Alimentándose

Era muy tarde por la noche y Jane estaba de caza. Su Amo le había dado la noche libre, de manera que no tenía planes específicos y pensó que sería una buena idea poder dedicarse de lleno a cazar. No como siempre lo hacía, a las apuradas y comiendo menos de lo que hubiera necesitado, para poder desaparecer rápidamente. Esa noche tenía tiempo de elegir una víctima que realmente le llamara la atención y pasar tiempo con ella, incluso hasta divertirse.

Una sonrisa torcida se le dibujó en el rostro ante tal idea. Hacía demasiado tiempo que no hacía algo por el mero placer de poder disfrutarlo. Había estado demasiado ocupada cazando tesoros y haciendo de matón a sueldo como para pensar en ella misma. Por otra parte, no quería pensar. Más de veinte años después de haberse convertido en el monstruo que era, aún le dolía pensar en el pasado, en el futuro que había dejado atrás. A menudo se preguntaba cómo sería su hija ahora, si se parecería a ella, si se habría casado y si ya sería abuela. Después de todo, tenía cincuenta y cinco años y calculaba que su hija debía andar en la treintena, así que bien podría serlo.

Tenía puesto un pantalón de cuero, una camisa negra y un sobretodo también de cuero que le llegaba hasta bien por debajo de las rodillas. Había andado por la estación durante unos minutos sin encontrar nada que le llamara la atención, como cuando uno recorre las góndolas del supermercado. Finalmente, se sentó en uno de los bancos de piedra a reconsiderar su decisión de tomarse la noche libre. Tal vez podría picar cualquier cosa, regresar a su apartamento muggle y ver alguna película para pasar el rato. Mañana por la noche ya podría volver al trabajo.

Luce se había ido a pasar el día a la casa de un amigo muggle de la primaria al cual no veía hacía mucho tiempo. Podía haberse apparado pero para ello tendría que haber aprobado el examen y no se atrevía a intentarlo de nuevo después de haberse splincheado en su primer intento, varios años atrás. Por ello, se veía obligado a tomar el Expresso de Hogwarts hasta Hogsmeade. Sabía que iba a perder la mayor parte de la noche haciendo eso, pero le gustaba viajar en tren y, por otra parte, no tenía mejores planes para el sábado a la noche. Su vida social solía ser de lo más activa, pero aún así, cada tanto tenía algún que otro hueco en su agitada agenda.

Entró en Kings Cross con paso seguro y se dirigió hacia la pared donde sabía que estaba el lugar para atravesar el empedrado que lo llevaría a la plataforma 9 3/4. En el proceso pasó junto a la mujer que se encontraba sentada en el banco de la estación sin prestarle la menor atención. La manera extraña en que ella se vestía comparada con los muggles debería haberle llamado la atención, pero tampoco le hubiera extrañado ver una bruja haciendo su vida allí, cerca del Caldero Chorreante. Para él era de lo más común del mundo.

Jane estaba prestando atención a todo lo que sucedía a su alrededor, de manera que se fijó en Lucien de inmediato. A todas luces se trataba de un mago. La gente normal no vestía el tipo de tapados de cuero que estaba tan de moda entre los magos. por otra parte, el cabello largo en los hombres era algo que la mayoría de los muggles encontraba desagradable en general, en especial ahora que se estaba poniendo de moda que los hombres fueran rapados.

Le dio unos metros de ventaja y luego se puso de pie y comenzó a seguirlo de la manera más despreoucpada que pudo aparentar, que era bastante, puesto que ya llevaba más de veinte años haciendo ese tipo de cosas. Lo vio encaminarse en la dirección de la plataforma 9 y tres cuartos y sonrió de lado al ver que de seguro la había pegado con que se trataba de un mago. No que eso la sorprendiera, pero siempre se sentía conforme de sí misma cuando lograba cualquier tipo de acierto. Este estilo de vida era mucho más gratificante que sentarse a esperar que llegara el hombre de la casa y le dijera qué hacer. Ella tenía sus propios logros ahora y un día Richard vería que ella era superior a él.

