Buscando una túnica nueva

Durante la última misión, la túnica de Dave se había arruinado cuando un par de hechizos bastante duros le dieron de lleno en la espalda y el brazo. Afortunadamente para él, ninguna de las maldiciones le había hecho un daño digno de mención, en especial cuando el brazo se trataba de su prostético, pero la prenda había quedado inutilizada. Un enorme hueco en el codo y otro en la espalda, cerca del hombro, habían arruinado por completo la agradable túnica negra que utilizaba a menudo para trabajar. Por este motivo, se vio obligado a destinar su día de franco a la caza de una nueva prenda de vestir.

A diferencia de la mayoría de los hombres, a Dave no le molestaba ir de compras, si bien era algo que amaba particularmente. Sólo lo consideraba una parte necesaria de la vida. Sin embargo, una vez forzado a cambiar de túnica, la idea de poder elegir una prenda nueva le resultaba medianamente interesante. En especial siendo que la anterior ya tenía su buena década en su poder y, a pesar del cariño que él le tenía, sabía que ya hacía rato que era hora de cambiarla por algo más moderno.

Se internó en el callejón Diagon con los ojos bien abiertos, mirando cada una de las conocidas vidrieras con los ojos entusiasmados de un niño. No, no le entusiasmaba comprar, pero recordaba haber ido de compras con su padre a ese callejón cada año antes del inicio de las clases y el lugar le traía muchísimos recuerdos agradables. Con una sonrisa, se dirigió al local de Madam Malkin a por su túnica.

Albert no tenía franco ese día. Estaba de guardia en el callejón Diagon por órdenes del Ministerio. Se suponía que vigilara el movimiento del lugar, poniendo especial atención al dueño de una de las tiendas en particular. El hombre era el principal sospechoso de la investigación en la que estaba trabajando y monitorear quienes entraban y salían de su tienda era parte del proceso normal de investigación en la oficina de Aurores.

En eso estaba cuando vio a su colega 'de civil' dirigiéndose hacia su zona de interés y se le ocurrió una idea. Se acercó rápidamente a Williams y lo saludó lo más casualmente posible. "Hey Shakespeare!" Una sonrisa sobradora adornaba su rostro como de costumbre, pero cuando se dirigía a Williams tomaba un significado completamente nuevo. Al llevaba años detrás de Dalton. Incluso había salido con ella en una época con el consentimiento de Davis dado a regañadientes, pero ella se había cansado de él eventualmente y había regresado con el negro. Él, que se sentía muy superior a Williams, jamás le perdonó que ella lo prefiriera y a pesar de que pretendían ser amigos, a menudo intentaba humillarlo en público o dejarlo mal parado. No era acerca de Dalton. Al sabía que Redd ciertamente no era la mujer de su vida, pero su enorme orgullo había quedado herido por el incidente y sentía la necesidad de saldar esa cuenta en cada oportunidad posible.

En este caso, sin embargo, la presencia de Williams se le prsentaba útil y pensaba aprovecharse de ella en la medida de lo posible.

Dave no estaba de un humor especialmente bueno ni malo ese día, simplemente disfrutaba del poder tener un día de descanso para pensar en cosas que no tuvieran que ver con el trabajo. Precisamente por eso, el encontrarse con Ashdown no le hizo demasiada gracia. No sólo era su compañero de trabajo sino que, a demás, era el tipo que había intentado robarle a su mujer años atrás y eso era algo que no pensaba perdonarle, incluso si se veía obligado a tratarlo con educación y a hablar con él todos los días.

Sin embargo, Dave era un hipócrita y muy cuidadoso de las apariencias, por lo que puso también su mejor sonrisa y se acercó a saludar con su sobriedad habitual. Únicamente Elizabeth sabía hacerle sonreír en presencia de Ashdown y hasta a veces conseguía sacarle una buena risa, pero por lo general, desde aquél incidente le costaba verlo de manera objetiva. Habían sido muy amigos y él lo había traicionado de la peor manera.

Le había pedido permiso, claro está, pero aquello era sólo un formalismo. Ambos bien sabían que Ash era el tipo de persona que tomaba lo que quería sin preocuparse de los demás. "Morning Ash." dijo prefiriendo haberse encontrado con su jefe instead. "¿Qué te trae por aquí a estas horas? ¿Estás de guardia?" Preguntó lo primero casualmente, de modo abierto y lo segundo en voz algo más baja, pero igualmente sobria.

