Tocando un poco el violín.

Gracias a la poción para silenciar que le había dado Tarja, pudo ensordecer las paredes y puertas de la primera aula vacía que encontró en un lado apartado del castillo. Así no tendría que preocuparse porque alguien la escuchara.

Con la ansiedad con la que un niño abre un regalo en Navidad, Giselle sacó su violín del estuche. Su madre se lo había enviado esa misma mañana.

Lo contempló unos segundos azorada. Para ella era como una parte más de su cuerpo, y se había sentido vacía al no tenerlo en esos días. Rápidamente lo puso sobre su hombro y comenzó a tocar unas notas. No era exactamente una canción, sino sus sentimientos plasmados tal cuál como se sentía en ese momento.

Como solía ocurrirle, comenzó con una melodía alegre, que poco a poco se fue transformando en algo diferente, lánguido, triste y melancólico. Como ella.

((1) El video no está disponible por alguna razón. 2) a Mardie no le gusta que posteen videos de youtube. Lo considera un karma de la sociedad o algo así))

Gipsy venía con el estuche de su violín en una mano y Adara pisándole los talones con el suyo también. Estaban buscando un aula para practicar, siendo que la de música estaba ocupada de momento con el club de teatro y las habían sacado rajando.

Ellas también habían entrado en la primer aula que encontraron, con la esperanza de hacer lo mismo que Giselle. Soundproofear las paredes y ponerse a tocar tranquilas. Al principio la cosa era como una clase, pero últimamente, Adara se estaba volviendo tan buena que las dos prácticamente tocaban juntas, con algunas correcciones menores de parte de Gipsy.

Por un segundo pensó que el aula estaba vacía, pero al oír la melodía fijó la vista en el punto de origen y reconoció a Giselle de inmediato. Una sonrisa enorme se le plasmó en el rostro cuando la saludó. "Hi, Zeller." Parecía estar delighted por el descubrimiento. "Mind if we join you?" Preguntó con cautela a pesar de su entusiasmo evidente. Sabía que la chica no era de lo más sociable y el llamarla de esa manera ya había sido como estirar los límites un poco, pero la había alegrado tanto la coincidencia.

Giró sobre sí para mirar a Adara. "Addie, this is Giselle Adams." La presentó con una sonrisa encantada. "Giselle, this is Adara Dawkins. She plays too." Explicó.

((Hope you don't mind I brought company. Si hay alguien que no cuelga es ella))

Addie venía atrás de Gipsy con su porte de damita de alta alcurnia, su uniforme impecable y una funda para violín que daba a entender el valor del instrumento que contenía. ¡Hasta regulaba humedad y temperatura!

Parecía bastante más tímida que su maestra y se asomó de detrás de ella recién cuando se habló de presentaciones. "Encantada." Dijo con una sonrisa pequeña y una leve reverencia que reforzaba el aire clásico de su porte algo envarado. En ese sentido se parecía un poco a Giselle.

"Tal vez podríamos hacer un trío." Murmuró por lo bajo, para que lo oyera Gipsy, demasiado tímida para animarse a más.

((Edité. Seguramente alguien habrá spmaeado con youtube y quedó mal visto.))

Giselle tardó un poco en entender lo que ocurría. En principio porque se compenetraba mucho al tocar. Además de eso, estaba el hecho de que no esperaba que alguien más entrara allí. Reconoció a Gipsy pero no a la chica que la acompañaba. Aguardó mientras las presentaban.

Vagamente inclinó la cabeza al recibir el saludo de Aldara, y al escuchar su tímido murmuro, miró a Gipsy como si esperara una aprobación de la idea. Luego pensó que era ridículo, si ambas estaban con sus violines, seguramente les gustaba tocar en grupo.

Giselle nunca lo había intentado. No tenía con quién. ¿Y si era demasiado mala tocando así?

No le pareció apropiado negarse, ya que no había sido muy amable la última vez que habló con Gipsy.

_Claro -fue su única respuesta, poco elocuente para variar.

((Si vos decís. Para mí es mandarín.))

Tenía la vista fija en Giselle, con cierto miedo al rechazo que pudiera ella ofrecerles siendo que parecía una chica particular, que no siempre estaba de humor para hablar con la gente y no la creía capaz de desenvolverse bien en grandes grupos. Cualquiera podía ver eso. Por eso se había mostrado lo más amigable que había podido, aunque el verla ahí tocando le había sacado una sonrisa genuina. Parecía más viva cuando tocaba, bastante más animada que lo que la veía por los pasillos.

