Responsabilidad filial

Reconoció cómo ese gesto la había molestado pero no podía hacer grandes cosas en esa situación. "Por favor, recuéstate" le dijo con amabilidad. No quería que las cosas se pusieran más tensas.

Esperó a que ella se recostara para hacerlo él frente a ella de la misma manera dándole la espalda. Se había sacado la túnica y la había extendido sobre ellos recitando unas palabras mágicas. Un instante luego estaban fundidos con la roca de la pared con un encanto de ilusionismo.

-Mantenernos vivos.- dijo con sencillez como si se tratara de una conversación totalmente relajada. Se mantuvo un instante en silencio -Perdona. Temía que si me tocabas el tobillo y tengo algo roto, gritara.-

Sabía que no sonaba ni valiente ni muy macho de su parte pero sabía que era importante que se llevaran bien y pudieran pensar entre los dos en vez de pelearse. Si querían salir vivos tenían que pensar ambos. De todos modos, una vez más él estaba anteponiendo su cuerpo al de ella para protegerla en caso de un ataque precipitado, cosa que no creía que sucediera, ese lugar tenía demasiados hechizos encima como para generarle esa desconfianza.

-Dame unos minutos con esto. Quizá se deshinche pronto. Sino tendremos que ver cómo actuar- Se quedó un instante -De todos modos no podemos salir ahora con estos tipos cerca-

Las palabras de Daniel la shockearon, tomándola por sorpresa. Sus ojos se abrieron levemente de más a pesar de que intentaba no demostrar nada. Sintió vértigo ante la idea de que él intentara acostarse con ella en ese momento, bajo esas circunstancias como si no los estuvieran persiguiendo. En la escala de Keren, primero venía salir vivo y después mantener el linaje... si es que no tenía más opción que someterse a eso. Al pensar todo eso, tardó un momento más de lo normal en reaccionar a hacer lo que él pedía, pero finalmente se recostó en el rincón indicado, tiesa del temor a lo que pudiera llegar a suceder a continuación.

Al ver que Daniel creaba un escondite con la túnica y no parecía interesado en procrear de momento, Keren respiró más tranquila. Recién entonces se dio cuenta de que había estado aguantando la respiración. —Buen plan —dijo sin ninguna entonación en particular, de modo monocorde. La explicación de él sobre por qué había actuado de esa manera la dejó del todo tranquila y casi que se atrevió a sonreír para sí misma burlándose de su propia estupidez por haberse hecho tanto la cabeza por nada. 

—Si tienes algo roto será mejor curarlo cuanto antes. Este lugar está comprometido. Eventualmente tendremos que encontrar la manera de escapar sin ser vistos.

Ella estaba tan segura de que debían estar vigilando el lugar que casi podía visualizar en su cabeza sombras encapuchadas apostadas detrás de los árboles cercanos esperando a que ellos cometieran un error.

—Mientras no se les ocurra quemar el árbol tenemos un par de días para idear una salida —pensó ella en voz alta. No estaba segura de si el lugar estaba protegido contra incendios. De momento, la única salida que se le ocurría era cavando un túnel por debajo de la tierra, porque no lograba pensar en ninguna distracción lo suficientemnte convincente como para que los perseguidores decidieran ir tras ella en lugar de la pareja.

-Lo sé- dijo con seriedad -No creo que nos hayan visto entrar porque tiene el perímetro encantado, éste y otros árboles para despistar- sabía que en el lugar donde había fallecido su hermana era una guarida de última escapatoria y sin muchas medidas de seguridad, pese a eso seguía sin ser suficiente para no estar del todo seguro. -Aún así todo es posible. Pero de habernos visto entrar habrían entrado ya o estarían rastreándonos por la zona-

Pensó en su tobillo que seguía hinchándose más y más, podía sentirlo. No se animaba a moverlo siquiera para probar ya que ahora le dolía sin siquiera moverlo. -Si se deshincha en unos minutos era algo muscular. Quizá no sea nada pero estas cosas duelen.- dijo exhalando un suspiro que sonó a una risa. Se sentía muy poco útil -Ya pensaremos en algo para salir.- Su tono de voz sonaba como si todo estuviera bajo control o no fuera un problema inmediato.

Keren se sintió más tranquila de saber que los árboles tenían el perímetro encantado. Después de todo no los habían tirado a la deriva, dejándolos completamente librados a su suerte. A pesar de su reticencia a confiar en el juicio de Daniel, ella encontró sus palabras sensatas. 

