En hora pico

Era el horario del almuerzo y todo el mundo estaba en la cafetería de la universidad como de costumbre. Lou se había retrasado preguntando unos detalles a su profesor de relaciones públicas después de clase y ahora por eso sufría las consecuencias. Todas las mesas del bar estaban ocupadas y no tenía tiempo de salir del campus para comer, ni podía darse el lujo de saltearse la comida cuando ya no había desayunado esa mañana, de manera que se puso su mejor cara compradora y se acercó a la primer persona que estaba ocupando sola una mesa de a dos.

"Eh... disculpe." Dijo de la manera más amable que pudo. Tenía un fuerte acento francés, pero manejaba el inglés con facilidad.

Ella le contesto: "nunca dejo sentarse a nadie a mi lado, porque deberia hacer una excepción con vos?"
Y tomo el vaso de jugo fresco y lo bebio con la mirada perdida hacia adelante......

Lou estudiaba abogacía, más concretamente, relaciones públicas, y estaba acostumbrado a la gente fuera cortés y educada. Tal vez hasta el extremo de la hipocresía a veces, pero amable al fin. Por otra parte, tenía una cierta reputación de simpático, puesto que tendía a caerle bien a casi todo el mundo por su naturaleza despreocupada y él, que en su vida se había cruzado con uno de los taciturnos estudiantes de Aurismo con anterioridad, se quedó azorado como si nadie se hubiera atrevido a hablarle así en sus veintiún año de existencia. Después de todo, era el hijo de los embajadores de Francia y la mayoría de la gente tenía un cierto respeto por eso.

-¡Pero si ni siquiera hice más que saludar!- Protestó en su mente, demasiado cortés como para decirlo en palabras, o tal vez sólo demasiado shockeado.

"Ah..." Toda la elouencia que lo caracterizaba parecía haberse esfumado. ¿Por qué, realmente tenía que dejarlo sentarse a su lado? pensó. "¿Porque me salté el desayuno, tengo hambre y todas las demás mesas están ocupadas?" Preguntó esperanzado de que fuera la respuesta correcta. Había puesto un poco de cara de perro bajo la tormenta. Un dolor en el estómago le recordaba que no haber tenido tiempo para comida en la mañana por repasar para su exámen era un error tonto, sobre todo si la noche anterior se había saltado la cena para hacer sus resúmenes.

Mientras tomaba el jugo fresco y su mirada seguía perdida intentando olvidarse de la existencia de ese hombre tan apuesto y misterioso, una fusión de curiosidad, timidez y nervios se apoderaron de su mente y no pudo resistir mas y lo miro nuevamente.
-"Te vas a quedar mirándome todo el día? "-....
Ella sabia que no debía hablar de esa manera tan poco cortés, también sabia que debía ser mas condescendiente con una persona que recién conocía, sin embargo no podía hacerlo. Era mas fuerte que ella.
Debía resguardarse porque no podía permitirse sensibilidad en lo mas mínimo... Y no podía perder el enfoque, aunque a esta altura, prácticamente ya era tarde.

Después de haberle expuesto su lamentable caso a la chica con el humor de perros, Lou se había quedado esperando una respuesta, con suerte piadosa, de su parte. No tenía ganas de andar haciendo un recorrido por todas las demás mesas y ya se había fijado al entrar que en el resto de la clientela presente no había ningún conocido suyo como para probar eso primero, como hubiera sido lógico. Era extraño, considerando que él conocía a básicamente todo el mundo, pero al parecer ese día el universo estaba complotado en su contra.

La respuesta de ella lo desestabilizó mentalmente. No entendía qué podía haber hecho para atraer su ira. Hizo memoria, pero no recordaba haber salido con ella, así que no podía estar resentida porque no la llamó más al otro día o algo por el estilo. Pensó que tal vez simplemente estaba tan loca como todos los Aurors. "Eh... no." Farfarulló dudando un momento antes de sentarse. Si lo echaba a los gritos, a lo sumo quedaba como desquiciada ella. Si no, al menos podría comer la bandeja que sostenía en las manos con el plato del día.

"Realmente no es mi intención incomodarla..." Empezó a decir conciliatoriamente.

El Profesor Nash había comprado su almuerzo en la cafetería como el resto de la concurrencia, pero pensaba ir a comerlo tranquilo a su despacho. Iba ya saliendo del bar cuando algo lo distrajo. Una de sus alumnas y un muchacho que no conocía. El tono de la conversación no parecía amistoso, de manera que se acercó casualmente y se inclinó levemente hacia ella.

"¿Todo en orden Señorita Fayette? ¿La están molestando?" Preguntó mirándola con cierta preocupación. No le gustaba la gente que importunaba a los demás, porque él era muy educado.