((No puede estar tan zarpadamente buena Kate Beckinsale!!))

Luce anduvo unos metros más hasta llegar a la pared indicada. Entonces, comenzó a prestar más atención a su entorno, esperando a que no hubiera ningún muggle alrededor. En ese momento notó la presencia de Jane, pero por la manera en que iba vestida y el hecho de que viniera en la misma dirección que él, le dio la pauta de que debía ser 'del palo' y continuó caminando hacia la pared tras comprobar que no hubiera muggles en la costa.

Atravesó la pared con naturalidad y se encaminó directamente hacia el enorme tren escarlata, subiéndose al primer vagón que encontró habilitado. No tuvo que buscar mucho para conseguir un compartimiento. A esas horas el tren iba prácticamente vacío y la mayoría de los compartimientos no estaban ocupados, lo cual le daba al tren un cierto aire tétrico que Luce disfrutaba. Se le hacía que parecía un escenario de una novela de misterio y, como le gustaba viajar en tren, se sentó con una sonrisa enorme en el compartimiento más cercano.

((JAJAJAJA sí, es cierto, pero shhhhh! Que me da cosa!))

Cuando el muchacho se volteó a ver si venía alguien, hizo contacto visual con él durante una fracción de segundo, su cara sin ninguna expresión en particular, como si estuviera tan en la suya como él. Lo siguió a una distancia mayor ahora, dirigiéndose hacia el mismo vagón en que Lucien se había subido.

Caminó por el pasillo del tren lentamente, pasando por la ventana del compartimiento en que estaba él sentado y deteniéndose a mirar una fracción de segundo, como lo hubiera hecho si estuviera buscando un lugar para sentarse. No entró. Siguió de largo y se sentó en el compartimiento contiguo. Incluso si el muchacho se bajaba en la primera estación, tenían un par de horas antes de llegar y estaba segura de que, en caso de que él no decidiera mudarse a su compartimiento, ella encontraría una excusa más natural para ir al de él mucho antes de llegar a la estación. Meterse de entrada en el compartimiento de él hubiera sido raro y no quería intimidarlo.

((Bueno, bueno. No digo más nada, pero *babas*))

En el momento en que su mirada se conectó con la de la mujer, Lucien reparó en que era mucho más linda que la británica promedio, pero después se recriminó por andar pensando eso de gente que veía por la calle. Si fueran muggles todavía, pero alguien de la comunidad... -debería darte vergüenza no tener más respeto- se dijo a sí mismo.

Ya dentro de su compartimiento, Luce se quedó mirando la estación por la ventana hasta que oyó pasos en el pasillo. Primero pasó un tipo y luego la mujer que había visto antes. Por un momento le pareció que se lo había quedado mirando, pero después se dio cuenta de que ya estaba imaginando cosas y sacudió la cabeza para sacarse las ideas egocéntricas. No todas las mujeres que lo miraran tenían por qué estar interesadas en él, se dijo. A demás, probablemente sólo estaba mirando adentro en busca de un compartimiento que no estuviera ocupado.

(( XD jajaja Shhh!))

Durante los primeros veinte minutos del trayecto, Jane se limitó a hacer como él y se mantuvo sentada en su compartimiento, mirando el cielo por la ventana. Estaba oscuro y nublado, y parecía que iba a largarse a llover en cualquier momento, ya que las nubes negras habían comenzado a relampaguear. -Genial-, pensó. Eso le daría una excusa perfecta.

Cuando la tormenta se largó y las luces del tren se volvieron más tenues, Jane se levantó de su compartimiento y, poniendo su mejor cara de susto, se dirigió al compartimiento contiguo. Golpeó a la puerta y luego la abrió. "Disculpa," dijo con esa voz de damisela que sabía impostar tan bien. "¿te importa si me siento aquí? Parece que no hay nadie más en todo el tren..." cortó la frase en el momento justo y se mordió levemente el labio inferior.

((Shhh ¡acá nadie dijo nada!))

