Pluma y tintero

Era un sábado por la tarde, después del almuerzo, y Bella estaba sentada en uno de los escritorios en la sala común de Hufflepuff con un pergamino enfrente y una pluma en su mano. Se disponía a contarle a su madre acerca de los pormenores de su semana, cuando algo de lo más curioso le sucedió.

Después de escribir unas pocas líneas, había intentado meter la pluma en el tintero, casi sin mirar, como lo hacía siempre el estudiante promedio de quinto año, que ya llevaba varios años de hacerlo. Fue entonces cuando intentó escribir y encontró la pluma tan vacía de tinta como cuando había comenzado el movimiento. Frunció el ceño extrañada y miró la pluma. No tenía tinta.

La mojó y siguió escribiendo otro rato hasta que, dos o tres mojadas de pluma después, le volvió a suceder lo mismo. Levantó la vista. El tintero seguía en el mismo lugar, pero tal vez estaba encantado para regresar a su lugar después de esquivar la pluma.

Un par de intentos más y consiguió descartar la hipótesis de que estuviera encantado. Tendría que venir alguien con mucho conocimiento en magia para maldecir el tintero para que no solo esquivara la pluma, sino que lo hiciera cada cierta cantidad de intentos y solo cuando la persona no estuviera mirando.

Cierto es que solían hacerle bromas de ese estilo, pero nada tan elaborado se justificaba, puesto que no tenía enemigos y le caía bien a casi todo el mundo.

Gipsy estaba trabajando en un mapa estelar en el escritorio de al lado y después de un rato había dejado de trabajar para mirar el extraño comportamiento de la chica que tenía sentada al lado suyo. Era una de las chicas de quinto. La conocía bien y era bastante amiga suya. Le caía bien porque era tanquila y muy inocente. Siempre le había despertado un instinto maternal, incluso mucho más fuerte y justifficado que el que Adara le inspiraba, porque como prefecto estaba muy al tanto de su situación y el alma caritativa de Gips hacía que se sintiera inclinada a ayudarla particularmente incluso desde antes de tener su medalla. 

La observó en silencio tratando de discernir qué tenía en mente, pero cuando la vio pifiarle al tintero un par de veces en que no había estado mirando, se preocupó. No conocía a ninguna persona que por más distraída que estuviera, no le acertara al tintero sin mirar. En especial después de una pifiada. ¿Cada cuánto le erraba uno a un lugar que tenía tan medido desde hacía años? Casi nunca. Pero estaba el hecho de que su amiguita estaba maldita y eso había que tenerlo en cuenta. 

"Hi Bella." La saludó con una sonrisa al verla tan contrariada que no escribía más. "Havnig one of those days?" Le preguntó de la manera más casual que pudo.

"Gipsy!" La chica parecía feliz de verla. Era gracioso. Habían nacido el mismo día aunque con dos años de diferencia, y compartían varios aspectos de la personalidad, a pesar de lo cual eran muy pero muy diferentes en bastantes otros y era algo que siempre la sorprendía, porque ella se tomaba la astrología muy en serio.

Dudó un momento antes de sacudir la cabeza. "Not at all. Oddly enough, I'm having a rather good day, actually." And that was kind of scary. Usally, when that happened, something even worse ended up creeping on her from around a corner or some sort of accident happened. Like the curse inside her was building up a momento to hit with full power later on instead of little quotas.

Gips sonrió al ver la felicidad de su amiguita. Siempre le había inspirado la manera en que le ponía la mejor cara posible a la vida a pesar de todos los problemas que tenía a diario cuando tanta otra gente se quejaba sin cesar y la tenía mucho más fácil. 

Frunció el ceño confundida y sus ojos se desviaron hacia el tintero durante una fracción de segundo. "I just watched you miss the inkwell several times." Comentó poco convencida y bastante preocupada. "Are you sure? I could walk you to the infirmary if you want to." Sugirió como al pasar. No quería herir orgullos ni sensibilidades.

