Fiesta de clase alta

Era un sábado a la tarde. El anochecer se encontraba a la vuelta de la esquina, pero las primeras estrellas aún no comenzaban a aparecer en el cielo. Del había salido del colegio con permiso expreso de sus padres para acudir a "una reunión familiar". Sus progenitores utilizaban esa carta a menudo para poder lucir las aptitudes artísticas de su hijo menor en las lujosas fiestas de clase alta con que convidaban a los demás embajadores mágicos en Inglaterra. Así, Louis lo había ido a buscar al colegio según lo acordado y ahora el muchacho se arreglaba en su dormitorio en el palacete que sus padres habían alquilado, donde la bandera de Inglaterra y Francia flameaban juntas como hermanas, por irónico que pareciera.

A Del no le molestaban esas reuniones. Le gustaba la música clásica de calidad en vivo que ofrecían y la oportunidad de conversar con su hermano, aunque últimamente estuviera tan cambiado en su personalidad que apenas si lo reconocía. Lo que no le gustaban eran sus padres, pero venían con el paquete y había que tolerarlos, haciendo como si Isabelle nunca hubiera existido.

Terminó de arreglarse frente al espejo de su habitación. Se engominó el cabello, que peinó hacia atrás de manera prolija, y se acomodó las túnicas de gala a la última moda del siglo XVII, que vestía en la gama del negro y el gris oscuro, quedando éste relegado a los detalles. Debajo, una camisa blanca de época, con volados y demás gala y el típico calzado haciendo juego completaban el atuendo. Se perfumó como el tipo metrosexual que era y se sonrió en el espejo antes de bajar a ver qué había de comer... porque mucho más con qué entretenerse no esperaba tener. Había recomendado a Agatha a sus padres, pero esperaba que eso le valiera un ascenso en la oficina o, al menos, una mejor paga, no un puesto en la fiesta más lujosa del Londres mágico. Habría fotógrafos del diario y todo.

Conversando con su hermano, que lo esperaba en el pasillo, bajó las escaleras dobles de mármol blanco hacia el salón de baile, rectángulo que se extendía muchos metros a lo ancho hacia diestra y siniestra. Frente a las escaleras, un par de puertas dobles daban al jardín que había delante de la casa, el cual tenía una imponente fuente y una rotonda para los carruajes.

Adentro, una cuadrilla de elfos domésticos ultimaba los detalles de la decoración, mientras que, en el costado derecho del salón, otros tantos llenaban las mesas vestidas con manteles blancos con los platos más exclusivos del momento. En la otra punta, un escenario de madera oscura estaba ocupado por un piano de cola negro y una docena de instrumentos de cuerdas que la orquesta estaba afinando.

Como la conversación con su hermano venía decayendo inevitablemente, Del miró todo el salón y, a falta de algo mejor para hacer, se subió al estrado y comenzó a juguetear con el piano mientras el ensamble de cuerdas hacía lo suyo. Pronto se entretuvo con la música y se perdió en el canon de Pachelbel y algunas de las piezas más simples de Mozart. Cuando salió de su ensimismamiento, notó que lo había hecho porque había un ruido de fondo que lo molestaba. Se trataba del murmullo de voces que conversaban: Cerca de la mitad del salón estaba ya lleno de invitados luciendo sus mejores galas y conversando en pequeños grupos de a tres o cuatro.

Louis le hizo una seña de que continuara tocando y así lo hizo, comenzando nuevamente con el canon con la intención de repasar el reducido pero agradable repertorio que había improvisado un rato antes. Una mirada furtiva a los músicos le dio la pauta de que aún no terminaban de arreglar sus asuntos, o bien habían tenido algún tipo de contratiempo que él graciosamente estaba disimulando.

((Supongo que ahí llegará ella y hablará primero con los viejos de él... no sé... salvo que vos tengas otra cosa en mente. Yo te sigo en lo que quieras =) ))

((ahhh mierd... mejor no digo todo lo que me provocó esto (?) xDD ))

Agatha había sido, además de invitada por los padres, también por su jefe para asistir al evento. El hombre era un viudo gran amigo de la familia y le pidió que fuera su compañera y le hiciera de secretaria ese fin de semana, a modo de broma. Sabía que Agatha era una persona de grandes capacidades y como el mentor que se sentía con ella, quería aprovechar para que ella pudiese hacer relaciones públicas que, ciertamente, no era el fuerte de la muchacha. La pasó a buscar por su casa y partieron rumbo a la fiesta.

Agatha iba vestida con ropa de su madre, algo que aún había guardado. Había algo en esas prendas que la hacían sentirse sucia, incómoda ante la presencia de algo tan cercano a su progenitora. Éste era el motivo por el cual el vestido desencajaba tanto con su estereotipo de prenda. Era un vestido largo celeste claro con tonos verdes, la parte de la pollera era de una gasa que, amontonada en capas celestes y verdes claros sobre una seda tenía un gran movimiento. La parte de la cintura estaba ceñida a su pequeña cintura con un escote cirular que dejaba al descubierto parte de sus hombros, las mangas llegaban hasta los codos y eran abuchadas ((esta bien escrito esto? son sueltas y se achican en el codo)). Todo el borde del escote tenía un volado al igual que las mangas. El vestido no era refinado ni caro pero era bello y resaltaba el tono blanco de su piel y el rojizo de su cabello oscuro haciendo juego con sus ojos. No se sentía cómoda con ese color tan claro y llamativo. Imitación de perlas pendían de sus orejas y el cabello lo llevaba recogido en un rodete. -¡Siempre tan formal! ¿Me permites, linda?- dijo su jefe soltándole el cabello. -Es una fiesta, no un funeral- le dijo volviendo a la divertida conversación que él llevaba.

Entraron al salón, ella prendida de su brazo para subir las escaleras, mientras él le daba instrucciones sobre con quiénes debería hablar. Agatha no llevaba puestos sus anteojos y no quería mencionarle que iba a costarle trabajo encontrar a las personas que él le describía. Observó el estrado y vio a un joven delgado tocando en el piano pero no distinguió facciones. Se enredó mejor en su chal blanco para taparse los hombros. Miraba con disimulo a su alrededor. Así que en de este modo vive, Delacroix. Estaba realmente nerviosa e intentaba no parecerlo. Una vez terminados los escalones soltó el brazo de su acompañante para seguirlo por detrás mientras él abría camino a saludar a sus conocidos. No había parado de pensar en que se iba a encontrar con los padres de él quisiera o no, más allá de que vería al hermano y esperaba que éste fuera disimulado y no la expusiera ante los padres que había algo entre ellos. Lo consideraba una preocupación tonta pero factible.

Estaba algo rígida y distraída Mira hacia el frente, mira hacia el frente... Se repetía para no quedar como una campecina asombrada por el lujo.

((No sé a vos, pero a mí, sentimiento de que vivo abajo de un puente y me visto con trapos de piso jajaja XD))

A ambos costados de las escaleras, columnas del mismo mármol se elevaban hasta el techo, del doble de la altura normal. El suelo y las paredes del salón estaban hechos de piedra, manteniendo el estilo de los clásicos palacetes mágicos antiguos, pero, a diferencia de éstos, los tonos eran claro y cálidos, dando una sensación de amplitud de bienestar de la que casi todas las mansiones mágicas generalmente carecían. Las paredes eran de un amarillo clarísimo, que apenas podía denominarse por tal nombre y el suelo del mismo tono de gris que las vetas del mármol. Contra algunas de las paredes había sillas de madera oscura y tapizado a juego con las paredes, donde los invitados podían sentarse si se cansaban.

