A paredes sordas, charlas de camilla.

Ella tampoco notó que había vuelto al tema de Edward, porque en su mente venía a colación de la historia que estaba contando. Hacía tres años y pico que sus padres se habían separado y él había aparecido justo. Emocionalmente, no hubiera tenido la entereza de salir adelante y ser la persona que era ahora si él no hubiera existido en su realidad. 

Frunció el ceño confundida por la pregunta, hasta que se le asentó en la cabeza. Abrió y cerró la boca varias veces, sin poder empezar a responderle. Una vez, quería decirle que no, otra que sí, otra que por supuesto, otra que nada que ver. No era una respuesta fácil. Rose había sentido muchas cosas en muchos momentos distintos, porque era pólvora y mientras no le acercaran fuego que le encendiera la furia explosiva estaba bien, pero en cuanto sucedía...

—No hay una respuesta simple —dijo finalmente ella que siempre había encontrado fácil decir lo primero que le venía a la mente sin filtro alguno. Pero ahora que la hacían pensar... —He sentido muchas cosas, generalmente malas —confesó con cara de enojada, aunque era más que obvio que la cosa no era con Giselle. —Cuando me enteré de que mi viejo tenía otra familia... —negó con la cabeza— Fue como si algo se rompiera. Fue el mismo día en que salió la nota en el diario y él fue preso... sucedió todo junto, muy repentinamente. Mi hermano y yo apenas pudimos reaccionar, aunque él se lo toma mucho mejor que yo, parece.

Suspiró. Realmente era difícil de explicar. 

—Siempre fui del tipo de persona que cuando sucede algo malo se enfurece muchísimo durante un rato, grita, ladra y después vuelve a estar bien como si nada sucediera, pero con ellos dos es distinto. ¡Hicieron tantas cosas mal! —Intentó justificarse. —Por supuesto que he sentido odio... todavía lo siento cada vez que los veo, que me escriben, que tengo que escuchar sus mentiras como si tuviera cinco años o fuera a creerlas cuando son tan patéticas... —volvió a negar con la cabeza.

—Todo lo que hicieron... la manera en que decidieron formar una familia que obviamente sólo iba a lastimar a todos los involucrados es algo que no puedo perdonarles, pero que hayan elegido esas maneras de hacer dinero es... no... me supera —continuó sonando más exasperada que antes—. Una tiene que tener ciertos límites, preferir pasar hambre antes que quitarse la ropa, y en cuanto a los órganos... —cerró los ojos y se los tapó con una mano. Le daba mucha impresión todo el tema, siquiera ver sangre—. ¡No quiero ni comenzar a pensarlo! Pero por suerte estoy en Hogwarts todo el año y me quedo en las vacaciones de invierno... voy a lo de Kat en las de verano... y apenas salga me voy a conseguir cualquier trabajo para no volver a ese antro —dijo con determinación— así que las cosas están tan bien como se puede.

Sintió admiración pos Rose. En parte, por su transparencia a la hora de hablar de sus sentimientos. no se molestaba en fingir superación, ni en hablar desde un lugar al que todavía no había llegado. También, por su valor de seguir adelante.

Otro motivo porque el que sentía esa admiración, era desconocido para ella. Se trababa del hecho de que Giselle siempre intentaba justificar y razones cada sentimiento que tenía. De ese modo, le era muy difícil ser sincera consigo misma respecto de eso. Tantas razones, más fuertes que los motivos, deformaban mucho su idea de su mundo. Pero como no era consciente de ese mecanismo, no podía terminar de blanquear los motivos de su nuevo sentimiento hacia Rose. Decidió hacérselo saber:

_Es loable que de todo esto, hayas sacado cosas tan positivas como el deseo de salir adelante -lo dejó escapar con tanta espontaneidad, tan poco propia de ella, que no llego a darse cuenta la importancia que realmente tenían esas palabras dedicadas a alguien.

Se acomodó el pelo, por pura paranoia de que sus cicatrices se vieran.

_¿Y qué harás respecto de Ed? -preguntó en parte por interés y en parte por distraerla de sus movimientos.

Rose sonrió, bajó la mirada y la apartó hacia un lado en señal de vergüenza. Ella era una chica bastante humilde que no se andaba jactando de las cosas y desmerecía los elogios porque no había sido valorada de chica, cuando se estaba formando su personalidad y su autoestima. 

—¿Acaso tú no querrías independencia, alejarte de quienes solo te han lastimado por complacer un capricho egoísta? —Preguntó con suavidad cuando volvió a levantar la mirada hacia su amiga. Rose no era del tipo de tener lealtad ciega. Tal vez en unos años de no convivencia perdonara a sus padres. De momento, quería un lugar apartado para poder encontrarse a sí misma. 


—Es difícil de explicar... pero creo que necesito ese aislamiento para poder encontrarme a mí misma, no quien soy en relación a ellos... sino yo yo... —Negó con la cabeza— Suena totalmente insano ¿no? Tal vez paso demasiado tiempo con Kat —bromeó.



Se pasó una mano por el rostro como si quisiera quitarse esa idea de la cabeza. Luego se encogió de hombros y sonrió levemente. 

—Nada —dijo finalmente—. Por mucho que me gustaría hablar con él y decirle la verdad de mi accidente... o hablarle de lo que sea, lo más inteligente es esperar a que las cosas tomen su curso y ver hacia dónde marchan antes de tomar una decisión. 


Llevaba toda una vida lanzándose de cabeza hacia lo primero que se le cruzaba por la cabeza y eso nunca había dado buenos resultados. Esta vez quería hacer las cosas bien. En ese momento recordó que se estaban maquilando aunque ya no tenía ánimo para pintarrajearse. Se miró en un espejito y le dio un par de toques leves a lo que tenía puesto. Luego miró a su amiga inquisitivamente.