Gajes del oficio

"Oh." Levantó las cejas y sonrió de manera cómplice, acusadora. "No hay problema entonces. Ve, ve." La instó. "Yo me encargo aquí de Mr. Leatherby" dijo tras echar un rápido vistazo a la planilla para leer el nombre del paciente.

"Fue lindo verte." Le dijo sinceramente sonriendo.

Se sonrió ampliamente " I don't said that" dijo algo divertida de la reacción de él con una expresión natural que era símil a como lo haría una niña de 9 años. Le dedicó una última sonrisa. Ella vivía en su nuve de mariposas y corderos desde siempre y eso no era algo que le molestase. Aunque siempre había formado parte del grupito de las chicas populares y chismosas sienpre tenían que actualizarla sobre quien hablaban y de donde se sabía lo que sabían.

Volvió la vista a Rose "Si, a mi también me pareció lindo verte" dijo dulcemente "Arreglaremos para otra ocasión ¿si?" le dedicó una cálida sonrisa que replicó en el saludo a Nathan "Ten cuidado con eso" dijo respecto al brazo "Nos vemos luego" se despidió de él con misma sonrisa y tono cálido. "Hasta luego, Rose" dijo tranquilamente le tomó una mano y se la apretó a modo de saludo afectuoso.

Lo sabía, pero el daño a su autoestima ya estaba hecho. Sin embargo, cuando alguien con tanta pinta de inocente te sonríe así, es imposible mantener una mala expresión, por lo que él sonrió de manera leve aunque sincera. "Lo sé."

"Supongo que nunca coincidimos en nada." Dijo como para justificar a ambos y que pudieran dejar el tema de lado. Era cierto. Él estaba en el grupo de los cerebritos estudiosos que se la pasaban hablando de tecnicismos encontrados únicamente en la bibliografía sugerida y nunca tenían tiempo para salir a jugar. Salvo los fines de semana, donde se ponían a hacer payasadas cerca del lago, tirando piedras para ver quién enojaba más al calamar gigante. Obviamente, no tenían nada en común a esa edad.

"Sí. Lo tendré. Disculpa que no te de la mano." Bromeó. "Gracias por todo." Le dijo con su tono algo más formal, a pesar de que sonreía de manera agradable. "Que tengas buenas tardes." La despidió.

"¡Dale!" Le dijo toda entusiasmo. "Tengo mil cosas para contarte..." añadió por lo bajo en tono cómplice, con un brillito en los ojos que daba a entender que tenían para chusmear rato largo, sacándole el cuero a algunos tipos y hablando bien de otros. Pero era claro que el tema era pija. Y era raro ver a Rose entusiasmada por algo así. Generalmente tenía un arreglo con otro doctor donde lo veía dos veces por semana y se lo movía para así mantener las necesidades físicas de ambos saciadas, pero nunca había sentimientos involucrados y ella nunca hablaba de otros hombres tampoco... al menos, no desde la universidad.

"Nos vemos, linda." Le dijo con cariño para luego volverse hacia el paciente. ((me dejaste acá con el muerto...))

"A ver... entonces, son los dos frascos de escamas." Dijo haciendo un florete con su varita para que éstos de repente se metieran en una bolsa de papel madera. "Las instrucciones detalladas de lo que hay que hacer..." Otro movimientos similar y el pergamino donde la pluma había terminado ya de escribir sola se enrolló y se metió también en la bolsa. "Y un caramelo porque te portaste bien." Dijo sacando uno de su bolsillo para extendérselo al Auror, con tono de broma.

Era algo que generalmente reservaba para los chicos, pero estaba de tan buen humor que le importaba todo un pito. Rió por lo bajo. "Asumo que en la semana pasará mi colega a explicarle a su hermana cómo cuidar de esa herida de manera adecuada." Añadió después haciendo un esfuerzo por mostrarse más seria.

Me encantaría" dijo felizmente a Rose. Les dedicó una sonrisa cálida a ambos. Y salió del consultorio con la última despedida general "Adiooos!" y cerró la puerta tras de ella acomodandose los lentes de sol en la cara y yendo hacia afuera.