El frío y la humedad comenzaban a colársele en los huesos y sintió deseos de sentarse abrazando sus rodillas, pero estaban más seguros ahí acostados sobre el frío suelo. La consolaba un poco sentir el calor humano que irradiaba del cuerpo de su compañero, pero esto también la irritaba. —¿Tienes idea de quienes son 'ellos'? —Osó preguntar en voz baja. Sabía que una mujer correcta no hacía preguntas, pero después de todo lo que habían pasado en los últimos minutos y de todo lo que tenían por delante, Keren se sentía con derecho a saber eso como mínimo. No era algo que pudiera morir sin saber... quiénes la habían estado persiguiendo a muerte y por qué, si ella jamás le había hecho mal a nadie... más allá de las caras de culo y malas contestaciones a sus compañeros si es que éstos se ponían a intentar hacerle levante o le faltaban el respeto. 

—Tengo algunos calmantes en mi bolso —informó aún en voz baja, temiendo ser descubierta—, pero son difíciles de conseguir. A menos que esté roto, creo que sería prudente reservarlos. Le irritaba que él se mostrara tan tranquilo cuando siempre lo había tenido por un poco sesos, pero al mismo tiempo era recomfortante que al menos uno de los dos supiera lo que sucedía y qué había que hacer... solo le molestaba que no fuera ella. Necesitaba poder sentirse en control de las situaciones para tener paz mental.

Sinceramente le sorprendió la pregunta y no supo bien por donde comenzar. Ella tenía que estar bien informada por lo que corrían y, sin embargo, ahí estaba, corriendo por su vida sin saber exactamente la razón. -Somos los descendientes y portadores de la sangre real. De nuestros hijos va a nacer un gran mago que libere al mundo de las fuerzas oscuras. Ellos son los mortífagos que quieren evitar que nuestra línea genealógica siga extendiéndose.- Por un momento se corrigió mentalmente, no querían que "no siga extendiéndose" sino culminar de exterminarlos, ellos eran los últimos.

No pudo evitar pensar en su hermana y que una pena le carcomiera en el pecho. Sabía que le debía la realización del plan a ella y a su familia. La sugerencia de ella lo devolvió a la realidad. Exhaló en una sonrisa -Si, es mejor guardarlos. Voy a estar bien, sólo necesito unos minutos para reponerme- se sonrió -Me pegué un sustazo allá afuera- dijo levemente agraciado de sí mismo. -¿Cómo estás tú?-

Desde los diez años, Keren había dejado de ser consumidora o creyente en cuentos de hadas. Por eso cuando oyó el comienzo de la explicación de Daniel, no pudo evitar arquear una ceja y preguntarse de qué sangre real estaría hablando. La pobre no tenía ni la más mínima idea de lo que estaba sucediendo y por qué los perseguían. Siempre la habían mantenido en la oscuridad por ser "la nena".

Sin embargo, el resto de la explicación también tenía bastante sentido, de modo que su rostro se ensombreció enseguida y una angustia le oprimió el corazón al finalmente comprender de manera definitiva que jamás sería libre para elegir su propio destino o futuro. Se estremeció involuntariamente ante las implicaciones de las palabras de Daniel. Nunca se había siquiera planteado ser una heroína, ni siquiera como juego, de niña, pero aunque le desagradara la idea de ser esclava de las circunstancias, detestaba aún más la idea de que el futuro de la raza mágica estuviera condenada a ser víctima de magos oscuros si ellos fracasaban. —Realmente necesitan un hobby —intentó bromear para ocultar los oscuros pensamientos que la agobiaban. Lo que horas antes parecía un mero capricho de su padre ahora cobraba un sentido completamente nuevo. 

Una parte de su mente preguntó ¿y si no se mejoraba pronto? Pero ella la calló enseguida. —Entera —dijo acostumbrada a no discutir sus sentimientos porque no tenía amigos. No iba a comenzar en ese momento y con básicamente un extraño con el que con suerte había compartido un trabajo de herbología en tercero. Paseó su mirada por la habitación por un huequito entre la túnica y el suelo, observando con detalle sus alrededores por primera vez. —Si no vamos a quedarnos en este lugar mucho tiempo tal vez deberíamos empacar la comida enlatada... y creo que hay un botiquín en la otra esquina. Podría ir a buscarlo... —sugirió con un 'si quieres' implícito.

Se sonrió ante el pequeño chiste de ella. -Claramente que si- Se quedó en silencio meditando y oyendo que tanto movimiento parecía haber afuera.

