Al atardecer

El sol acababa de caer cuando Jane se despertó en el sótano de la casa de Lucien. Le tomó un par de segundos el darse cuenta de dónde estaba y recordar lo que había sucedido la noche anterior.

Se levantó del sofá donde se había acostado y subió las escaleras en silencio, luego aguzó el oído y, cuando le pareció que la cocina estaba lo suficientemente vacía, forzó la puerta intentando no hacer mucho ruido. Salió de la cocina y se fue discretamente y sin que la vieran hasta la puerta de salida.

Una vez afuera, corrió para alejarse de la casa, para evitar ser vista y luego se detuvo en el centro de Hogsmeade a observar el pueblo. Aún había bastante movimiento puesto que no era demasiado tarde, pero el lugar estaba muy cambiado de lo que ella lo recordaba y le agarró una sensación de nostalgia muy molesta.

Intentó recordar en qué dirección se enontraba el pueblo muggle más cercano y comenzó a correr en esa dirección. Tenía sed. La noche anterior no había bebido la suficiente cantidad de sangre como para curarse del todo y el proceso de curarse le había consumido mucha de la energía, de manera que necesitaba cazar. Lo hizo sin ganas. Después de la experiencia de la noche anterior se le antojó vacío y carente de emoción en comparación con lo que había hecho con Lucien.

Cerca de las diez de la noche ya se encontraba de vuelta frente a la casa de Lucien. A falta de algo mejor para hacer, golepó a la puerta, insegura de que eso fuera una buena idea, pero no se le ocurrió nada mejor dado que no tenía dónde quedarse ahora que su Master la había traicionado.

Luce había dormido gran parte del día, hasta mucho más tarde de lo que habitualmente lo hacía. Con todas las emociones que había pasado el día anterior y lo poco que había descansado, necesitó bastante tiempo para recuperarse y no apareció en el living hasta la hora del al muerzo, que fue bastante pasado el mediodía. Sus hermanos también habían regresado tarde la noche anterior y estaban cansados. Como todos se habían levantado tarde, la madre, acostumbrada a ésto, había esperado para preparar el almuerzo hasta más tarde.

Durante la tarde, había rondado la cocina para chequear la puerta que daba al sótano, incluso desde mucho antes que cayera el sol. Luego recordó el encargo que ella le había hecho y corrió a comprar el maquillaje y demás.

A la vuelta, cuando encontró la puerta abierta, sacó su varita y arregló la cerradura para que nadie lo notara. No pudo resistir que se le acelerara el pulso tanto al recordar la noche anterior, como cuando cedió a la tentación y bajó al sótano a ver si ella estaba allí. No la encontró, por supuesto, y pensó que tal vez había soñado todo lo de la noche anterior, puesto que no tenía ninguna marca en el cuerpo que corroborara la historia. Confundido, decidió subir a la terraza con Watson, a trabajar en su informe para intentar distraer su mente. No estaba seguro de volver a ver a Jane en caso de que aquello no hubiera sido sólo un sueño, pero esperaba que sí. Algunas partes de la conversación que habían tenido el día anterior le habían dado la pauta de que podía llegar a volver a verla, aunque más no fuera por la necesidad de ella de tener un lugar donde esconderse de momento.

Cuando Jane golpeó la puerta él estaba en la terraza, por lo que no la
oyó. Estaba con el telescopio armado, completando un mapa astral para
una de sus clases de la universidad. La madre de Lucien abrió la puerta y la miró con curiosidad, de arriba abajo, puesto que ni esperaba visitas ni la había visto antes. "¿En que puedo ayudarte?" Le preguntó con curiosidad a la muchacha.

Jane se puso nerviosa al ver movimiento dentro de la casa y oír pasos que se acercaban. No podía sentir los típicos signos de nerviosismo que sienten las personas vivas, pero era consciente en su cabeza de que estaba nerviosa.

Había esperado a Lucien al otro lado, pero se sorprendió al ver a una mujer que por la edad debía de ser su madre. La observó con atención. Le pareció una mujer simpática ((independientemente de cómo sea o se vea, porque está siendo subjetiva por lo que piensa de Luce)). No le pareció en absoluto que la mujer pudiera ser tan infeliz como para querer terminar su propia vida y se preguntó si para los que estaban alrededor de ella durante los últimos días de su vida mortal la habrían percibido de la misma manera a ella.

Aún tenía puesto el corsé y traje de vinilo que había usado la noche anterior, pero se las había arreglado para meter el trocito roto del frente del corsé, ahí donde el tronco la había atravesado, de nuevo en su lugar, para que no se viera demasiado. Había logrado que no llamara tanto la atención y, si uno no se ponía a verlo muy de cerca, no se notaba demasiado que estaba roto. Aún así, esperaba poder conseguir algo más discreto para vestirse cuanto antes, para no llamar demasiado la atención sobre ella misma.

"Oh... er... hola." La saludó nerviosa, sin saber qué decir. No se había traído una mentira preparada y hacía mucho que no se relacionaba con gente de manera normal, de modo que optó por ir al grano. "Estoy buscando a Lucien..." Dijo apartando la mirada de la mujer, sintiéndose como una traidora. El muchacho era mucho menor que ella, que tenía más o menos la edad de la mujer en frente suyo y estaba segura de que no aprobaría la relación si supiera la verdad, tanto sobre su condición como sobre su edad.