Del tocó las mismas canciones que había estado interpretando antes, sin prestarle atención a la gente que había llegado. Conocía a algunos de los funcionarios de toda la vida y sabía el tipo de elogios y conversaciones que le esperaban de su parte, así como el hecho de que Los gemelos Ito, hijos del embajador de Japón, seguramente estarían allí para armar problema. Al menos con el que estaba en su casa podría hablar amistosamente, mientras que su hermano, el que estaba en Slytherin, no lo influenciara demasiado.

Cuando llegó al límite de lo que podía llegar a tocar en público sin hacer quedar mal a sus padres, dio una ojeada alrededor. El salón estaba casi lleno y el ensamble de cuerdas parecía listo para tocar. Genial, pensó ante la engorrosa perspectiva de volver a interpretar a Pachelbel. Entonces se levantó, giró sobre sí y saludó a la gente en general con una pequeña reverencia dado que las personas más cercanas a él estaban aplaudiendo. No quería ser descortés. Sobre todo cuando conocía algunos de los rostros como amigos de la familia u otros embajadores con los que ya tenían trato en Francia y que seguramente se habían acercado a escuchar por tratarse de él. 

No había acabado de bajar del estrado cuando las cuerdas comenzaron a sonar interpretando una composición mucho más compleja que lo que Del había estado tocando, pero igualmente armoniosa, del tipo que no molesta de fondo porque no atrae demasiada atención. Algunos de los amigos de sus padres lo rodearon para saludarlo y felicitarlo tanto por su interpretación como por la increíble noticia. Él recibió las felicitaciones con su habitual gracia, aunque no tenía la menor idea de qué podía ser dicha noticia. Durante un par de minutos, el muchacho estuvo sumido en un pequeño foco de atención que se disipó tan rápida y discretamente como se había convocado.

Solo en el salón, decidió dar una vuelta para ver si se encontraba con los chicos. No estaba seguro de que hubieran sido invitados junto con sus padres, pero sabía que, al menos el problemático, estaba "destinado" a convertirse en el sucesor de sus padres como Louis lo era el de los suyos. En eso andaba cuando reconoció al amigo más antiguo de la familia, uno de sus preferidos, porque había llorado copiosa y sinceramente en el funeral de su hermanita, mientras que sus padres parecían simplemente estar en otra fiesta más de etiqueta. 

Inmediatamente, el rostro se le iluminó con una sonrisa y se acercó a saludarlo. Desde donde estaba, no podía ver si estaba acompañado o no, simplemente parte de un vestido verdoso detrás de él que bien podría pertenecer a alguien más de la concurrencia, que era mucha. Le dedicó un caluroso y sincero saludo hasta que, un momento después, reconoció a la mujer que estaba de pie junto a él y durante un segundo perdió la compostura que años de práctica le permitieron recuperar casi de inmediato. Ese segundo de duda, bastó para que se notara que la conociera, pero no tanto como para que fuera muy tarde para las formalidades. 

—Muy buenas noches —la saludó con la misma pompa con que todos se trataban ahí dentro y con una reverencia que parecía estar muy de moda entre los caballeros del lugar sin importar las edades. Había un dejo de sonrisa contenida en sus labios que la picardía en sus ojos, clavados en los de ella al hablarle, dejó entrever.

Estaba concentrada en la conversación con la mujer rubia con la que hablaba su jefe para notar el acercamiento de Edward aunque fuera por el frente. Analizaba a esta mujer, se veía refinada y sin idea de la vida. Sintió que se le paró el corazón cuando vio a Ed y contuvo la respiración, se le abrieron los ojos levemente e intentó contenerse mientras se preguntaba como era que él estaba ahí, le resultaba tan fuera de lugar este encuentro. Recobro igual de rápido que él la compostura. -buenas noches- dijo ampliando su vestido y bajando un poco su cabeza en una pequeña flexión de rodillas.

-Ahh, se conocen del colegio ¿verdad?- dijo animadamente Anthony, su jefe.
-Si, ocasionalmente del colegio. Íbamos a la misma casa- explicó parte verdad parte mentira. Volvió la vista a los ojos de él esperando una silenciosa y disimulada complicidad.

La mayor parte de la gente en ese lugar encajaba con la descripción que Agatha había hecho mentalmente de la mujer, que también pareció alegrarse de verlo y a la que saludó con igual gracia y educación, pero con menos cariño del que había puesto hablando con Anthony.

Observó con detenimiento y discreción la reverencia de Agatha. Le pareció bien educada pero algo oxidada y enseguida lo relacionó con lo que había dicho aquella primera noche en su casa acerca de pertenecer a una larga línea de Aurors. Seguramente había sido bien educada pero perdido la práctica al no asistir a ese tipo de eventos mientras crecía. ((O al menos eso le pareció a él))

—Sí —respondió Del rápidamente, con confianza y una sonrisa encantadora que dirigió a Anthony. —Como futuro Premio Anual, estaba entre los prefectos a cargo de guiar a los nuevos cuando nos mudamos a Inglaterra —continuó con igual soltura y su natural carisma, mas no volvió a dirigirle la mirada a ella.


 Había pasado casi un año desde que él se mudara hasta que comenzara a siquiera ubicar que ella existía, pero si Agatha podía inventar, él se sintió con el mismo derecho a hacerlo. En realidad, la hubiera sacudido por básicamente desconocerlo frente a toda la gente que a él le tenía aprecio y ante la cual ella era una nadie, pero en lugar de eso, pensó que resaltar las virtudes que tenía y de las que seguramente no hablaba por modestia, le haría más favor a ella siendo que de todas formas no podía ni pensaba hacerle una escenita. Aunque lo negara, le gustaba la atención que recibía en esas fiestas, incluso como el segundón de los Delacroix.


Ese tipo de charlas superficiales y llenas de elogios no siempre sinceros eran para lo que uno iba a esos bailes después de todo y él, siendo el hijo de sus padres, podía esconder sus emociones cuando quería y mentir como el mejor, salvo que solía preferir no hacerlo. 


—Confío en que alguien tan capaz como usted habrá podido finalmente solucionar ese caso que le ocasionó tantos dolores de cabeza el Septiembre pasado —dijo recordando de la nada una conversación previa porque quería evitar que la conversación recayera sobre ellos, donde se sentiría tentado a ser un idiota. Tampoco le costaba. El hombre había hablado ((?)) del asunto un rato largo con él y Louis y Del lo apreciaba.

Bajo la mención de que ella había sido Premio Anual las miradas de los invitados que participaban de la conversación recayeron sobre ella quién intentó mostrarse seriamente agradecida ante el elogio de la mención pero terminó ruborizándose pese a sus intentos.

-Ahh, si, claro- mencionó Anthony pensando en el asunto del problema del Ministerio. -Fue mucho trabajo querido, nada de actos de magia- dijo con una risa grave y profunda pero tranquila. Volvió la vista a su acompañante, Agatha. -Tuvimos que trabajar a dobles turnos. Habíamos tenido una fuga de documentación- dijo hablando a los que formaban parte de la conversación. -Tuvimos que recolectar nuevas firmas de autorización para nuevas documentaciones a muchos Ministerios a lo largo del globo...- dijo siguiendo con una larga explicación sobre el inconveniente. Agatha escuchaba con seria atención y de a ratos recibía un nuevo halago de su trabajo y eficiencia. Sabía que Anthony estaba allí para venderla y conseguirle mejores posibilidades en un futuro, quería introducirla en el "negocio" político, lo importante era lograr contactos. Agatha no era buena en eso de las relaciones pero si en parecer firme, segura y responsable. Estaba aprovechando ese carácter para hacerse un lugar allí pero la presencia de Edward no hacía más que desconcentrarla y hacerla sentir que parecía simplemente una colegiala. Acotó firmemente algunas explicaciones cuando encontró lugar. Sonrió sólo fugaz y contenidamente en pocas ocasiones, escasas, luego de unos minutos pidió permiso para retirarse al tocador.

