Haciendo Trámites

Después de muchos años de luchar contra su culpa por haber asesinado a esos dos hombres y, terapia de por medio, Fanny se había dignado a rehacer sus conexiones con el mundo mágico de a poquito. Aún no estaba segura de poder seguir la sugerencia de su psicóloga y volver a hablar con su prima y su marido, pero por lo menos estaba dispuesta a volver a visitar los lugares conocidos e intentar hacer algo por su problema. Si llegaba a resultar que durante esos últimos años en que ella no se había hecho ningún tratamiento habían desarrollado algo nuevo que pudiera ayudarla, tal vez se animaría a volver a hablar con sus familiares una vez que estuviera curada. Era a lo más que podía ofrecerse.

Con esa intención, se adentró en St.Mungo vestida con una falda tubo negra hasta la rodilla, una camisa blanca y un tapado color crema muy entallado. Se veía bastante muggle para lo que era el mundo mágico y resaltaba dentro del hospital, pero no le importaba o, mejor dicho, no se daba cuenta. Parte de su problema mental la hacía poco atenta al mundo alrededor suyo y pasaba por alto cosas que para los demás resultaban obvias.

Se dirigió al pabellón de enfermedades mentales, se anunció y se sentó a esperar su turno.

Matt venía postergando su visita a su amiga Dana desde hacía un par de semanas. En realidad, siempre disfrutaba con su compañía, pero le causaba tal angustia el saber que ella estaba encerrada allí y que no podría salir jamás a disfrutar de todas las cosas que se merecía estar disfrutando, que terminaba por evitar ir para no ponerse mal. De no haber sido por la condición de ella, por su problema de memoria, él se hubiera casado con ella años atrás, pero ambos habían acordado que no hubiera sido justo para él tener que cargar con la enfermedad de ella después de haber tenido que hacerlo con la de su difunta esposa.

Hablando de la esposa, a él no le había molestado en lo más mínimo tener que hacerse cargo de ella y sus particularidades. De hecho, parecía tener cierta debilidad por las mujeres con problemas mentales, tal vez porque él mismo tenía problemas de ese tipo y sentía cierta empatía y comprensión por ellas. El ir de visita al hospital siempre lo hacía pensar en Stephanie.

Entró en el ala de enfermedades mentales y se anunció poco después que Stephanie, demasiado perdido en sus pensamientos como para notarla. La enfermera lo saludó cordialmente. Él iba relativamente seguido por ahí y era lo suficientemente buen mozo como para que las enfermeras lo recordaran. Con una mueca de disculpa, la mujer le anunció que ese día los pacientes menos graves del pabellón habían salido de excursión al campo. -Mierda. ¿Eso era hoy?- Se preguntó maldiciendo su falta de memoria o la poca atención que le había puesto a la fecha. Dana le había contado en su última carta que iría a dar un paseo por el campo, pero él no había hecho el esfuerzo de acordarse cuando. "Está bien. No te preocupes. Volveré otro día." Se despidió de la enfermera, listo para marcharse.

Cuando se dio vuelta para irse, reparó en la mujer que estaba sentada en los asientos en el área de espera frente al escritorio de la enfermera. Se quedó shockeado, duro en el lugar mirándola como si hubiera sido atrapado con las manos en la masa.

((Ayy, no puedo creer que los estoy viendo a los dos juntos, en el mismo lugar físico, después de tantos años!!!!))

Fanny levantó la vista al ver venir a alguien por el pasillo. Lo hizo de la manera maquinal en que uno mira quien viene cuando está en una sala de espera, para pasar el rato pensando cosas divertidas sobre la ropa o los rostros de la gente. Cuando vio a Matthew lo reconoció de inmediato y se quedó helada. Su corazón pareció detenerse por un momento antes de empezar a correr como desquiciado dentro de su pecho. Recordaba que Matt era el hombre más atractivo que había visto en su vida, pero su memoria no le hacía justicia a lo que tenía delante suyo.

No podía creer la suerte que tenía de poder verlo finalmente y estaba tan contenta que ni siquiera se preocupó por qué decirle o cómo esconderse de él cuando la notara en unos pocos segundos, como seguramente haría si continuaba siendo el hombre detallista que ella recordaba. En las dos ocasiones en que Fanny había ido a Hogsmeade con la intención de poder verlo de lejos aunque sea un segundo, no había podido encontrarlo y se había ido a casa con las manos vacías.

