Avanzaba por los pasillos sintiendo el peso de su bolso, su ropa y de su propio cuerpo. No era usual en ella, porque siempre había sido súper vital, le encantaba hacer muchas actividades, todas con la misma jovialidad para llegar al final del día, cansada pero feliz.
Sin embargo, a veces un día agotador cae en un mal momento. En este caso había sido en una semana agotadora. El resultado, era una cansancio fatal apenas a mediodía. Y de hecho, mirar el reloj y darse cuenta de que ni siquiera era la una, había empeorado bastante la situación.
Tampoco imaginaba a qué se debía ese humor.
Mientras avanzada meditó un poco qué había hecho los últimos días como para que el impacto fuera ese. Se cambió la cartera de brazo porque le dolía el hombro, y continuó pensando. No había hecho nada del otro mundo. Proyectos académicos y extra académicos. Eso había sido todo. Tal vez algunos no habían resultado tan bien como esperaba, pero no era nada que usualmente logre tirarla hacia abajo.
Se detuvo repentinamente comprendiendo lo que ocurría. Había pasado días enteros trabajando, sin ver a ninguno de sus amigos. A eso se debía el agobio, y cuando lo entendió se sintió mejor. ¡Quería ver a alguno pronto! Era ese el respiro que necesitaba.
Llegó al final del corredor, y dobló a la derecha para continuar su camino.