La madre de Lucien era bajita y regordeta, con ojos color miel y el cabello, castaño claro, cayendo apenas por debajo de los hombros. Estudió a la recién llegada con cuidado y dedujo por la edad que debía ser amiga de Chasen. Parecía el tipo de mujer que le gustaba a Wilhem, pero él no solía llevar a sus chicas a la casa y Lucien tenía la tendencia a salir con mujeres más normales, al menos en cuanto a la vestimenta. Sí, definitivamente debía ser una de las chicas de Chasen, alguna que había comprendido mal el mensaje de que él no se comprometía con nadie y venía a ser rechazada por el simpático casanova que era su hijo mayor.

A ella no le gustaba ese tipo de mujer, y arrugó la nariz al ver el corsé y la cuerina. Solía sentir lástima por las víctimas de Chase, pero en este caso, prácticamente se alegraba de que se encontrara fuera de la vida de su hijo.

Le llamó la atención oírla manejarse de manera tímida, que no pegaba para nada con la vestimenta atrevida que tenía puesta, pero su sorpresa fue aún mayor cuando se enteró que estaba buscando a uno de los gemelos. Pestañeó un par de veces, sorprendida. "Está en la terraza, haciendo la tarea." Le dijo cambiando un poco la actitud. Se hubiera mostrado sobreprotectora por tratarse de uno de sus bebés, pero como Lucien no solía llevar chicas a la casa, le entró cierta curiosidad y bajó un cambio. "Espera un momento." Le pidió metiéndose dentro de la casa, pero dejando la puerta abierta. "Will! Ve a llamar a tu heramano!" Le dijo a su otro hijo. "Hay una chica aquí que la busca." Añadió luego más por lo bajo.

Jane captó la poca gracia que le hacía su presencia a la madre de Lucien y se sintió aún más incómoda. La sensación de que estaba haciendo algo definitivamente malo o ilegal la sobrecogió pero peleó por mantenerla a raya y, después de haber apartado la vista durante unos momentos, le sostuvo la mirada a la mujer. Estaba segura de que, de haber estado viva, se hubiera ruborizado bastante, y agradeció mentalmente su situación.

Tenía los brazos cruzados sobre el estómago, como para tapar ahí donde la ropa se había rasgado al caer ella sobre la rama del árbol la noche anterior, pero también podía parecer como un signo de timidez. Se asombró de que la mujer estuviera dispuesta a llamar a Luce para ella, puesto que había esperado una reacción más agresiva, pero no supo cómo interpretarlo.

Asintió algo descolocada cuando le dijo que esperara y aguzó el oído para intentar escuchar qué sucedía dentro de la casa. Pudo captar a medias lo primero que dijo la mujer, la parte que había dicho fuerte, pero luego se quedó ahí esperando nerviosa, con los brazos cruzados y sintiéndose muy incómoda en esa ropa que no pegaba con la situación.

Luce estaba en la terraza, completamente compenetrado en su trabajo para la universidad. De a ratos miraba por el telescopio y de a ratos escribía en un pergamino que tenía apoyado sobre una mesita plegable que había armado junto al tubo. Era un telescopio pulenta, de esos que cuestan mucho dinero muggle y que están motorizados para contrarrestar el movimiento de la tierra siguiendo el objeto seleccionado en el cielo.

Cuando subieron a avisarle que lo necesitaban abajo, se sobresaltó por un momento hasta que conectó 'una chica' con Jane. "Bajaré en un momento." Se excusó por encima de su hombro. Entonces dejó la pluma torpemente sobre el banco en una maniobra precaria. Casi se le cayó, por lo que tuvo que atajarla en el aire manchándose la mano de tinta en el proceso, pero finalmente logró dejar la pluma en su lugar.

Will había subido a desgano a avisarle a su hermano, puesto que como éste no solía traer muchachas a la casa, tenía curiosidad de quedarse cerca de la puerta y así poder averiguar de quién se trataba. Se preguntó si sería alguien que él conocía, aunque concluyó en que lo más probable es que no fuera el caso.

Subió la escalera y salió a la terraza. "Hay una chica abajo que te busca." Le dijo con una sonrisa entre cómplice y acusatoria. Se rió de cómo su hermano se sobresaltó y dedujo que debía gustarle en serio para que reaccionara así de torpemente con la pluma. "Si tardas demasiado me haré pasar por tí." Bromeó. Lo miró un momento más con esa sonrisa acusatoria antes de bajar por las escaleras para volver a lo que estaba haciendo antes de que su madre lo llamara: arreglarse para salir.

La manera acusatoria en que su hermano lo miró lo puso más nervioso y contribuyó a su torpeza. Se llevó puesta la mesita cuando intentó ir para el lado de las escaleras, pero por suerte no se le cayó nada, si bien se tambaleó todo bastante y peligró por un momento en el que Luce extendió las manos de manera instintiva hacia ésta.

Se sintió todavía más tonto después de eso y sintió esa sensación de 'tierra trágame', de la que tanto se habla siempre. "Estoy bajando, estoy bajando. No jodas!" Protestó bajando las escaleras detrás de su hermano a paso apurado, como dejándose caer en cada escalón para hacerlo más rápido.

Al llegar abajo, se encontró con su madre en la puerta y la miró con cierto miedo de la cara que ella pudiera poner después de haber visto la pinta que tenía Jane. Esperaba que no desaprobara demasiado porque no quería ponerse nervioso pensando que ella podría querer hacer una estupidez durante su ausencia, pero, para su sorpresa, la encontró con la misma mirada de entusiasmada curiosidad que Will había demostrado.

