Controlando a las bestiecillas

Para los alumnos, el baile de inicio de curso era sinónimo de diversión y oportunidad para encarar a esa persona especial. Para los profesores, nada más quería decir tener que trabajar horas extras un Sábado por la noche. La única diferencia era que en lugar de poder usar ropas cómodas, tenía que estar confinado a una túnica de gala que lo apretaba por todos lados y la peor parte es que el verse bien no le daría ningún beneficio.

Matt había dejado a Revan con su madre y las niñas con su ex, lo que quería decir que en cualquier momento las vería corriendo por el salón haciendo desastre. Según su opinión, hacían con ella lo que querían y eso no le gustaba. Él estaba detrás de la mesa de las bebidas alcohólicas, con un cucharón en una mano y un vaso en la otra, justo frente al tazón de ponche.

((Para los que no sepan, en los bailes de las secundarias de Inglaterra, les permiten dos vasos de bebida alcohólica a cada alumno. Para eso, les dan dos 'tokens' al entrar al baile y los pueden cambiar en cualquier momento de la noche al profesor encargado. Las bebidas sin alcohol se las pueden servir ellos mismos.))

((Mi personaje no es precisamente el alma de las fiestas, pero... ¿Puedo?))

((Matt sí lo es, pero no es su fiesta. Posteá a discreción.))

Giselle no entendía del todo las fiestas. Sabía que consistía en un grupo de gente divirtiéndose con música de modo nocturno. Pero la parte ceremonial de "vestirse para la ocasión", o el protocolo de comportamiento social, le parecían obvios engaños que las personas se hacían entre sí con el claro objetivo de ligar. Unos mentían, y otros fingían creer. Y así sucesivamente durante horas, hasta que quedara claro si había posibilidad o no de irse acompañado esa noche.

De todas maneras, en sus intentos de encajar con el contexto, se había vestido de largo con un atuendo hecho por ella en violeta oscuro, y se enfilaba a la mesa más cercana a pedir una bebida.

Dirigió una mirada cansada a Matthew Rogers, y le dijo:

_¿Puedo servirme de esto? ¿Qué es?

"Buenas noches." Saludó con una sonrisa encantadora pero engreída. Algo en su tono de voz indicaba que la estaba corrigiendo por no haber saludado. "Es ponche de huevo." Respondió con cortesía una vez pasada la lección. Miró de reojo por sobre su hombro, buscando la mirada de su colega de manera inquisitiva, pero al ver que estaba ocupada, se volvió hacia ella.

"¿Tienes tu token?" Preguntó con naturalidad. Tenía años de profesor y aún más de transgresor de las reglas y ésa definitivamente no era de las que intentaban conseguirse más bebidas de las permitidas. No con esa cantidad de ropa encima, claramente. Si había algo de lo que sabía era de mujeres.

Giselle se puso rígida al escuchar el saludo, y recordó de inmediato que había olvidado esa parte. Abrió la boca para disculparse, pero como nada salió de ella, la cerró nuevamente. Echó una rápida mirada alrededor, en busca de su tía Tarja, a quien acudía en esas circunstancias. No la vio. Volvió a intentar hablar y no pudo.

Además de que pasaban los segundos y no había dicho nada, estaba comenzado a olvidar la pregunta que él había hecho. ¿Qué era un token? ¿O había dicho Totem?

Hizo un intento más, abrió la boca:

_Eh... ah... yo...

La cerró.

Matt rió con ganas ante la reacción de ella. Claramente no era de su tipo. Ni un poco. Seguramente sería una buena esposa y madre algún día. Ese pensamiento lo apaciguó un poco. "¿Estudiante de intercambio?" Preguntó con su sonrisa carismática y egocéntrica nuevamente en el rostro. "Eso me figuré." Se respondió él solo.

Dejó el vaso y el cucharón sobre la mesa y se inclinó un poco sobre ésta para poder hablarle sin tener que levantar tanto la voz por encima de la música. "La bebida sin alcohol es libre, pero necesitas un token como éste..." había sacado uno del bolsillo de su traje para mostrárselo a ella "...para cada vaso de bebida alcohólica." Explicó. "Te los dan a la entrada y sólo se permiten dos por persona." Ahora sonaba bastante más amable. Ya se había sacado el gusto de divertirse a costa de ella lo suficiente.

Bajó los hombros, que había tensado involuntariamente. El parecía amable, tal vez no le había importando tanto la falta de saludos. Buscó en su cabeza algún dato sobre diálogos, y si era apropiado o no saludar con demora. No sabía qué hacer, comenzaba a sentirse algo frustrada. Trató de pensar con claridad, y calmarse.

_Disculpe, es mi primer baile aquí, no tenía idea de cómo es esto. Entonces... puedo pedir dos token en la entrada para el ponche de huevo, o beber cualquier otra cosa sin token -intentó relajarse un poco-. Creo que beberé otra cosa por ahora -se dio vuelta para marcharse, pero tuvo un pequeño respingo, y miró a Rogers nuevamente-. Gracias -enfatizó-, y adiós.

