Tirada en un sillón

Nik estaba tirada en un sillón de la sala común, toda despatarrada. Tenía aún puesto el uniforme escolar, dado que las clases habían terminado apenas unas pocas horas antes y le había dado fiaca cambiárselo. 

Jugaba con la corbata, la cual se había sacado para estar más cómoda y la hechizaba con su varita para convertirla en serpiente y luego en corbata de nuevo. Cada vez que alguien pasaba cerca, le lanzaba la serpiente de mentira encima para que hiciera de cuenta que lo atacaba y así entretenerse un poco. Era una tarde aburrida en la sala común y sus amigas no estaban ahí para hablarle.

Salia de la habitación a paso lento, concentrado en el libro que estaba leyendo, sumido en mi mundo e imaginación no prestaba atención a las cosas que me rodeaban, sentía que gente pasaba por mi lado, algunos ruidos, pero nada que afecte mi concentración.

Llegando a los sillones, donde pretendía acomodarme, siento algo debajo de mi pie que no puedo llegar a reaccionar y me tambaleo haciendo que mi libro vuele con destino al suelo. Me agache y tome una serpiente falsa, a lo que miro a la persona mas cercana a esta, una muchacha tirada en uno de los sillones, con cara de divertida.

Nik no le había prestado nada de atención al muchacho hasta que se le acercó dentro del rango que la serpiente transfigurada que ahora era su corbata. Entonces le brillaron los ojos con picardía e intentó lanzarle la corbata encima, pero falló por falta de concentración y acabó debajo de los pies de uno de sus compañeros mayores.

Éste tenía pinta de bastante serio, por lo que rió divertida como la chiquilina que era aunque el truco le hubiera salido mal. Al menos lo había hecho cambiar un poco la postura almidonada.

—¿Me la devuelves? —Pidió con toda la confianza del mundo, mostrando sus dientes en una sonrisa compradora, como si lo conociera, aunque no trataba mucho con gente tímida. Eran las ventajas de ser la hermana menor del jefe de casa de Ravenclaw: Nicole iba por la vida como si se hubiera comprado el colegio.

Miro con una ceja levanta a la muchacha allí tirada, escucho lo que me dice y su gesto, a lo que vuelvo a acomodar mi postura y seriedad, soltando la corbata serpiente donde la había pisado y dirigiéndome a mi libro para volver a tomarlo.

En el trayecto al libro, respiro profundo y le respondo -- Si vas a tirar tus cosas por ahí, seria prudente que las levantes -- suspiro y me incorporo, doy media vuelta ya con el libro en mis manos y vuelvo a hablarle -- Lamento informarle que no seré quien junte sus cosas señorita, para algo existen las varitas -- 

Dicho esto me dejo caer en el sillón de una plaza que estaba detrás mio, y pongo a buscar la pagina en la que estaba antes de ser interrumpido.

Observó esa ceja subir con una sonrisa que apenas podía contener otro ataque de risitas. Le costaba creer que aún existieran personas tan serias y envaradas en su casa y no comprendía cómo no se lo había cruzado antes. Le resultaba de lo más interesante y parecía poder proveerle mucho más entretenimiento que la corbata.

Le puso una expresión incrédula cuando le oyó responder de esa manera. —¿Dónde está lo divertido en eso? —Protestó ella levantándose para acercarse a él.

Se le detuvo al lado y le quitó el libro de las manos con un movimiento rápido.

((¿Puedo? Si te molesta que se conozcan de antes avisá y edito. Pero como van al mismo año me parece propicio))

Kesh estaba sentado en otro de los sillones leyendo cuando vio pasar a su amigo leyendo de lo más campante. Se preguntó si habría hecho la tarea de encantamientos o si habría alguna posibilidad de hacerla juntos. Al menos, eso fue hasta que vio lo que sucedía con la hermana del profesor pelele.

Revoleó los ojos al escuchar la conversación de Nicole, cuya irritante voz lamentablemente reconocería hasta dormido, y se puso en pie. —Ya deja de molestar, niña —le ladró. Todavía no le perdonaba algunas de las cosas que había dicho en la discusión que el equipo de quidditch había tenido a raíz de las malas decisiones del capitán que casi les cuestan el primer partido del año.

—Que seas buena atajando no te da derecho a abrir la bocota. —Se le había parado delante con cara de mafia Yakuza.