Se alegró que estuviera entera, sabía que estaba evitando hablar de lo que sentía, no por conocerla especialmente a ella sino porque parecía tener esa habilidad empática que lo hacía saber, en general que pensaban o sentian los demás.

Le pareció coherente el pedido. En el fondo agradeció de que ella no fuera de las que lloraban y se quedaban asustadas en un rincón. En algún lugar había intuido que ella era así desde hacía mucho tiempo, algo de eso y el silencio que siempre guardaba le habían resultado interesantes.

-Creo que es una buena idea.- dijo corriendo el abrigo desmaterializando la piedra que parecía ser. No se movió  más que moviendo el torso para darle el espacio para que ella pudiera pasarle por encima. Poco caballero de su parte pero sentía que si movía la pierna de alguna manera el tobillo lo haría saltar del dolor. Se humedeció el labio inferior pensando en eso. No parecía que esa hinchazón fuera a bajar de momento pero quería darle al menos una hora de reposo antes de hacer cualquier cosa.

La respuesta de él hizo que las comisuras de sus labios se curvaran levemente hacia arriba. Aquella era la primera vez que más o menos compartían un pensamiento y tenían una conversación relativamente agradable, pero Keren no fue consciente de eso.

Se alegró de tener permiso para hurgar en el botiquín. Al menos de ese modo sentiría que estaba haciendo algo útil. El echarse a esperar la hacía sentirse muy vulnerable, en manos del destino y de lo que pudiera sucederles. Necesitaba estar activa para sentirse segura y tranquila. Pasó por encima de Daniel con facilidad y llegó al botiquín en un par de segundos. Apenas unos pocos segundos después, regresó junto a él y se reacomodó con agilidad, sellando nuevamente el escondite como le había visto hacer a su compañero. 

Con el estómago sobre la tierra y levantando su torso sobre sus codos, Keren se dedicó a mirar la cajita. A pesar de la penumbra, pudo ver que los sellos no habían sido violados. Ese estaba entero. ¿Sería porque sus hermanos habían llegado ahí sanos y confiados en que no lo necesitarían luego? ¿Habría el haberlo llevado con ellos hecho alguna diferencia al final? Esas preguntas jamás tendrían respuesta, pero por lo pronto, la muchacha descubrió una enorme cantidad de suministros en la cajita de lata. —Tiene de todo y está completo —Informó con una sonrisa de satisfacción que se oía en su voz. No haría gran diferencia tal vez, pero ella ahora se sentía más útil. —Solo que no tiene etiquetas... —añadió desinflada en cuanto comprobó que era incapaz de encontrar un antiinflamatorio en la mar de frasquitos de colores que una subcajita interna contenía, para aislarlos de las vendas, material para transfusiones y demás bazofias médicas.

No se movió de su lugar. El tobillo empezaba a darle unas molestas puntadas. Inspiró en un intento de no contraerse ante el dolor sino aceptándolo para no generar más tensión con la que lidiar. Cerró los ojos concentrado sin mirar a su compañera todo lo que hacía. Apretó los labios cuando sintió que la túnica se apoyaba sobre su tobillo, cualquier cosa le producía dolor.

Se tapó la cara con la mano izquierda mientras sostenía con fuerza en su mano derecha la varita que no había soltado aún. -Great- dijo con un tono monocorde. El tobillo había empeorado pero creía estar seguro que el dolor era sólo muscular y no nada quebrado.

-No creo tener el hueso roto- dijo en un tono bajo y monótono nuevamente con la cara aún tapada. Sabía que se estaba hinchando cada vez peor. Lo que no sabía era que estaba poniéndose cada vez más negro.

Ella sopesó las opciones. Podía destapar cada frasquito y olerlo a ver si reconcía el desagradable aroma del antiinflamatorio oral, revolver el resto de la caja o bien dejar que la naturaleza siguiera su curso en el chico, que no parecía estar mejorando, si bien ella no era consciente aún de que estaba empeorando. —Esperemos que no.

Se decidió por revolver e intentó hacerlo sin desordenar demasiado. Su paciencia y meticulosidad fueron recompensadas cuando reconoció el frasco bajo, chato y ancho donde su mamá guardaba las pomadas para torceduras de tobillos y picaduras de serpientes. Tal vez no fuera una regla universal el guardar pomadas en ese tipo de frascos, y ella no sabía mucho de medicina porque se mantenía alejada de esos temas desagradables, pero era una apuesta decente, así que abrió ese frasco, rompiendo el sello. Al menos si se equivocaba sería solo un sello roto y no todos en busca de un aroma.

