Jake había elegido, o mejor dicho rogado por ese trabajo para poder sentirse más en control de su situación particular personal. Su familia lo amaba, pero jamás podría comprender por lo que estaba pasando. No que el viejo director del colegio lo supiera tampoco, pero al enterarse por boca de su hermano que tenían un alumno licántropo en el colegio, sintió que al menos ahí, las animosidades no estarían en su contra. Si bien eso era algo muy distinto de ser comprendido.
Finalmente, le habían concedido el trabajo de cuidador, asignándole la vivienda que otrora fuera de Hagrid en los terrenos del colegio. Jake venía de una familia de clase media que esperaba que él fuera médico o como alguno de sus otros hermanos, abogado o jugador de quidditch profesional, así que el ser cuidador de un colegio no estaba a las alturas de la familia. Mucho mejor no tener que vivir con ellos y verles las caras de culo, pensó mientras iba por el puente hacia su casa, con la intención de trabajar un rato en el huerto.
No era el mejor trabajo del mundo pero le daba algo de dinero, una casa, y la posibilidad de estar a salvo mientras estudiaba cuidado de criaturas mágicas en la uni. En general, estaba con forme con su nuevo modo de vida, pero cada vez que se cruzaba con alguno de sus hermanos, la sonrisa se le iba del rostro y la paz del alma y le llegaba la cara de culo.
"Hiya." Lo saludó lo más casualmente que pudo, pero no hizo ningún esfuerzo por ocultar su mala cara.