Él estaba concentrado en el paisaje, admirando la tormenta que se desenvolvía y disfrutando del viaje en tren en general. Le traía recuerdos lindos de cuando era un estudiante en Hogwarts, y por eso no le molestaba tanto el tener que comerse tremendo viaje en tren. Por otra parte, tampoco era algo que hiciera todos los días.

El golpe en la puerta le llamó la atención y volteó hacia ésta, para encontrarse con la muchacha de la estación en el marco de la puerta. Aquello le resultó inesperado y lo tomó por sorpresa. Se la quedó mirando un momento, admirando su belleza en lugar de poder contestarle. Un par de segundos más tarde de lo que hubiera sido esperable que respondiera, se aclaró la garganta nerviosamente y negó con la cabeza. "En absoluto." Le dijo ya recuperada la compostura. "Ponte cómoda." Le pidió señalando el asiento frente al suyo con un movimiento de cabeza. "Estaba mirando la tormenta." Dijo por decir algo.

Notó enseguida la manera en que él se la había quedado mirando y se sintió algo complacida. Era algo a lo que no se acostumbraría nunca. Cuando sólo era la esposa de Dalton, un ama de casa común y corriente, no tenía motivo para arreglarse y vestirse bien y, a pesar de que siempre había sido bonita, no llamaba la atención de los hombres de la manera en que ahora lo hacía.

Sin embargo, aunque le gustaba llamar la atención porque su ego lastimado por la indiferencia de su ex esposo lo necesitaba, no le interesaban los hombres en particular. Ese tipo de apetitos había muerto hacía mucho tiempo, con su cuerpo mortal.

"Gracias." Respondió con una pequeña sonrisa que era más bien una mueca, puesto que sus ojos analíticos no acompañaban del todo. Se sentó frente a él junto a la ventana y observó el exterior durante unos momentos, también admirando la tormenta. El modo en que los truenos iluminaban las nubes siempre la había fascinado.

Cuando ella comenzó a mirar por la ventana, él desvió su mirada hacia ella de la manera más disimulada que pudo. El que ella estuviera allí le daba la pauta de que tal vez no había estado tan paranoico como había pensado en un principio.

Aprovechó la oportunidad de observarla. Era tan pálida en comparación con él; su cabello oscuro resaltaba aún más esa palidez y, a sus ojos, las curvas de sus labios, nariz y pómulos parecían esculpidos en ella. Resultaba antinatural y a la vez fascinante, el tipo de cosa del que cuesta despegar la mirada. Al verla así de cerca, se había dado cuenta de lo que era y eso hizo que le llamara aún más la atención. Sabía que podía matarlo si así lo deseaba, pero no lo había hecho y no había nadie que pudiera venir a ayudarlo si pedía auxilio. Se preguntó qué podría querer alguien como ella de alguien como él para meterse en su mismo camarote.

Había leído de ese tipo de criaturas en clase, cuando estudiaba en Hogwarts, pero nunca antes había tenido la oportunidad de ver a un vampiro en persona. Los libros de texto decían que podían resultar tanto horriblemente intimidatorios como majestuosos. Evidentemente, ella pertenecía al segundo grupo.

Jane notó la mirada de él sobre ella, pero continuó mirando la tormenta durante un rato. Se había sentido de buen humor cuando había salido del refugio a cazar más temprano esa noche, pero ahora la tormenta se le antojaba un mal augurio.

Algo después, cuando no pudo soportar más el ser observada en silencio, giró el rostro hacia él, con el codo aún en el apoya brazos y el mentón en sus manos. "I'm Jane. Jane McFarland." Se presentó. Estaba legalmente muerta para el mundo, qué diferencia hacía si le daba a alguien su verdadero nombre o no.

Luce se sintió un poco intimidado, o más bien avergonzado, cuando ella se volvió a verlo y lo encontró observándola, por lo que apartó la vista un momento y se recriminó mentalmente el ser tan irrespetuoso. "Lo siento." Murmuró sintiéndose tonto. -El que ella sea diferente no te da derecho a observarla como si fuera un bicho- se dijo.