Sentía que lo único que podía experimentar era ansiedad y necesitaba calmarse un poco o buscar una ocasión para verse a parte con Edward. Cualquiera de las dos resoluciones le hubiese sentado de maravilla por lo que se dispuso a intentar que sucediera cualquiera de las dos.

No había hecho más que dos pasos cuando la mujer a la que había analizado había acercado levemente la cabeza a Anthony para murmurar. -Es la hija de Clarice, la auror ¿verdad?- con cara de apremio y seria curiosidad. -Si, de ella misma- respondió con el acompañamiento de la cabeza Anthony. -Ay, que barbaridad. Pobrecita.- dijo finalmente ésta última sintiendo su curiosidad satisfecha y observándola partir como si se tratara de un animal herido en un espectáculo.

Del, en cambio, se sentía en su elemento. Experimentaba una cierta incomodidad de tener a una parte de su vida que le resultaba lo mejor de ésta, en medio de una festichola que simbolizaba gran parte de lo que odiaba en sus padres y al mismo tiempo compartía con ellos: la frivolidad aristocrática.

Asintió lentamente, con una de sus sonrisas compradoras en los labios, pero no estaba siendo hipócrita. Simplemente se le iluminaba el rostro cuando sonreía y ese hombre era una de las pocas personas en todo aquel salón lleno de magos que le caía bien.  —Suena muy trabajoso —acotó—. Me alegra que hayan podido salir del apuro a pesar de las dificultades. Hay ciertos momentos en que ni el pago por las horas extra compensa el estrés —comentó como si lo hubiera vivido en carne propia. La verdad era que no, pero se lo imaginaba y lo había visto en otra gente. Sus padres, por ejemplo. En todo caso, la mayoría de las personas presentes hablarían por boca de pavo en un momento de la noche u otro para no desencajar del resto del grupo. Era todo parte del circo que era ese tipo de reunión. 

Él también sabía que probablemente ella estuviera ahí para venderse o ser vendida por sus patrocinadores. Precisamente por ese mismo motivo se había tomado el trabajo de escribirle a sus padres recomendándola, cuando él nunca les escribía por motus propio y respondía a sus misivas de manera cortés pero vacía, sin contar nada de su vida ni hacer más que las preguntas exigidas por la cortesía más básica. En otras palabras, había sido un poco descarado y bastante descortés, pero, por ella, no le importaba y a demás, la opinión de sus padres había dejado de importarle tres años atrás. 

Tuvo que hacer un esfuerzo para no poner una tremenda cara de traste. No era la primera vez que alguien se alejaba de un grupo y el resto hablaba a sus espaldas, pero estaban hablando de su Agatha y no le gustaba el tono ni la actitud. Por suerte para él, justo pasaba un mozo con una bandeja de canapés en pequeños pirotines y él tomó uno, haciendo que el mozo se detuviera de inmediato. Luego se digirió a la señora con su actitud más convincente y desenvuelta. —¿Por qué no prueba uno de los canapés de salmón ahumado, Madame? Son sinceramente excelentes —sugirió en un tono que indicaba que mejor sería que comiera y dejara de ser descortés si no quería que él fuera más obvio en su reproche a la falta de cortesía en que acababa de incurrir. Sin embargo, para ojos y oídos no entrenados en el fino arte de ser falso, aquello podía haber sonado como una conversación normal. Alguien que tuviera experiencia captando las indirectas de Del en particular, sin embargo, tal vez hubiera podido ver a través de la advertencia.  ((Y así tenés la puerta abierta a cazarla, no cazarla o tirar los dados))

Anthony alzó el dedo índice con su mano grande y levemente vellosa y la interpuso a final de la frase de Edward para agregar una acotación a sus palabras -No, Edward. El pago es el valor de lo cumplido...- dijo con profunda satisfacción. Era la característica que a este hombre lo había alzado por sobre la multitud siempre. 

Agatha desconocía todos los promotores de su imagen que tenía trabajando a su favor y la gran mayoría de pláticas que la había llevado a encontrarse en un evento de este estilo. Solo conocía los deseos de Anthony por colaborarle aunque desconociera las profunda culpa que sentía hacia sus padres que lo había llevado a esas acciones.

Agatha a la distancia que se encontraba no pudo apreciar el gesto de Ed ni los comentarios maliciosos de la mujer por lo que continuó caminando. Pese a no saberlo intuía que en esa fiesta apenas una diera la vuelta iba a haber gente comentando sobre la "desconocida" pero no le importaba. En este caso era mejor que hablaran, que hablaran todo lo que quisieran en vez de ignorarla. Cuanto estuviese en boca de todos por sus logros pese a sus dificultades tenía posibilidades de sobresalir.

La señora que llevaba años de reuniones frívolas no pudo evitar notar que la invitación fue exclusiva hacia ella por lo que arrugó levemente la respingona nariz que sobresalía de su rostro y luego agradeció con una sonrisa acompañando sus palabras -Gracias, querido. Que atento.-

El shock que él sintió al oír ese comentario lo ocultó con maestría. En lugar de eso, le dedicó al amigo de la familia una sonrisa inocente, que escondía pensamientos del estilo "Sí, si te gusta valorarte apenas por encima de un gusarapo y que te negreen doce horas por día cuando algún estúpido administrativo no sabe dónde puso los papeles adecuados". En lugar de eso, dijo —Creo que al país le iría mejor si más gente se tomara su trabajo tan en serio — y era un comentario que podía hacer con total sinceridad. Sabía que tener empleados sin vida, esclavizados en el sistema estatal era la mejor manera de que un país progresara. Que la gente la pasara bien a nivel personal era otra historia y el gran debate sobre qué hacer con su futuro nacía de ahí. 

Le sonrió a la mujer con una de sus sonrisas compradoras, pero falsas. —De nada, Madame —y añadió—. Es una lástima que Agatha se los haya perdido... hablando de Mademoiselle Horton —dijo esta vez dirigiéndose hacia Anthony con tono de confidencia —Mis padres dicen que el papeleo nunca había fluido de manera tan eficiente desde que abandonaron Francia, ¿Tu qué me dices? —Preguntó haciéndose el curioso, con una sonrisa algo orgullosa, pero bastante simpática y algo cómplice en el rostro. 

Lo había dicho con la esperanza de que si el hombre la había apreciado lo suficiente como para patrocinarla, como ella había explicado esa tarde en el callejón a la salida del Ministerio, de seguro tendría algún elogio para ella que ubicara a la mujer de una vez por todas. Seguramente, después de eso no le quedaría otra que empezar a hablar mejor de ella si es que era tan vana como los demás y estaba tan obsesionada en agradar a otros como para cambiar de opinión como tortilla. De lo contrario, al menos sabría que sus comentarios no siempre serían bien recibidos. No mientras él pudiera evitarlo. 

—Personalente, me alegra que alguien que tanto por mérito como por sangre tiene derecho a moverse en estos círculos, tenga la oportunidad de hacerlo. —Tras una breve pausa, citó otro ejemplo donde el protagonista era un hombre que él nunca había tratado personalmente, pero cuya anécdota un tercero, conocido del ambiente, había contado innumerables veces. Esto lo había hecho para dispersar cualquier sospecha de que tuviera interés personal en la muchacha por ser... justamente una chica.