Movió los ojos hacia el costado como si quisiera ver a Adara a través de su propia cabeza y luego volvió a mirar a Giselle con cierta duda. No estaba segura de que fuera a aceptar y en ese momento de duda, la chica respondió.

Gipsy sonrió encantada y se adentró en el aula de lo más campante. Dejó su estuche sobre uno de los bancos y comenzó con la rutina de tensar el arco, ponerle resina y afinar. "¡Espléndido! ¡Hacía mucho que tenía ganas de un trío!" Después soltó una risita avergonzada por las cosas que le habían venido por la cabeza. Claramente, había pensado cualquier chanchada, porque era una perversa aunque pareciera un angelito.

Sonrió genuinamente, pero de manera tímida y recatada. Luego soltó una risita nasal al escuchar el comentario y la risa de Gipsy. Se ruborizó al imaginarse en un trío con ambas. No que la idea no le llamara la atención, pero tenía planes más concretos en su futuro próximo... y aún así los ratoncitos giraban en las rueditas de su cabeza.

Adara copió lo que hacía su antigua maestra y puso su estuche carísimo con extremo cuidado sobre el escritorio del profesor, que le pareció más estable que los pupitres. Ella también sucumbió a la rutina de poner el instrumento a punto para ser tocado.

Quiso preguntar qué tocarían pero le dio vergüenza.

No comprendió el chiste, ni las risas. Pero tampoco había prestado mucha atención. Automáticamente miró a Gipsy prepararse. Le encantaba esa rutina. La ponía de un humor vivo.

Se preguntó si Gipsy habría intentado tocar las partituras que le dejó detrás de un dibujo. Pero no se animó a preguntar. No quería parecer insistente. Miró por la ventana en silencio, mientras aguardaba que el grupo decidiera por ella.

Cuando terminó de alistarse, lo que hizo rápidamente, giró su cuerpo hacia Giselle nuevamente y le dedicó una sonrisa enorme. Parecía genuinamente feliz, exultante. Su vida nuevamente estaba en un buen camino después de todas las que le habían pasado en el último año desde su accidente.

"¿Qué tienes ganas de tocar?" Preguntó con entusiasmo. "¿Algún favorito?" Sabía que Addie tocaría lo que ella le indicara. Era una cuestión de costumbre. Por más que su alumna la hubiera superado, siempre esperaba que ella tomara las decisiones por inercia o tal vez costumbre.

Giró la cintura hacia su estuche y abrió el cierre del compartimiento para las partituras, de donde sacó una gruesa carpeta. "¿Alguna de tus partituras?" Preguntó hopeful.

Ella se tomó su tiempo. Amaba a su violín como si fuera el amor de su vida más que una mera extensión de su cuerpo, y lo trataba con reverencia. Por supuesto que considerando lo que valía el instrumento era casi lógico.

Miró por el rabillo del ojo a Gipsy cuando ella habló. Como no se dirigían a ella, lo dejó pasar.

Volvió a mostrar interés en la conversación cuando Gipsy mencionó que había partituras nuevas. Ahí levantó la nariz como sabueso tras la pista de un zorro y hasta perdió parte de su timidez, si bien no de su delicadeza. Parecía que se rompería con sólo soplarla.

"¿Qué partituras?" Preguntó con interés.

_¿Mis partituras? -preguntó con extrañeza. Trataba de recordar cuánto le había mencionado a Gipsy al respecto. Se notaba que era una persona de escucha activa, ya que recordaba las conversaciones entre ellas, mejor de lo que las recordaba Giselle.

Enarcó las cejas lentamente, sopesando la situación. Su música era algo privado. Pero seguramente, no compartir sería grosero. O al menos, eso era lo que intuía. ¡Reglas sociales!

Estiró su brazo hasta el piso, de donde recogió un bolso negro, llego de parches con nombres de bandas poco conocidas para la mayoría. De él extrajo una carpeta que había personalizado con fotos de paisajes lúgubres, bocetos de dibujos a carboncillo, recortes de papeles antiguos de lo que parecía haber sido un libro de poemas. Las partes aún visibles del cartón de la carpeta, también habían sido intervenidas con tintas y manchas que unían las imágenes como si fuera una sola.