"Hay una chica afuera toda vestida de negro que te busca." Le dijo por lo bajo. "¿Es tu novia?" Le preguntó sin dar muchas vueltas. Luce se ruborizó profundamente y por un segundo no supo qué decir. Habitualmente le hubiera dicho cualquier cosa, lo que ella quería oír, para tranquilizarla, pero sabiendo que Jane podía estar escuchando, no quería decir nada comprometedor que después le acarreara problemas. "Ma, por favor... no empieces con las preguntas." Le rogó antes de asomarse a la puerta.

Vio a Jane parada ahí afuera y sonrió al confirmar que no había sido un sueño. "Hey!" La saludó con una sonrisa. "Good to see you again." Le dijo sinceramente. En una fracción de segundo, se le apareció delante suyo un flash back de la noche anterior y se sintió acalorado y un poco incómodo. ¿Cómo tratarla después de lo que había sucedido? "Please, come in." Le dijo moviéndose a un lado para despejar la puerta.

Ella se quedó de pie afuera, esperando mientras todo eso sucedía. No sentía frío a pesar de que la noche estaba fresca. Se daba cuenta de que hacía frío, podía percibirlo, pero no lo padecía como algo molesto. Sin maquillaje para ponerse o una ropa más decente, que le resultara más favorable al rostro, parecía especialmente pálida y eso la ponía incómoda en un área habitada como esa, pero asumió que dentro de todo podía parecer una gothic normal y pasar por simplemente 'extraña', lo que era mucho mejor que no-muerta.

Lo único que esperaba era que la madre de Lucien no fuera ninguna de sus antiguas compañeras de Hogwarts, que tal vez podrían reconocerla. A ella no le dio la impresión de que fuera el caso, pero no había vuelto a ver a ninguna de ellas desde que había egresado a los 17 años y tranquilamente alguna de ellas podría haberse convertido en la señora simpática que tenía delante. Sabía que de seguro no la miraría con buenos ojos, pero eso por alguna razón la hacía pensar en ella como más simpática. Una buena persona, se dijo a sí misma. Cualquiera que la hubiera mirado con buenos ojos no podía estar en sus cabales, pensó.

Hizo un esfuerzo por contener una risita al escuchar la conversación entre Lucien y su madre detrás de la puerta -como si no pudiera escucharlos...- pensó divertida. Una leve sonrisa se le escapó aunque intentó permanecer seria. La sonrisa se amplió cuando lo vio aparecer a él al otro lado de la puerta. Sabía que aquello estaba mal, pero en cuanto lo vio dejó de importarle. La manera en que sonreía, el hecho de que hubiera arriesgado todo por ella, eran lo único en lo que podía pensar y se sintió algo tonta por sentirse como una adolescente nuevamente cuando hacía rato que se pensaba completamente incapaz de sentir.

"Good to see you too." Le respondió acercándose hacia él unos pasos, con una sonrisa leve pero playful en el rostro. No se dignó a descruzarse los brazos para no dejar en evidencia el problema en su corsé. "Gracias." Dijo al entrar en la casa lentamente. No quería tener que dealear con la familia si podía evitarlo. Más personas involucradas querían decir más probabilidades de ser descubierta. Si tuviera maquillaje, otro sería el cantar, pero no era el caso.

Se detuvo junto a Lucien, un poco intimidada, pero esperando que él hiciera las introducciones y encontrara pronto una excusa para sacarla de allí.

Will bajó delante de Luce, pero se quedó de pie detrás de la madre, observando con curiosidad a la muchacha y sin prestarle demasiada atención al hecho de que tanto él como su progenitora estaban siendo descorteses al mirar tan fijamente a la invitada. A él en particular no le molestaba, sino que le hacía gracia hacer pequeñas cositas para molestar a su hermano y hacerlo rabiar. Ellos siempre estaban jugando a molestarse y era todo parte de lo mismo.

Levantó las cejas cuando vio la ropa que traía puesta y se preguntó qué tan escandalizada estaría su madre del uno al diez por que su hijito más inocente trajera a casa una perra gótica con tacos, corset y traje de látex. A él le pareció que estaba muy buena, y en ese sentido tenía que felicitar a Luce. Tomó nota mental de hacerlo y sonrió al comprender finalmente por qué se había puesto tan tonto. Esa mujer era digna de una reacción como la que le había visto a Lou en la terraza y se sintió orgulloso de su hermano. Estaba demasiado ocupado admirando a la mujer como para ponerse a pensar en que estaba muy pálida. Lo único que le importaba es que estaba para el crimen.

En un principio le pareció raro que tuviera los brazos cruzados en esa postura tan extraña, que parecía como si tuviera frío y se estuviera intentando mantener tibia. Luego recordó el problema que había tenido ella la noche anterior cayéndose del tren y lo comprendió. Le hizo cierta gracia. Le parecía algo irónico que justo ella que no se veía afectada por el clima estuviera 'poniendo una tan buena actuación' de pura casualidad.

También notó que estaba muy pálida, pero eso sólo le recordó que tenía el maquillaje de ella en el dormitorio y que podían solucionarlo pronto. Luce no se preocupó demasiado porque sabía que sus hermanos iban a salir y sus padres eran demasiado muggles como para comprender las sutilezas que a un mago tal vez no se le hubieran pasado por alto tan fácilmente. Claro que no se lo había mencionado a ella y se imaginaba que debía estar nerviosa.

