Cenando solo

Los días eran siempre muy largos para Chase. Sus múltiples actividades lo mantenían constantemente corriendo de un lado para el otro al punto de que muchas veces se olvidaba de comer o terminaba haciéndolo en cualquier horario. Ese día en particular había sido muy agitado, ya que después de cumplir con sus obligaciones de Auror en la oficina, había estado trabajando en San Mungo atendiendo a un paciente especialmente complicado de tratar que, para colmo, se negaba a ser curado de sus múltiples maldiciones. Como si fuera poco, su día aún no terminaba, puesto que daba clases en la universidad en el turno noche y muchas veces se quedaba tan atrapado en la clase que se terminaba quedando después de hora.

Cansado, se sentó en una de las mesas del bar y pidió el plato del día. Mientras esperaba que le trajeran la comida, comenzó a mordisquear un panecillo con aire impaciente, mientras que su pie golpeteaba el suelo rítmicamente bajo la mesa.

Lizzy estaba de pasada en la Universidad. Como el cuatrimestre recién estaba comenzando, por lo que necesitaba pasar a buscar el temario de la cátedra cuanto antes ya que, si bien las primeras clases no eran del todo importantes como para que ella pudiera equivocarse mucho sin el temario, prefería tener todo en orden lo más pronto posible. Había decidido hacerlo, después de salir del trabajo, pero había querido pasar por su departamento a cambiarse de ropa a algo más cómodo primero y había acabado durmiéndose en el sofá.

Después de retirar los apuntes necesarios, Lizzy notó que era la hora de la cena y se dirigió al bar con la intención de comer allí. Ella era una pésima cocinera. En general comía en las tres escobas o el algún otro bar, de modo que el bar de la universidad le pareció un lugar tan bueno como cualquier otro para alimentarse.

Al entrar, buscó instintivamente un lugar apartado y reconoció la figura de Chase de inmediato. Se acercó a él con una sonrisa en los labios y lo saludó animadamente. "Hey, Doc Nash!"

Sacado de su ensimismamiento por el saludo de Elizabeth, Chase giró la cabeza y parte del torso para verla. "Hey Redd." Le sonrió de manera amistosa y la invitó a sentarse en la silla frente a la suya. "Por favor, siéntate." La invitó de modo cortés. "¿Ya cenaste?" Quiso saber por curiosidad. Él no estaba muy acostumbrado a comer solo, pero estaba seguro de que a esa hora su familia ya habría terminado de comer. A pesar de estar un poquito grande para vivir en casa de sus padres, Chase no tenía intención de mudarse solo cuando había alguien dispuesto a cocinar y limpiar por él. No hasta no conseguir alguien más dispuesto a ocupar el puesto de su madre, eso es. Sin embargo, conocía los límites y no quería ponerse a hacer ruido tan tarde cuando todo el mundo probablemente aún estaba durmiendo.

Lizzy sonrió al oír el nombre. Siempre le había hecho gracia que de todas las variantes de su nombre y apellido, a la gente se le diera por aludir a su cabello a la hora de pensar en un vocativo. "Gracias." Dijo al hacer caso y sentarse frente a él. "Nope." Negó con la cabeza. "¿Tú?" Preguntó sin saber si acababa de terminar la cena o estaba a punto de comer. En el primer caso no querría obligarlo a gastar más tiempo en el bar cuando seguramente él tendría montón de mejores y más importantes cosas que hacer.

"¿Cómo te trata la adicción al trabajo?" Le preguntó ella medio en broma, apoyando un codo sobre la mesa y el mentón en la palma de la mano. "No te he visto mucho últimamente."

"Tampoco." Respondió con una sonrisa despreocupada. "Estaba esperando la comida. ¿Me acompañas? Yo invito." Le ofreció dispuesto a pagar por su cena con tal de no comer solo. Después de todo. Tenía tres trabajos y hacía buen dinero. Una cena de mala muerte no iba a fundirlo. En especial cuando sus padres pagaban por casi todos sus gastos. Eso le generaba cierta culpa, pero prefería tener que soportar eso a tomarse el trabajo de buscar una esposa y sentar cabeza. Le gustaba su libertad.

Chase rió del comentario y dejó lo que quedaba de su pan sobre la mesa, ya sin ganas de comerlo. "Bueno, como tú dices... la adicción al trabajo resulta ser un poco demandante, así que no tengo demasiado tiempo para la joda." Admitió asumiendo que se refería a eso con lo de no verlo mucho últimamente. Por lo general, se veían todos los días a la mañana en la oficina. "¿Van a armar algo este fin de semana?" Preguntó con curiosidad. Ahora que lo pensaba, la idea de salir de joda le gustaba. Hacía mucho que no se tomaba una noche libre y si había alguien que iba a estar siempre enterado de dónde y cuándo la última joda de moda iba a ser, esa persona era precisamente ella.