(( Claro que podes, que mejor para mi ya tener un amigo ))

Escucho a la chica parlotear, pero no le preste atención, seguí buscando mi pagina sin percatarme de que ella se me estaba acercando.
Ya habiendo encontrado mi pagina me dignaba a seguir leyendo el libro tan interesante que había encontrado en la biblioteca, raro eso ya que no tenían muchas cosas divertidas allí.

Centro mis ojos ante la primera de las palabras para retomar mi lectura, y en un segundo estaba viendo hacia la mesa, alguien me había sacado mi libro y creía tener idea de quien podría haber sido. Levanto mi mirada y tal como lo sospechaba era aquella rubia con mirada divertida y sonrisa en su boca.

Estaba por hablarle cuando siento la voz de Kesh y veo como se acerca, hacia ella. Sabia que se me hacia conocida de algún lado, pero como no era de prestarle atención a la gente, no me importaba, hasta que me percate, por lo dicho por Kesh, que era la guardiana del equipo. 
Pensé en meterme, pero era mas preciso de mi dejar que ellos se arreglen, y yo entrar en la discusión cuando sea necesario.

((Cero drama.))

Con el libro ya en la mano, sonrió de manera burlona y triunfal. Ojeó un par de páginas y lo cerró sin mayor ceremonia. —No entiendo qué le puedes encontrar de divertido a algo como esto —había dicho cuando llegó Ito a intervenir. Siempre aguándole la fiesta, pensó.

—¿Y crees que el ser malo bateando a ti sí te da derecho a hacerlo? —le respondió irritada.

—Ustedes los de séptimo se piensan que son la gran cosa, caminando por los pasillos como si se hubieran subido a la escoba por el extremo equivocado.

Entonces se dirigió a Lawton —La corbata por el libro —lo desafió, ignorando a Ito después de lo que acababa de espetarle.

((Genial. Gracias  =))

—Cuando te compres media neurona tal vez lo entiendas —le respondió con una media sonrisa.

Apretó la mandíbula y, en el bolsillo de su túnica, su mano se cerró sobre el puño de su varita, pero no respondió de inmediato, se volvió hacia su amigo. —Oye, Luke. ¿Tu qué crees que se le debe hacer a la gente maleducada? —Le preguntó con los labios curvados en uns sonrisa algo sádica.

Había sacado la varita y parecía juguetear con ésta de manera casual, pero sus movimientos eran de lo más premeditados.

Sonrío ante el comentario de Kesh, casi riéndome me incorporo en el lugar, acomodo mi ropa y pongo una mano sobre el hombro de Kesh -- Tranquilo amigo, solo es una chica que quiere divertirse y no sabe lo que dice -- Sentí la tensión en su brazo y su cara de "matar gente" y sonreí -- Relajate Kesh, el partido se gano, estas dándole lo que quiere, diversión - le da dos palmadas en el hombro

Me volteo ahora mirándola a ella y le digo -- Creo que eso seria inaceptable, tanto tirar tu corbata como sacarme el libro fueron acciones tuyas, por lo que quiero mi libro de vuelta sin tener que hacer nada -- dicho esto estiro mi otra mano delante de ella esperando a que me mi libro y poder continuar con mi tranquilo día, aunque tenia el presentimiento de que eso no pasaría.

Mire a uno y a otro esperando que las cosas se calmen, me veía venir una batalla en medio de la sala, y yo solo quería leer, debería haberme quedado en la habitación, pero que mas da, quizás conseguiría diversión y no terminaría mi libro tan rápido.

—¡Uy! ¡Qué mal que te hicieron quedar! —Le dijo a Ito.

Sonrío victoriosa al ver que Lawton no le daba el gusto al otro muchacho y sintió un pequeño triunfo, al punto que ni le importó que después le viniera a exigir el libro sin nada a cambio. —¿A quién le importa? Nada viene sin un precio en la vida, pero si no quieres tu libro está bien... —Añadió con una sonrisa a la vez que sacaba su propia varita, pero para apuntarle al objeto que sostenía en la otra mano. —Aunque sería una pena verlo hecho trizas en el suelo... —Le brillaban los ojitos ante la idea de entretenerse un rato con esos dos amargos.

Lo miró con un dejo de resentimiento. ¿Por qué se estaba poniendo de parte de ella si se suponía que era SU amigo? Ya lo escucharía cuando estuvieran a solas. Mientras tanto, sentía que se le acumulaba la tensión adentro.

—El partido lo ganamos porque Diggs y yo nos lo cargamos al hombro. Que quede claro. Las dos mocosas Russell que su hermano puso en el equipo casi nos cuestan la victoria. ¿Acaso me vas a decir que lo defiendes?