Al asintió con la cabeza; su expresión se puso seria por un momento y luego volvió a relajarse. "¿Y tú? ¿De compras?" Preguntó al pasar. No había que ser un adivino para saber que la principal razón por la que la gente iba a un paseo de compras como ese era para abastecerse. Por el lado de la calle por el que venía, debía de ir a comprar artículos para pociones, ropa o libros. No estaba muy seguro de qué más había al fondo, puesto que él prefería hacer sus compras en Godric's Hollow antes que el atestado callejón en que se encontraban, así que no se había tomado la molestia de memorizarlo. Incluso habiendo ido allí de pequeño, toda su vida a comprar libros y cosas para la escuela, él no le prestaba atención a aquello que no le interesaba y ciertamente ir de compras era cosa de mujeres.

Mientras conversaba, su vista no dejaba de estar atenta al movimiento de la calle, en especial, del negocio que tenía que vigilar.

"Seh. Necesito una túnica de trabajo nueva." Explicó en un tono que daba a entender que le molestaba que se le hubiera roto la anterior, puesto que le tenía cierto cariño. "La vieja ya tiene demasiadas heridas de guerra. Necesita un descanso definitivo." Aquello se lo dijo más para él mismo que para Ashdown. Le gustaba la idea de poder tener algo nuevo y vistoso, pero esa túnica se la había regalado Elizabeth y él encontraba bastante difícil en deshacerse de las cosas que ella le había regalado, incluso después de que habían dejado de funcionar.

"Espero que Madame Malkin tenga algo en mi talla. No me gustaría tener que esperar a que cosa nada a medida." La practicidad ante todo y él no se caracterizaba por la paciencia a la hora de comprar... aunque le sobraba en todos los demás aspectos.

((Ayyy la sentimentalosidad de este tipo... te juro que lo mato))

"Y... no quería decirte nada, pero la verdad es que hace rato que le hacía falta un reemplazo." Comentó medio en broma. A él le gustaba tener siempre cosas nuevas y brillantes, y tendía a cansarse tan rápido de las cosas que nunca llegaban a hacerse demasiado viejas para cuando él se compraba algo nuevo con qué reemplazarlas. Tal vez, si no gastara tanto dinero en comprarse todo lo que estuviera de moda constantemente, Albert estaría un paso más cerca de su ambición de ser rico y/o famoso.

Al lo miró de arriba abajo. "Bueno. Está un poco complicado, pero puede que algo encuentres... sino habrá que esperar" comentó con un encogimiento de hombros. A él no le molestaba esperar por algo bueno, si bien tendía a ser bastante ansioso con las cosas. Simplemente había tenido que aprender la paciencia del modo duro, a base de que en la casa no había dinero. "Uno pensaría que pudiendo hacer magia la mujer podría coser más rápido, no?" Preguntó con una sonrisa divertida ante esa idea que acababa de ocurrírsele.

((Ehh qué mala onda ¬¬))

Dave sonrió ante el comentario pero no dijo nada. Tampoco era fácil saber si era una sonrisa aprobatoria o reprobatoria, puesto que sus ojos se habían mantenido "serios" por así decirlo.

Dave sabía que era bastante más ancho de lo convencional, en especial de espaldas y eso siempre le había traído problemas a la hora de vestirse, pero con suerte no tuviera que esperar demasiado. Quería poder tener algo de abrigo listo antes de que el otoño recrudeciera y se convirtiera en invierno.

El comentario lo sorprendió y Dave sonrió genuinamente, de manera ladeada. "Eso es muy cierto. Podría ahorrarse mucho trabajo." Opinó preguntándose qué razón podría tener Madame Malkin para hacer todo a mano.

((Era un chiiiiisteeeehhhh ¬¬ No hace falta que te tomes todo tan enserio))

Albert se detuvo en la puerta del local. Podría entrar con Williams para pasar inadvertido y que la gente no se fijerar tanto en él, parado en un rincón del callejón observando a los pasantes, pero también cabía la posibilidad enorme de que aquella fuera otra pista vacía. La idea de tener que pasar un rato incómodo con Williams, sin embargo, no le resultaba nada atrayente y acabó por decidirse against it.

"Bueno. Hasta aquí llegamos. Todavía tengo cosas que hacer, así que voy a tener que abandonarte." Le informó con su típico aire despreocupado. "Espero que encuentres lo que necesitas." Dijo de manera más o menos sincera. Tampoco es que lo odiara como para desearle el mal tan acérrimamente ni nada. Simplemente sentía la necesidad de dejar en claro que él era superior, ya que Dalton lo había dejado a él por Shakespeare al final.