Al desenroscar la tapita de madera sintió el olor acre del alcanfor y la menta que inundaban la pequeña estancia debajo de la túnica de Daniel y se sintió satisfecha. —Creo que encontré una pomada para torceduras. Si me dejaras aplicártela... —el comentario optimista tenía un leve tono de reproche por no haberle dejado inspeccionar la lastimadura más de cerca antes.

Sentía que estaba demasiado agotado, el dolor, los nervios, las corridas y llevarla a ella a cuestas. No estaba en su mejor día. Se preguntaba como sería el tiempo que seguía aunque estaba seguro que debía ordenarse y enfocarse en una cosa por vez la espectativa de como continuar con todo esto y seguir vivos lo tenía preocupado. No se imaginó que en un primer vistazo ya se encontrarían con tantos problemas.

La noticia lo alegró aunque no estaba en su mejor momento para demostrarlo. -It's ok- dijo moviéndose para acostarse boca arriba con toda la suavidad de lo que fue capaz. Cuando se enderezó y su pie tuvo que quedar con los dedos hacia arriba no toleró el movimiento. Dejó el pie en esa posición mientras se sentaba para tomar con sus manos el pie y girarlo suavemente ((juro que hablo desde la experiencia personal jeje))

Levantó el pantalón mostrando el tobillo, estaba en la miseria por lo que deseó profundamente que esa pomada fuera la indicada. Hinchado como un pomelo y de color morado intenso en el punto del tobillo donde se habia doblado esparciéndose a un color más claro en los alrededores.

Se recostó y dejó que ella hiciera lo pertinente.

Ella, en cambio, comenzaba a serenarse y sentirse más en control de la situación, más segura de que podrían de alguna manera permanecer vivos al menos un par de años más. Era increíble el efecto que algo tan simple como el haber descubierto un botiquín y tal vez la medicina adecuada tenía en su ánimo. Pero lo peor estaba por llegar pronto, al menos para Keren.

((Uhhh pobre. Debe haber sido terrible!))

Se arrodilló como pudo debajo de la manta, intentando no levantarla demasiado. Tenía el potecito de la pomada en la mano izquierda y había dejado la tapa en el botiquín para poder aplicar el ungüento con la derecha. Sin embargo, al ver el estado del tobillo del muchacho se impresionó y apartó la mirada. Cerró los ojos un momento largo y después se obligó a abrirlos y a mirar el tobillo al tener en mente lo que estaba en juego. Entonces comenzó a untarle la crema con suavidad, siendo bastante ahorrativa con la pócima en caso de que necesitaran el sobrante en otro momento. —¿Alguna mejoría? Tiene calmante, así que debería dejar de doler tanto... —  "Si le pegué a la medicina correcta" terminó en su cabeza cuando hubo casi terminado de untarle la pata.

¿Era la pomada indicada?

El miembro 'Daniel Turner' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

'SÍ/NO' :

Casi como si se tratara de un globo con un pequeño agujero, el tobillo comenzó a desinflamarse poco a poco donde la pomada pasaba. El color iba lentamente volviendose cada vez más opaco hasta tomar el color de la piel.

Se sentía frío lo cual le hizo tener un escalofrío y calmarse hasta el punto de poder relajarse. El dolor fue cediendo lentamente. -Si- dijo con más tranquilidad a la pregunta de ella -Está mejorando- Comenzó a temblar y se cruzó de brazos sobre su pecho, estaba teniendo frío pero no era nada para preocuparse.

Se sentó para ver como iba cambiando la situación de su pie. Se distendió al ver que estaba mejorado tan notablemente y se animó a sonreír por ello.

Exhaló de manera sonora ante la contestación de él. También Keren se permitió una pequeña sonrisa de triunfo, aunque tenía la vista en sus manos, no en el rostro del chico como para saber que él también sonreía. 

Cuando terminó de aplicar el remedio, volvió a tapar el frasquito y reacomodó las cosas en el botiquín después de "limpiarse" las manos en su ropa. Pronto la cajita de latón estuvo cerrada y puesta a un costado. Entonces volvió a acomodarse recostada junto a Daniel. Se preguntó si intentarían dormir ahí antes de emprender otro viaje o cuál sería el plan del muchacho. Ahora que le empezaba a bajar el subidón de adrenalina, los párpados le pesaban, lo cual era ridículo si uno consideraba que en realidad había dormido bien y lo suficiente la noche anterior y que debía ser cerca del mediodía en realidad. 