Su sonrisa se amplió, pero siguió viéndose demasiado orgullosa para el normal de la gente. "Eso mismo." Respondió junto con un asentimiento de cabeza. Tomó nota mental de prestarle más atención en su clase. Esa chica era todo un personaje y seguramente sería refrescante de observar después del resto de sus alumnos, los cuales se dividían entre detestarlo, idolatrarlo y tenerlo como protagonista de sus fantasías adolescentes.

Levantó una ceja inquisitivamente cuando la chica se volteó y la miró esperando que prosiguiera. La oyó y le sonrió de manera aprobatoria, asintiendo con la cabeza lentamente varias veces. "De nada... oh. Señorita." Le llamó la atención como si hubiera recordado algo repentinamente. Volvió a meter la mano en el bolsillo de su túnica de gala. Esta vez en el del pecho. Sacó una pequeña botellita facetada de color verde y se la tendió a ella. "Agradecería si fueras tan amable de entregarle eso a tu tía." Dijo con una sonrisa carismática. "Gracias." Le dijo enfatizando también la palabra con una mirada elocuente y algo cómplice hacia ella.

Cuando escuchó que él llamaba su atención, se puso nerviosa nuevamente. ¿Acaso los diálogos no terminaban en "Adiós"? ¿Debía seguir hablando? Mientras revisaba esas preguntas mentalmente, miró nuevamente al profesor y lo escuchó con atención. Tomó la pequeña botellita verde y asintió en señal de que obedecería. No estaba segura de si su tía bajaría o no al baile, si le tocaba o no supervisar... pero estaba segura de que no aguantaría toda la noche como el resto de los jóvenes.

Llevaba ahí unos veinte minutos, y ya estaba deseando ir a su cama a leer un libro. Se despidió nuevamente, y se alejó sin hacer preguntas.

Chloe entró al gran salón muy entusiasmada. Los bailes eran eventos muy esperados por ella. Con mucha anticipación comenzaba a probarse decenas de túnicas, peinados y maquillajes, no dejaba que ningún detalle se le escapara.
Para esa ocación, sabiendo que no había chance de que la dejaran usar una túnica corta ni nada por el estilo, había elegido una con un estampado undefinido en tonos corales y detalles en el cuello azul marino. También se compró un lazo del mismo azul y lo amarró a su cintura, para que el atuendo quedara más ceñido, y le hizo un moño por detrás.

Ni bien entró, vió que a uno de los lados estaba la mesa de bebidas, y que detrás del ponche, estaba Matt. No pudo evitar sonreir de manera tonta.

Sacó de su bolsillo uno de sus token, lo miró fijamente, y comenzó a caminar hacia la mesa decidida a encontrarse con él.

Alcanzó a ver que le daba algo a una alumna que estaba algo pálida, la complicidad que notó no le gustó nada, pero siguió caminando firmemente, mientras la otra chica se alejaba.

Estaba a punto de llegar al ponche cuando viró, y fue directo a las bebidas sin alcohol. Se había arrepentido.

-¡Vamos!, ¡no me puede dar vergüenza pedirle ponche!- pensó para si misma.

Dejó el vaso a medio servir, y fué directo hacia él.

"Buenas noches" dijo y extendió el token sin poder decir nada más. sentía el calor en sus mejillas, sabía que se estaba poniendo colorada, y se sentía bastante tonta por eso.

((Buenas noches Sarah. NEXT!?))

La despidió con una sonrisa divertida. Era una chica tan rara que definitvamente iba a estarle echando un ojo en clase para ver qué hacía. Ya la tía le parecía un aparato interesante, pero no iba a negarse a hacerle un favor de todas maneras. Menos después de que hubiera tenido un romance con su mejor amigo.

Andaba perdido en sus pensamientos cuando se acercó la otra chica. A ésta sí que la conocía. Era una de las que formaban parte de lo que él y su amiga Campbell denominaban como "su club de fans". De esas alumnas que hacían cosas que iban desde hacerle ojitos a entregarle pociones con corazoncitos en la etiqueta del nombre y mandarle pociones de amortecia para San Valentín.

Había levantado las cejas y puesto su sonrisa más encantadora cuando notó que ella cambiaba de trayectoria y se mandaba para las bebidas sin alcohol. -Bummer- pensó desanimado. Le embolaba estar en la barra, pero ya que iba a estar ahí, al menos quería divertirse como pudiera, así fuera torturando alumnas. Después de todo, tenía a su novia y todo, pero un innocent flirting nunca había matado a nadie. A demás, para él era compulsivo si había una mujer de cualquier tipo o tamaño de por medio. "Oh, vamos. No me vas a dejar solo esta noche, O'Brian!" Protestó en broma al verla marcharse.

Sonrió de costado al verla dejar el vaso, contento de él mismo. Su sonrisa se ensanchó al acercarse ella. "Buenas. ¿Cómo la estás pasando?" Preguntó siendo tan encantador como sólo él podía serlo. Sabía exactamente cómo poner la expresión justa de rostro para parecer lo más apetecible posible, como todo millonario engreído.

Tomó el token de la mano de ella, rozándole lentamente los dedos con los suyos a propósito, para molestarla. "¿Cerveza, ponche o DrMuggle?" Preguntó para hacerla hablar.

Chloe sabía que no había nada peor que un chico lindo, que sabe que es lindo y que sabe que todas las mujeres saben que es lindo.

Cuando hablaba era algo arrogante, pero indudablemente encantador.