En cuanto la abrió cayeron varios papeles con partituras que se esparcieron por el piso. Esa carpeta, posiblemente, era lo único que Giselle no mantenía ordenado.

Comenzó a juntarlas mientras las miraba dispuesta a escoger alguna.

"Si. Las que estaban con el dibujo..." comentó primero con entusiasmo que se fue desinflando a medida que notaba que Giselle en un principio no parecía registrar para nada de lo que le estaba hablando. ¿Podía ser tan despistada o simplemente le había importado tan poco su intercambio que ni lo registró?

Dio un paso hacia atrás, algo más desanimada, pero un banco la frenó de seguir retrocediendo. "También puede ser cualquier otra cosa." Se apresuró a decir en un apuro. No quería enojarla ni espantarla y sabía que era tan fácil lo segundo como con una gacela. "Motzart tiene un par que están piolas..." Dijo mirando a Giselle y a Adara de reojo, sin saber en qué nivel estaba cada una como para no sugerir algo problemático. Como si no fuera difícil de por sí encontrar algo para TRES violines y no dos y un cello.

"¿Confutatis Maledictis?" Preguntó con miedo. Había sido lo primero que le había venido a la mente. "¿Concierto de Navidad de Corelli? Al menos ese es más alegre." Pensó en voz alta. Todo el mundo había escuchado los rumores de qué pasaba si alguien tocaba el Confutatis Maledictis después de medianoche, y ella no se atrevía ni a media tarde.

La conversación le picó la curiosidad, pero no tenía confianza como para preguntar sobre los dibujos. Lo que sí notó, fueron los que estaban entre las partituras de Giselle. Se apresuró a dejar su amado violín de nuevo en su estuche para correr grácilmente a ayudarla, a pesar de que estaba al otro lado del aula. Ella también era parte del club de dibujo y tan amante de éstos como Gipsy. Por eso se habían hecho amigas, aunque ella prefería las acuarelas a los demás métodos.

Mientras juntaba las hojas que podía, aprovechó para observar los dibujos y sketches de Giselle. Quedó impresionada. "Son muy buenos." Dijo seriamente, con admiración. "¿Los hiciste tú?" El tema había disipado su timidez aunque seguía siendo algo envarada, como si fuera engreída o el producto de una educación demasiado estricta y formal. Le extendió las hojas que había terminado de juntar.

No se mostró impresionada por la primera sugerencia de su amiga. Ella no era supersticiosa. No con ese tipo de cosas por lo menos. Había otras con las que lo era demasiado. Anyway, todo el mundo estaba de acuerdo en que no había comparación. El Christmas Concerto de Corelli era mucho más animado que Motzart. Según ella, una delicia de escuchar. "Yo voto por Corelli." Dijo con la parsimonia que le era propia.

No se dio cuenta de que Gipsy retrocedía un poco. Estaba concentrada en levantar las hojas. Solía ser muy buena recordando conversaciones, casi tanto como libros o películas, o casi cualquier cosa. Pero esos días, por alguna razón, le costaba concentrarse. Parte de su atención era desviada hacia las conversaciones de horas y horas que tenía con Laz. Otras veces a especulaciones. En otras ocasiones, ni siquiera sabía a dónde se iban los minutos cuando se enroscaba en sus pensamientos. Porque eran pensamientos, obviamente, emociones... ¿Giselle? Nunca.

Intentó mostrarse agradecida por la ayuda de Adara, pero nunca sabría si lo logró.

_Sí, son míos -respondió a su pregunta.

Apiló las hojas como puso y entrecerró la carpeta como pudo. La apoyó en un banco dando por sentado que sus acompañantes sabrían o adivinarían que podían disponer de ella, y olvidando, nuevamente, que el resto del mundo no está dentro de su cabeza.

_Corelli por mí está bien.

"Es muy buena." Opinó ella con entusiasmo desde la otra punta de la habitación, todavía intentando terminar de afinar su violín, pero las otras dos la seguían distrayendo. Como eran tan tímidas y poco sociables, tenía miedo de que no pudieran desenvolverse sin ella en el medio.

Cuando consideró que su violín estaba afinado, lo apoyó de vuelta en su funda momentáneamente.