Anthony afirmó seriamente con la cabeza y la expresión -Es una luz. Totalmente eficiente. HacíA mucho tiempo que el trabajo no se estancaba en los escritorios. Además de eficiente tiene actitud. No hay problema que no sepa resolver... Y eso con su escaso conocimiento en el área- dijo intentando halagarla aún más mirando a sus compañeros de charla. Al conversar movía con certera cautela su copa pero de manera desenvuelta.

La conversación continuó vagamente destacando las virtudes de la muchacha y luego a temas de trabajo de otras áreas, a gente que se había destacado y los minutos continuaban. La verdad era que Agatha en su intento de salir rápidamente del grupo había olvidado el detalle de consultar donde debía ir. Una vez que encontró a un mesero pudo encontrar el baño de mujeres para que al entrar al mismo no supiese bien que hacer. Entró de todas maneras y se sentó sobre la tapa unos instantes intentando sacarse el sonido de los murmullos constantes de las charlas que se desarrollaban en la fiesta. Inspiró 3 veces profundamente y logró quitarse la ansiedad entendiendo que era una estupidez ponerse nerviosa por la presencia del muchacho, era algo inesperado pero podía actuar concienzudamente con lo que estaba pasando. Salió, se acomodó el tocado mirandose seriamente al espejo tomando confianza y salió de nuevo a la fiesta para reunirse nuevamente con el grupo del cual hacía ya unos largos minutos se acababa de escapar.

El esfuerzo que tuvo que hacer él para suprimir una sonrisa ladeada al pensar en que Anthony no conocía ni la mitad de la actitud que la morocha podía llegar a tener, le consumió gran parte de su poder de concentración. 

Como el resto de los que escuchaban las disertaciones de Anthony, Del asentía vagamente, mientras comía su canapé con esa delicadeza excesiva que tiene la clase alta para comer algo que de otra forma no sería más que un bocado. Escuchaba con interés, pero no demostraba tenerlo demasiado, no más que cuando se tocaron otros temas, si bien le había puesto la oreja a cada palabra que se había dicho de ella, conforme con su tarea. Había estado seguro de que con solo darle un empujoncito en la dirección correcta, el amigo de la familia no tardaría en ponerse a decir todo lo que él quería y no podía, pero de mejor manera porque la conocía en el trabajo más que en la escuela. Se sintió orgulloso de que dijeran todo eso de su chica. Porque aunque ella seguramente lo negaría, el que le hubiera presentado a la familia y llevado a la casa en lugar de a dar vueltas por ahí o lo hubiera mandado de vueltas al colegio lo hacía sentirse especial como solo un adolescente en su situación puede hacerlo. 

Participó de los otros temas con la misma asiduidad con que venía hablando antes, pero en dos veces se acercó al mozo que pasaba con sus bandejas. La primera, para tomar una copa de champagne y así poder desviar la mirada una fracción de segundo del grupo para ver si lograba ubicar a Agatha por algún lado... ocasión en que la vio ir en una dirección que no era el baño y sintió que se le caía el estómago a los pies cuando ella en realidad se dirigía a preguntarle a otro mozo dónde se encontraba el tocador. La segunda vez, escasos minutos después, fue para dejar la copa vacía en la bandeja de otro muchacho que retiraba las copas usadas. En esta oportunidad no la vio en absoluto y asumió que se habría excusado de la conversación para zafarse de él.

Deseó con todo su ser poder poner una excusa y salir a buscarla para aunque sea cambiar tres o cuatro palabras a solas con ella, pero no había salido nadie del grupo desde que ella se fuera y si él era el siguiente, no tardaría en dar que hablar. No era la idea. Apretó el estómago y continuó poniendo su mejor cara a los amigos de su padre.  

En un momento, notó que parecía haber otro problema con la banda y vio su oportunidad. Se excusó rápidamente con el grupo, con una excusa bastante vaga que involucraba a sus padres y daba la impresión de que era un buen hijo. Se marchó tras darle una mirada significativa a Anthony, que seguramente habría captado por otras fiestas, que no era común la intermisión en la música. Tal vez los más detallistas o aquellos que asistían a esas veladas frecuentemente también lo notaran, pero quienes realmente hubieran estado entretenidos con la conversación, seguramente lo habrían pasado por alto.

Del caminó derecho al pequeño escenario, que casualmente quedaba delante de los tocadores (con las puertas de éstos detrás del escenario), y, tras intercambiar unas pocas palabras con el director del grupo, resumió su lugar al piano de manera tal que parecía como si los cambios hubieran estado pensados de esa manera para amenizar la velada con distintos tipos de música.

Por un momento entró en pánico y se olvidó por completo de Agatha. No tenía más repertorio que tocar. No podía repetir en una fiesta de ese calibre... y encima ella podía escucharlo mandarse una tremenda... así que hizo lo único que podía hacer siendo que no sabía improvisar ni componer. Tomó la carpeta de partituras que alguien más, posiblemente el pianista que los había dejado colgados esa noche, había dejado cerca del asiento y tomó la primera partitura que no parecía escrita en sánscrito. Comenzó a interpretarla con nerviosismo, pero intentando hacer de cuenta que se encontraba solo. Cada tanto, adelantaba la lectura un par de renglones y cerraba los ojos para intentar bloquear el mundo afuera suyo. El resultado fue bastante decente considerando las circunstancias y, si uno no tenía el oído habituado a ese tipo de música y a esas composiciones en particular, tal vez hasta pasaba por agradable como música de fondo. 

Después de dos temas, el director de orquesta fue a avisarle que el problema había sido resuelto y él volvió a saludar y se bajó del pequeño estrado. Esta vez no había un grupito esperándolo puesto que todo el mundo ya estaba ocupado con sus conversaciones. Las posibilidades eran regresar a donde había estado antes, o mezclarse con el resto de la gente. Ahora que volvía a recordarla, todo dependería para él de dónde estuviera Agatha, por más de una razón.

Salió del baño con la seria apariencia de confianza. Caminó recta por el pasillo del baño en dirección a la sala donde el evento se desenvolvía con un sonido más elevado del que le gustaba, ella que adoraba el silencio. Su ruta la hacía bordear el estrado donde estaba la banda justo en el momento en que terminaban el último tema antes de que Edward subiera a tocar su pieza.

El cambio de estilo musical la hizo voltearse por un instante para notar que él se encontraba allí. Tuvo un momento de duda, si tomarse el momento para observarlo tocar o si continuar. Juntó sus manos, una por encima de la otra y simplemente volteó a escucharle. Su rostro era serio e inexpresivo, podía verse como alguien que no tenía nada mejor que hacer en el evento. Objetivamente notó que el chico hacía bien su parte pero su conocimiento no le permitía poder ser más crítica sobre el asunto. Silenciosamente un recuerdo se coló en su memoria, cuando aún sus hermanos no habían nacido, como su padre, para salir del stress laboral se sentaba a oír orquestas, oyendo un solo de violín, de piano o de chelo de vez en cuando.

Tenía el deseo encontrado de querer que él la notara aunque no estaba segura que eso fuera lo ideal según las actuales circunstancias. De todos modos se quedó parada esperando que él terminara y, si fuese posible en esa gran multitud, él la notara allí.

Concentró su mirada con fuerza en su nuca. Las mujeres de su familia solían tener una energía muy intensa en la mirada y, en el fondo, esperaba que esta vez le funcionara.