"Lucien Nash." Respondió él tendiéndole la mano con una sonrisa algo tímida, finalmente recordando sus modales. Otra persona hubiera estado asustada, consciente de peligro que corría, pero él era bastante inocente y de momento se preocupaba más por la cortesía que por su pellejo.

Lo miró inquisitivamente, sin comprender bien de qué se estaba disculpando. Lo comprendió parcialmente un momento luego, cuando él le tendió la mano en un gesto que no se hubiera esperado. El chiquillo estaba preocupado por haberla insultado. ¡De todas las cosas por las que podría haberse hecho problema! Pensó que el muchacho era demasiado inocente para su propio bien y de hecho se preguntó cómo había sobrevivido tanto tiempo en un mundo tan corrupto, puesto que ésa era la faceta con la que ella estaba más familiarizada.

Apretó la mano del muchacho de todas formas, aún sorprendida. "Encantada." Se limitó a decir mirándolo con extrañeza, como si quisiera comprender qué se le pasaba por la mente. Claramente había reconocido lo que era, dado que la había estado observando un rato largo, y sin embargo, en lugar de insultarla, atacarla o salir corriendo, se preocupaba por haber sido descortés. Era algo que no le había sucedido antes. La gente que la trataba bien no sospechaba de su verdadera naturaleza y quienes la descubrían, se mantenían alerta.

Lucien le sonrió y soltó su mano cuando terminó el apretón. La observó un momento, fascinado. Lógicamente, sabía que ella estaba muerta. Su corazón probablemente llevaba años sin latir, pero sin embargo se veía tan real y tan viva allí sentada frente a él, que le resultaba imposible no tratarla como a una persona normal.

"Nunca te había visto antes." Observó. Él era una persona muy sociable y el mundo mágico relativamente pequeño como para que todos sus miembros se tuvieran aunque sea de vista. A ella, sin embargo, jamás la había visto en su vida. "¿Vienes seguido a Hogsmeade?" preguntó por curiosidad.

Las preguntas la tomaron con la guardia baja. No se las esperaba. Aquello se salía de la norma de todas sus conversaciones con mortales, y tampoco es que tuviera demasiadas. La mayor parte del tiempo, aquellas criaturas no le importaban más allá del uso que pudieran tener para ella, ya fuera como fuente de información o alimento. Él, sin embargo, había picado su curiosidad.

"No..." respondió lacónica. -Así que pensaba bajarse en Hogsmeade- pensó. Bueno, eso les daría tiempo para hablar. Al parecer, podría satisfacer su curiosidad después de todo. Hogsmeade era la última parada y se encontraba aún a varias horas de distancia. Calculó en su cabeza que llegarían antes del amanecer, lo que le daría a ella el tiempo suficiente para esconderse en alguno de los túneles que iban desde Hogsmeade hasta Hogwarts antes de que el sol saliera.

Levantó la vista hacia Lucien y clavó sus ojos en los de él. "Viví muchos años en Los Ángeles. Acabo de llegar." Explicó.

Luce levantó las cejas, impresionado. Se preguntó cómo habría viajado sin que le diera el sol y, después de descartar los aviones, le vinieron a la mente las viejas películas muggle de vampiros viajando en ataúdes en las bodegas de los barcos.

"Sin embargo tienes un buen acento británico." Observó con una leve sonrisa. "I guess it must help you to blend in." Opinó. "I saw you at the station. What brought you to my compartment, if I may ask?" Le preguntó incapaz de dejar su curiosidad insatisfecha. Simplemente era demasiado extraño, como tener en frente a una estrella de cine.

Jane esbozó una sonrisa leve y algo triste. "I was born here." Confesó recordando lo estúpidamente feliz que se había sentido al fugarse del país con Richard apenas egresar de Hogwarts. Se preguntó, como tantas veces antes, qué hubiera sido de su vida si no se hubiera casado con él. Probablemente estaría viva y sería una mujer vieja. Tal vez con una familia y nietos.

