Picnic en la arena

Lex se había ofrecido a quedarse con Nicky. Él se había decidido a romper con su amante y ponerse a la altura de la situación y tenía toda la noche por delante para consentir un poco a su novia. Con tan poco tiempo para organizar algo, hizo lo primero que le vino a la mente. Reunió algunas cosas para comer de la cocina y se colgó la canasta al brazo para ir a buscarla a la puerta de la sala común.

Se la llevó de la mano por los terrenos con dirección al campo de Quidditch. Caminaba sin apuro, con la mirada perdida en el paisaje y la mente perturbada por la culpa que intentaría expiar esa noche. Aún no empezaba a atardecer así que tendrían por lo menos cuatro o cinco horas para ellos antes de que se los empezara a buscar o corrieran riesgo de meterse en problemas, tenía que hacer lo mejor que pudiera de ellas.

Su plan era simple: intentar todas las cosas que les recordaran los viejos tiempos, cuando recién empezaban a salir, para que ella se sintiera mimada y él pudiera reencontrar el cariño que los unía y olvidarse de Chlo Riverdale para siempre.

El susto que se había llevado Maurie más temprano, cuando Jim había venido corriendo de la nada ((acá)), la había dejado medio asustada y la perspectiva de dejar a Nicky solo -con Lex se recordó- la ponía bastante nerviosa. No quería que le pasara algo mientras ella no estaba y justamente no estar ahí para atenderlo. Tremendo complejo de madre en su mayor momento.

Al mismo tiempo, quería poder pasar tiempo a solas con John porque hacía mucho que lo venía sintiendo cada vez más distante de ella y como que la trataba cada vez con menos paciencia cuando ella se deprimía o preocupaba... lo que pasaba absolutamente todo el tiempo. Y eso hacía que la situación fuera bastante triste para ella, pero estaba demasiado preocupada por Nicky como para prestarle a la indiferencia de Jim la atención que merecía. De repente todo lo que no fuera Nicky no le importaba para nada. No podía comer ni dormir tranquila pensando en que tal vez se fuera a morir y demás.

Su mente sabía que un tiempo a solas con Jim le haría bien, pero ella no podía concentrarse en disfrutar con la cabeza en Nicholas. Sin embargo, al verlo venir con la canasta al brazo sonrió por el esfuerzo que estaba haciendo. Una ola repentina de cariño hacia él la sobrecogió. Era mejor que ser ignorada o maltratada, eso seguro. Se le colgó del brazo y refregó la cabeza por el brazo de Jim aunque todavía estuviera preocupada.

Caminó con él por los terrenos en silencio, pensando en mil cosas que tenía que hacer después y esas cosas que las mujeres piensan en los momentos más románticos un par de meses antes de que sus parejas empiecen a tacharlas de aburridas preocupones workaholic. "¿A dónde vamos?" Le preguntó con curiosidad.

Él también tenía muchas preocupaciones en la cabeza, pero estaba más temeroso de que ella le fuera a hacer problema por lo que él sabía que había hecho a sus espaldas, que por Nicky en ese momento. Era todo muy reciente como para poder manejar la culpa... algo que de todas formas él nunca había sabido hacer bien.

La miró de reojo un momento y sonrió. "Al campo de quidditch." Explicó con tono misterioso. Volvió la vista al frente y continuó caminando hacia el estadio sin apuro.

Levantó las cejas y le sostuvo la mirada de manera inquisitiva pero sensual. "¿Por alguna razón en particular?" Hacía mucho que no iban ahí, pero antes solían ir muy seguido a practicar vuelo antes de ser parte del equipo y después a entrenarse para mejorar sus técnicas. Después se quedaban horas hablando de tecnicismos como solo dos chicos muy fanáticos podían hacerlo. Se tiraban en la arena cabeza con cabeza pensando en las escobas que se comprarían, las modificaciones que les harían y las mejores marcas de cera hasta que se hacía de noche. Sonrió enormemente al recordar las viejas épocas.

Entró en la parte de pasto del campo de Quidditch con mariposas en el estómago. Sus pies se dirigieron solos hacia el área preferida de ellos, la que los ocultaba más de ojos curiosos. En un punto, antes de entrar a la arena, se detuvo a quitarse los zapatos para poder sentir la arena entibiada por el sol entre sus dedos de los pies. Al sentir la arena por primera vez en mucho tiempo dejó escapar un gemido de placer no sexual. Era tan terapéutico.