Del había estado intentando concentarser únicamente en la pieza que tenía que interpretar, puesto que no se trataba de algo que hubiera tocado con anterioridad y quería minimizar las posibilidades de meter la pata de manera horrible y evidente. Aún así, no pudo evitar buscar a Agatha con la vista en más de una ocasión, cada vez que la partitura le permitía un momento de respiro donde podía interpretarla sin estarla leyendo segundo a segundo. Aún así no la vio. Hubiera sido imposible con ella localizada detrás suyo. Eso lo hizo sentirse desanimado por un lado, porque quería que ella lo notara y viera lo que podía hacer, que se atrevía a tocar frente a todas esas personas y no lo hacía tan mal después de todo. Por otra parte, temía que fuera a verlo y encontrase con una mirada desdeñosa de la muchacha si le parecía que su estilo o selección no estaban a la altura de la fiesta o de su gusto personal... o aún peor, que por mirarla él acabara cometiendo un error tonto que lo hiciera quedar mal tanto con ella como con los invitados y sus padres, por extensión. 

Así estuvo tenso durante un par de temas hasta que la orquesta pudo terminar de arreglar sus problemas y se levantó del estrado. Hizo una pequeña reverencia a la pequeña cantidad de gente que lo había estado escuchando del lado del frente y del costado, sin tener en cuenta que tal vez alguien lo hubiera estado mirando desde atrás. Recién entonces terminó de girar sobre sí con la intención de bajarse del pequeño estrado cuando sus ojos se quedaron clavados en aquellas esmeraldas que amaba. Por un momento se quedó congelado antes de recobrar la compostura al siguiente segundo y bajar del estrado con la misma soltura que había demostrado antes. 

Al ver que Agatha estaba sola, aprovechó la oportunidad para acercarse a ella lo más inocente y desinteresadamente posible, como si él también tuviera cosas más importantes de qué preocuparse que ella, que era como él la había percibido al estar los dos en el mismo grupo. Tal vez ahora tuviera oportunidad de conversar un poco. "Espero que estés disfrutando la velada." Le dijo como le podría haber dicho a cualquier otro invitado, si bien sus ojos fueron incapaces de esconder la admiración que le profesaba al tenerla tan cerca.

Le mantuvo la mirada con seriedad mientras las comisuras de sus labios se curvaban apenas perceptiblemente hacia arriba. Se veía dominante, altiva y sensual cuando dejaba apenas entreabrirse la puerta de los sentimientos escondidos detrás de la gruesa cortina de hielo que era su rostro.

Le esperó rígida en el lugar pero segura, ya se había recompuesto del shock de encontrarlo ahí, aunque aún se sentía nerviosa. "No sabía que ibas a estar aquí" le dijo con seriedad yendo directamente al grano.

El muchacho se vio obligado a recordar la vez en que había visto al viejo director en pijamas para evitar una escandalosa revelación física cuando reparó en todo lo que ella estaba dejando entrever de manera tan solapada. Sin embargo, él también se había repuesto del shock de que ella pudiera ser tan sensual a pesar de su aparente frialdad, por lo que en lugar de escandalizarse o sentirse avergonzado, le devolvió el gesto sutil... o su equivalente masculino al menos.

Una breve risa nasal que lo hizo parecer cómodo y en casa (o al menos en un ambiente donde se sentía mucho más cómodo y seguro que en el colegio), precedió una broma. "Si te arruina la noche puedo subir a mis habitaciones." Respondió con tono jocoso, pero distendido. Aquel claramente era su territorio. Luego, como si diera por terminada la broma y se dedicara a responder más sinceramente, hizo un un ínfimo encogimiento de hombros. "¿Qué puedo decirte? A mis padres les gusta presumir." Dijo como si eso lo explicara todo. Recordaba haberle dicho en algún momento algo al respecto un par de años atrás, pero no estaba seguro de que ella fuera a recordarlo o relacionarlo.

Nuevamente la sonrisa solapada volvió a su rostro. -Está bien, ya me recuperé de la sorpresa.- Era claro por los pequeños gestos que dejaba entrever que le resultaba placentero verlo.

Volvió a la expresión fría "I can see it" sus ojos recorrieron el techo y los decorados de la pared por un corto segundo antes de volver a clavarse en los de él. Intentaba imaginarse como sería vivir en un día común en una casa tan lujosa e inmensa como esa. "Va a ser una pena tener que guardar las distancias" dijo en un tono frío pero un poco más bajo intentando que no la oyeran abiertamente, de todos modos quién lo viera desde afuera, y por la seriedad con que ella se comportaba, no podrían asumir que hablaba de él. "Should we return with Anthony" ahora tenía un tono normal de voz.

Rió nasalmente un par de veces, tanto por la reacción de ella como por su propia broma. Pero no era la manera más relajada en que lo hacía en el castillo o cuando se encontraba a solas con ella, sino una versión más moderada, la que uno esperaría encontrar en ese tipo de fiestas. Deñ también había sido instruido en el arte de guardar las apariencias, por más que una parte de él lo detestara.

La expresión de Del cambió por una que decía a gritos 'lo sé, lo sé', sobre todo por la manera bastante discreta en que revoleó los ojos de manera parcial, como para que ella sola lo viera. 

"En realidad..." la contradijo con una sonrisa que tenía un tinte de picardía. "Una de las razones por las que se me invita a estos eventos es para entretener a los invitados. ¿Crees que podrías ser entretenida unos momentos?" Preguntó con tono de broma, pero sus ojos parecían hablar en serio. "Creo que Anthony sobrevivirá un vals sin ti." Ahora parecía estarla retando a aceptar una apuesta o una competencia o algo así. 

La banda se había reorganizado finalmente y estaba tocando valses.

Estaba siendo conciente de que todo lo que estaba pasando no era una buena idea. Ambos hablando un tiempo solos podía dar que hablar a la gente de ese tipo de fiestas, más siendo ambos jóvenes. La gente amaba las habladurías y pasar chismes y eso no la hacía quedar bien a ella.

Todo era manejable hasta que escuchó la palabra vals. Sintió como el estómago se le arrugaba y pasó de su paliz natural a tomar un leve color en el rostro. "Ah..." abrió la boca pero no pudo responder nada con sensatez. "I don't know if that is a good idea" pudo articular tras un instante de blanco total.

Del era consciente de ese tipo de cosas, pero como su hermano mayor ya se había volteado discreta e indiscretamente a casi todas las jovencitas y no tan jovencitas del ámbito, él generalmente quedaba relegado como el hermano virgen o, por lo menos, como el lento. Era algo que siempre le había molestado... hasta ahora. 

El muchacho notó el cambio en su acompañante y no pudo menos que sonreírse divertido. "Don't tell me you're afraid of a little dancing." Le dijo en ese tono entre insinuante y burlón con el que los muchachos 'molestan' a las chicas. "Well, if you're not interested, I guess I'll have to make do with Madame Tulie." Bromeó todavía en ese tono de desafío. Madame Tulie era una de las viejas más viejas y desagradablemente arrugadas del lugar, con toda la pinta de la típica bruja de nariz ganchuda y demás. "She has a soft spot for me." El muchacho admitió con una mueca ladeada de asco. Claro que eso último lo dijo por lo bajo, después de asegurarse de que la susodicha estaba en la otra punta del salón y mentalmente agradecido de que aún no lo hubiera descubierto.

Apretó los labios bajando la mirada mientras tragaba saliva, inconciente de la muestra clara de vulnerabilidad que estaba dando. "I'm not a great dancer" dijo en un tono un poco bajo. Una leve sonrisa asomó a sus labios cuando él mencionó a la anciana que fue creciendo en su rostro. Levantó la vista hacia él.

Dirigió la mirada hacia donde él acababa de mirar con cuidado de no ser vista. "You must be a good boy for to night but i'll tell to Madame Tulie that you're here." Repentinamente se dió cuenta lo infantil que estaba sonando.

