eso porque por sobre todas las cosas era su mejor amigo y no le gustaba el tener secretos con él, pero tampoco había querido apenarlo trayéndole malos recuerdos a la mente.  "Es sólo que no quería ponerte mal... tu sabes... la última vez que estuve entrenando novatos..." murmuró cabizbaja, la mirada en el suelo detrás de él.

De todas las respuestas que podía haber recibido, esa fue una de las que no se esperaba. "Oh..." dijo sorprendido y bastante avergonzado por haber quedado como un estúpido frente a ella. "You have?" Preguntó de manera instintiva, su tono de voz mucho más animado que antes. Ya tendría tiempo para sentirse un tonto por la manera en que estaba actuando.

"No. Está bien..." respondió cuando ella comenzó a excusarse. "Tienes derecho a tu privacidad."

Asintió una vez con la cabeza cuando la oyó decir eso, totalmente ablandado ya al saber que ella lo había estado protegiendo. "Lo sé, Liz. Lo entiendo y realmente te lo agradezco. No le des tantas vueltas, darling." Le dijo acercándose a abrazarla un momento de manera suave, sin que fuera una imposición, como para que ella pudiera resistirse fácilmente si no quería. Cuando ella se ponía a murmurar como nena chiquita lo volvía loco.

"Uh-huh" Lizzy asintió. "No es algo que se me hubiera ocurrido hacer normalmente, pero necesito mantenerme ocupada." Explicó con una mueca triste que se parecía a una sonrisa. Lizzy negó con la cabeza cuando él le dijo que tenía derecho a su privacidad. "No es una cuestión de privacidad, Dave..." protestó ella sin levantar mucho la voz y aún sonando algo desanimada.

Asintió al oír sus próximas palabras y decidió intentar no darle más vueltas al asunto. Sabía que no podría, en especial esa noche, cuando estuviera sola, pero al menos intentaría dejar de disculparse con él sobre el tema. Se dejó abrazar y apoyó su cabeza en el hombro de él durante un momento. Podía sentir el olor al suavizante de ropa y el desodorante de él, algo que siempre había sido su debilidad. Sabía que si permanecía así de cerca caería en la tentación y no quería volver al punto en que vivían juntos y se la pasaban discutiendo a los gritos y llorando. Donde él tomaba y ella se inyectaba y los dos eran miserables. Llevaba algunos meses limpia y pretendía seguir así y sabía que no podría hacerlo si volvía con Dave.

Se alejó de él lentamente, para no lastimar sus sentimientos, puesto que sabía que él era muy sensible. "I... I've gotta go." Se excusó enseguida de manera algo torpe. "Supongo que te veré en la oficina." Dijo ya más repuesta del efecto hipnotizarte que él tenía sobre ella.

Durante el breve momento que duró el abrazo, también él se tentó a dejarse transportar a épocas más felices que parecían extrañamente lejanas, pero tenía mucho más autocontrol que ella y por más que también sintiera la tentación de intentar acercarse a ella, sabía que faltaba mucho más que un simple abrazo para hacerlo caer.

Dave asintió y la dejó ir, como tantas otras veces en que ella se acercaba a él (o él a ella) y luego Liz se arrepentía a último momento e inventaba cualquier excusa para no caer en la tentación. Él sabía que ella era débil de espíritu, que no tenía autocontrol y que hacía lo que sentía la mayor parte del tiempo sin importarle las consecuencias que eso pudiera acarrearle. También sabía que eso a menudo la metía a ella en problemas y lo lastimaba a él, pero la amaba igual. Algunas veces deseaba con todo su ser poder querer a alguien más, a cualquier otra mujer menos complicada. Incluso lo había intentado algunas veces en vista de que a ella le daba lo mismo si él se acostaba con otras o no, pero no había funcionado. Había algo en la pelirroja que no podía encontrar en nadie más.

"Nos vemos luego entonces. Prepara el café." Le pidió con una sonrisa algo triste, que intentaba parecer alegre. Ambos amaban el café y solían turnarse para prepararlo, puesto que tomaban cantidades industriales cada día.

Liz le sonrió un poco más animadamente, aunque sus ojos continuaban viéndose algo tristes. "Lo haré." Le aseguró antes de marcharse por los terrenos, con la idea de salir de éstos y poder appararse cerca del Ministerio.

"Gracias." Le dijo con una sonrisa leve pero cálida. Acto seguido, resumió su marcha hacia el castillo, bastante menos convencido que antes sobre el tema este de dar clases. Él también necesitaba algo con qué ocupar el resto de su tiempo libre, pero si ella ya estaba dando clases en ese lugar, el que él también lo hiciera no haría más que complicarle la existencia. Si estaba intentando aprender a vivir sin ella, el cruzársela constantemente en los pasillos después de clases no iba a ayudarle precisamente. Por otra parte, el castillo era enorme y las probabilidades de que se vieran seguido debían ser pequeñas dentro de todo.

Suspiró. Aquello le iba a tomar gran parte de la noche.