"Then Corelli it is." Dijo apoyando las partituras correspondientes sobre un pupitre. Entonces sacó su varita de entre los pliegues de su túnica con diligencia y con un par de movimientos gráciles utilizó "gemino" para hacer otras dos copias. Guardó la varita.

Acomodó las hojas nuevas de una de las pilas, tomándolas por los costados y dejándolas caer sobre los pupitres para que quedaran bien alineadas. Después hizo lo mismo con el segundo set y se acercó a las chicas con una mano extendida hacia cada una. "Concierto de Navidad de Corelli para trío de cuerdas." Anunció con entusiasmo.

Sus delicadas cejas bien depiladas, se levantaron levemente ante el comentario de Gipsy. "Indeed." Admitió en voz muy baja, aunque no sonaba tímida sino simplemente recatada. Sus facciones cambiaron de repente, como si hubiera tenido una idea repentina. "¿Gipsy aún no intentó reclutarte para el club de dibujo?" Preguntón con una nota de humor en su voz suave. Tenía esa calma típica de las personas que han crecido teniendo todo lo que necesitaban y mucho, mucho más. Cada uno de sus caprichos había sido satisfecho de un modo u otro y sin embargo, su personalidad demostraba también las marcas inequívocas del tipo de educación estricta de las chicas de clase alta.

Una sonrisa comedida pero sincera curvó sus labios. Otro de sus deseos complacido. Corelli. La sonrisa se ensanchó acompañada de una mirada teñida de cariño cuando aceptó las partituras. "Gracias." Se las llevó de vuelta a la otra punta del aula, donde tenía su violín. Era demasiado precioso como para convocarlo. Si algo fallaba o la distraía y éste acababa en el suelo, jamás se lo perdonaría.

Sacó su varita de un holdster de cuero de dragón en su muslo y, tomándola con delicadeza entre el índice, el mayor y el pulgar, la agitó hasta que las partituras se acomodaron en un atril invisible. Regresó la varita a su holdster y preparó su violín, manipulando los microafinadores levemente mientras probaba las cuerdas. "Cuando quieran." Dijo con el mentón en la mentonera, repentinamente mostrando una seguridad en sí misma que parecía de una persona totalmente distinta que la que había entrado. Estaba en su elemento y se sabía buena.

Cuando Giselle tocaba, normalmente se abstraía del mundo. Le habían puesto ese instrumento en las manos desde que tenía... bueno, no recordaba con exactitud, pero desde muy pequeña. No necesitaba pensar lo que hacía para tocar, pero en ese momento no fue así. No pudo dejar de pensar en lo que ocurría, expectante, vigía, como siempre que estaba con personas que no conocía. Bueno, como siempre que estaba con cualquier persona.

Se distrajo inmediatamente con el modo de tocar de Adara. Era realmente buena. Se preguntó si tocaría hacía mucho tiempo, o si por el contrario, había dado todo de sí para llegar a eso en tan poco tiempo.

Algo en Adara le gustaba. Tal vez era su porte. Sentía que distinguía en ella algunas cosas en común, aunque no sabía cuáles.

Trató de concentrarse y siguió tocando, dejando que la música la inundara.

Gipsy terminó de entregar las partituras y solucionó el tema de las suyas de una manera similar a como Adara lo había hecho. Se tomó un momento para hechizar a su instrumento, de manera tal que sonara algo más grave, para suplir la viola o el cello que requería la composición. Desde afuera, podía notarse que esa era la manera en que ellas dos trabajaban. Con pocas palabras de por medio. Parecían tener un cierto rítmo, o un feedback que sólo se adquiere pasando mucho tiempo trabajando con alguien. De haber estado en el mismo año, hubieran hecho un excelente grupo de trabajo.


Consciente de ésto, Gipsy se acercó a Giselle para que las tres estuvieran cerca al momento de tocar y la observó periódicamente a lo largo de la canción, temiendo que se sintiera excluida por una parte, pero también para ver cómo era ella cuando tocaba. Giz creía que se podía aprender mucho de cómo la gente reaccionaba ante la música, y ante los distintos tipos de música también.

((¿Un poquito de godmoding?))

Las notas salidas de los tres instrumentos se mezclaban deliciosamente en el aire, entretejiendo una melodía mil veces superior a las versiones grabadas del mismo tema, por la acústica que un aula hecha toda de madera le daba al sonido.