Al tomar su tokken había rozado apenas su mano y había sido suficiente para cortarle la respiración.
"L La estoy pasando bien, re recién llego" dijo casi tartamudeando.

El calor en su rostro iba en aumento, a esta altura seguro estaba del color de un tomate.

Se sentía tan vulnerable frente a él que se enojaba con ella misma.

-¿Cómo puede ser que no sea capaz de decirle ni "A" sin ponerme colorada?- Pensó para si misma.

Cuando Matt le preguntó que bebida iba a tomar juntó coraje e intentó rejajarse.

"Mmm..." miró la mesa de punta a punta, y luego lo miró fijo a los ojos "No lo se, ¿que me recomiendas que escoja de esta mesa Matt?" Dijo con una seguridad que no sabía de donde había sacado.

Sonrió para sus adentros, los nervios que sentía la divertían en algún punto. Casi había sonado como una zorra, así que estaba muy orgullosa de ella misma, aunque no sabía por cuanto tiempo iba a ser capaz de sostener esa actitud.

Matt también sabía eso y precisamente por tal motivo se abusaba. Con las de su edad, para ver si ligaba algo, con las alumnas, para matar el rato y, con suerte, dejarles alguna enseñanza más profunda de la vida má allá del aula, algo así como que mejor se cuidaban de los tipos como él para que el lobo no se las comiera. Tenía dos hijas de tres y cinco y las quería bien lejos de hombres como él mismo.

Sonrió complacido del efecto de su roce. "¿Sola? ¿Cómo puede ser que una jovencita como tú no haya venido con una pareja?" Preguntó todavía sonriendo de lado, esperando con curiosidad lo que ella pudiera repsonderle.

Levantó las cejas impresionado de la manera en que ella se había dirigido a él de repente y por dentro se sintió orgulloso y la felicitó, aunque claramente una alumna no iba a hacerlo retroceder de la manera en que él lo hacía con ellas. Esta vez le sonrió con aprobación, una sonrisa sincera y ya no una mueca de autosatisfacción. "Lo que más te guste, por supuesto. Es importante saber lo que uno quiere." Le dijo tomando una botellita de cerveza en una mano y una taza de ponche en la otra.

"¿Qué va a ser? ¿Cerveza o ponche?" Se la hizo fácil limitándole un poco las opciones.

Ella sabía que ese coqueteo no iba hacia ningún lado, por que detrás de esa mesa había un profesor, y tal vez eso la ayudaba a restarle importancia a la situación.

De todos modos, al margen de su coherencia, en la cabeza alborotada de una alumna ya bastante grandecita, la fantasía se entreteje de manera involuntaria, y aparecían pensamientos locos, como la ilusión de que pudiera fijarse en ella cuando se egresara, a fin de año.

-Aunque tal vez, con suerte, pueda interceptarlo en alguna mazmorra antes de finalizar, la fantasía de la alumna y el profesor es más interesante que la de la "ex" alumna y el profesor- Pensó para si misma. Sentía la adrenalina en su estómago.

"Prefiero cerveza" Dijo algo escueta. El corazón le latía fuerte y su coraje iba y venía de a ratos.

"Y vine sola por decisión propia. No me gusta amarrarme todo el baile a un chico. Prefiero estar libre, una nunca sabe que propuestas mejores pueden surgir sobre la marcha"

Se arrepintió de decir algo así ni bien terminó la frase. Se había lanzado ridículamente al vacío.

Pero cuando su conciencia comenzaba a hablarle, se esforzó por silenciarla y dejarse llevar.
Lo hecho, hecho estaba. Le estaba encontrando a sus nervios un lado exitante que la hacía sentir más cómoda.

Algo en su proceder estaba cambiando. Tal vez el hecho de que del otro lado hubiera un profesor distendido y que se prestaba para ese tipo de comentarios, sumaba. No sabía el por que del cambio, pero fuera lo que fuera era bueno.

Matt había tenido más de una fantasía con algunas de sus alumnas a lo largo de los años, pero nunca se había atrevido a hacerlas realidad. Lo más cercano que había llegado a eso había sucedido el año pasado, cuando una de sus alumnas, una mojigata terrible que se escondía detrás de anteojos y trenzas, se había escapado del castillo para asistir a la fiesta de comienzo de año de la universidad donde él tomaba clases de Aurismo.

Sí, había terminado durmiendo con la chica que, entre el vestido provocativo, el maquillaje y el estrambótico peinado, no se parecía en absolutamente nada a la tímida que jamás levantaba la mano en clase y, por ende, no era ni registrada por él. Afortunadamente, el asunto no había pasado a mayores, o de lo contrario él no estaría aún dando clases, pero la chica se había tenido que comer meses de detención en su oficina por haberlo puesto en una situación que podía haberle costado el trabajo. No que lo necesitara, pero le gustaba el hobby de enseñar.

También estaba el otro incidente, donde la hermana menor de su mejor amigo lo había petrificado y poco menos que violado, pero eso no estaba seguro de que contara como fantasía. Él no había querido saber nada con éso y todavía estaba pagando las consecuencias.