Elizabeth sonrió ampliamente. "Sure, but you don't have to pay for my food." Le dejó saber con una risa leve. Aunque trabajara mucho menos que él, ella tampoco hacía mal dinero y, para colmo de males, no tenía nada ni nadie en quien gastarlo, de manera que simplemente lo acumulaba sin sentido en una cuenta que su abogado debía cambiar a nombre de su hijo Michael en caso de que a ella le sucediera algo. No era que quisiera dejar a Dave fuera de su testamento, pero sabía que él hacía básicamente lo mismo que ella y que probablemente tuviera otra considerable cantidad de dinero sentado en una cuenta muriéndose de risa. Incluso se lo había explicado, para que llegado el caso, no hubiera malentendidos y supiera sus verdaderas razones. Él había estado de acuerdo y había decidido hacer lo mismo con su propio fondo de inversión.

Asintió. Comprendía lo que él decía. Ella misma intentaba, en la medida de lo posible, mantenerse muy ocupada para no tener que pensar en todo lo que había tenido y perdido. Era la única manera que había encontrado para mantenerse alejada de las drogas.

"Creo que sí. La idea era juntarnos a tomar algo el viernes a la noche donde siempre. No sé si los chicos ya habrán confirmado..." hizo memoria un momento, pero no le vino a la mente nada iluminador así que lo dejó pasar. "¿Vienes? ¿O también tienes pensado trabajar horas extras?" Preguntó medio en broma.

"Oh, no te preocupes, Redd. No vas a dejarme en la miseria por una cena. La próxima vez invitas tú y estamos a mano." Propuso de buena gana, dispuesto a dejar de hablar de dinero. Le ponía incómodo hablar de cuentas con sus amigos, se le hacía que el dinero siempre ponía una cierta tensión en las relaciones de cualquier tipo.

Le hizo una seña al mozo para que añadiera al pedido una porción más de lo que él había ordenado y el tipo asintió y se marchó detrás del mostrador, a la cocina.

Nash sonrió enormemente al oírla decir eso. Tenía muchas ganas de salir a tomar algo con sus colegas. Tenían un lindo grupo y se llevaban bastante bien, por lo que disfrutaba de las salidas que hacían, donde en general se ponían un poco alegres y jugaban al pool y a los dardos mientras contaban anécdotas sórdidas y bochornosas sobre sus vidas laborales y amorosas. "Ahí estaré... siempre y cuando los otros vagos no se arrepientan." Dijo fingiendo una postura solemne para romper las bolas. Era bastente payaso. De hecho, muchas veces se disfrazaba de payaso los fines de semana y ponía un show en el medio de la calle principal de Hogsmeade o de Godric's Hollow para entretener a los niños del pueblo. Mezclaba algunos trucos mágicos con su show y los mocosos salían riendo encantados.

"Ay... qué obsesión que tiene todo el mundo últimamente con mi trabajo. ¿Qué tiene de malo que sea un tipo ocupado?" Preguntó en su defensa. Ella era su amiga, sabía que con ella podía hablar abiertamente sin que lo juzgara ya que nunca antes le había salido a recriminar nada que le hubiera contado ni se le ponía en madre hincha pelotas. Le encantaba eso de ella y era una de las cosas que hacía que la quisiera tanto. Muchas veces, se encontraba deseando secretamente que ella fuera su hermana.

"Está bien, pero te tomo la palabra ¿eh?" Le amenazó mirándolo de manera seria, para que supiera que no lo decía en broma. No le gustaba deberle cosas a la gente. Estaba acostumbrada a ser muy autosuficiente.

Sonrió levemente ante el comentario de él. Sabía que con lo mucho que a todo el resto del grupo también le gustaba la joda, las posibilidades de que aquello se cancelara eran mínimas. A decir verdad, ella también había estado esperando ansiosa la oportunidad de volver a juntarse con ellos. Siempre se divertía mucho cada vez que eso sucedía y le traía recuerdos de tiempos pasados y mejores... en muchos sentidos. "Cruzá los dedos..." le dijo en broma, con una sonrisa ladeada.

"En realidad, se un tipo ocupado no tiene nada de malo." Le dijo ella con una sonrisa pícara que daba a entender que a continuación se vendría el PERO. "Pero cuando comienzas a parecerte a un inferi de tanto saltearte horas de sueño y comidas, la verdad es que la cosa se pone un poco preocupante." Explicó ella, aún con tono jocoso.

Un momento después, Lizzy se enserieció y lo miró ya dejando todo humor de lado. "Chase, yo también soy una mujer ocupada y es conocimiento general que los Aurors son tipos que se rompen el lomo laburando, pero todo el mundo sabe que la razón por la que trabajo diesiseis horas al día es porque no quiero tener tiempo libre para pensar en toda la mierda que hay en mi vida y que no puedo solucionar." Le dijo en voz algo más baja y en un tono comprensivo. Se había inclinado un poco sobre la mesa para acercarse a él y que nadie más los oyera. "Lo que quiero decir es que si alguna vez necesitas hablar de algo quiero que sepas que estoy aquí para escucharte, ¿si?" Le dijo con cariño. Lo quería como a un hermano y le dolía verle hacerse eso a él mismo.