"Curiosity." Dijo simplemente, con una pequeña sonrisa. El que él preguntara eso le había parecido un buen signo. Era más normal, no se salía del libreto y eso era algo que ella podía manejar, le resultaba conocido y la hacía sentirse segura. "Tenía pensado tomarme la noche libre y hablar con alguien que no me conociera. Alguien con quien pudiera tener una conversación normal, como humana..." dijo mirando nuevamente a través del cristal de la ventana. Afuera, la tormenta seguía rugiendo.

"Oh," exclamó él por lo bajo, arqueando las cejas inconscientemente. Se preguntó en qué época habría nacido, pero le pareció una pregunta desubicada y demasiado personal para hacerle, así que se quedó con las ganas.

Lo que siguió lo sorprendió aún más. Cómo podía alguien tan interesante y exótico como ella encontrar curioso a un ser humano común y corriente. Bueno, a un mago común y corriente para ser exactos, pero asumió que en el caso de ella, cualquier bolsa de sangre le daría lo mismo. -¿Por qué querría hacer eso?- Se preguntó confundido. Para él no tenía ningún sentido. A demás, ¿tomarse la noche libre? Eso implicaba trabajar y ¿de qué podría trabajar ella?

"Lamento arruinarte la noche libre..." se disculpó sinceramente, mirando el suelo un momento antes de volver a levantar la vista hacia ella, ya repuesto. "Supongo que un muggle hubiera funcionado mejor para eso." Observó. A ellos los educaban bien en la escuela para reconocer ese tipo de criaturas.

Jane sonrió. Le pareció tierno que encima se disculpara. Realmente no tenía idea de dónde había salido un tipo así, pero era de lo más extraño. Los hombres que ella recordaba eran totalmente egocéntricos y demasiado concentrados en sus carreras como para preocuparse o siquiera interesarse por las vidas de los demás. Eran demasiado orgullosos como para disculparse incluso de aquellas cosas que sí habían hecho mal y, definitivamente, no tenían nada de tímidos.

"No importa. Yo elegí subirme a este tren." Dijo despreocupada. "Parece que Hogwarts sigue teniendo el buen nivel de siempre." Observó con una sonrisa ladeada. "¿Qué casa?" Lo miró un momento, analizándolo. Estaba seguro de que no podía ser un Ravenclaw como ella y era probable que tampoco fuera Slytherin con lo inocente que demostraba ser. Únicamente un Gryffindor se le antojaba lo suficientemente valiente o estúpido como para estar allí sentado teniendo esa conversación con ella.

Asintió seriamente, aceptando la eximición que ella le ofrecía. Sonrió de manera cálida y algo cómplice cuando ella habló de Hogwarts. Estaba totalmente de acuerdo. "Hufflepuff." Respondió aún sonriendo cuando desvió su mirada de ella hacia las nubes que se veían por la ventana, intermitentemente iluminadas por los relámpagos.

Se preguntó si ella también había sido estudiante de Hogwarts alguna vez, pero no se atrevió a preguntarle. Se mantuvo en silencio durante un rato, perdido en sus pensamientos.

Levantó las cejas impresionada. No lo hubiera tomado por un puffie ni en un millón de años, aunque ahora que él lo había mencionado, kinda que tenía sentido... todo el sentido del mundo de hecho. Eso la hizo pensar en que estaba volviéndose menos aguda en lo que respectaba a cómo funcionaba el mundo de los mortales y eso la hizo sentirse un poco mal, aunque no demasiado. Sabía que había abandonado ya ese mundo para siempre y que no había marcha atrás.