Pero a Matt le gustaba jugar con fuego y seguía flirteando con las alumnas. Le sonrió de manera más amplia a escuchar su respuesta y le ofreció la botellita de cerveza. "Cheers!" Propuso un brindis mientras levantaba la taza de ponche dispuesto a beberla. Depsués de todo, si los chicos podían tomar dos medidas de alcohol, él podía tomarse una, no? "Por que pases una buena noche libre de ataduras y surjan buenas propuestas." Le dijo de manera insinuante, sosteniéndole la mirada con esa sonrisa ganadora que tenía tan practicada.

DIOS. ¿El profesor estaba brindando con ella por que le surgieran buenas propuestas, cuando era claro que la única que le interesaba era la suya?, Seguro coqueteaba de la misma manera con todas, pero en ese mómento se sentía única.

La respiración se le aceleró. Si seguía sonriéndole así iba a tener que autocontrolarse mucho para no saltar sobre la mesa y lanzársele encima, en frente de todo el colegio.

Sintió que estaba en jaque. No sabía que responder sin ser mucho más obvia de lo que había sido, pero tampoco quería retroceder. No debía hacerlo.

Ya no sentía calor en sus mejillas, lo sentía en todo su cuerpo, y tenía que concentrarse mucho para que no le temblaran las manos.
No podía creer lo que estaba haciendo, nunca había hecho nada igual, pero tampoco nunca había sentido nada igual. Esa adrenalina recorriendo su cuerpo la incitaba a seguir.

"Por que usted pase una buena noche libre de ataduras, entonces." Levantó la bottellita de cerveza y la chocó contra su vaso de ponche. "Confío en que va a ser una buena noche para ambos. Como me dijo hace un rato, es importante saber lo que uno quiere, y yo lo sé muy bien. ¿lo sabe usted profesor?" Le sonrió de manera inocente, y se llevó el pico de la botellita de cerveza a los labios. tomó algunos tragos de manera despreocupada, pero sin quitarle la mirada de encima.

Él, en cambio, estaba navegando aguas conocidas con la maestría de un pirata experto, pero estaba bastante seguro de que sin importar cuánto tiempo pasara, siempre encontraría ese tipo de juegos de tire y afloje, divertidos.

"Esperemos." Respondió con una sonrisa ladeada, mirándola con intensidad y algo de curiosidad. Quería ver hasta dónde lo pensaba llevar. Después del brindis, bebió la tacita de ponche de un solo saque pero con no a lo bestia, con lentitud. Como si para él fuera tan sólo un bocadillo. A decir verdad tenía mucha tolerancia al alcohol y tomaría mucho más que unas cuantas tazas de ponche el ponerlo siquiera alegre.

Asintió en aprobación de que ella supiera lo que quería. Le serviría bien en la vida tener esa actitud, al menos mucho más que ir por ahí sin saber hacia dónde. "Naturalmente." Le respondió también de manera no tan inocente, pero lo suficiente como para pasar por legal.

Jenna no era profesora pero, depués de los favores que le había hecho y seguía haciendo al director y de la relación difícil de nombrar que tenía con Matt (porque no eran pareja pero tampoco amigos), la empresaria pasaba bastante tiempo en el castillo por diferentes asuntos. Su amiga Tessa la había convencido de que se colara en el baile con ellos para amenizar la noche y llegó en eso a la mesa de las bebidas (desde el lado de los que atienden) con Revan en brazos.

"Buscando pasar una temporada en Azkaban por acoso de menores, Matt?" Le preguntó con una sonrisa ladeada cuando se detuvo a su lado. No era una mujer celosa, así que esos juegos que él hacía no le movían ni un pelo. La ventaja de tener ella también varios millones en el banco. "Revan tenía un poco de frío así que vinimos a buscarte." Se explicó.

Que sus respuestas fueran tan sutiles, pero directas, lo hacían aún más tentador.

-Naturalmente-, corto pero conciso. La respuesta del profesor hizo eco en su casbeza y un brote de calor la invadió por unos segundos.

Bajó la botellita luego de terminar de tomar, y solo se quedó mirándolo. Se hizo un pequeño silencio, pero no le fue incómodo, sentía que las palabras en ese momento no eran necesarias.

Chole se daba cuenta de que esa conversación no daba para mucho más, ella ya tenía su bebida en la mano, que era lo que la había llevado hasta la mesa, pero no se quería ir. Eso la puso algo nerviosa, y volvió a sonrojarse como al principio. Sabía que el iba a notarlo, pero había dejado la tensión de lado, y en vez de enojarla le causó gracia.

Se preguntaba si todo esto le estaría gustando tanto como a ella. Le intrigaba saber si había algún tipo de interés real, si sentía el mismo calor que ella sentía, o si solo era un simple juego de tantos otros para él. Eso era algo que no podría averiguar.

Soltó una sonrisa despreocupada y luego habló.

"Bueno, me alegra oirlo" Se detuvo un segundo pensativa "Yo, por ejemplo, quisiera ir a dar un paseo solitario por la torre de astronomía ni bien termine el baile... si, tal vez lo haga" Tomó otro trago del pico de la botellita "Quien sabe, tal vez queramos cosas parecidas" dijo de manera casual, pero totalmente sugerente.

En Ese momento se percató de que una mujer se acercaba a la mesa con un bebé en brazos, de dirigió a Matt de una manera seca, pero a Chloe le resultó obvio que estaba marcando territorio.