—Gracias por explicarme la situación —dijo sin levantar demasiado la voz—. Será poco convencional, pero creo que puedo ser de más utilidad si sé qué está sucediendo... 

Era raro que ella se rebajara a hablar de esa manera o de esos temas, pero le pareció que el chico se lo había ganado. No sería la maravilla humana, pero la había llevado a salvo a pesar del estado horroroso en que se había puesto su tobillo. 

A demás, era algo que tenía que admitir, que era mejor que ella estuviera al tanto. Claramente el mantener a una de las partes involucradas en la oscuridad no había servido para mantener a la pareja con vida, aunque si la hermana de Daniel era tan blanda de personalidad como él, era entendible que no quisieran decirle nada que pudiera alterala y convertirla en una bola de histeria. Ella, en cambio, era un tipo de mujer muy distinto.

Se recostó en el suelo nuevamente unos segundos después de ella, luego de taparse el tobillo. Se cruzó de brazos, sentía que estaba temblando. Miró el techo y se sonrió. Se sintió algo tonto en la confesión. -Sinceramente pensé que lo sabías- se tomó un segundo pensando en su hermana. -En mi familia si bien las mujeres siguen al hombre las consideramos un poco más como soldados- tragó saliva pensando en cómo su hermana no había podido pasar ´la prueba´. Se sonrió levemente de nuevo, era una persona capaz de sonreír en cualquier situación. -No sé si podría hacer esto solo...- dijo en un profunda confesión. Sabía que debía protegerla pero sentía que debían funcionar como un equipo por un bien superior.

Él también sentía todos sus músculos agarrotados y cansados pero tenía la cabeza ocupada en cómo continuarían desde ahí.

Ella negó con la cabeza y después se dio cuenta de que seguramente no la vería así que se decidió a ponerlo en palabras. —No tenía idea. En la mía nos consideran como elfos domésticos capaces de procrear —explicó ella con cierta desaprobación en su voz. Había nacido demasiado orgullosa como para dejarse rebajar a ese estatus. Por eso siempre había sido la rebelde. —El conocimiento puede hacer diferencia de vida o muerte.
Aquella era su manera de decir que sentía que al compartir información con ella estaba incluyéndola, dándole herramientas en lugar de condenarla a una muerte segura. 

Keren se sorprendió de oír eso. Estaba muy de acuerdo con él, sobre que Daniel no parecía capaz de hacer algo así solo pero ella tampoco, con la cero información que tenía. Por algo los mandaban de a dos... en realidad eso era por otra cosa en la que ella prefería no pensar de momento, pero bueno. Respetó el orgullo que el chico pudiera tener no diciendo lo que pensaba. —No se supone que lo hagas solo —dijo aún con su modo de hablar algo seco, pero estaba siendo amable. Se lo debía por haber compartido información clasificada con ella y por haberla llevado ahí en una pieza.

De tanto estar ahí tirada en el suelo húmedo, ella también comenzó a temblar ligeramente cada tanto. Hizo memoria pero no había visto mantas extras en su inspección del lugar, de modo que se acercó a él. Apoyó su cuerpo cerca del de Daniel, para envolverlo en su túnica, ya que la de él estaba haciéndoles de carpa. Estaba tiesa, nerviosa e incómoda en varios niveles, pero no quería morir de hipotermia.

Él se pegó levemente a ella también y supo que pese a lo mal que quedara en esa situación la practicidad era primordial. Acomodó el abrigo que ella le ofrecía pero siguió temblando sutilmente. -Come- dijo abriendo su brazo izquierdo ofreciéndole un lugar más cercano entre su brazo y su costado. Se sonrió -Yo también tengo frío-

Precisamente por eso es que ella se le había acercado en primer lugar. Los muchachos nunca le habían interesado demasiado, con todas las otras ocupaciones que invadían su mente y la plagaban de responsabilidades, estudiando y planeando para un futuro que ahora sabía jamás se haría real. 

Durante un segundo dudó, mirándolo asustada ante la perspectiva del tipo de intimidad que implicaba un abrazo, comparado con solo la cercanía física, que para ella ya había sido un paso difícil de dar, pero hacía frío, estaba cansada, asustada y medio muerta de hambre porque esa mañana se había negado a desayunar de puro caprichosa, para molestar a su padre. 

Acabó por asentir y acurrucarse contra él que no estaba mucho más caliente que ella... que había tenido su túnica puesta todo el tiempo. Pensó que no mejoraba mucho su situación de momento, pero tal vez si lo ayudaba a entrar en calor, entre ambos pudieran conservarlo mejor. —Imagina unas vacaciones en la playa... —intentó inspirar a ambos, parcialmente hablándose a ella misma que también se moría de frío y ya no sabía en qué pensar para sentir menos el duro y gélido piso debajo de ellos. La humedad que venía por la lluvia no ayudaba.