((Para que estés al tanto, el equipo está muy dividido porque ganaron de casi casualidad... porque Nicole atrapó la snitch (yo me la confundí con la guardián, recién, con dreedas. Ahora edito) Pero Ravenclaw tenía todas las de ganar porque el capitán de Slytherin decidió meter a sus dos hermanitas que están en segundo año en el equipo para hacer felices a sus padres y son un desastre jugando))

Después de la manera en que su amgio acababa de humillarlo, casi que hasta deseaba que Nicole destruyera el famoso libro, que de todas formas seguramente podrían arreglar más tarde con un simple hechizo. Pero necesitaba sentir que los marcadores se igualaban. Él había intentado salir a la defensa de un amigo sólo para ser humillado por él y eso era algo que no se olvidaría rápidamente.

Siento como me mira Kesh, y sentí haber metido la para, quizás no había utilizado bien mis palabras, o me exprese mal, en tan caso debía arreglar lo sucedido. -- No Kesh, no lo defiendo, solo quise decir que esta pequeña inmadura, solo esta queriéndote hacer enojar, y lo esta logrando, ignorala como hago yo, eso le dolería en el orgullo, que se que le dolería mas que un hechizo o un insulto -- luego miro a Turpin y la rebajo con la mirada, pero no le digo nada, a lo que me doy vuelta y pateo mas lejos su corbata, algo bastante innecesario, ya que con un hechizo podía traerla, no importaba la distancia, era mas un desafío que otra cosa.

Me dirijo a un sillón doble a unos metros de allí y me siento mirando a ambos, primero me enfoque en Turpin -- Destruilo, en tal caso se reparara, o iré a buscar otro y procurare leerlo leos de ti, y por cierto, ya podrías levantar tu corbata, se arruinara -- dicho esto ignorando cualquier cosa que fuera a responderme, me giré a Kesh -- Amigo disculpa si lo que dije sonó mal, o no se interpreto como yo quería, si fue así, lamento mi error... -- hago una pausa en la que trago saliva, en el momento que pensaba "Por favor, espero no haber dicho nada malo otra vez".

—El partido lo ganamos porque yo atrapé la snitch. Ravenclaw nos estaba moliendo a palos —lo corrigió ella irritada. —Pero contínúa viviendo en tu aburrido mundo de ensueños si te hace gracia —le dijo de mala gana. Una parte de ella se sintió mal. Antes era capaz de disfrutar de esas cosas y, ahora, después de lo que había sucedido en el verano, ya nada le entretenía ni le causaba placer. Ni siquiera molestar a la gente. Era como que la vida había perdido color y ella venía subiendo la apuesta a ver si podía hacer que lo recuperara... pero no conseguía lograr más que frustración y aburrimiento.

Luego de escuchar la disertación de Lawton sobre lo que haría o no haría la próxima vez, Nik se encogió de hombros. —Feliz navidad —dijo en tono monocorde y lanzó el libro al aire. Cuando llegaba a la parte superior de la parábola le apuntó con la varita y murmuró —bombarda.

Una lluvia de papelitos y retazos de cuero cayeron sobre ellos y la sala común como la nieve falsa en el baile de navidad. Acto seguido, hizo otro tanto por su corbata, que llenó el suelo de retazos verdes y plateados. Su hermano de seguro le compraría otra, porque las cosas explotadas de esa manera ya no podían ser reparadas.

Takeshi era sanguinario y resentido. No podía simplemente ignorar a aquellos que lo hacían enojar y dejar pasar las cosas como si nada. Tenía un enorme orgullo que alimentar, consecuencia de su reducida estatura. Su gemelo, en cambio, era tan tranquilo como agua de pozo.

Las palabras de su compañero lo tranquilizaron un poco, pero aún sentía la sed de venganza causada por los intercambios con Turpin.

Por un momento frunció el ceño sin comprender a qué venía el saludo y al siguiente momento, tenía el cabello lleno de trocitos de papel y cara de basilisco.

—Ignem internum! —Le lanzó el hechizo a Turpin sin siquiera pensarlo. ((Lit. fuego interno. Debe causar algo como acidez o que le arda el cuerpo blah)). Con eso nos desaremos de la pequeña peste, pensó.

Miró a su amigo cuando le habló y se le quedó estudiando el rostro un momento, como intentando decidir si a él también lo hechizaría. Decidió que ya se había desquitado con la chiquilla y su orgullo estaba siendo satisfecho con unas disculpas, así que relajó los hombros y guardó el arma. —Está bien, pero me debes una. ¡Imagina si alguien importante hubiera oído eso! —Y por importante se refería a la gente ante la cual él tenía reputación de duro, como Daniel o Henry.