Notó que la cosa se ponía tensa y pensó que lo mejor era pasar a las introducciones y después irse de ahí cuanto antes. No quería que su madre empezara a hacer preguntas tontas y lo pusiera incómodo. "Ma, ésta es Jane. Jane, this is my mom." Dijo claramente incómodo. Recién entonces notó que Will estaba también ahí husmeando y lo fulminó con la mirada. "Y ese es mi hermano gemelo Wilhem." Añadió a desgano, deseando que dejara de husmear y se fuera a hacer sus cosas.

Estaba suficientemente tensa cuando pensaba que tendría que lidiar con la madre de Lucien sin tener que lidiar con otro tipo de complejidades. Por eso cuando se dio cuenta de que Lucien a demás de estar junto a ella estaba también detrás de su madre, se sobresaltó ligeramente. No tardó en deducir la situación, incluso antes de que Lucien los presentara, pero su reacción inicial fue de shock de todas formas. Le molestó un poco que Lucien no hubiera mencionado que tenía un hermano gemelo, pero luego intentó calmarse diciéndose que no le debía explicaciones y que, de todas formas, tampoco habían tenido tanto tiempo para hablar como para enojarse por algo así.

Observó al otro muchacho con más atención, como intentando buscar diferencias de las cuales valerse para no confundirlos, pero a primera vista los encontró muy parecidos y eso le resultó confuso. Luego de una segunda mirada, notó que el rostro de Lucien era más redondeado que el del otro muchacho y también menos anguloso, aunque dudó que eso le sirviera de mucho si los encontraba por separado en la calle. Supo que eso sería problemático, pero prefirió no pensar en el asunto en ese momento.

"Mucho gusto." Dijo incómoda, apenas haciendo contacto visual para luego bajar la mirada. Hubiera querido tener un vestuario más adecuado y maquillaje antes de conocer a la familia de Lucien o a cualquier otro grupo de personas, para el caso, pero no había nada que pudiera hacer para remediar su primera impresión ahora, así que intentó no pensar en eso. En lo único en lo que podía pensar era en que se moría por ir a cualquier lado que no fuera allí. "Encantada." Añadió dandole vueltas al nombre. -Lucien y Wilhem...- pensó. -Nombres antiguos y tradicionales... debe ser una familia muy antigua...- dedujo falsamente.

"El gusto es mío, querida." Dijo la madre, todavía dividida entre el gusto de que Lucien hubiera traído una chica a casa y el hecho de que se vistiera de manera tan cuestionable. Era como si no lograra ponerse de acuerdo acerca de si le molestaba o estaba contenta, pero decidió que lo pensaría con tiempo. Al menos ahora tenía algo con qué entretenerse. La timidez de ella pareció comprarla un poco y finalmente pareció decidirse por que le caía bien y esbozó una sonrisa al recordar la manera incómoda en que Lucien se había comportado unos momentos antes. Así que esta muchacha tan rara le interesaba en serio...

Will sonrió levemente cuando Luce lo mencionó e hizo un pequeño asentimiento con la cabeza para dar a entender que se daba por aludido. "Asumo que Luce no te dijo que tenía un hermano gemelo." Acotó dado que había notado la manera en que ella se había sorprendido de verlo allí cuando, para su cabeza, estaba parado a su lado. Siempre le había hecho gracia el obtener ese tipo de reacciones de la gente, e incluso ahora que era más grande le seguía divirtiendo.

"Shame on you, brother." Lo retó en broma por no haberle hablado a su chica de él. Con otra, tal vez no le hubiera importado, pero ésta estaba especialmente buena y aunque fuera de Luce, no quería quedar mal a sus ojos.

"La verdad es que no venía al caso de nada." Le dijo simplemente a Will advirtiéndole con la mirada que se abstuviera de hacer preguntas idiotas, y lo mismo hizo con su madre, fijando su vista en ella a continuación, por las dudas que se le ocurriera empezar a hacerle preguntas locas.

Cuando todo el mundo dejó de saludarse y presentarse, Luce se sintió un poco más cerca de la libertad. Lo ponía muy incómodo tener que presentarle a su familia después de conocerla tan solo una noche y, por otra parte, no le parecía que sus hermanos locos o sus padres muggle fueran algo digno de ella, que a sus ojos era demasiado perfecta para ser real y se merecía lo mejor de lo mejor. Ese pensamiento lo hizo darse cuenta de lo metido que estaba con esa mujer a la que acababa de conocer la noche anterior. No recordaba haberse sentido así en muchos años y le dio un poco de miedo el salir lastimado, pero enseguida apartó el pensamiento de su cabeza.

"So..." Dijo volviéndose hacia Jane con una mirada de disculpa por haberla tenido que hacer pasar por eso. "Tengo el bolso que te olvidaste anoche en lo de George. Supongo que querrás ponerte ropa más cómoda después de haber estado en eso todo el día." Dijo señalando la ropa que ella tenía puesta con un movimiento leve de cabeza. Antes de decir eso, le había dedicado una mirada elocuente, pero apenas por un momento, como para no levantar sospechas. Como quien le dice 'work with me here'.

Dicho eso, le hizo un gesto como de que lo siguiera y comenzó a llevársela para la habitación. "¿No le podías pedir algo prestado a tu amiga?" Le dijo mientras aún lo podían oír los otros dos.

Sonrió un poco y asintió cuando la madre de Lucien le dijo eso y apartó la mirada algo incómoda. No era muy buena en las situaciones sociales y siempre se sentía incómoda en grandes grupos de gente. Incluso después de haber cambiado, su Amo había adorado las fiestas mientras que ella prefería permanecer en su cuarto, no sabiendo bien cómo relacionarse con los otros.