Addie estaba tan acostumbrada a acoplarse a Gipsy y lo que tuviera en mente o lo que estuviera tocando, en base a lo que percibía o veía por el rabillo del ojo cuando espiaba, que a veces ni siquiera necesitaba hacerlo para poder comprender lo que se esperaba de ella. Hacía cinco años que venían trabajando juntas en sus habilidades musicales varias veces por semana al margen del club musical del que también eran parte.

En un principio, permitió como siempre que Gipsy comenzara, para saber dónde ubicarse ella. Notó de inmediato el cambio de registro en el violín de su compañera y entonces comprendió mejor cómo interpretar su propia partitura. Cuando había visto que había un cello involucrado, había dudado por un momento de las capacidades decisivas de su amiga y ahora se daba cuenta de que había sido innecesario.

La adición de un nuevo miembro la forzó a ella también, al igual que Giselle, a espiar más de lo normal a la chica con la que no estaba familiarizada, para asegurarse de que las tres pudieran encajar de la mejor manera posible.

Desde pequeña, Giselle jugaba además de tocar. La música había sido un refugio tras alguna discusión con sus padres, o alguna otra situación frustrante. Sobretodo porque discutir con sus padres consistía básicamente en escucharlos decir muchas cosas con las que no estaba de acuerdo, y luego irse sin poder decir una palabra.

Cuando tocaba imaginaba otros lugares, otros mundos, otros paisajes y otras realidades. Y sentía que tocaba para ellos, en su mente, o en su corazón. Sentía que en su mente había un contexto que necesitaba música para ser creado, y ella se la daba. Dejaba de verse allí tocando, dejaba de pensar en el lugar en el que estaba.

Para las canciones que había tocado muchas veces, ya tenía un mundo o un lugar pensado. Allí viajaba con cada nota. Pronto olvidó a Aldara y a Gipzy, pronto olvidó que debía acoplarse a ellas. Y sólo recordó su lugar feliz. Y allí permaneció.

Notando a Giselle en su propio mundo, Gipsy se acopló a ella. Sabía que Adara haría lo mismo con ella a fuerza de costumbre y pronto estuvieron las tres en una buena sintonía. No era perfecto, pero para ser la primera vez que tocaban juntas esa partitura, podía decirse que había sido un éxito... o por lo menos no era un fallo.

Cuando terminó, Gipsy bajó el arco y miró a Giselle por encima del violín. Un par de segundos después, quitó el mentón de la mentonera y bajó también el instrumento. No sabía si las otras lo habían disfrutado tanto como ella, pero buscó el contacto visual de Giselle para confirmarlo. Sabía cómo pensaba Adara y no necesitaba corroborar nada. En todo caso, ya se enteraría después.

Como Giz había predicho, Addie se acopló a ella enseguida. Estaba acostumbrada a hacerlo y no se le hubiera ocurrido hacerlo de ninguna otra manera porque siempre había sido así.

Ella también tenía una sonrisa conforme en su rostro al concluir la melodía, pero era una sonrisa confiada, de una persona que sabe que es buena en algo. La chica tímida había desaparecido momentáneamente, como siempre pasaba cuando tocaba el violín.

El primer pensamiento de Giselle, fue decir "Supongo que nos gustó ¿verdad?", pero cuando estuvo a punto de decirlo, se dio cuenta de que no era apropiado. En ella eso era casi crecimiento personal. Las chicas sonreían conformes, eso era buena señal. No ser buena con las palabras y los gestos, la ponía en un aprieto. Esperaba que la música hubiera hablado por ella y les hiciera sabe que se sentía a gusto, pero todo parecían indicar que debía "mostrarse" de alguna manera.

_Eso estuvo interesante -les dijo-. Nunca había tocado acompañada -sintió la necesidad de excusarse, de justificar su repentina ausencia.

"¡Fue genial!" La corrigió ella en un arrebato de entusiasmo. Siempre había disfrutado de la música clásica, incluso desde pequeña. La había compartido con algunas amistades e incluso había encontrado a Addie con quien practicar una vez que ésta hubo aprendido lo básico, pero siempre había abrigado la esperanza de poder tocar en un grupo más grande de gente y no había podido.