Notó la dureza con que ella había desconfiado de sus intenciones pero no le iba a censurar por eso. Éste era el motivo por el que se había explicado. Ya bía entendido con claridad de Keren era de las que no confiaban en nadie, eso hacía algo difícil para ambos poder sobrevivir y lo sabía.

Se sonrió mostrando los dientes mirando hacia el techo cuando ella hizo el comentario. Notó la diferencia de temperaturas pero supo que pronto ambos acoplarían sus temperaturas y lograrían darse más calor uno al otro. -Casi que se parecen- dijo divertido del comentario. -Me avisas cuando quieres tu trago- bromeó como si tuviera a un barman al lado.

Se quedó un instante pensando con seriedad mirando el techo -Hagamos turnos. Descansa ahora, yo hago guardia. Luego invertimos.-

Desde un punto de vista opuesto, Keren estaba convencida de que su desconfianza para con todo el mundo la hacía más propensa a sobrevivir por no dejarse estar. Creí que el achanchamiento y la confianza extrema en la seguridad falsa que a veces uno siente en algunas situaciones era lo que había llevado a los hermanos de ambos a la ruina. Por eso es que desconfiaba en la capacidad de Daniel de mantenerlos vivos, si bien hasta el momento venía probando que era más que capaz de hacer su trabajo. 

Justo miraba hacia arriba, al rostro de Daniel cuando él sonrió. Le pareció que era de esas personas a las que les favorecía sonreír y le costaba entender cómo podía hacerlo con tanta facilidad cuando a ella le costaba tanto. Generalmente cuando pasaba dos o tres veces en un día terminaba por dolerle la cara y sus músculos de tanto ejercicio. Literalmente. 

Sonrió por el chiste de él, con una levísima risa nasal. —Sí. Esta humedad es como estar nadando en el océano —ironizó ella, también en tono jocoso. 

Keren se enserieció ante la sugerencia. —Yo estoy en una sola pieza. Tu descansa y luego rotamos —Sugirió en un tono que no sonaba tan a sugerencia como a orden maternal.

Él sabía estar en una pieza, una pieza hinchada en partes pero en una entera aún. Pensó en quejarse o en insistir en el cambio. De todas maneras creía que la insolencia le sentaba bien a la chica. No es que él la creyese insolente pero sabía que daría de hablar más de una vez a las personas con los viejos status. Se preguntó como habría vivido con su familia, cómo habría pasado la vida con un padre tan autoritario y encasillado como parecía ser el caso.

-Algo me dice que no eres de las personas con las que se deba discutir cuando algo se les cruza por la mente- dijo sonriendo ya que parecía estar pensando en la terquedad de ella y lo poco diplomática que era defendiendo su punto de vista.

Ella no sabía si él iba a acceder o no, pero había visto lo suficiente del muchacho en el colegio como para predecir que no iba a pegarle por lo desubicada. Parecía demasiado dulce para ser el tipo de hombre que esas familias requerían, tanto como ella era demasiado autoritaria. Irónicamente, tenían los roles invertidos. Al menos no le había tocado un compañero totalmente machista e intransigente, pensó empezando a encontrarle algunas virtudes a Daniel. 

Keren no pudo evitar reír nasalmente una vez por el comentario de él. Sentía que le acariciaba el orgullo. Así y todo se esforzó por que no se le notara tanto lo contenta que la había hecho el reconocimiento de su personalidad y que no la censurara. Ya se había imaginado una existencia horrible siendo reducida a nada por un desconocido. —Es una cuestión de practicidad —intentó explicarse —Te lastimaste por cuidarme. Lo justo es rotar para que puedas descansar.

Notó que algo se había soltado levemente en la actitud de la chica y eso le agradaba. No quería que ella se cerrara nuevamente ante reacciones caballeras de su parte por lo que decidió callar cuando pensó que era su parte del trato protegerla y simplemente guardó ese pensamiento dentro de sí. Que ella se estuviera explicando sobre su reacción fue recompensa suficiente.

Sonrió -Fair enough- se recostó mejor aún abrazándola. -Luego hacemos cambio, es importante que ambos estemos descansados. Ya sabes, es una cuestión de practicidad- dijo bromeando un poco, como si quisiera empatar la conversación de una manera muy inocente.