"No." Le dijo a Wilhem. "Supongo que no venía a colación..." Dijo al mismo tiempo que Lucien se había excusado. Lo miró divertida, pero estaba demasiado incómoda como para reír y se limitó a sonreír un poco.

Le lanzó una mirada agradecida a Lucien cuando éste salió con esa excusa. Había agarrado la mirada elocuente de él y comprendido de inmediato, por eso le había sostenido un momento la mirada, para agradecerle el gesto. "Sí, por favor!" Dijo sonando aliviada, más por la idea de dejar de ser el centro de atención que porque le incomodara la ropa. Lo siguió por el pasillo caminando a su derecha. "Era la idea, pero es tan bajita que no me entró nada de su guardarropas. ¡Imagina que tuve que dormir en esto!" Le dijo imaginando que a eso se refería él con su historia.

Luce también la miró cuando dijo al mismo tiempo que él algo que quería decir lo mismo, por más que no fueran las palabras exactas. Le sonrió divertido, de manera cómplice, y le brillaron levemente los ojos como cuando uno se entusiasma con algo.

La mirada agradecida de ella no se le escapó, pero no le pareció el momento para hablar de eso. Sin embargo, apreció que ella fuera agradecida y que notara que él se había tomado el trabajo no sólo de comprarle las huevadas que necesitaba, sino también de mentir por ella y darle una coartada que la hiciera quedar mejor ante su familia. Ya que no tenía un lugar propio para vivir, era lo menos que podía hacer por ella.

Le había puesto una mano en la espalda, para guiarla hacia el cuarto, aunque en realidad lo había hecho para ocultar el hueco en la espalda de ella, en la parte trasera del corsé, por donde la rama había entrado. Intentó hacerlo de manera natural, porque sabía que los estaban observando.

Sonrió casi orgulloso de ver la manera en que ella le había seguido el hilo perfectamente, acoplándose a su mentira con naturalidad. "En serio? Qué incómodo! Si será que tienes mala suerte!" Dijo al pasar, intentando pensar dos frases más adelante de lo que estaba diciendo para no pisarse. "Mira que venir a encontrar alguien que usa un talle más chico cuando eres tan delgada... ¿cuáles son las probabilidades?" No lo decía para criticarle la coartada, sino que le pareció lo más natural para decir.

Cuando llegaron a la puerta de su cuarto entró y se sintió aliviado de poder dejar de hablar estupideces.

Los gestos de él la hicieron sentirse un poco más segura en ese ambiente extraño. Se sentía demasiado observada, como si la hubieran puesto en exposición para que todos la vieran. Incluso podía sentir la mirada de la madre y el hermano de él clavadas en su espalda mientras caminaba. Agradeció mentalmente el detalle de él de ponerle una mano en la espalda para tapar el hueco que con el cabello corto, a ella no se le había ocurrido cómo arreglar y era algo que la venía mortificando bastante.

"Totalmente... creo que ésta no fue mi semana." Dijo más o menos por lo bajo. Estaba segura de que la oirían desde el hall, pero al hablar sin levantar mucho la voz sentía como si llamara menos la atención, se sentía menos expuesta. Apenas dijo eso se arrepintió. Ella se había referido al hecho de que su Amo la hubiera traicionado y que hubiera perdido todo su dinero y pertenencias y que no tuviera dónde quedarse, no a haberlo conocido a él, que le había salvado la vida por más que ni siquiera la conocía. Le pareció que él tal vez la tomaría por malagradecida y se sintió tonta de repente, deseando poder rebobinar para cambiar lo que había dicho. -Rápido, piensa en algo para arreglarlo.- Se dijo intentando encontrar la manera de emparchar la situación. "Aunque tengo que admitir que en verdad tuve suerte..." Añadió aún más bajo y le pareció que eso debía cubrirlo, pero no se atrevió a mirarlo para corrobora el efecto obtenido.

Sonrió un poco cuando se dio cuenta de que el compliment implícito en lo que él acababa de decir sobre el talle de ella era que no era una gorda... algo que a todas las mujeres las acompleja. Ni siquiera se le pasó por la cabeza que le pudiera estar criticando la coartada.

Ella también se sintió aliviada de llegar finalmente al cuarto de él y poder dejar de llamar la atención.

Lucien sonrió de lado al oír el comentario de ella, dejando escapar un leve 'je' nasal. Después de lo que les había sucedido la noche anterior y lo que ella había dicho sobre su Amo traicionándola, no podía menos que estar de acuerdo. No podía imaginarse lo duro que debía ser perder la casa, el dinero y todas las pertenencias de uno de la noche a la mañana. "Me imagino." Dijo con seguridad aparente, por más que por dentro se sintiera un poco mal por las implicaciones de que conocerlo a él había sido también mala suerte. El comentario siguiente de ella lo hizo sentir mejor, pero no del todo. De no haber estado todo el mundo allí, tal vez hubiera hecho una broma sobre la parte que le tocaba, pero no le pareció el momento. No quería que se enteraran que la había conocido apenas la noche anterior y que comenzaran las habladurías. "Menos mal que tienes nueve vidas, eh?" Bromeó. Le pareció que nadie tenía por qué entender eso como lo que realmente quería decir y por eso se atrevió a decirlo, esperando que a ella no le molestara.

El cuarto de él era un simple dormitorio espejado con una cama contra cada pared, un arcón enorme a los pies de cada catre, un par de placares gemelos y dos escritorios. Las paredes de ambos lados estaban cubiertas con fotos de mujeres con poca ropa. Algunas de las imágenes eran mágicas y se movían y saludaban de manera provocativa, pero otras eran estáticas, claramente muggle.