Se encogió de hombros. "It's secluded." Respondió enseguida. Sentía demasiada culpa para creerse merecedor de flirtear con ella y se había retraído al Jim tímido de toda la vida, aunque no se mostró avergonzado tampoco. "...and we're both quidditch freaks. ¿Qué mejor lugar para una cita?" Bromeó. Eso compensaría el haber pasado por alto la insinuación de ella.

Jim se sorprendió de que Maurie se detuviera y la miró inquisitivamente, pero enseguida entendió. Hacía tanto que no tenían una de esas escapadas, que se había olvidado de la costumbre de ella respecto a los zapatos. La imitó. Cuando se estaba quitando el segundo zapato, ella ya estaba en la arena. Enarcó una ceja y sonrió de lado. "Si hubiera sabido que la arena te ponía así, te hubiera llevado de vacaciones a la playa." Bromeó. Necesitaba algo de humor en su vida en ese momento. Se sentía tan culpable. Apenas un par de horas antes había estado besando a Chloe.

Enarcó las cejas y lo miró en modo perra. "¿Por qué? ¿Vas a aprovecharte de mi inocencia?" Preguntó batiéndole las pestañas inocentemente.

El resto de la explicación la hizo sonreír y la pregunta directamente le sacó una risita que luego se disolvió en una sonrisa embobada. "Es verdad." Admitió. Por más que se calentara con machotes rudos, los comentarios dulces de él y el que estuviera atento a cada pequeño detalle y a darle todos los gustos era lo que hacía que siguiera al lado del monigote rubio tres años después.

Maurie pasó de blanco teta a rojo profundo en un segundo al escuchar eso y bajó la cabeza para esconderse detrás del cabello y así no tener que verlo a los ojos. No comentó nada y se sentó muy quietecita en la arena a dibujar liñitas en ésta con el dedo.

Jim rió con ganas a pesar de que un momento antes se había sentido culpable y miserable. El comentario lo había tomado muy desprevenido y era tan cómico... "¿Qué inocencia?" Le preguntó sinceramente, cuando pudo calmarse. Como broma era realmente muy buena y si lo decía en serio... necesitaba un reality check urgente. Nada que él no supiera ya.

Le sonrió de manera cariñosa. "Creo que algo te conozco a estas alturas..." Había un dejo de orgullo en su voz al decir eso. Con lo cambiante que era Maureen, que aún siguiera usándolo saliendo con él después de tanto tiempo, tenía que tener algún valor. Así fuera tan solo el de que Jim soportara con gracia el hecho de ser el cornudo más gigante del colegio.

"¿Qué te pasa, Girlie? ¿Te comieron la lengua los ratones?" Sabía que decirle eso la avergonzaría aún más. Era la gracia. Eso de ser un poquito malo le estaba gustando y pensó que tendría que haber empezado mucho antes. Mientras no hiciera daño real a nadie.

"Hey!" Protestó con una mirada asesina totalmente fingida a la vez que le daba un puñetazo en el deltoide. Con lo debilucha que era, estaba segura de que de todas formas no le dolería a alguien como él. Se hizo la ofendida un rato más, mirando para abajo con el ceño fruncido y los brazos cruzados sobre el pecho. Era uan tremenda actriz.

Sonrió por el comentario de Jim y bajó la mirada avergonzada. Sabía que era cierto, que él siempre la había conocido a la perfección y además, tenía la sensibilidad como para saber cuándo hacer o decir qué cosa. Era como que siempre estaba pendiente de ella y la trataba como una reina, lo cual le encantaba. Era lo mejor de él, que la consentía en todo sentido como solo alguien que la conociera de años podía hacerlo. Maw era consciente de todo eso y deseó tener el coraje para decírselo, pero no se atrevió. Eso la hizo sentirse mal, culpable de no poder cumplir con la promesa de contarse todo que se habían hecho. Entonces juntó coraje e hizo su mejor esfuerzo. "Es lo mejor de enamorarme de mi mejor amigo." Confesó con un hilo de voz, bajando la mirada con el rostro repentinamente rojo. Se le colgó con más fuerza del brazo para poder esconder su expresión apoyando la mejilla contra el mismo para que él no pudiera verle la cara desde arriba, pero después lo espió por el rabillo del ojo para ver cómo reaccionaba a eso.