Encontró tierna la vulnerabilidad de ella y tuvo que resistir el impulso de muchacho adolescente de burlarse de ella con la mejor de las intenciones amistosas, de esas que las chicas de la misma edad suelen tomar por estupidez, falta de tacto y otras cosas detestables. Se limitó a sonreír para él mismo ante la idea de todo el potencial que aquello podía haber tenido.

"It's good that I'm a great lead, then." Le dijo con la seguridad de quien tiene absoluta confianza en sí mismo. Esa noche, en ese ambiente, parecía una persona totalmente diferente del muchacho que ella a menudo encontraba demasiado tímido o inmaduro para su gusto y más similar a los hombres que trabajaban con ella. Había visto demasiado de su hermano en acción como para no haber aprendido un par de cosas, incluso si nunca antes se había propuesto usarlas. "What are you gonna do when Anthony asks you to dance, Mademoiselle Horton?" Le preguntó nuevamente con esa sonrisa de quien está 'molestando' a la otra persona, de manera cómplice. "I take it you do know he has a like for young blood." Y si no lo sabía, esperaba que ahora estuviera sobre aviso.

"Ouch. That's a low blow. Please, don't. She'll find out eventually and then I'll be doomed." The boy half joked, half complained with disgust. La idea de bailar con lo que parecía más una harpía que una bruja lo atraía tanto como el recuerdo de Marduk en pijamas.

Sentía como el estómago se le iba achicando a cada propuesta que no quería seguir negándole, sabía que lo pisaría varias veces y eso le resultaba sumamente bochornoso. Se mordió levemente el labio inferior tapándolo con el labio superior.

Ante la mención de los gustos por el baile de Anthony no pudo ni siquiera disimular el hecho de que no había pensado nunca en eso. Se sonrió cerrando los ojos "You must joking me" dijo por lo bajo algo entre una risa que se escapaba pensando en lo imposible de la situación.

Volvió a reírse de la mención de la anciana tan poco agradable. Le miró fijo a los ojos aún con la sonrisa en los labios -Ok, Delacroix- pensó dándole mentalmente el permiso para sacarla a bailar. Tenía la clara postura de la chica que espera que el chico haga la siguiente movida.

Encontró ese gesto de ella extremadamente sensual, sin pararse a pensar que algunas veces él también tenía un tic similar cuando estaba nervioso, principalmente, porque no era algo de lo que fuera consciente. 

"Believe me, I wish I was." Comentó con una risita leve, como si estuvieran hablando de alguna frivolidad, que es lo que debía parecer desde afuera, si bien sus ojos permanecieron serios. La había visto hablando con Anthony fuera del Ministerio una vez y, aunque él era mayor que ella, el pobre celoso Del no había podido evitar sentir una puntada de desagrado y odio por el hombre que siempre le había caído tan bien. 

Sintió una calidez interna al darse cuenta de que eran varias ya las veces en que había logrado hacerla no solo sonreírse, sino también reír aunque fuera un poco. Era algo que no la veía hacer seguido, incluso considerando que él era un payaso innato. Se sintió bien después de tantos meses de verla reaccionar a sus bromas de mala manera. Tal vez eran estas bromas más sutiles y refinadas lo que la hacían reír y no las payasadas más típicas de él, pero Del no lo registró, incapaz de un análisis tan profundo. 

La sonrisa confiada y de total y absoluto deleite de Del se amplio aún más si es que eso era posible. No era una sonrisa de enamorado embobado. Hacía mucho que había conocido el lado oscuro de Agatha como para seguirla idealizando así. Era la sonrisa de quien se está divirtiendo mucho, en parte a costa de otra persona y en parte a costa de su propio ingenio con las palabras. Tomó una de las manos de ella y la condujo lentamente hacia el centro del salón donde varias parejas bailaban, más concentradas en las conversaciones que estaban sosteniendo que en disfrutar el baile en sí. 

"Y aquí es donde hablamos de negocios turbios e intercambiamos amenazas sutiles mientras nos sonreímos como viejos conocidos." Explicó por lo bajo como si le estuviera dando la versión digerida, el tour para no iniciados. Lo hizo cuando se detuvo en la pista y levantó su mano junto con la de Agatha para poner la otra en la cintura de ella. "Feel my hand." Le indicó también por lo bajo, arrimando su rostro un poco al de la chica como el resto de los bailarines hacían cuando intentaban hablar con su pareja. Una leve presión en la cintura le indicó hacia dónde comenzar el baile.

Se sintió aliviada de no tener que decir en voz alta que la podía dirigir al centro del salón a bailar. La sonrisa enorme lo hacía un tanto tierno y aunque tuviese la expresión de un crío, estaban esos pequeños detalles que le daban ganas de saltarle encima. 

Cuando le tomó de la mano se dejó dirigir con seriedad como si esto fuese algo totalmente normal a lo que ella estaba acostumbrada. La verdad era que estaba muerta de nerviosismo y sentía más y más su estómago achicarse en horrendas contracciones. Se sonrió nerviosamente ante su chiste, le resultó bastante realista y justo.

Su estómago se contrajo ante la idea de bailar cuando él la tomó de la cintura. Ese pequeño movimiento la llenó de deseo pese a que no fuera el momento. ((Así son los escorpianos viste? xD )) Apenas tuvo tiempo de preguntarse a qué se refería cuando la música comenzó. El paso fue levemente en diagonal con lo cual chocó contra el pie de él y tuvo que dar un corto paso hacia atrás para no caerse. -Sabía que esto iba a ser un desastre- se dijo a sí misma.

La sonrisa de Del también se borró al llegar a la pista de baile, asumiendo el papel que el resto de los hipócritas en ella estaban ejecutando. Parecía tan serio como ella, con el ceño levemente fruncido, cual si pensara en la mejor manera de proponerle algo desagradable o de rechazar una propuesta que no le convenía en absoluto. 

((LOL I know))

Pensó que ella realmente necesitaría aprender a bailar si pensaba moverse en ese ambiente y ser capaz de discutir negocios serios y grises en ese ambiente sin que el tener la mente cegada por el miedo a bailar le impidiera razonar con claridad. Tomó nota mental de hacérselo notar en otro momento, aunque la idea de darle clases particulares no lo entusiasmó demasiado, incluso si era por su propio bien. Sin la gente, ella seguramente se mostraría menos cohibida y mucho más agresiva si él intentaba sugerirle o corregirle algo. Al menos, eso se imaginaba él. 

Del intentó guiarla con la presión de su mano en la cintura, empujando o estirando suavemente para un lado, el otro, adelante o atrás según correspondiera. Al mismo tiempo, hacía su parte del baile.

Sintió el roce del pie de ella, pero su instinto lo llevó a cambiar el peso del cuerpo al otro pie y quitarlo del medio cuato antes. No fue lo más gracioso, pero quedó mejor visualmente que lo que podría haber sido si simplemente dejaba que ella se lo llevara puesto de cualquier manera. 

Tomó un poco más de distancia, sosteniéndola más lejos de su cuerpo, como si la respetara demasiado o la conociera muy poco. Eso le daría más espacio para equivocarse de manera discreta, pensó intentando minimizar el daño. 

Justo antes de tomar distancia, sin embargo, se acercó nuevamente a ella para susurrarle "Forget where we are and feel me. Let me guide you the way you did with me." Le pidió con una voz sensual a pesar de que mantenía una cara de poker, como si finalmente hubiera encontrado las palabras con las que rehusar esa oferta desagradable. En realidad, hacía alusión a las primeras veces en que ella le había enseñado cómo y dónde le gustaba ser tratada en la cama con movimientos sutiles.

El baile continuó con él haciendo su mejor esfuerzo por guiarla, esta vez con más espacio entre ellos para que no se chocaran mucho, como lo hubiera hecho si ella llevara un vestido con miriñaque.