Lo único que atinó a hacer fue a poner cara de desentendida. Sacó su segundi token y se lo extendió al profesor sin decir nada, fingiendo que estaba ahí para reclamar su bebida.

Precisamente por tal motivo es que sus respuestas estudiadas tenían ese formato. Sabía cómo agradar y cómo ilusionar. Era un artista de las palabras y eso le había servido no sólo en su vida personal, sino en la mesa de negociaciones a la hora de atender sus empresas. Si no supiera cómo jugar un juego tan peligroso, hubiera perdido su trabajo años atrás.

Después del brindis, le sostuvo la mirada a Chloe con naturalidad. Llevaba mucho trabajo encontrar algo o alguien capaz de hacerlo sentirse avergonzado (si uno no contaba a su madre, la conocida mafiosa).

El comentario le robó una sonrisa entretenida. A esas alturas de su vida, tenía el suficiente status y dinero como para poder darse el lujo de llevar ese tipo de actividades en lugares cómodos y con tiempo, como el arte que era para él que ya no tenía el apuro adolescente de hacerlo de cualquier forma. "Creo que una joven dama se merece ser tratada con respeto y paciencia en un lugar que le haga justicia." Opinó con suavidad, con la misma indiferencia sugerente que ella había empleado. Claramente, por respeto y paciencia no se refería a una cena romántica y un besito casto de despedida, sino a tener al lado un tipo que la llevara a un lugar cómodo y supiera complacerla en lugar de buscar satisfacerse a él mismo en dos minutos para después darle la espalda.

Pareció a punto de agregar algo más cuando Jenna apareció y lo distrajo. Tenía demasiada cancha en eso como para sobresaltarse. En lugar de eso, se rió de su comentario de la manera más casual, como si le pareciera un buen chiste... en parte lo era. Su padre trabajaba como guardia en dicha prisión, encargado de mantener a los dementores a raya. La fortuna del rubio no era heredada de sus progenitores sino de su primera esposa. El resto, lo había amasado él solo. "¿Qué te puedo decir? Me da pena dejarlo al viejo solo allá. Seguro que me extraña." Bromeó de manera tan ambigua que podía llegar a dar a entender que su padre estaba preso... lo que de todas formas no sería sorpresivo considerando que su familia había producido muchos magos tenebrosos, entre ellos sus padres. La otra vuelta de tuerca del chiste (que él solo entendía) era que su padre y él se llevaban terriblemente mal. Otra cosa que ninguna de las dos tenía forma de saber.

A la mención de Revan, se enserieció un momento. El tema todavía le traía recuerdos poco agradables. "Dame un segundo. Ahora me ocupo." Prometió antes de volverse hacia Chloe nuevamente para retirar el token de mano de ella, nuevamente rozándola de manera sutil, aunque había un dejo sombrío en su mirada, como si estuviera preocupado por algo. "¿Otra cerveza?" Preguntó lo más inocentemente que pudo. "¿No vas a terminar esa primero?" Bromeó.

La sonrisa en sus labios se hizo más marcada por la hilaridad del rubio. No estaba segura de qué le estaba hablando, pero debía conocer a alguien que estaba en prisión, tal vez algún viejo amigo de la familia. Esa parte no le extrañaba demasiado. Había escuchado suficientes historias de la madre como para imaginarse el tipo de hombre que debía tener al lado. Poco a poco, se iba dando cuenta de que así como parecía de mujeriego, estaba frente a uno de los nenes de mamá más pollerudos y enormes que hubiera visto en su vida. Bastaba con escucharlo hablar de la vieja. "Seguro que no por mucho." Añadió simplemente y miró alrededor, a la mesada con las bebidas y demás como buscando si había algo con lo que pudiera ayudar. En ese sentido era muy proactiva y no podía estarse quieta, como buena adicta al trabajo.

"Oh, tómate tu tiempo, Romeo." Le respondió cuando dijo que enseguida se encargaba del niño. "Hay que darle al chico un buen ejemplo." Bromeó como si fuera el tipo de cosa que todos los nenes debieran aprender.

Se derritió con el comentario del profesor. En eso etaba absolutamente de acuerdo.

Chloe había perdido la virginidad durante las últimas vacaciones, con un noviecito muggle con el que no habían durado demasiado, justamente por estos temas.

Los primeros meses fue lo necesariamente atento con ella, y finalmente cuando ella se decidió a dar el gran paso, su actitud la decepcionó bastante. Lo meditó y decidió darle una segunda oportunidad, después de todo la mayoría de las primeras veces no eran tan buenas, pero aunque le puso voluntad no hubo caso. La hacía sentir poco valorada, mientras lo hacían ella no tenía ni voz ni voto, así que finalmente lo dejó.

Después de eso había empezado a fijarse en hombres más grandes, los veía más maduros y le generaban cierta curiosidad y espectativa.

De todos modos justamente lo que le atraía de esta situación de juguetear con el profesor era el hecho de que sea algo prohibido y a escondidas, por eso la torre le había parecido un lugar más que adecuado para sugerir, más allá de la comodidad.

Escuchaba la conversación que estaban teniendo, pero no entendía por que se reían, seguramente era algún chiste interno. De pronto la mirada de Matthew había cambiado, El roce de sus manos al tomar el toque fue completamente distinto. Percibió una tristeza repentina y se preocupó.