Ella estaba demasiado compenetrada pensando en todo lo que había pasado y analizándolo para tratar de pensar cuál sería el plan de acción más inteligente, como para darse cuenta de que había bajado un poco la guardia. En parte, su tono y explicaciones se debían a la manera en que Dan mismo se mostraba. Como él era todo delicado y le traía reminiscencias de un infante, ella inconscientemente lo pensaba y lo trataba como tal. Si bien ahora lo respetaba más que antes por lo que lo había visto hacer, en su cabeza le resultaba imposible verlo como hombre. Nunca había mirado a alguien que no fuera su padre o algún hombre mayor como... justamente hombre. Tenia siempre demasiados proyectos para su futuro en la cabeza como para enamorarse. A demás de que su necesidad de controlar todo, que ahora la hacía pensar en maneras de continuar con el viaje y escapar del refugio del árbol, la tiraban hacia lo seguro, lo que conocía y tirarse a los pies de algún tipo iba bastante contra su naturaleza. 

El argumento de él era demasiado bueno para llevarle la contra: ella lo había inventado. De manera que asintió con una leve sonrisa ante el hecho de que él le regresara sus propias palabras. —Eso mismo —concordó, relativamente contenta de que estuvieran de acuerdo. Tampoco pensaba hacer todo el trabajo en lo sucesivo porque él la hubiera protegido una vez. 

Se acomodó de costado para pasar el rato en una postura desde la que podía ver entre las rendijas de las mantas por encima del cuerpo de Daniel y al mismo tiempo apuntar a la entrada en caso de que alguien decidiera acosarlos. Eso lo había logrado medio tirada sobre él y con la varita en la mano que cruzaba su pecho, para poder usarlo de soporte a la hora de apuntar.

Ella se veía mejor con, al menos, una pequeña sonrisa en los labios, eso la favorecía. Fue un pensamiento que cruzó por su mente un momento. Volvió a pensar en la responsabilidad de llevar a cabo el plan. Tenía los ojos cerrados luego de acomodarse pensando en qué podrían hacer. Sabía que el lugar seguro no podía estar lejos pero a su vez pensaba que no podían salir a la interperie extremar posibilidades de que todo esté bien. Mientras más lo pensaba más creía que pasar unos días bajo tierra y entrenando era una buena opción para la supervivencia de ambos. No creía que ella lo aceptara de buena gana por lo que seguía evaluando opciones para comparar si esa era la mejor opción que tenían.

Lentamente su respiración se fue acompasando y fue relajándose hasta dormirse en un sueño no muy profundo.

Mientras él se iba relajando para dormirse, ella aguzaba los sentidos. Primero los atuneó para poder ser bien consciente de todo lo que sucedía dentro de la cueva. Podía sentir la respiración de Daniel y darse cuenta de si estaba despierto o dormido. Luego fue sintiendo las arañas, cienpiés y otros bichos escurriéndose en la oscuridad y el ruido de la lluvia cayendo afuera. Al menos no escuchaba pasos de ningún tipo. Eso era un alivio para ella. Nadie estaba intentando entrar o caminando ahí cerca. Si vigilaban la entrada al escondite, sería desde lejos o quietos en una posición fija afuera. Aún así, Keren no permitió que eso bajara su guardia y se quedó todo el tiempo atenta a cada pequeño sonido, sobresaltándose mentalmente cuando algún ratoncito chillaba en un rincón o similares. 

No pensaba despertarlo, porque creía que era mejor que él pudiera descansar lo que su cuerpo necesitara antes de salir de la cueva. En las opciones que ella iba tejiendo en su cabeza, ninguna incluía quedarse allí un par de días. Si aún no habían ubicado el árbol, días de estar ahí les darían la oportunidad de buscar los alrededores hasta encontrarlos y entonces estarían verdaderamente atrapados. Una idea, sin embargo, apareció en su cabeza ante la noción de que tarde o temprano tendrían que salir de allí. Para ella había dos opciones, o bien cavar algún tipo de túnel con magia para escapar a una locación no vigilada, o enviar algún tipo de ilusión afuera para que ésta fuera perseguida mientras ellos escapaban tras asegurarse que los mortífagos habían dejado el árbol en paz.

Mientras fue durmiéndose fue sintiendo como todo a su alrededor iba apagándose lentamente y fundiéndose en un único sonido. Su respiración iba acompasándose y su mandíbula aflojándose, respiraba por la boca, sin roncar pero podía oírsele en el silencio de la cueva. Sus ojos se cerraron pero no por completo, parecía querer vigilar aún.