Que él tomara distancia generó sentimientos encontrados: por un lado la decepción de no poder estar pegada a él cuando era algo que deseaba desde el momento en el que lo había encontrado en la fiesta, por el otro, el alivio de no sentirse presionada para hacer una mejor performance. 

Las palabras de él sólo aumentaron el deseo. Tuvo que poner su mente en blanco por un instante para poder concentrarse en lo que hacía. Inspiró profundamente pero de manera solapada y se concentró en poder hacer mejor desempeño. Mejoró pero de cuando en cuando aún chocaba con sus pies.

Tragó saliva tras unos segundos de que él le hablara por lo bajo para repetir ella la misma acción, esta vez mirando desinteresadamente a la gente que se encontraba hacia la espalda de Del. "When I'll see you again?"

A él tampoco le agradaba tener que tomar esa decisión cuando cada día sin verla era una tortura, pero tenía la cabeza de arriba bastante en frío como para saber que si la había traído hasta ahí para hacerla lucirse y brillar, no podía arruinar todo por algo que de todas formas no iba a pasar en un salón lleno de gente y por eso tomó la decisión que consideró mejor y puso distancia. 

Eso era exactamente a lo que él apuntaba, aunque nunca se enteró de que había conseguido hacerla poner la mente en blanco y concentrarse. Sin embargo, se sintió feliz y algo orgulloso de ver la mejoría en ella, por más que su rostro siguiera pareciendo el de alguien que está siendo totalmente falso en sus galanterías y cumplidos. Llevaba años viendo esas cosas como para no poder imitarlas. Aún intentaba reparar de alguna manera los errores de Agatha de la manera más graciosa y discreta posible. De cualquier manera, mucha de la gente estaba metida en sus propias conversaciones o les vería el torso entre la gente más que los pies en un lugar tan concurrido, así que no se preocupó tanto. 

Del tuvo que contener la respiración un momento para juntar autocontrol y no besarla desesperadamente ahí mismo. "I was hoping to show you my quarters, but I assume you'll be leaving with Anthony." Dijo con seriedad que esta vez no tuvo que fingir. No se había hecho ilusiones a ese respecto, pero sí había soñado despierto con poder mostrarle su dormitorio. No había llevado nunca demasiada gente ahí. Menos gente del colegio. 

Nuevamente se alejó de ella durante un tiempo prudente antes de acercarse nuevamente para agregar. "But I've got good news: Whoever is of age is allowed to go back home on weekends now as a safety measure." Era una medida que el Ministerio había adoptado para la seguridad de todos, asumiendo que los estudiantes estarían más a salvo en sus casas que en la escuela o, como era antes, en épocas más seguras, con permiso de salir a donde fuera los fines de semana si eran mayores de edad. Con el poco control que sus padres le imponían, eso quería decir que con suerte ahora podría verla más seguido gracias a que el negro tenía una filosofía de vida distinta a la del director anterior. Le tomó un esfuerzo sobrehumano no sonreírse triunfante en ese momento y mantener la cara de nada. Eso quería decir que si no era más tarde esa noche, tal vez pudiera verla el fin de semana siguiente.

Sintió la reacción de él y tuvo que censurarse mentalmente para no pegarsele tomando como medida el ponerse rígida. "Yes, I'm leaving with him" dijo con seriedad aunque en el fondo sólo sentía pena de esa resolución. Cuánto tenía por aprender de esas reuniones y de poder meterse sus deseos en un cajón y dejarlos en casa.

Se sintió extraña escuchando nuevamente de permisos del colegio, decisiones del director, volver a casa de los padres, todo eso era tan lejano ahora en el ambiente laboral y universitario que conformaban su rutina que volvió a sentir la diferencia de edad como una molestia. Eran esos los momentos en los que se replanteaba que hacía con él. Tan acostumbrada a desear hombres mayores a ella le hacía sentir descolocada en esta actual situación. 

Sintió la presión del compromiso con sus palabras y volvió a contraérsele el estómago. Aún así sonrió levemente. "Supongo que deberé esperar una semana más, at least. "

Del asintió con sobriedad, aunque los ojos le brillaron un segundo con picardía cuando le preguntó: "Are you planning on spending the evening with him?" Como si la primera negativa no fuera suficiente para desalentarlo más que si le estuviera haciendo una escena de celos. En realidad, no se le había ocurrido las implicancias de lo que había dicho hasta que... bueno, lo había dicho y entonces fue muy tarde para sentirse celoso. O al menos para demostrarlo, porque sentirlo, lo sintió fuertemente en el estómago. Nuevamente ese resentimiento de competencia.

El muchacho sabía que hablar del colegio hacía que Agatha se volviera fría y distante en el mejor de los casos e irritable e imposible de complacer en su humilde opinión, en la mayoría de los otros, pero aún así, no se le ocurrió otra manera de transmitirle el conocimiento de que podría verla más seguido en una reunión que los obligaba a guardar distancia y a hablar poco y en frases escuetas, entrecortadas. No podía decirle que todos los fines de semana, que él hacía magia por ella, que no se preocupara y todas esas evasivas que de todas formas seguramente acabarían como la última vez: con ella preocupándose por él y riñéndolo por escaparse. Ahora al menos no tenía que escaparse. Aún así, era lo suficientemente inocente como para pensar que esas diferencias eran algo que él podía cambiar con algo de tiempo, convencerla de que estaba a la altura de cualquiera de los demás tipos viejos, pelados y panzones del soireé.

"Unless your house's hooked up to the floo network..." Respondió en su oído, con una sonrisa triunfal que bien podía atribuirse a cualquier cosa, un debate oral sobre política, música, lo que fuere.

Se separó en un pequeño sobresalto involuntario por lo que acababa de opir. "No..." dijo con seriedad cargada de resentimiento. Ella no era una santa y estaba enterada de que era así, era objetiva con su comportamiento, pero la mención de que pudiese pasar algo más entre ella y Anthony le resultó sumamente desagradable, no por las implicancias sino porque en algún punto había sido un tutor a la distancia y era lo único que le quedaba de sus padres, una conexión con ellos cuando los tiempos eran mejores.

En algún punto odiaba que Edward hubiese aparecido para hacerle las cosas más complicadas para presentarse en sociedad y ahora más con esta pregunta poco discreta. No era algo que Anthony no fuera capaz de hacer con una joven, lo sabía, pero con ella le parecía tan desubicado como preguntarle si iba a acostarse con su tío. Ahora estaba dispersa y no era que odiase puntualmente la aparición de Del sino el contexto en el cual se había hecho. Intentó no enfadarse demasiado porque eso se le notaría en el rostro pero era visible la rigidez que acababa de tomar.

Repentinamente recordó que el hermano de él estaría también en la fiesta y podría hablar de más que ya los había visto juntos o vaya uno a saber qué. No quería quedar expuesta como una trepadora, menos ella que solapaba todos sus contactos lo más posible hasta que le fuesen útiles. No se le ocurrió pensar que él pudiese estar celoso en ese momento, estaba demasiado concentrada en las implicancias de lo que acababa de pensar y cómo hacer para que Edward no se enojara y pedirle que tenga controlado a su hermano mayor. 

La siguiente frase la volvió al tema del que hablaban. "Yes..." dijo seria y distraídamente. Inspiró tratando de sacarse el enojo de encima. "Anthony es something like my tutor" dijo cortantemente intentando dejar en claro que no estaba acostándose con su jefe.