Luce se encaminó hacia la parte derecha del cuarto, la que le tocaba a él. "Disculpa el desorden..." Se excusó a pesar de que el cuarto estaba bastante ordenado. En realidad no se quería disculpar por eso sino por otra cosa, pero no sabía ni por dónde comenzar. Le dio algo de vergüenza que ella viera el decorado de su dormitorio, pero no podía hacer nada para evitarlo ahora que ella ya estaba adentro. Tendría que rogar que ella, que era mucho mayor, no lo viera como un pendejito inmaduro y pajero. Se estiró para tomar una enorme cartera de cuero que estaba sobre la cama, más parecida a un bolso, y se la pasó a ella con una sonrisa algo avergonzada. "Es probable que nada de ésto sea de tu estilo o el talle correcto, pero supongo que te servirá por ahora." Se excusó por las compras que había hecho.

La manera en que él se había tomado todo la dejó algo más tranquila, pensando que no lo había hecho sentir mal después de todo, como ella creía. O tal vez hubiera sido el comentario al final con que lo había arreglado. No se imaginó que en el fondo él pudiera realmente sentirse inseguro.

Al entrar, Jane no pudo evitar notar los pósters en las paredes. Eso le robó una sonrisa ladeada. Le parecía un poco excitante la osadía de los jóvenes de andar mostrando esas cosas por todos lados cuando su ex-marido había sido tan estricto y reprimido en ese sentido, no sólo incapaz de complacerla, sino que también incapaz de relajarse y divertirse en general. Jamás se hubiera mostrado tan despreocupado o jovial como para colgar algo así en las paredes y a ella siempre le había gustado lo prohibido.

"¿Qué desorden?" Le preguntó con una sonrisa leve pero cómplice. "Me gusta tu cuarto. Tiene estilo." Dijo todavía con esa sonrisa desenfadada en el rostro que resultaba también un poco insinuante. Ahora que no la estaban viendo podía sentirse cómoda nuevamente y ser ella misma. No la ella que se había forzado a ser para su ex-marido, sino la ella que llevaba toda una vida reprimida y esperando para poder salir a jugar.

Se acercó a él cuando le pidió disculpas y tomó el bolso en una mano que luego dejó colgando a su lado, mientras que entraba a su espacio personal y subía la otra mano a la mejilla de él. "Seguro es más que perfecto." Lo contradijo en voz baja, porque teniéndolo tan cerca como estaban, no tenía sentido el hablar más fuerte. "Gracias por tomarte la molestia de ir de compras por mí." Le dijo mirándolo a los ojos para que supiera que su agradecimiento era sincero. Luego lo besó un momento, de manera suave. "Te lo pagaré tan pronto como consiga un trabajo." Le dijo en voz muy baja. No le gustaba aceptar favores o depender de otras personas. La ponía incómoda.

A pesar del feedback positivo, Lucien se sintió avergonzado por el comentario de ella sobre su dormitorio. Habitualmente, no le hubiera molestado que lo observara una mujer, pero ella le interesaba bastante más que una mujer cualquiera. Tenía algo felino que lo atraía irremediablemente hacia ella, por más que fuera sólo una adaptación de su clase para poder cazar mejor. La miró incómodo y no supo qué decir, así que no dijo nada y cambió de tema, pasándole la cartera.

La vergüenza se le pasó cuando la vio acercársele de esa manera y sintió cómo se le aceleraba el pulso ante su cercanía. La miró a los ojos un momento y sonrió cuando ella le agradeció. "No es una molestia." Murmuró casi contra los labios de ella, justo antes de que lo besara. Se quedó con ganas de más. Hubiera querido besarla mucho más rato, pero sabía que Wilhem de seguro andaría rondando por ahí, puesto que sabía que debía cambiarse antes de poder marcharse. Se le ocurrió entonces llevarla un rato a la terraza a mostrarle su telescopio mientras tanto, pero no lo sugirió de momento.

"No hace falta." Le dijo mirándola a los ojos con una sonrisa cálida en los labios.

Will entró al cuarto a buscar la ropa para terminar de cambiarse. Sabía que su hermano de seguro estaba allí adentro con su chica, pero no le importó. Por una parte, le divertía molestarlo y por otra, la mujer estaba tan buena que le agradó la idea de tener otra oportunidad de poder verla más de cerca, si bien no pensaba hacer nada para robársela a Luce... pero eso no quería decir que no pudiera evocarla para alegrar sus noches solitarias en altamar.

Los encontró parados uno muy cerca del otro y, aunque llegó un momento después de que se hubieran besado, pudo deducir lo suficiente como para saber que si no acababa de pasar estaba a punto de suceder. Le dedicó una sonrisa cómplice a su hermano antes de disculparse con un tono de mal fingida inocencia. "Lo siento. Sólo venía a buscar mis cosas así puedo cambiarme e irme. Los chicos ya me deben estar esperando." Dijo a las apuradas, sin entrar en detalles. Aún no había tenido tiempo para contarle a su hermano de lo que había sucedido con Tessa la noche anterior y la idea no dejaba de rondarle la cabeza, por lo que había arreglado para salir con otra gente esa noche y así distraerse.

Se estiró sobre su cama para juntar el tapado y el resto de la ropa que más o menos tenía separada por ahí.

((Así que me querés mostrar el tubo?? Porque así se les dice a los telescopios familiarmente... qué perverso este Lucien!!))