Todavía profundamente sonrojada, levantó la mirada hacia él de manera desafiante y le sacó la lengua en una expresión infantil. Después resumió su plan de dibujar liñitas en la arena del área. "Si me trajiste hasta acá para reírte de mí, podrías haberme ahorrado la caminata." Protestó medio en broma.

Giró el rostro hacia el lugar donde Maurie le había pegado y lo miró con condescendencia. "Tendrías que tomar más sopa, girlie. No me haces ni cosquillas." Sabía que le molestaría el comentario, pero lo hacía justamente para jugarle, para irritarla.

El comentario le robó una enorme sonrisa embobadísima y cálida. John apartó la vista de ella para mirar al frente haciéndose el interesado en el paisaje repentinamente. Ni se fijó que ella también estaba medio escondiéndose después de haber dicho eso, como él al mirar al frente. Estaba demasiado sumido en su propia vergüenza.

Rió brevemente y se sentó cerca de ella. "No." Le dijo con un brillito de picardía en los ojos que se le notaba hasta en la voz. "Te traje hasta aquí para mimarte un poco..." dijo con tono misterioso y algo insinuante.

Continuó con la actuación de exagerada indignación fingida, como la actriz frustrada que era. "No necesito tomar más sopa cuando tengo una varita." Le dijo de manera desafiante, sacando su varita y exhibiéndola como parte de la broma. La sostenía por la base con el índice, pulgar y mayor de la mano derecha y la punta con el índice solo de la mano izquierda. Sus ojos brillaron con cierta malicia, pensando en que había sido muy ocurrente de su parte la salida para salvar su orgullo.

Soltó una risita tonta y bajó la mirada a la arena, o mejor dicho, a las manos que tenía en el regazo, las cuales jugueteaban una con la otra. -Bueno...- pensó. -Después de todas las que pasamos, no me voy a quejar. Tuvo que admitir. Tardó algo en subir la mirada, pero cuando lo hizo, buscó los ojos de John durante un segundo. "Gracias." Le dijo sinceramente y volvió a mirar para cualquier lado.

"Oh... la bruja grande y mala tiene una varita!" Se burló de ella. "¿Y qué me vas a hacer con ella que no me hayan hecho ya, eh?" La incitó en broma, como si estuviera perfectamente bien mentalmente con todo el abuso físico y psicológico que había sufrido en su casa, aunque no era para nada el caso. Simplemente estaba actuando sin pensar, porque no quería que lo comiera la culpa si se ponía a pensar en lo que casi había hecho con Chloe esa tarde un rato antes.

Le sonrió desde el corazón y el rostro se le iluminó aunque por dentro se moría de culpa, peor que nunca. Se alegró de haber aprendido a ser tan buen mentiroso cuando hacía falta. "Siempre, Girlie." Le dijo acercándose a ella en cuatro patas para darle un beso suave en los labios.

Su rostro se ensombreció levemente durante un momento, pero al ver que John parecía tomarse el asunto a la ligera, intentó ser valiente y hacer lo mismo. "Quien sabe... tal vez haya aprendido una nueva maldición supurante o dos en casa de tus padres este verano..." Le devolvió la broma, aunque sus ojos no estaban riéndose ni un ápice. Los recuerdos eran demasiado dolorosos, pero ella era demasiado terca como para no querer mostrarse al menos tan valiente como él, que siempre había sido el cobarde. Incluso si ahora había crecido y madurado, incluso si se había convertido en un hombre mucho más valiente y fuerte de lo que ella jamás sería, siempre lo vería como el cobarde Johnny y sentiría la necesidad de demostrar que era más fuerte y valiente que él. 

Ella, que venía de mucho tiempo de abstinencia y cero necesidades físicas con todos los problemas que venían pasando ambos en las últimas semanas, sintió que su cuerpo se inflamaba de deseo con ese simple y suave beso, que no tardó en profundizar, tomando el rostro de él entre sus manos para ello, su varita olvidada sobre la arena. Lo besó con la pasión contenida de ya no recordaba cuánto tiempo. Probablemente, desde antes que descubrieran que Nicky estaba con vida y comenzara toda la locura que era ocultarlo en el castillo.