Cuando Matt la miró, sintió que el corazón se le aceleraba aún más si es que eso era posible y una sonrisa tímida se le dibujó en el rostro aunque se sintió incapaz de hablar, a pesar de que había tantas pero tantas cosas que deseaba decirle. ¡Lo había extrañado tanto! Tanto que hasta se sentía como un dolor físico y no pudo evitar que se le llenaran los ojos de lágrimas.

((Siii!! Es increíble verla viva después de ser un fantasma tanto tiempo! Welcome back!))

En un principio, él pensó que se trataba de Jewel y por eso se había puesto tan incómodo. Después de la discusión que habían tenido aquella vez, no se habían vuelto a hablar y él la evitaba como la plaga. El cruzársela en un lugar como es hubiera resultad muy incómodo. Sin embargo, un momento después le pareció que no era Jewel, sino Steph quien estaba delante de él y se sintió raro.

Lo primero que hizo fue dudar de su sanidad mental, porque sabía que tenía problemas e intentó recordar si había tomado su medicación últimamente. Sí la había tomado. -Tal vez necesito algo más fuerte- Se dijo mientras intentaba mantenerse lógico. Tenía dos opciones. O bien se trataba de Jewel y él la estaba flasheando un poco, que dentro de lo incómodo de la situación hubiera sido el menor de los males, o bien él estaba alucinando y estaba viendo a Steph donde no estaba. Se le ocurrió preguntarle a la enfermera si ella también estaba viendo a la mujer ahí sentada, pero no se atrevió. No de momento. No quería quedar como un idiota si después tenía que volver a cruzársela.

"Jewel?" Preguntó confundido cuando sintió que si seguía mirándola sin decir nada la cosa se iba a poner incómoda.

Fanny conocía la historia de Matt en la secundaria. Se la había contado en una de sus tantas visitas cuando después de terminar de trabajar con su padre, él se quedaba hablando con ella un par de horas. Como nunca había tenido una vida amorosa muy agitada, Fanny solía pedirle a Matt que le contara de sus conquistas y así fue como se terminó enamorando de él, por oírle el historial amoroso. Era demasiado inocente como para sentir celos o saber que si él era un tiro al aire, podía terminar engañándola, así que nunca habían tenido ese problema.

Le causo cierta gracia que la confundiera así, aunque ya le había dicho él que eran parecidas, pero no se rió. Estaba demasiado nerviosa. Se limitó a negar con la cabeza con una sonrisa pequeña y tensa en los labios, aunque sus ojos llenos de lágrimas delataban lo feliz que estaba de verlo.

A ella no le importaba si se lo quedaba viendo y eso era poco educado o lo que sea, hacía tanto que no lo veía que quería ponerse al día, incluso si no era su idea el entrar en contacto con él. Se sintió tonta por no hacerle caso antes a la psicóloga de ir a verlo. Estaba segura de que él no la traicionaría. Siempre la había protegido de todo, no la vendería a la policía ni a los médicos. Siempre había estado muy en contra de internarla. El único problema era que no quería tenerlo cerca por miedo a lastimarlo si llegaban a discutir... eso y que no quería que si venían a buscarla los Death Eaters terminaran matándolo a él también en medio del lío.

Al ver la respuesta de ella, él también se emocionó y puso cara de pobre perro mojado, algo muy poco común en un playboy como él, pero le importaba tres cuernos lo que el mundo pudiera pensar de su actitud en ese momento. De todas maneras, estaba de espaldas a la enfermera, así que tampoco es que tuviera razón para preocuparse por su imagen.

Le sostuvo la mirada un largo momento, estudiándola como si quisiera memorizarla. Luego llegó a la conclusión de que necesitaba saber si eso que estaba viendo era real de alguna manera milagrosa o no. Sabía que las chances de que fuera cierto eran prácticamente nulas y no quería hacerse ilusiones al pedo, pero igual no podía evitar querer que esa realmente fuera Steph. La había extrañado tanto últimamente. Le había hecho falta una mujer como ella en su vida: simple, honesta, humilde y recatada. Nada de histerias, celos, recriminaciones, exigencias, competidores. Él sabía que para Steph siempre había sido el único y que ella lo veía casi como un dios y le encantaba.