Le cayó bien la manera en que había reaccionado a su comentario sobre Hogwarts, como si estuviera orgulloso de haber pertenecido a la escuela y ese sentimiento era algo que ella compartía, incluso ahora en la no-vida. La sonrisa de él le había parecido cálida y se la quedó mirando impactada. No recordaba cuándo había sido la última vez que alguien la había mirado así, le había hablado como a una mujer normal. Quería probar qué se sentía, era precisamente por eso que había decidido hacer ese experimento esa noche y a pesar de que él no era el candidato ideal porque la había descubierto y ahora ya no podría hacerse la simpática para luego comérselo, en cierto modo estaba dando resultado y de mejor manera de la que ella había planeado. El que él supiera lo que ella era lo hacía más real. No era una ilusión de simpatía causada por el desconocimiento. Ese muchacho sabía que ella era un depredador y, sin embargo, se había disculpado por haber sido descortés con ella.

"¿No tienes miedo?" Preguntó después de un rato, de la nada.

La pregunta de ella lo sacó de su ensimismamiento. Giró su rostro hacia ella y la observó un momento, como si recién estuviera considerando esa opción. Su cabeza sabía que lógicamente debía tener miedo, pero tenía toda la apariencia de una mujer común y corriente, paliducha y bastante flaca... "¿qué tanto daño podía hacerle?" eso lo que le decía la otra parte de su mente.

Finalmente negó con la cabeza y sus mechas se zarandearon de un lado a otro. "'¿Debería?" Preguntó seriamente interesado en su respuesta, aunque no, no tenía miedo.

Le sostuvo la mirada, seria, durante un rato antes de responderle. "Me alimento de seres humanos. Todas las noches." Informó ella como si él ya no lo supiera. "'¿No te da miedo?" Preguntó nuevamente.

Cuando a ella la habían convertido había estado totalmente aterrorizada. Aún podía recordarlo como si se tratrara de ese mismo día.

Luce no pareció impresionado. Eso ya lo sabía, aunque le costaba unir lógicamente ese concepto con el de la violencia, como si fueran dos cosas que no tuvieran nada que ver o estuviera muy ciego y fuera incapaz de hacer la conexión.

"Yo me alimento de animales. Todos los días." Le respondió de manera seria. "Vacas, cerdos, pollos." Se encogió ínfimamente de hombros. "Somos carnívoros. Hacemos lo que tenemos que hacer para sobrevivir. Algunos compramos la comida lista, otros tienen que ensuciarse las manos, pero todo el mundo necesita que alguien más muera para alimentarse." Explicó su punto de vista tanto a ella como a él mismo, que tenía un hard time comprendiendo lo que le sucedía.

"Y, sin embargo, tengo un crup de mascota. Me divierto jugando con él; no me ando comiendo a todos los animales que me cruzo." Hizo una pausa. Ya no la estaba mirando, en su lugar, tenía la vista perdida fuera de la ventana. "Tú dijiste que viniste a este compartimiento por curiosidad. Un muggle te hubiera saciado igual de bien, ¿verdad?" Le preguntó ahora sí mirándola a ella, clavándole la mirada. "Y dudo que los otros dos o tres pasajeros de este tren fueran a venir en mi ayuda si pidiera auxilio... o que realmente representen una amenaza para tí. Y aún así no me has atacado." Acabó de explicar su fundamento. "Supongo que no, tras esa evidencia no me siento particularmente amenazado, pero eso no quiere decir que no sepa que eres peligrosa." Le dejó saber, puesto que estaba seguro de que ella no parecía haber notado esa parte.

Jane oyó las palabras de Lucien totalmente impresionada. Aparentemente, lo había juzgado muy mal. Era una lógica muy buena y no una inocencia estúpida lo que lo había llevado a sentirse relativamente seguro en su presencia. Aquello hizo que el muchacho subiera en su estima y se ganara algo de su respeto. Era una lógica excelente y a demás, daba en el clavo. No se hubiera esperado algo así de un simple mortal. No estaba segura de si estaba frente a un humano excepcional, o si ella se había tomado la mala costumbre de subestimarlos a todos metiéndolos en la misma bolsa.

Se quedó un rato largo en silencio, pensando en el asunto y en las palabras del muchacho. Era el primer humano que le caía bien desde que hubiera sido convertida... no, incluso mucho antes de eso. Había empezado a despreciar a la raza humana mucho antes que eso y habían sido precisamente esos pensamientos nefastos los que la habían empujado al suicidio.