El club de música tenía la cuota de violinistas cubierta cuando ella intentó entrar y, cuando finalmente pudo, la elección de piezas dejaba bastante que desear a los que tocaban su instrumento, dándole mas importancia tal vez a los vientos o a los cellos, o incluso el piano.

Le gustaba tocar en grupo, pero lo que había experimentado hasta el momento eran duetos o bien casi una orquesta... donde con tanta gente, el aporte de uno es básicamente nulo y ya pierde significado real, a menos que la pieza esté diseñada para lucir el instrumento que uno toca. Y nunca era el caso.

Con todo eso en mente, se apresuró a decir. "¡Yo tampoco!" Con entusiasmo casi infantil. "Quiero decir..." se corrigió. "En el club de música somos tantos que ni puedo escuchar lo que estoy tocando, y con Addie..." buscó la mirada de su amiga como si ella no pudiera encontrar las palabras justas y buscara ayuda.

La sonrisa de satisfacción permaneció inmutable en el rostro orgulloso de Adara. Era bastante más tranquila que Gipsy, por más que compartiera su opinión y entusiasmo. "Con algo de práctica, podría llegar a ponerse interesante." Parecía pensativa, mirando a las otras chicas como viendo más allá de ellas con el mentón aún apoyado en su instrumento y el arco bajo, con el brazo listo a tocar la siguiente pieza, si había alguna.

Sostuvo la mirada de Gipsy un momento. Le bastó para notar que tenía problemas para expresarse. Adara tomó el mando de la conversación para salvarla, con su calma habitual. A alguien como ella no se la vería nunca saltando de emoción por el castillo. Era casi tan tranquila como Giselle, y apenas un poco más sociable, aunque sus motivos probablemente fueran distintos.

"Llevamos mucho tiempo tocando juntas y funcionamos como una unidad." Se dirigió a Giselle con un atisbo de sonrisa. "Tocar con Gipsy no se siente como tocar con alguien más. Imagino por su falta de elocuencia, que ella debe sentirse de manera similar." Explicó.

_¿Falta de elocuencia? -se sorprendió Giselle. Gipsy le había parecido bastante sociable. De hecho, cuando entró al castillo pasaron varios días hasta que alguien se acercó a hablarle. Esa persona, había sido Gipsy. Y a pesar de lo poco expresiva y conversadora que Giselle era, le había ido bastante bien. Al menos al principio-. Lo siento, no me había parecido que eras poco elocuente -se dirigó a Gispy-. O no lo había notado.

Repasó mentalmente lo que Adara había dicho.

_Debe ser lindo sentir eso con alguien. La verdad es que no había tocado nunca a dúo, y tampoco en bandas u orquestas. Así que no sé cómo se sentirá -confesó, algo avergonzada.

Gipsy se rió por lo bajo con esa risita nasal típica de las colegialas. Sí, podía ser o parecer tímida al principio de una relación, pero una vez que entraba en confianza, podía decirse que costaba bastante trabajo hacerla callar. La confusión le había hecho gracia, pero no acotó nada que pudiera ayudar a disiparla. 

Sonrió ampliamente, de manera orgullosa. Sentía un cariño maternal hacia su pequeña alumnita que hacía rato la había superado. Incluso a pesar de que la diferencia de edades era mínima y Adara era muy superior a ella en modales, educación, etiqueta y otras áreas de instrucción. "Ahora tienes una excusa oficial para averiguarlo." Comentó conforme con la idea de volver a incluirla en ese tipo de actividades más seguido, en la medida en que Giselle se dejara.

"generalmente es difícil dejarla sin palabras. Era parte del chiste." Se apresuró a explicar a Giselle. Aunque la idea de dicha broma había sido molestar un poco a Gipsy más que otra cosa.

"Oh, si. Por favor, ¡tienes que volver a tocar con nosotras!" Pidió con vehemencia. "Creo que sonamos bien y con práctica podríamos sonar aún mejor." Y para ella que apuntaba a la excelencia en todo lo que hacía, era algo importante.

Giselle asintió lentamente, receptiva. Le agradaba la idea de seguir tocando con ellas, aunque temía no llegar al nivel de Adara. Si le había sugerido que podían hacerlo más seguido, seguramente había llegado a la conclusión de que sonaba suficientemente bien. Trató de no pensar más en eso.