Recompuso su cara lo mejor que pudo y se volvió hacia la enfermera. "Disculpa. Sé que esto puede sonar raro, pero ¿puedes ver a la mujer que está sentada ahí?" Le preguntó con la mejor cara de poker que pudo poner. Ni en su peor delirio había visto a Steph tan vívidamente, pero quería asegurarse para no darse la cabeza contra la pared.

La enfermera lo miró abiertamemente sorprendida durante un momento, como si no se decidiera a creele del todo. No sonaba como la pregunta que un hombre como él haría porque, en la cabeza de ella, los tipos lindos no tenían problemas mentales. Recién un par de segundos después se le ocurrió pensar que como estaban en el ala de trastornos mentales del hospital, la pregunta no tenía por qué ser del todo rara, pero aún así se mostró sorprendida.

Miró a la mujer por más que ella misma le había dicho que se sentara a esperar allí y que el doctor la atendería enseguida. Lo hizo como para asegurarse de que siguiera estando ahí. Iba a preguntar si él se lo decía en serio cuando vio que no había ni un rastro de humor en su rostro. "Sí, la veo." Dijo entonces, haciendo lo mejor que podía por esconder su desilusión al darse cuenta de que él no debía estar del todo bien si le estaba preguntando eso. "¿Te sientes bien? ¿Quieres que llame a tu médico?" Le preguntó entonces, adoptando la actitud maternal que tenía para con el resto de los pacientes y no la de sonrisita de levante que se ponía en general cuando él venía de visita.

La reacción de él le atacó los sentimientos y la hizo sentirse muy mal por haberlo abandonado, por no decirle que estaba viva y haberlo tenido triste todos esos años. Hizo su mejor esfuerzo por no largarse a llorar ahí mismo, puesto que no quería llamar demasiada atención sobre su persona dentro del mundo mágico. Sabía que de seguro ya la gente se había olvidado de ella y la había dado por muerta, en especial cuando tenía una doble por ahí suelta. Eso le resultaba de lo más conveniente, tenía que admitirlo, le daba un poco de sensación de seguridad dentro de lo complicada que era su situación.

Lo miró con curiosidad cuando se volvió a hablarle a la enfermera y al oír su pregunta, no pudo menos que soltar una risita femenina y delicada. -¿En serio, Matt?- Preguntó en su cabeza. Sabía que él tenía problemas cuando no tomaba su medicación, pero de ahí a que el tipo orgulloso que ella conocía se rebajara a preguntarle a una chica bonita algo que lo hiciera quedar como un loco, había un abismo.

Notó la desilusión de la muchacha, pero no le importó ni un poco. Comparado con el subidón de adrenalina que le agarró al darse cuenta de que si ella también la veía, debía ser real, la reacción de la enfermera ni existía en su universo en ese momento. La risa de ella le hizo latir el corazón más rápidamente aún, puesto que era exactamente como él la recordaba. No se parecía en nada a ninguna risa de mujer que hubiera oído antes. Era delicada y femenina y perfecta y a él le llenaba el pecho de calidez.

"No. Gracias. No será necesario." Le dijo volviendo a hacer su mejor esfuerzo por sonar totalmente casual y despreocupado. Después de eso, se volvió hacia Steph de nuevo y la miró fijamente, esta vez permitiéndose ser optimista.

Negó lentamente con la cabeza con una sonrisa enorme en el rostro y cierta incredulidad al terminar de analizarla y darse cuenta de que era ella, no como él la recordaba, sino como debía de verse si hubiera seguido viviendo su vida... y dudaba que su esquizofrenia fuera tan detallista en ese sentido. Se acercó un par de pasos hacia ella, aún sonriendo como el gato de Alicia en el país de las maravillas y visiblemente emocionado, puesto que a él también se le habían empañado los ojos con un par de lágrimas. Para ser el tipo duro que era, eso era todo un logro.

"I can't believe it..." murmuró acercándose más a ella, con las manos a ambos lados de la cara, de manera que se sostenía la nariz por los costados con los meñiques y los pulgares le quedaban en la mandíbula. La típica expresión de sorpresa e incredulidad. "I've never thought that I'd find you..." dijo con la voz algo rara por la emoción, volviendo a negar con la cabeza de manera incrédula. "...here of all places." Añadió luego para no sonar tan raro. No quería que la enfermera pensara que estaba loco y lo dejara encerrado, así que mantenía la voz lo más baja posible.