La repentina timidez de él le hizo gracia. Ella no veía por qué sentirse avergonzado de algo que le gustaba exhibir en las paredes de su habitación cuando eso en sí no parecía darle 'cosa'. Le pareció algo tierno y simpático de momento, aunque si iba a pasar más tiempo con él esperaba que pudiera dejar de ponerse tan vergonzoso todo el tiempo y pasara a comportarse más como un tipo más maduro o se cansaría pronto de él.

Sonrió justo antes de besarlo, cuando escuchó la respuesta de Lucien. Ella también hubiera querido tener más tiempo para estar tranquila con él, pero el hecho de estar en esa casa la ponía nerviosa y no se sentía del todo cómoda sabiendo que en cualquier momento podía entrar alguien.

Se sobresaltó cuando la puerta se abrió. Que tuviera un sentido del oído agudo ahora que no estaba viva, no quería decir que le prestara atención a todo lo que oía, en especial cuando estaba concentrada en cosas más interesantes. Giró la cabeza hacia la puerta de manera instintiva y se quedó mirando a Wilhem como venado a punto de ser atropellado por un camión en la ruta. No atinó a alejarse de Lucien ni nada de eso, pero se sintió totalmente atrapada con las manos en la masa.

"Está bien. Estaba yendo al baño a cambiarme de todas formas. No era mi intención venir a molestar..." se excusó incómoda antes de salir del cuarto. ((Descripción de la ropa que le compró y lo que tiene el bolso??))

((Sehh, vení que te muestro todo el tubo y te hago ver las estrellas!! XD))

Él también se sorprendió cuando su hermano apareció de la nada y lo fulminó con la mirada. Ya pensaría cómo vengarse de él molestándolo cuando quisiera estar tranquilo. Para eso están los hermanos. "Sí, justo..." Ironizó algo molesto.

"No te preocupes, Jane. No molestas." Le aseguró aún con la mirada clavada en su hermano. "Pero si quieres puedes cambiarte en el baño al final del pasillo." Le indicó con un movimiento de los ojos el lado del pasillo hacia el que se encontraba el baño. Después de todo, tampoco había esperado que se quedara a cambiarse ahí frente a él.

((Uhh cierto... XD me olvidé))

Dentro del bolso estaba el maquillaje que le había prometido. Base de un color similar al de su piel y algunos otros cosméticos que él ni comprendía ni podía identificar, pero que había pedido a la vendedora que eligiera por él.

A demás, había una muda de ropa. Una remera negra de mangas largas, un sweater cuello bote color rojo oscuro y una pollera negra hasta la rodilla, de esas que tienen cierto vuelo pero sin tablas. También había una muda de ropa interior que Lucien había tenido que preguntar a la vendedora por algo que pudiera llevarle a una amiga que lo había mandado de compras sin hacerlo quedar como un pervertido. Se había puesto muy nervioso sabiendo que su historia, si bien real, debía sonar extraño, pero de todas maneras lo había hecho para que no tuviera que ponerse la ropa sin nada abajo, puesto que imaginaba que uno no podía usar ropa interior con ese traje de latex.

En el fondo, había un par de otros detalles como una billetera, un peine y un espejo de mano y un cepillo de dientes, ya que se figuraba que incluso la sangre se descomponía eventualmente y podía resultarle incómodo en público si eso le causaba mal aliento.

((JAJAJAJA Diossss muy bueno!!))

Le hizo una pequeña mueca de agradecimiento a Lucien cuando le dijo que no molestaba, aunque sí se sentía muy incómoda en ese lugar. Estaba segura de que la familia de él debía ser buena gente, para haberlo criado así, pero las situaciones sociales no se le daban bien y la ponían nerviosa incluso después de tanto tiempo.

Jane se llevó el bolso al baño, entró, encendió la luz y cerró la puerta. Entonces apoyó la cartera sobre el lavatorio y la abrió para inspeccionar sus contenidos. Se sorprendió mucho de verla tan llena de cosas y tan inteligentemente elegidas. Ella sabía que una mujer lo hubiera podido hacer con más facilidad y tal vez mejor, pero para ser un hombre, estaba demasiado bien y se admiró de su capacidad lógica para deducir lo que ella podía llegar a necesitar sin que le diera especificaciones. Pensó que tal vez tendría una hermana o algo por el estilo que le hubiera servido de referencia, dado que no le parecía probable que le hubiera preguntado a su madre en busca de consejos.

Se apresuró a ponerse la ropa, que si bien no era del todo su estilo, al verse al espejo decidió que le gustaba cómo le quedaba el color. Le realzaba los ojos sin hacerla parecer demasiado pálida. A continuación se aplicó lavó la cara y se aplicó el maquillaje, preocupándose de que quedara lo más natural y realista posible. Después de eso, le pareció que la ropa la favorecía incluso más que antes y sonrió contenta a la imagen del espejo. Hacía años que no se vestía como una mujer normal, desde que se hubiera muerto al menos. Había decidido dejar todo atrás y cambiar radicalmente, para que nada le recordara cosas feas, pero esta ropa nueva le gustaba y no le traía ningún recuerdo.

Salió del baño y regresó a la habitación lentamente. Golpeó a la puerta para no interrumpir si Wilhem se estaba cambiando.

Luce había salido de su cuarto para esperarla en el pasillo mientras su hermano se cambiaba, pero al verlo salir, volvió a entrar y aprovechó para ordenar un poco sus cosas. Únicamente lo más desastroso como meter toda la ropa tirada dentro del placard y cerrar la puerta o patear las botas y zapatillas debajo de la cama, pero para cuando ella regresó, el lugar tenía un aire mucho más prolijo.