Sí le preocupaba un poco que terminaran por sugerir que tocaran delante de alguien más, o de varias personas. No parecía haber razones para preocuparse por eso aún.

_¿Llevan mucho tiempo tocando? -desvió.

Como la niña tímida que había sido Gipsy de chica, entendía que probablemente a Giselle los nervios le hubieran jugado en contra a la hora de tocar. Al menos, por lo que había juzgado de su personalidad de momento. Parecía lo suficientemente asustada de la gente como para que fuera el caso. 

"Unos cuantos años." La inocencia de Gipsy no le permitió darse cuenta de que estaba siendo manejada. "Addie solía ser mi alumna cuando empezamos, pero creo que hace mucho que superó a su maestra con creces." Le dedicó una mirada cariñosa, casi maternal a su compañera. Si hubiera tenido una hermanita, probablemente la hubiera tratado como a Adara.

"¿Tú tocas hace mucho?" Le picó su curiosidad innata.

Adara sonrió complacida de escuchar el halago que su profesora le daba. "No es para tanto!" Las pálidas mejillas de Adara se cubrieron de rubor. Su humildad la llevó a negarlo, pero en el fondo ella era consciente de que había llegado a superar a Gipsy a través de los años. Sin embargo, no le gustaba la atención ni ese tipo de halagos. La ponían incómoda. Su superioridad se debía a que tenía menos amigos, menos cosas con qué entretenerse y mucha más presión por parte de su familia. Y eso era lo que hacía que sintiera cierta simpatía por Giselle. Podía verse reflejada en ella.

Las cejas de Gipsy reaccionaron inmediatamente ante la sorpresa de esa noticia. Su expresión era de sorpresa, pero no podía evitar sentir cierta envidia por quienes habían podido aprender a tocar de más jóvenes que ella. Había llevado un tiempo convencer a sus padres, una pareja de granjeros, que invertir en una profesora de música no era un desperdicio de dinero. Siempre se preguntaba si no hubiera sido mucho mejor tocando de haber comenzado de chica como la mayoría de los prodigios. Con mucho trabajo, había conseguido tocar bien, pero era claro que sus habilidades quedaban muy opacadas por la que había sido alguna vez su alumna ¡Y eso que Adara había empezado a una edad aún más avanzada que ella! Quería a la muchacha, pero eso no evitaba que su habilidad inflamara sus complejos.

"Es la mejor edad." Se limitó a decir, de repente más seria, más la Gipsy de siempre, la prefecta.

Addie asintió a su vez, tan convencida como su amiga. "Definitivamente. Si hubiera practicado más asiduamente a esa edad en lugar de jugar tanto, no me hubiera costado tanto más de grande." Opinó con una sonrisa, buscando con su mano el brazo de Gipsy de manera cariñosa. Quería que supiera que no se arrepentía de que ese retraso hubiera sido la razón de que se conocieran. 

"¿Creen que podríamos tocar algo más? Propuso con cierta esperanza.

Giselle quería volver a tocar con ellas. Estaba un poco más calmada y sentía que podía hacerlo mejor y disfrutarlo más.

Asintió lentamente, mientras su mente vagaba por las canciones podría proponer, pero eran en su mayoría tristes y melancólicas, con un dejo de tragedia. No se animó a sugerir ninguna por miedo a verse aún más rara, más inadaptada, más traumada.

Todo parecía ir bien y no quería arruinarlo. Sentía que a menudo le pasaba eso con Gipsy. Comenzaban a hablar, se sentía incómoda, comenzaba a sentirse relajada y luego decía algo que hacía que las cosas no terminaran bien, o al menos esa era su visión de los hechos.

Pensó que esa vez era mejor dejarse llevar.

"¡Ay, si!" se entusiasmó enseguida. "¡Uno no consigue un tercer violín todos los días! Y hay un concierto de Vivaldi para dos violines y una viola que siempre quise intentar..." Inmediatamente se ofreció para hacer la parte de la viola, así nadie tendría que sacrificarse por su capricho. "Si les parece bien." Añadió for good measure. 

"Creo que tengo las partituras aquí en algún lado..." pretendió buscarlas para evitar que la vieran toda avergonzada por la osadía de haber propuesto algo que había sido su obsesión por largo rato. En realidad, su carpeta de partituras estaba perfectamente ordenada, rozando con lo obsesivo.