Poniéndose al día

Kat había estado en la enfermería un par de días por un golpe que se había puesto al caerse de la escoba y eso había hecho que se atrasara en casi todas las materias y en la tarea. Ella que solía leer hasta los textos optativos de las materias, de repente se había encontrado con dos días de tarea y lecturas atrasados delante de ella.

Ella era responsable, pero la idea de tener que ponerse al día le molestaba, porque cualquier cosa que la hiciera sentirse sin el control de su pequeño mundillo perfecto la ponía muy nerviosa, así que mientras estaba sentada leyendo en la biblioteca con dos pilas altas de libros frente a ella, su pie golpeteaba el suelo rítmicamente a causa de los nervios contenidos.

Al menos la pierna que se había roto durante el entrenamiento de Quidditch ya estaba del todo sana aparentemente, porque el moverla de esa manera tan compulsiva no le generaba nada de dolor. Finalmente, cuando se dio cuenta de que ya no podría concentrarse más y de que tenía la cabeza del todo quemada, largó un suspiro exasperado y se cruzó de brazos sobre la mesa para poner la cabeza sobre sus brazos.

Gipsy también había estado leyendo en la biblioteca, pero a diferencia de Kat, sólo había estado ahí una hora, haciendo un trabajo práctico con Christopher. Él había terminado antes y decidido dejar las últimas dos preguntas para la noche, en la sala común donde pudiera pedir consejo a un compañero que sabía más del tema que él. Ella, en cambio, quería terminar todo en ese momento para sacárselo de encima y se había quedado otro rato más.

Ahora, tras haber terminado finalmente con el calvario que eran las runas antiguas, que le gustaban pero que realmente demandaban más tiempo del que ella tenía últimamente, se dirigía a la salida de la biblioteca con su morral de cuero rosa al hombro y cara de cansada. En eso estaba cuando vio a Katty en una de las sillas entre dos hileras de estanterías y con enormes pilas de libros frente a ella.

Pensaba en seguir de largo sin molestarla cuando la vio tirarse sobre el banco de esa manera y se le acercó con una sonrisa comprensiva. "Trabajando duro?" Le preguntó sentándosele al lado con una sonrisa en los labios y la mano en la correa de su morral, cerca del hombro.

Al oír la voz de Gizzy ahí cerca, levantó la cabeza de donde acababa de apoyarla y la miró con una mueca ladeada que hablaba de frustración. "Demasiado duro..." Admitió con cara de super cansada. La verdad era que le encantaba leer, pero después de tantas horas de leer textos que requerían su concentración absoluta, tenía la cabeza muy en cero y no podía pensar más. "Me encanta leer y todo." Se excusó rápidamente, avergonzada de estar tirada sobre el banco en la biblioteca cuando era Ravenclaw y se esperaba más de ella. "pero la verdad es que después de tantas horas, no podría reconocer ni mi propio nombre si lo viera escrito." admitió siendo un poco exagerada, como siempre.

"¿Tú?" Le preguntó con una sonrisa cansada pero intentando aparentar estar más animada de lo que realmente estaba.

Rió brevemente y de manera nasal por el comentario de ella. Entendía perfectamente a qué se refería pero le había hecho gracia la manera en que lo había dicho. Luego se quedó con una sonrisa comprensiva en los labios. "Bueno, tal vez sea hora de que te tomes un descanso antes de que te agarre amnesia, no?" Sugirió de manera amistosa. "Si tienes la cabeza tan quemada que ya no te entra nada, no tiene ningún sentido que sigas leyendo. Es masoquista." Opinó apoyando una mano en el brazo de ella.

"Yo estaba precisamente por tomarme un descanso antes de volver a estudiar a la noche." Le dijo como si eso reforzara su postura de que debía descansar un poco. "¿Qué dices si vamos a dar una vuelta por los terrenos para despejarnos?" Sugirió de buen humor. El día estaba nublado pero no hacía tanto frío y sería mejor aprovechar antes de que viniera el invierno.

Rió brevemente por el comentario de Gipsy. "Sí, es verdad..." Admitió bajando la mirada algo avergonzada, pero todavía sonriendo. Era una muchacha que siempre estaba de buen humor... salvo cuando estaba de mal humor y ahí sí que huía el mundo de ella, porque se volvía un verdadero demonio.

El ejemplo de ella sirvió para terminar de convencerla y la miró con una cara de simpatía. "Suena genial." Admitió con una sonrisa, poniéndose de pie para empezar a ordenar sus libros. "Just let me put this mess in order..." se excusó mientras trabajaba rápidamente, con algo de torpeza.

"Entonces vamos." Dijo con una sonrisa y le ofreció el brazo. Ella también estaba de buen humor. Sobre todo ante la perspectiva de poder pasar algo de tiempo con su amiga ahora que estaban otra vez en más o menos buenos términos.

Asintió y al ver la manera muggle en que Kat estaba ordenando todo, sacó la varita y la agitó un poco para que todas las cosas se pusieran solas en su lugar. "¿Mejor?" Preguntó con una risita giggle. "Mejor que te tomes un descanso. Ya no estás pudiendo ni acordarte te la magia!" Opinó divertida, conduciéndola fuera de la biblioteca.

Asintió para darle la razón, aunque no pensaba salir corriendo de la biblioteca. Era hyper, sí, pero en ese momento estaba bastante cansada como para dejarse llevar e ir saltando por la vida como un poring.

Se rió bastante tentada pero en voz baja. "Ay! Mejor vamos!" Dijo entre risas, bastante sonrojada. Estaba avergonzada de ella misma y su estupidez. "Estoy tan cansada que ni se me ocurrió usar la magia. That's never a good sign." Dijo con una mueca torcida antes de volver a soltar más risitas.

Se marchó por el pasillo del brazo de Gipsy. "A dónde vamos entonces? En vista de que yo no estoy en condiciones de pensar?"

—Sí, claro... ¡Seguro que la semana que viene te pides el pase a la casa nueva! —La pinchó para molestarla un poco mientras caminaban juntas por el pasillo.


—Bueno, no puede ser ni tu sala común ni la mía. ¿Qué tal el patio interno? Ahí hay luz y a esta hora no está tan lleno. ¡Por ahí hasta podemos jugar a la rayuela un rato! —Sugirió siempre tan madura...

Soltó la carcajada por la broma de Gipsy y se apresuró a andar por el pasillo más rápidamente para que nadie los viera ni las viniera a mirar como las dos locas que indudablemente eran. —Gracias por tenerle tanta fe a mis capacidades mágicas. La verdad, lo aprecio muchísimo —dijo con enojo fingido.

—¡Dale! ¡Buenísimo! ¡Hace años que no juego y me vendría bien algo de ejercicio para despejarme la mente! Tendríamos que robarnos una tiza de algún aula... —pensó en voz alta.

—¡De nada! —Respondió totamlente en broma y todavía entre risitas tontas. Estaba bastante contenta de haberse tener a Kat como amiga.

—¡Squibb! —la acusó nuevamente. —¿Te das cuenta de que te cavas la tumba sola, no? Uno tranquilamente puede dibujar la rayuela en el piso con magia —informó riéndose.