Una bruja lo hubiera podido hacer mejor y más rápido con sólo mover su varita, pero Lucien jamás se había molestado en aprender aquellos encantamientos domésticos, los cuales tampoco podía haber aprendido de su madre muggle y no iba a buscarlos en un libro tampoco. En su casa, la limpieza se hacía a la antigua.

Cuando terminó de ordenar se sentó en la cama a esperarla, pensando si habría elegido bien, si estaría conforme con las cosas que le había comprado y si le habría pegado a los talles y los productos de maquillaje que la vendedora había elegido por él bajo la premisa de elegir colores que la hicieran parecer menos pálida porque siempre andaba anémica.

"Pasa. Will ya se fue." Anunció desde adentro, poniéndose de pie para no quedar como un tonto ahí sentado.

Jane abrió la puerta y entró. Miró a Lucien de manera inquisitiva, como preguntándose qué había estado haciendo ahí parado en medio del cuarto. Notó que la habitación estaba un poco más ordenada y eso le robó una sonrisa leve. Le pareció tierno que se hiciera tanto problema por la ropa fuera de lugar cuando a ella no le importaban demasiado esos detalles mientras no estuviera viviendo ahí.

"¿Qué te parece?" Le preguntó apenas pudiendo disimular lo satisfecha que estaba con cómo había quedado. Ahora que lo pensaba, no vistiéndose de negro parecía mucho menos pálida incluso con el mismo maquillaje puesto. Era algo que debería haber tenido en cuenta años atrás, pero su desesperación por ser totalmente distinta a lo que su ex marido la había forzado a ser era tal, que no le había importado con tal de rebelarse. Por eso había elegido cuero, cuerina, corsés y botas altas en lugar de la ropa remilgada que se había visto forzada a llevar toda su vida, puesto que en su generación vestirse como perra estaba muy mal visto.

"¿Cómo elegiste el maquillaje?" Le preguntó muerta de curiosidad. "Los tonos son perfectos. Armonizan muy bien juntos y me hacen parecer... bueno..." se encogió de hombros para no decir 'viva'. En ese momento se acordó que él se había tomado todo ese trabajo por ella sin siquiera conocerla. "Gracias por todo esto... no sé ni cómo empezar a agradecerte." Le dijo sinceramente, con una sonrisa cálida.

Cuando ella entró, se la quedó mirando tal vez más de lo adecuado, pero le costaba creer la transformación que se había obrado en ella. Si la noche anterior le había parecido hermosa de una manera irreal y casi mística, ahora le parecía que su ángel de la noche se había vuelto humana overnight como respuesta a sus deseos... porque para plegarias la verdad que no era un tipo religioso.

Con la combinación de colores de la ropa y el maquillaje del rostro realmente parecía una mujer viva y real, de carne y hueso frente a él en lugar de el fantasma que había parecido la noche anterior. Sin embargo, no había perdido el efecto que tenía sobre él, puesto que se quedó paralizado un momento a causa de lo que veía.

Cuando se dio cuenta de que estaba tardando mucho en contestar se rió avergonzado y bajó la mirada, negando con la cabeza ante su propia estupidez. "Sin palabras." Dijo finalmente, aún intentando mantenerse serio y fallando. Buscó de todas maneras una forma de describirla. "Te queda muy bien. Pensé que no le iba a pegar al talle." Admitió cuando pudo ordenar un poco sus pensamientos.

Rió avergonzado pero divertido cuando ella le hizo esa pregunta. "¿La verdad?" Era una pregunta retórica. "Le pedí a la vendedora maquillaje para una mujer pálida, con problemas de anemia." Le dijo divertido.

Entrecerró los ojos cuando Jane le agradeció y se acercó a ella para apoyar sus manos a ambos lados de su cintura. "No es nada. No hace falta que me agradezcas." Le dijo antes de besarla. No quería seguir escuchando agradecimientos.

Sonrió al ver cómo él la miraba y luego bajó la vista sin dejar de sonreír. Le gustaba la atención de ese tipo, uno a uno y cuando la otra persona era alguien cuya atención ella quería tener. La que no le gustaba era la de gente que no le interesaba y/o muchas personas a la vez.

Tenía que admitir que con ropa nueva, maquillaje nuevo y sin las presiones de responder a nadie, se sentía más libre de lo que se había sentido en mucho tiempo. La única otra vez en que le había sucedido había sido cuando había huido a Norteamérica con su novio después de salir de Hogwarts. Se sentía tan libre y joven y viva que no podía creer que estaba... muerta.

No pudo evitar reír primero de la reacción de él y su repentina falta de palabras y después de su acotación. "Tienes buen ojo." Observó. Volvió a reír al oír la confesión. "Muy bueno." Admitió. "Muy creativo. Creo que el que usaba antes no me quedaba tan bien como éste. Harías un buen asesor de imagen." Bromeó.

Cuando él la besó, se olvidó completamente de agradecerle, disculparse por causarle molestias o cualquier otra cosa. Como toda mina de su signo, pasaba de cero a 250 km/h con cualquier pequeño gestito, incluso un simple beso. En un principio, se acercó a él y lo abrazó para acercarlo a ella y poder besarlo mejor y más largo, pero luego se empezó a entusiasmar y lo rompió para no irse de mambo. Ahí, con toda la familia rondando, no le parecía la mejor opción. En lugar de darle una explicación, se limitó a mirarlo y sonreírle de manera cómplice.