Un rato después, ella se volvió para hablarle, pero en ese momento el tren comenzó a perder velocidad y captó su atención por completo. Levemente alarmada, ya que se había vuelto asustadiza como un animal desde que se convirtiera en un monstruo, buscó de inmediato la mirada de Lucien, esperando que pel le confirmara que se trataba de alguna de las paradas estipuladas, puesto que ella ya no recordaba el detalle del recorrido.

En un principio, Luce se preguntó si habría dicho algo malo para que ella se quedara en silencio, pero después de un rato de preocuparse y ver que ella lo ignoraba por completo, decidió relajarse y se recostó contra el respaldo del asiento del tren, contrario a la posición echada hacia adelante que había tenido hasta ese momento.

El cambio de velocidad también le llamó la atención a él, que sabía que aún faltaba bastante para la siguiente parada de el tren. Cuando sus ojos se encontraron con los de ella, negó con la cabeza y se puso de pie, varita en mano, con una expresión de miedo y preocupación en el rostro.

"I'll go check it out." Advirtió dirigiéndose a la puerta del compartimiento.

De manera instintiva, ella también se puso en estado de alerta cuando el tren comenzó a ralentizar su avance. Se puso de pie al igual que Lucien y se tensó, aguzando sus sentidos y preparándose para cualquier cosa. No tenía idea de qué podía haber causado que se detuviera el tren en medio de dos estaciones, pero estaba segura de que no podía ser nada bueno. Había leído que poco antes de la Batalla de Hogwarts había sucedido algo similar cuando un grupo de dementores había entrado a registrar el tren. En ese caso no habría de qué preocuparse. Los dementores no tenían nada que hacer con ella. El único detalle era que no le gustaban los dementores. Ni un poco. Los había detestado cuando estaba viva y aún los detestaba ahora.

Asintió, pero se quedó atrás. Su amo le había enseñado que siempre debía dejar que los otros corrieran los riesgos innecesarios.

Luce salió al pasillo y miró a ambos lados. El pasillo parecía desierto. Estaban en el último vagón, de modo que no tenía sentido marchar hacia la cola del tren. En cambio, se encaminó hacia la parte delantera con la varita en mano y los hechizos aturdidores en la punta de la lengua, mirando en cada uno de los compartimientos para asegurarse de que estuvieran vacíos.

A mitad del vagón siguiente, oyó pasos en el tercer vagón y se tensó, apretando la varita en su mano con mucha fuerza, listo a atacar a quien apareciera.

Alguien había subido al tren al detenerse éste. Había ingresado por el primer vagón y recorrido el tren revisando compartimiento por compartimiento, en busca de la criatura que estaba cazando.

Se trataba de un tipo alto, de hombros anchos y un rostro bien afeitado. Llevaba puesto un trabajado tapado de cuero y una camisa negra y pantalones del mismo color. Tenía la varita en la mano, con la punta iluminada y lista a iluminar aún más toda la habitación en caso de que fuera necesario.

Al llegar a uno de los últimos compartimientos, vio la sombra de alguien al otro lado de la puerta y abrió con cuidado. Se encontró con un mago que le apuntaba con una varita y entonces bajó la guardia momentáneamente, moviendo la suya para no apuntarle al hombre. "Buenas noches." Saludó con una sonrisa tranquila.

Al llegar al final del pasillo, se quedó esperando junto a la puerta, con la varita lista. Estaba seguro de que no podían ser dementores porque había escuchado ruidos y, a demás, no sentía la angustia asociada con la llegada de éstos.

Cuando se abrió la puerta él estaba listo para atacar, pero no tenía buenos reflejos y afortunadamente, llegó a darle suficiente tiempo al tipo para bajar la varita y dejar de parecer amenazador. Aún así, no dejó de desconfiar del hecho de que hubiera detenido el tren para subirse. "Buenas noches." Le dijo de manera algo seca, observándolo con cuidado por si intentaba algo repentino. Los recuerdos de la Batalla de Hogwarts aún estaban demasiado frescos en la mente de todo el mundo como para dejar la paranoia totalmente de lado.