-¿Habré hecho algo mal?- Se preguntó para sus adentros.

Cuando el profesor le volvió a hablar se notaba que, aunque intentaba disimular, su cabeza estaba en otro lado.

"Tiene razón, mejor lo cambio más tarde" Dijo y le exendió la mano para que le devoviera el token. Le sonrió pero esta vez con ternura, solidarizándose con lo que fuera que le pasara.

Sonrió divertido por el comentario de Jenna y le sostuvo la mirada un momento, con el ceño levemente fruncido, cuando mencionó lo de dar un buen ejemplo. "Tiene dos meses, Jen! ¿Cuánto mal ejemplo te parece que..." Dijo visiblemente ofuscado. "No. Olvídalo. No vamos a discutir esto en el baile." Decretó en un tono que no admitía discusiones.

Ahí se había vuelto hacia Chloe para seguir tratando el tema de las bebidas y demás yapas, pero claro que con la perspectiva de una discusión por demás estúpida en cierne, su ánimo ya no era el mismo. No entendía por qué Jenna tenía que hacerse tanto problema por algo que a todas luces era inofensivo. Hasta alguien totalmente profesional como Tessa lo comprendía perfectamente.

Matt sostuvo la mirada de Chloe un momento y le devolvió una sonrisa de agradecimiento, aunque no quedaba claro si era por la simpatía, por saber cuándo no generar más problemas de los que ya tenía o por algo más. Asintió una vez con la cabeza de manera ínfima, apenas visible, como parte del mismo agradecimiento. "Nos vemos más tarde, entonces." La saludó haciendo un esfuerzo por dedicarle una sonrisa más a la altura de lo que se merecía, pero consiguiéndolo a medias. Todavía había algo de sombrío en su mirada como para estar del todo bien.

Jenna revoleó los ojos en círculo. "Hasta que empezaste a sonar coherente!" Claramente, un baile no era momento para tratar esos temas. No le gustaba lavar trapos sucios en público, pero ya la escucharía al llegar a la casa. A veces sentía que los mommy issues que Matt tenía por culpa de su progenitora eran demasiado irritantes como para tener que soportarlos para estar con él. Un precio que no valía la pena pagar entre tantos otros defectos que formaban parte de su personalidad. Claro que después se acordaba de que desde hacía más de quince años que había estado esperando una oportunidad para estar con él y lo dejaba pasar aunque no la tratara del todo bien.

Cuando Matt terminó de tratar el tema de las bebidas con la alumna, Jenna le puso a Revan el los brazos, totalmente en papel de madre mandona aunque no se trataba de su hijo. "Abrigo." Dijo únicamente y se adueñó de cucharón y tazas de ponche vacías para ocupar su lugar.

Chloe observaba la situación en silencio. Evidentemente los comentarios sarcásticos de esa mujer habían logrado desestabilizar al profesor.

Se tomó unos segundos para intentar interpretar la situación sin tener información alguna.

Pensó que posiblemente estaba ante la presencia de el docente, su esposa, y un hijo que tienen en común. Esa era la única explicación que le encontraba a todo aquello. Por que de ninguna otra manera podía entender que una madre pudiera exponer a un hijo tan pequeño a un baile, para llevarselo a su padre por que tiene frío. Una madre lo abrigaría y ya. Le parecía ridículo el argumento con el que se acercó, y eso reforzó su teoría de que había una relación de por medio y de que se había hecho presente en ese lugar para marcar territorio. Tan solo faltaba que lo orinara alrededor.

Por un segundo se sintió doblemente apenada. Por un lado por ellos, por que le parecía que si la relación que tenían era un espejo de lo que acababa de ver, era muy triste. Y apenada por ella, que había estado coqueteando largo rato, entretejiendo ilusiones con un hombre que al fin de cuentas, estaba casado. De un momento a otro resurgió la Chole del principio y se avergonzó.

Se sentía muy tonta, parada allí en ese momento. Creyó ser un estorbo, por lo cual decidió que lo mejor seria alejarse de esa mesa, al menos hasta que dejara de sentirse tan vulnerable.

"Gracias" Dijo sonrojada al tomar el token de la mano del profesor. Bajó la mirada intentando ocultar el cambio de estado de ánimo, se dió vuelta y comenzó a caminar en dirección opuesta.

Mientras se alejaba, un pensamiento le daba vueltas en la cabeza y la inquietaba. Sabía que estaba avergonzada por toda aquella conversación, pero no estaba arrepentida en lo absoluto.

En realidad, Matt no estaba casado con Jenna. Era su compañera de trabajo y llevaban cerca de un mes saliendo, lo que en sí era bastante para él, pero distaba bastante de ser una esposa. El niño, lo había adoptado para hacerle un favor a su mejor amigo (Jackson Turpin), el tío del chico, que ya no sabía qué hacer con su hermana rebelde, de la cual era el tutor legal tras la muerte de los padres de ambos. Claro que mucha gente no estaba al tanto de la situación al detalle, pero lo que todos los que leyeran el diario sí sabían, era que de repente, la ex esposa del profesor, presumida muerta, había aparecido viva y había sido juzgada (y absuelta) de los cargos de haber matado a sus atacantes la noche de su desaparición. Eso ponía al millonario en una posición complicada, puesto que el dinero siempre había sido de su esposa y ahora estaban en litigio sobre qué porcentaje de éste debía devolverle en el divorcio. Al margen de la mujer que estaba cargando a su hijo, tenía bastantes problemas como para estar sombrío y sólo había sido su fuerza de voluntad lo que lo obligaba a mostrarse tranquilo de todas formas.