- Tranquilo Kesh - digo algo sonriente - Tu reputación quedara intacta, y si en tal caso pasara algo, lo arreglaríamos juntos, como siempre, Verdad? - le dedico una sonrisa cómplice a su amigo, al mismo tiempo que se limpiaba los papeles y restos del libro de su ropa.

Luego de eso me percate que antes había maldecido a Turpin, por lo que la mire esperando que algo sucediera, yo no era de buscar roña, soy mas de personalidad diplomática, pero debía admitir que ella se merecía algo de eso - Estoy esperando a ver como te retuerces de dolor - le dije a Turpin mientras me inclinaba en mi lugar clavandole la mirada, casi penetrando sus ojos, firme y furiosa, pero con rostro relajado - Creo que eso te va a enseñar un poco de respeto por acá, no todo es por apellido querida - digo algo altanero, ya sacando lo peor de mi, o lo mejor, según con los ojos que lo vean.

Nicole no llegó a reaccionar para frenar el hechizo, simplemente abrió los ojos de más y sus pupilas se dilataron antes del impacto, que la hizo retroceder un paso. 

Al segundo siguiente, sintió como si todo su cuerpo se estuviera incendiando por dentro. Era un fuego que se extendía desde donde había impactado el hechizo y viajaba a través de su sistema nervioso hasta cada fibra de su ser. 

Se tambaleó y atinó a estirar una mano para apoyarse en uno de los sofás, sintiendo que le bajaba la presión y que podría desmayarse.

Sy subía las escaleras desde el dormitorio de los chicos, por lo que no escuchó nada de la conversación ni la disputa y tampoco comprendió por qué había papelitos por todos lados, pero sí atinó a ver a su mejor amiga tambalearse e intentar sostenerse del sofá. 

Corrió hacia ella a toda velocidad y la sostuvo como pudo. —¿Te encuentras bien? —Le preguntó preocupado. Habían sido mejores amigos desde primer año y se habían peleado mil veces pero siempre habían logrado arreglarse. 

Giró la cabeza furioso, buscando al responsable. —¿¡Qué no sabes que está delicada de salud, estúpido!? —Le espetó al que sostenía una varita en la mano. El odio registró en su rostro enseguida. La discusión del partido de quidditch aún no quedaba olvidada y él, como capitán, sentía su orgullo de macho herido al ver que su decisión había sido recibida con un motín por parte de todo el equipo. 

—Será mejor que te marches antes de que le diga a Rogers —Todo el mundo sabía que Rogers y Jackson Turpin eran mejores amigos, por lo cual, en Slytherin, la pequeña zorrita siempre se salía con la suya.

Kesh aún estaba algo tenso, pero la visión de Turpin perdiendo el control y palideciendo como si fuera a desmayarse satisfiso casi toda su necesidad de venganza, por lo que cuando Lawton le habló, él ya estaba de mucho mejor humor, con una sonrisa curvando sus labios finos. 

—Hecho. Te tomo la palabra —comentó con una sonrisa de satisfacción.

Estaba por marcharse cuando apareció el metiche de Russell y con él regresó su irritación. —No es problema mío. Debería haberlo pensado antes de andar explotando libros que no le pertenecen —le respondió de mala manera. 

Entonces les giró la cara con desprecio y se dirigió a su amigo. —Vamos, Luke. No vale la pena perder el tiempo con perdedores como ésos —decretó comenzando a andar hacia la salida de la sala común.

Mire con satisfacción la cara de mi compañero, el enojo de Russel y la palidez de Turpin, hacia mucho no sentía esta satisfacción por el mal ajeno, era algo que había olvidado en mi tiempo de solitario, oí todo lo que tenia que escuchar de ambos, claramente le preste mas atención a mi amigo por lo que le seguí el paso, pero claramente, como mi personalidad manda, debía responder antes una amenaza tan pobre como lo de Ruseel

- Creo querido Russel.. - digo haciendo una pausa y dando media vuelta en el lugar, chocando mis talones en una leve alzada del piso y chocandolos al bajar, poniendo mis manos cruzadas atrás de mi espalda - .. como dice acá mi amigo, ella se lo busco.. - digo levantando un brazo y mostrando el desorden que hizo al explotar mi libro - .. por ende, si tanto vas a ir a buscar a tu novio para que te defienda, podrías decirle de paso, que remplace ese libro, que es difícil de encontrar, caro y, por supuesto, propiedad del colegio, ya que.. - digo pausando para tomar aire y mirándolo fijamente, ya dejando un poco la soberbia y cambiando mi rostro a mas serio, sombrío - .. llegaran a reprimirme por la falta del libro, y vas a querer nunca haberme amenazado - dicho esto, doy otra media vuelta y le guiño un ojo a Kesh con mirada cómplice.