Alguien no se hizo problema por la reacción del muchacho. Estaba acostumbrado a recibir ese tipo de reacciones de la gente y era lo suficientemente mayor como para que no le importara. Continuó sonriendo tranquilamente, casi con superioridad.

"Mi nombre es Henry Roberts y soy un miembro de la sociedad de Leopoldo." Se presentó con tono orgulloso. Sacó una pequeña placa de su bolsillo y se la mostró al muchacho rápidamente, como si lo considerara innecesario pero de todas maneras se viera obligado a hacerlo por alguna clase de protocolo. "Media hora atrás, recibimos una lechuza informando que un vampiro se subió en este tren y estoy aquí para asegurarme de que nadie salga lastimado." Explicó con un cierto aire de superioridad.

Lucien lo miró confundido. No tenía la más mínima idea de qué era la sociedad de Leopoldo o de quíen era ese sujeto, pero la explicación que le dio después lo puso extremadamente nervioso de manera muy obvia. Se había tensado nuevamente y su corazón se aceleró mientras que su cara probablemente reflejaba el pánico que acababa de sentir.

"¿Un.. vampiro?" Preguntó como si le acabaran de hacer una pregunta difícil en medio de un examen y miró instintivamente por el pasillo, detrás del hombre, para ver si había más de ellos, pero no vio a nadie. "¿En este tren?" Preguntó tontamente, presa del pánico. Tenía que hacer algo. Tenía que advertirle a Jane y no se le ocurría cómo hacerlo.

Cierto era que la guerra que pudiera haber entre los vampiros y los tipos de Leopoldo no le incumbía, pero como él mismo había dicho un momento antes, la mujer podía haberlo matado en cualquier momento si así lo hubiera querido y, sin embargo, se había sentado a conversar con él de la manera más civilizada. Sentía un poco injusto el que alguien viniera a querer llevársela a quien sabe donde cuando ella no le había hecho nada malo a nadie.

Notó que el joven se había tomado la noticia bastante mal. Era habitual que la gente reaccionara de esa manera cuando se enteraban que había un vástago suelto entre ellos, de modo que intentó poner una cara afable al dirigirse al muchacho. "No te preocupes, muchacho. Nosotros nos encargaremos de que esa sanguijuela vuelva a ver la luz del sol lo antes posible." Le dijo para tranquilizarlo.

"Ahora métete en uno de los compartimientos, cierra la puerta y no salgas hasta que el tren vuelva a estar en movimiento." Le ordenó. "Mi compañero y yo no tardaremos en encargarnos de la peste."

Dicho esto, el hombre se marchó tren abajo, en la dirección del vagón en que se encontraba Jane.

Las palabras del tipo no hicieron más que alertarlo aún más. Ya era bastante malo cuando pensaba que se la querían llevar para encerrarla o tal vez para interrogarla, pero exponerla al sol cuando no había hecho más que sentarse a conversar con él, aquello era totalmente injusto y algo que él no podía permitir. Era demasiado noble de naturaleza como para sentarse de brazos cruzados a ver cómo asesinaban a un inocente, incluso si esa persona era un vampiro.

Asintió tontamente cuando el tipo le ordenó que se encerrara y se quedó paradote en el pasillo después de que se marchó, intentando tomar una decisión rápida. Sabía que tampoco podía atacar al hombre sin meterse en medio de una disputa que no le incumbía para nada, pero no soportaba la idea de no hacer nada.

Finalmente y con algo de cargo de conciencia, se decidió a ponerse del lado de ella y corrió por el pasillo hacia el hombre que aún podía ver al final del pasillo, en su mismo vagón. Con brazo tembloroso, le apuntó con la varita y murmuró lo más bajo que pudo "Stupefy!" para no llamar la atención. ((Necesito dos o más dados de más de 8 asumo. El tipo es un astrónomo... de magia práctica cero))

El miembro 'Lucien Nash' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

'10 Caras' :