"Por nada." Le respondió con cortesía. "Disfruta la noche." Agregó con un guiño y la observó un par de segundos. Tenía que admitir que la envidiaba. A ella y a todos los demás estudiantes totalmente libres de problemas y de hacer lo que quisieran sin preocuparse por las consecuencias. En la secundaria, Matt no había dejado títere con cabeza y algo parecido podía decirse de los muchos años que habían seguido a eso. Había pocas cosas que le despejaran tanto la mente como las mujeres. Eso lo hizo considerar por un momento la posibilidad de darse una vuelta por la torre más tarde. Necesitaba humillarse a sí mismo, caer bajo.

Suspiró pesadamente cuando escuchó el otro comentario de Jenna. Estaba tan mentalmente agotado que quería dormir durante meses... o trabajar sin parar como para evitar pensar en el hecho de que su vida había pasado de bastante placentera a estar completamente patas para arriba en cuestión de semanas. La aparición de su ex, con todo lo que eso implicaba, hacía que quisiera salir corriendo, mudarse a una isla desierta y no volver a aparecer más entre los vivos. Necesitaba un escape de su vida antes de que acabara por perder la cordura... en el sentido más literal de la palabra.

"Tanto te costaba ponerle un saco?" Preguntó irritado. Se acercó a una silla cercana a buscar el bolso de Revan y le puso al chico un saquito verde de polar de diseño muggle que había dentro. Mientras, pensaba en lo que habían sido las últimas dos caóticas semanas de su vida.

"¿Por qué haces esto, Jen?" Le preguntó con suavidad de repente. Su ceño fruncido en preocupación lo hacía parecer enojado. "No tienes por qué aguantar mi mierda, y Dios sabe que has tenido más de lo que te corresponde de éso últimamente." Gruñó irritado de tener que estar teniendo esa conversación que atentaba contra la imagen de sí mismo que siempre se esforzaba en dar. "¿Es por el contrato? Dalton Enterprises lo seguirá respetando incluso si la compañía pasa a manos de Steph." Le advirtió. "Así que estás malgastando tu tiempo siendo amable conmigo." Dijo secamente. Estaba de un ánimo autodestructivo y como no podía tomarse la vida en un baile infantil, atacó lo primero que encontró cerca.

"Hace dieciséis años te diste cuenta de la clase de persona que soy e hiciste lo sensato. ¿A los treinta vas a cometer los errores que no hiciste a los quince?" La increpó con ánimo de irritarla. Estaba claramente buscando pelea.

Lo miró un momento, intentando decidir si ladrarle o dejarlo ser, porque sabía que estaba pasando por una mala racha. "Sí. La verdad que sí." Dijo finalmente, con un tono de fingida indiferencia. "La última vez que te desordené el bolso me hiciste un escándalo." Explicó omitiendo la parte obvia de 'de ahora en más lo que teng que ver con el bolso lo solucionas tu hasta que cambies la actitud'.

Dejó varias tazas de ponche servidas detrás del mostrador y se acercó a Matt cuando resultó evidente que de todas formas iban a discutir eso en el baile. Lo miró inquisitiva, esperando que se explayara sobre qué era "hacer esto". Según ella, podían ser muchas cosas y ninguna le parecía merecedora de una explicación porque su comportamiento solía ser bastante obvio. "Es cierto." Admitió con seriedad que había tenido más de la porción de maltrato inmerecido que le correspondía, aunque no parecía molesta.

Lo dejó hablar, escuchando sus quejas con expresión de no estar intimidada ni impresionada por éstas, más bien parecía aburrida. "¿Terminaste el berrinche?" Preguntó después de que él dejara de intentar irritarla. Le sostuvo la mirada largamente, con el ceño levemente fruncido, incitándolo a dejar de hablar estupideces.

"En la secundaria pensé que eras un hijo de puta mimado que solamente se preocupaba por él mismo y sus propias necesidades e intereses." Le dijo con seriedad. "Pero aunque tengas un problema con las mujeres, donas muchísimo dinero a beneficencia, tanto que me hace quedar a mí como una egoísta mimada." Explicó todavía con tono de desafío, como si lo estuviera retando. "Cuando mi contador amenazó con mandar mi empresa a la bancarrota y a mí a la cárcel, no sólo me lo hiciste notar, sino que te tomaste el tiempo de enseñarme a llevar mi propia contabilidad para que no volviera a sucederme... me reuniste con mi mejor amiga después de seis años de no verla y cuando Nana falleció me dejaste quedarme toda una semana en tu casa llorando como una idiota, sin abusarte de mi vulnerabilidad siquiera una vez cuando sabes perfectamente bien que me hubiera dejado." Continuó diciendo con el mismo tono de seriedad que utilizaba al hacer negocios.