Bella se mostró primero contenta de que su felicidad fuera bien recibida y después contrariada. "Really?" Parecía extrañada y se quedó pensativa un momento, con el ceño fruncido y la mirada ida. "I thought someone had hexed it." Pestañeó un par de veces, intentando encontrarle el sentido. "It only happened when I wasn't looking at it." Y esa idea pareció consolarla.

"I think I'll be all right. I can always write to my mom later." Se excusó con una sonrisa nerviosa. No quería ir a la enfermería. Lo detestaba y sólo accedía cuando se trataba de algo realmente grave. "Nothing serious." Dijo con voz insegura.

Un rápido movimiento de cabeza negó la afirmación que su compañera acababa de hacer. "No. It was you." Le aseguró aún preocupada, haciendo una mueca rara con la boca al terminar de hablar, como quien detesta dar malas noticias. 

"As long as it's just that..." sus deberes de prefecto podían dejarlo pasar. "Just let me know if it gets worse, all right?" Le pidió. Ella tampoco había visto a nadie en todos sus años ahí, pifiarle tanto a un tintero. Era algo muy simple si uno lo pensaba.

"Oh..." Bajó la mirada entre avergonzada y decepcionada de escuchar esas noticias. "Well then, at least there won't be some bigger accident building in for my enjoyment." Sonaba más desinflada que antes, pero, como siempre, intentaba mostrarse animada a pesar de todo.

A quick nod answered the order. "I will." Dijo con una sonrisa apenada. No le gustaba mentirle a la gente y si era verdad lo que Gipsy acababa de comunicarle... y ella no tenía ninguna razón para creer que así fuera, entonces sus peores temores tendrían una oportunidad importante de ocupar gran parte de su mente de ahí en adelante.

Durante años, sus padres la habían llevado no sólo a diferentes especialistas esperando encontrar alguna manera de revertir la maldición que, por haber sido pronunciada mientras ella se desarrollaba como feto, era ahora parte irreversible de su persona, sino también a varios controles periódicos para asegurarse de que el mal no se instalara en ninguno de los órganos importantes de su cuerpo. Mientas siguiera actuando en forma de accidentes aislados, sería una molestia, pero nada grave, había dicho el médico.

Ahora que se ponía a pensarlo, ¿podía ser que sus caídas habituales se estuvieran haciendo lentamente más frecuentes de lo habitual? Controlar la escoba le estaba dando más trabajo del habitual, pero Bella lo había atribuido a falta de práctica y ahora estaba este asunto con el tintero. Sintió un escalofrío al pensar en las posibilidades que justamente la habían llevado a leer sobre neurología muggle en el último tiempo. ¿Y qué si la maldición había alcanzado el centro control de su motricidad? El médico había dicho que de ser así, su caso podría desembocar rápidamente en lo que los muggles gustaban en llamar degeneración espino cerebral y el término solo la atemorizaba. Ir perdiendo control de su propio cuerpo hasta convertirse en un cuerpo inmóvil y pensante sonaba mil veces peor que las otras opciones.

Una maldición de ese tipo en los riñones, el hígado o el corazón podían ser tratadas con paliativos y darle una vida normal por algunos años hasta que el órgano de turno dejara de funcionar, pero el sistema nervioso era demasiado complejo como para esto y aún no se habían llevado a cabo muchas investigaciones en el área, ni siquiera en el mundo muggle. Bella palideció repentinamete, más que de costumbre.

Respetó el introspectivo silencio de su amiga, pero después, justo cuando estaba a punto de volver a sus ocupaciones, la vio palidecer y se preocupó. Acercó su silla más hacia la de Bella y se inclinó en dirección a ella. "¿Estás segura de que está todo bien?"

Asintió con una sonrisa, pero sus ojos tenían un dejo de tristeza. "Tan bien como puede llegar a estarlo." El tono era elocuente. Gipsy sabía que ella nunca estaba bien bien, siempre algún accidente, algún tropezón, algo salía mal por la maldición, mas estaba acostumbrada. Había sido así todas su vida. Era parte de quien ella era.

"Tampoco tenía tanto para contarle a mi madre, pero ella se preocupa mucho si no le escribo." Explicó.