Su sueño duró unas 3 horas, podría haber seguido pero algo lo volvió a la realidad. Sintió el frío y el cuerpo entumecido. Abrió los ojos y vio la completa oscuridad, de alguna manera eso le resultó natural. Encerrados pensó.

Las dos o tres veces que Keren apartó momentáneamente la vista de la entrada de la cueva para fijarla en el rostro de su compañero sintió un leve escalofrío al ver que dormía con los ojos entreabiertos. No era el tipo de escalofrío que te hace sacudir, sino del que nace de la impresión.

Un par de veces, la chica debió reacomodar su brazo sobre el pecho de Daniel, puesto que el mismo comenzaba a acalambrársele y hasta se apretó los ojos una vez en un momento en que de tanto fijar la mirada comenzó a ver lucecitas de colores frente a ella. 

Notó el cambio de respiración en su compañero pero no dijo nada, dándole privacidad y espacio a que se despertara o volviera a dormir si era el caso, aunque su brazo estaba bastante agarrotado. Internamente deseó que despertara y no que volviera a dormir.

Miraba el techo que hacía su túnica. -¿Dormí mucho?- preguntó casi como un acto reflejo, tenía la sensación de haber dormido una eternidad en ese agujero. -¿Cómo te sientes?- preguntó en seguida, más preocupado por su compañera que por la respuesta misma de cuánto tiempo había dormido.

Aún tenía el brazo por detrás de ella y sentía el pecho molesto en el lugar donde ella había estado apoyada. De todas maneras sentía el tibio calor que generaban ambos cuerpos en contacto concentrados con la humedad de ambas ropas que se había terminado por secar sobre ellos.

—Lo suficiente —respondió ella que no podía ser objetiva midiendo el tiempo pasado sin tener aunque sea un resquicio de cielo o de luz de afuera para guiarse. Su brazo, no acostumbrado a ese tipo de tensión, tampoco era una vara objetiva para medir nada. 

Cuando él habló, Keren quitó el brazo de encima de él y lo movió un poco, frotándose el codo y los músculos cada tanto para desentumecerlos. 

—¿Tienes hambre? —Preguntó en parte porque ella lo tenía y, en parte, porque si iban a salir de allí y no detenerse a comer hasta vaya uno a saber cuándo, era mejor que comieran algo entonces. Claro que ella no sabía los planes de Daniel de pasar varios días en la cueva aún.

Se sentó. Sintió extraño su tobillo al moverse pero prefirió dejarlo unos momentos más en reposo antes de volver a tocarlo y ver si progresaba o no. No le bastaba la respuesta pero imaginó que pedía demasiado si quería que ella diera un dato exacto de cuánto había estado allí tirado.

-Podría comer- dijo tranquilamente volviendo la vista a ella. -¿Qué has pensado sobre nuestra situación?- dijo sintiendo certeza de que ella tendría algo para opinar.

Ella se preguntaba cómo estaría el tobillo de él pero temía preguntar y escuchar malas noticias. Después de juntar coraje durante algunos segundos y de observar con discreción la pierna del muchacho para ver si había bajado la hinchazón, finalmente consiguió endurecerse lo suficiente como para enfrentar lo que viniera. —¿Cómo está tu pierna? —Preguntó rogando que la suerte los acompañara.

La respuesta de Daniel no la convenció del todo y eso se le mostró en el rostro. Ella sería la última persona en despilfarrar recursos por el temor que tenía después de la muerte de los hermanos de ambos sobre cuyas circunstancias particulares no se conocía ningún detalle. No había hueco posible que ella quisiera dejar descubierto por las dudas. No quería morir. —Entonces sería mejor que esperáramos a tener hambre de verdad antes de gastar provisiones —sugirió ella algo seca, como madre cansada. 

Le sorprendió mucho que Daniel le preguntara qué pensaba, pero se alegró de que así fuera y aunque no sonreía, pareció más accesible de repente. —Si pudiéramos confirmar si nos están esperando afuera o no, sería mucho más fácil planear el siguiente paso, pero no se me ocurre cómo averiguarlo. Lo más probable es que nos estén vigilando, o que recorran la zona. En el primer caso, cavaría un túnel hasta alguna zona más segura para escapar a la siguiente parada en el itinerario; en el segundo, supongo que enviar una ilusión que distraiga fuera de la puerta para quitarnos de encima a estos enfermos sin vida nos daría una oportunidad de correr sin que nos vean —opinó.

La pierna:
1 ¿le duele?
2 ¿sigue hinchada?