Además, la había introducido al mundo de la bolsa de valores muggle y le había propuesto ese excelente negocio en Tokyo, durante la firma del cual la había mantenido a salvo de los acosos por parte del negociador japonés. Ambos lo sabían pero le pareció que ya le había dado suficientes motivos. "Incluso si no llegara a funcionar como pareja, te lo debo. Estás pasando por un mal momento. Te estás divorciando, peleando por la custodia de las nenas, volviste a ser parte del club aunque no querías, adoptaste un hijo que no esperabas y la empresa a la que le dedicaste los últimos años de tu vida puede quedar a manos de tu ex. Sería estúpido de mi parte no esperar que todo eso afecte lo que sea que tengamos y obviamente no espero que las cosas vayan bien hasta que de alguna manera no se solucione todo eso." Le dijo aún con seriedad, pero en un tono algo más amable.

Matt revoleó los ojos irritado, como solía hacer cada vez que algo lo irritaba, en especial una mujer insistiendo con romperle las bolas con pelotudeces, pero no acotó nada a lo que ella dijo y se limitó a proceder a vestir a su hijo.

El que ella le diera la razón lo molestó todavía más, e hizo que quisiera buscar todavía más pelea, por lo que siguió hablando un rato. Cuando después de eso, ella le preguntó si había terminado con el berrinche, le puso una cara de culo tremenda, de esas que si las miradas mataran, la hubiera dejado tirada en el suelo sin vida. En esta oportunidad, tampoco contestó y se limitó a sostenerle la mirada de ese modo.

Apretó la mandíbula furioso de escuchar la descripción que Jenna hacía de él, a pesar de que la conocía de memoria. Simplemente, no estaba en el humor ideal para escucharlo, aunque no fuera noticia. Frunció el ceño al llegar a la parte de que la hacía quedar mal. No entendía qué cuernos podía tener que ver eso con absolutamente nada de lo que estaban discutiendo. Al terminar ella su exposición, Matt se encogió de hombros, todavía con cara de fastidio, aunque ya no parecía tan iracundo. Si había algo que lo ablandaba fácilmente, a demás de las mujeres llorando, eso eran las lisonjas de cualquier tipo, y las palabras de Jenna habían surtido su efecto en hacerlo relajar la mandíbula y sentirse mejor con él mismo. "So?"

La respuesta de ella lo dejó sorprendido. Él estaba tan en caliente, que no esperaba que ella le diera una respuesta tan madura y lógica, que lo hizo bajar varios cambios y lo calmó del todo, sacándolo de su ánimo de gato enfurruñado. Asintió una sola vez, con seriedad, todavía sosteniéndole la mirada, pero esta vez ya sin enojo. "Thank you." Le dijo simplemente, en voz algo bastante baja para el ruido de fondo que había con la música y demás pero de seguro se llegaba a escuchar bien bajito por encima de todo el bochinche del baile. De última, sus labios eran fáciles de leer en una frase tan conocida por todos.

Durante un segundo, la duda oscureció sus facciones y entonces pareció más calmo, más determinado, pero muchísimo más cansado, totalmente agotado mentalmente, como un viejo que vio demasiado en la vida. "Can you watch him a little longer? I need to get some air." Le dijo con tono agotado, sin saber bien qué es lo que quería hacer. Lo único que sabía era que quería huír del gran salón y estar a solas en algún lugar más fresco, donde corriera viento.

A estas alturas de su relación con Matt, tanto comercial como personal, Jenna tenía una cierta idea de cómo manejar ese tipo de situaciones. Por otra parte, había escuchado a Tessa comentar al respecto durante años y, por si fuera poco, no distaba tanto de cómo desarmar a otros hombres, dentro y fuera de la sala de negociaciones. 

El verse capaz de desarmar a un tipo que parecía siempre tan en control de sí mismo y de todas las situaciones de la vida la hizo sentirse poderosa. A pesar de ello, reprimió una sonrisa de autocomplacencia para no quedar en evidencia. Quería seguir usando el truco de la lisonja a futuro. 

"You're welcome." She replied in a normal tone. "Though we are gonna talk about this later." She warned him in a casual way, so it didn't sound like a threat. No hubiera querido que la viera como una autoridad maternal contra la cual revelarse. 

"Sure. Go ahead. Go after her." She said casually, con un movimiento de cabeza en la dirección en que la chica había desaparecido. "But if you insist on shagging her do use a condom this time. It's hard enough with you not taking proper care of this baby." She joked, como si fuera una broma tonta al pasar.

Para él que tenía poca paciencia y estaba acostumbrado a que todas las mujeres que no eran su madre hicieran exactamente todo lo que quisiera, la "rebeldía" de Jenna se estaba tornando aburrida demasiado rápido. A demás de que tenía demasiados problemas emocionales en la cabeza como para andarse sumando los que ella quisiera adosarle. 

Revoleó los ojos cuando ella no miraba y suprimió un bufido, pensando que no tenía ninguna gana ni de hablar de eso más tarde, ni de que ella le tuviera paciencia. Ni mucho menos de fumarse ese baile interminable. Quería que todos los dramas de su vida se arreglaran y poder volver a la tranquilidad hedonista que tanto le gustaba. 

"You're acting like a jealous teenager. It doesn't suit you." Dijo antes de marcharse, haciéndose el superado. 

((Y lo doy por cerrado acá así podemos seguir con el resto de la trama))