Hubiera querido responder, decirles lo que pensaba, darles un poco de pelea y hacerlos sufrir, pero no podía ni hablar por todo lo que sentía por dentro.

Así y todo, una cosa era clara: quería negar a todas luces que hubiera algo entre él y Sy en cuanto lo acusaron de ser su novio. Era como que le dijeran que estaba saliendo con su hermano. La relación en la que ellos estaban era mental y más allá del género, al menos de parte de ella. Él, sabía que estaba muerto por Dreedas, la Keeper del equipo de quidditch, quien a su vez andaba saliendo con estúpido Puffyland.

—¡No es mi novia! —Dijo él lo que ella no pudo. Así de mucho pensaban en la misma frecuencia.

—Y mi padre tiene millones. ¿Crees que no puedo reemplazar tu mugroso libro? Me limpio el trasero con libros como ese.

—Esto no está terminado Ito. Ya lo arreglaremos más tarde —Le prometió furioso, pero más interesado en ver cómo revivir a su amiga que otra cosa.

—Y tanta plata no le sirvió para comprarse un hijo con cerebro...—dijo al pasar.
—Cuando quieras, linda —aún se dirigía a Sy— sólo intenta venir preparada. No quisiera arruinarte la manicura —se burló. Ya le había dicho mariquita en otras oportunidades.

Miró a Luke y respondió a su gesto con una enorme sonrisa de satisfacción. —¿Tienes hambre? Me daría una vuelta por las cocinas —sugirió como opción a estar encerrados ahí. Disfrutaba tanto con la comida como con el hecho de tener cientos de elfos domésticos a sus pies, desviviéndose por atenderlo.

Claro que si querido amigo - digo aun con mas satisfacción al oír lo que le decía a Russel - Dejemos a las mujeres en paz de momento - digo algo divertido, siguiéndole el paso a Kesh, al mismo tiempo que al mi mano, cerrando el puño y subiendo mi dedo del medio en dirección a Russel y Turpin - Que tengan lindo día Señoritas - digo aun mas altanero y en voz muy alta, pero sin darme vuelta, yendo en dirección a la cocina. 

La verdad que aquel encontronazo me habia dejado con hambre, y que mejor, que un par de insignificantes elfos domésticos hagan las cosas por ti.

Su sonrisa se ladeó al escuchar el comentario de su amigo, que le había parecido muy a tono con la situación y hasta brillante, si es que Kesh podía merecerle esa opinión a alguien más.

—¡Uf! Estos Russell son una peste —se quejó mientras andaban por el pasillo —¡Doce hermanos! ¡Peor que conejos! —continuó indignado. Era cierto que los mayores ya habían egresado y tan solo quedaban los seis menores en el colegio, pero aún así, eran muchos Russell para él. —Estarán repartidos en distintas casas pero son todos igual de insoportables. —La gente debería tener una licencia para tener más de tres hijos...

—En fin. ¿Estudiaste para pociones? Mañana creo que Campbell me va a romper...

No hay mejor plaga que la que se erradica - comente algo divertido, imaginándome que seria de mi con 11 hermanos, tendría que matarlos a todos, suerte que era hijo único - Se ve que aquel.. - digo haciendo ademan con la cabeza en dirección a la puerta - .. les salio medio defectuoso, ya volver a verlo. - digo algo pensativo, pero al instante cambie la cara.

Claro que no - respondo riendo - jamas estudio para pociones, y si lo hago es la noche anterior, por ende esta noche, depende de mi estado de animo - pongo una mano sobre mi estomago - Primero, comer, después pensar.

—Yo creo que todos les salieron mal —opinó medio con tono de broma, pero otro poco en serio, porque no conocía a los tres mayores con los que se hubiera llevado de maravilla, de no ser mucho mayores que él.

—Genial. Ya sé al lado de quien sentarme —pensó en voz alta, también con tono jocoso —Desde que cambiaron a Rogers por la ruluda esa, no se entiende nada de las lecciones —protestó.

En realidad, él era duro para la materia pero no lo admitiría jamás como falta propia si podía adjudicársela a alguien más.