Él sintió el impulso de sonreír, por un lado de gracia por que ella pareciera tomárselo tan mal... porque siempre le hacía gracia que ella se enojara, y por otro de felicidad de que aplacara sus celos, pero había aprendido lo suficiente como para no reírse de ella en su cara cuando hacía algo que le parecía tierno como enojarse así y ser cortante. Era tan típico de ella enojarse y ponerse toda dura y fría y distante... que desde que había dejado de hacerse problema al respecto le resultaba gracioso y tierno. Pero se mordió la lengua.

"Gee, you definitely have to learn how to take a joke lightly if you're going to dive in this hell." Fue el único comentario que hizo al respecto. 

"The best there is." Tuvo que admitir. Conocía las capacidades del tipo y era capaz de ser objetivo... a veces. 

"Anyway... I was thinking it'd be a waste of glamour going home to an empty bed when you're looking so ravishing in that dress and all it takes is a bit of floo powder." Del tuvo que hablar rápidamente para poder decirle todo eso en el corto tiempo en que era prudente acercársele. Luego esperó a la siguiente vez para continuar. "All you'd have to do is say 'Edward's quarters, Delacroix Manor, London, UK and have the time of your life." Murmuró en un tono que sonaba como a una promesa. 

En eso terminó el vals y Anthony se les acercó con toda la cordialidad de siempre. Del removió su mano de la cintura de Agatha y se volvió hacia el amigo de la familia para dedicarle una sonrisa enorme. Le entregó la mano de Agatha con cierta pompa. 

"Como verás te la entrego en una pieza y a salvo de los tiburones." Bromeó por algunos de los vejetes verdes que andaban por ahí u otros hombres de negocios que podían llegar a ser una mala influencia o incluso malo para la carrera profesional si uno se asociaba con ellos. "Ahora, si me disculpan, tengo una cita con la dama más distinguida de toda Inglaterra." Dijo con su encanto natural y un toque leve de ironía en la voz al ver que la vieja harpía venia caminando en línea recta hacia él. Tendría que someterse a la tortura. Sus padres ganaban mucho dinero haciendo negocios con su esposo y había que mantener a la vieja feliz.

"When you're joking I'll take it lightly" dijo con seriedad, concentrada en la pared que tenía en frente. Luego de las obvias suposiciones de Delacroix no creyó que su objetividdad fuese sincera y se sintió aún molesta con él.

El comentario de que estaba deslumbrante solo decreció una ínfima porción de la molestia que sentía respecto a él. Sabía que vestía lo mejor de su placard y que ella naturalmente no carecía de belleza, sólo que era un área relegada en su vida, algo a lo que no e llevaba el apunte. únicamente le interesaba no verse desprolija, el resto no tenía mayor reelevancia.

Aún intentaba entender como reaccionar al nivel de confianza que se tenía repentinamente Edward cuando la pasaron de manos. No estaba segura si este nuevo perfil le gustaba o le desagradaba. El anterior era claramente más manejable y esto cambiaba los roles.

Sonrió a Anthony con toda la sinceridad que era posible para que él no leyera en su rostro lo molesta que estaba. 

Anthony extendió una de las manos que llevaba agarrada a la otra en su espalda y tomó la mano que Agatha aceptó rápidamente. "Thank you, Edward, dear. Although, I think this madame is able to make her own decisions more than others I know in this room" dijo inclinándose hacia él como intentando mantener la imagen y no ser oído por algunos otros personajes que se encontraban en las proximidades.

Extendió la mano para sujetar la otra de Agatha para ponerse en posición de baile. Ella le siguió el juego encantadoramente.

El muchacho no le dijo que hiciera un esfuerzo para ser menos amarga, pero hubiera deseado hacerlo. No se lo impedía ni la fiesta ni el baile, sino tantos años de ser el amigo del pueblo, de rodearse de mujeres que lo veían como una más y entre tantas quejas escuchadas sobre sus novios y prospectos, sabía qué cosas convenía no decir. En ese caso, calló y asintió con la mejor sonrisa que encontró. Por dentro, revoleaba los ojos.

Cierto era que tal vez Del se hubiera pasado un poco de ego, pero estaba corriendo en adrenalina, cortisol y cafeína desde antes del amanecer. Estaba en un estado mental difícil de manejar, con los sentidos exhaltados y las emociones descontroladas. Por un lado, había recibido la advertencia de que habría un anuncio importante en esa fiesta y, determinado a 'arruinarle la sorpresa' su hermano se había negado a darle mayores detalles salvo por el hecho de que no le iba a gustar. Nada lo estresaba más que la certeza de una tormenta avecinándose sobre la que no sabía nada. Por el otro, la idea de volver a ver a Agatha y pasar algo de tiempo con ella lo tenía en la otra punta del espectro. 

A demás de todo eso, se había visto obligado a tocar una pieza totalmente desconocida y no practicada que había tenido el potencial para arruinarlo todo aunque hubiera salido bien de casualidad. Del era un desastre que solo podía mantener las formas en el exterior por costumbre. Adentro, no sabía si ponerse a saltar de alegría o encerrarse en su cuarto a odiar al mundo. Sentía que si se quedaba quieto explotaría ante la impotencia de no poder hacer ninguna. 

"Dicen que el regalo está en el gesto, no en la necesidad." Le recordó el viejo dicho con una sonrisa. Era tan ambiguo fuera de contexto, que no le preocupó si su respuesta a lo que el otro hombre había dicho por lo bajo era oído.

Del se despidió de ellos con una reverencia leve y se marchó tras poner una excusa que vagamente hacía alusión jocosa a la vieja que ya se encontraba a pocos metros de él y que, unos segundos más tarde, lo saludó efusivamente con un beso en cada mejilla. El muchacho debió usar todo su autocontrol para no estremecerse de disgusto.

Finalmente logró reponerse de la indecisión y logró entender que, de momento, sólo quería patearle la cabeza. Sus sentimientos siempre eran extremistas pero hasta el día había logrado mantener a raya un número importante de ellas. Edward comenzaba a ser el único que lograba arrancarla de su estado de status quo.

Se obligó a pensar seriamente en su nuevo acompañante. "Chico agradable, ¿verdad?" le dijo tranquilamente observando a Edward alejarse. "Indeed" respondió tranquilamente. La conversación siguió con datos más importantes sobre los invitados y a quién acercarse y a quién no. Señalaba con su mirada y aportaba datos valiosos a Agatha sobre cómo a hablar a quién y sobre qué temas dándole el resumen de cómo sería su gira por el salón a partir de ahora.

Hablando de la gente a la que a uno le convenía o no acercarse, en una fiesta de la alta sociedad no podían faltar algunos miembros del clan Russell. No estaban todos, siendo que hacía algún tiempo que las tres parejas originales habían decidido que era más cómodo dedicarse a sus propios negocios y enviar a otros a hacer el trabajo sucio. En esa condición se encontraban ahí Jacob, sus hermanos Theodore, Edgerton y Draconis, y un par de otros parientes como su primo el profesor de Hogwarts Matthew Rogers y su tío Frederic.

Afortunadamente para los concurrentes, ninguno de los más peligrosos e infuyentes de la familia se encontraban presentes a excepción del último mencionado. 

Siendo el menor, Jacob estaba algo al margen de sus hermanos, conversando con ellos de manera intermitente, pero sin participar demasiado. Aún así, los cuatro hombres... cinco si se contaba también al primo Matt, permanecían juntos como una jauría de lobos o un aquelarre de vampiros, algo apartados del resto salvo que alguien se les acercara. 

Se habían dispersado al principio de la reunión a hacer sociales con algunos contactos a los que había que amenazar o refrescar la memoria sobre viejas promesas y tratos, pero ahora, terminada la misión, se entretenían entre ellos al no ser aún la hora en que pudieran marcharse sin quedar mal con los anfitriones.