Se sentó junto a ella y la miró nuevamente, como si temiera que fuera a desaparecer si le quitaba la vista de encima. "How..." Murmuró con cara de perro mojado. "...are you?" Agregó después algo más fuerte, temiendo que a falta de algo mejor que hacer, la enfermera se los hubiera puesto a ver. No tenía motivo para no querer que se enterara de lo que estaba pasando, pero no quería que se metieran en su vida privada.

Cuando él se volvió hacia ella, le sonrió con cariño, pero también con un poco de timidez. Ahora que lo veía en persona le parecía mucho más lindo que la última vez que lo había visto y la intimidaba un poco.

Volvió a soltar una risita nerviosa cuando él le dijo que no podía creerlo. Ella tampoco podía creer la suerte de cruzárselo en un lugar así, en especial porque por más que quería verlo, no se atrevía a ir a golpearle a la puerta tanto por miedo a que él estuviera enojado con ella por no haberlo buscado antes para decirle que estaba viva, como por miedo a que en una discusión él saliera lastimado. Mientras crecía, se había convencido a sí misma de que lo del gato había sido un accidente de niños, pero después de haber hecho explotar a esos dos mortífagos, se había dado cuenta de lo peligrosa que era para la gente que estaba a su alrededor e incluso había llegado a temer el haberle hecho lo mismo a su madre y que su padre se lo hubiera ocultado.

Su corazón se aceleró al ver que se dirigía hacia ella y se puso un poco roja cuando se le sentó al lado. Giró el torso hacia él y le sonrió de manera tímida pero cariñosa. "Yo tampoco." Murmuró. Ella tampoco quería que la enfermera se metiera en sus vidas, en especial porque no quería ser reconocida y encerrada y estando cerca de él era más probable que la ubicaran.

Se acomodó un mechón de pelo detrás de la oreja nerviosamente. Era un tic muy particular de ella. "It's a really long and extremely complicated story..." le advirtió por lo bajo. La voz de ella también sonaba raro a causa de la emoción. "Pero estoy bien." Le aseguró con una sonrisa embobada.

La enfermera le sostuvo la mirada un momento como para preguntarle si estaba seguro de que no quería que llamara a su médico y luego se encogió de hombros y volvió a su papeleo detrás del escritorio, parando un poco la oreja con curiosidad de ver qué relación tenía Matthew con esa mujer para preguntarle si también ella la veía. Más que nada, le daba curiosidad porque se trataba de un habitué del lugar y de algo inesperado.

Después de que Stephanie dijera que estaba bien, se abrió la puerta del final del pasillo y un medimago bigotudo en bata blanca asomó el torso y miró a la joven pareja. "Elizabeth Stephenson" llamó el hombre de manera mecánica.

Pasada la sorpresa inicial, se quitó las manos de la cara para no llamar la atención. No quería poner una escena en medio del pasillo de la guardia psiquiátrica de San Mungo, por mucho que le gustara ser el centro de atención y que se hablara de él. Steph siempre había sido algo sagrado para él, algo delicado que había que proteger y, en lo posible, mantener escondido de las miradas crueles del mundo, que no comprendería su belleza y su potencial y sólo vería una squibb con serios problemas para controlar la poca magia que tenía.

"You look amazing." Le dijo todavía bastante embobado con ella como para actuar lógicamente. Se sentía como un adolescente de nuevo, enamorado por primera vez, a primera vista. Habitualmente, veía a las mujeres y lo que quería hacer era llevarlas a la cama y todas sus galanterías no eran más que artilugios para conseguirlo. En este caso, quería sacarla a pasear, llevarla a comer a los mejores restaurantes, comprarle flores, chocolates y joyas carísimas y poner el mundo entero a su disposición. Se sentía dispuesto a renunciar a todo lo que tenía a cambio de poder hablar con ella unos minutos, de poder verla.

Levantó las cejas cuando ella le dijo que era una historia larga. "I can imagine." Dijo con cierta ironía en su voz, aunque no estaba molesto con ella por no haber aparecido antes. Estaba demasiado contento de tenerla de vuelta y no podía esperar a oír su historia. Si Steph había logrado volver de entre los muertos debía haber sido una historia bastante interesante. Por supuesto que esperaba que ella estuviera dispuesta a contársela cuando menos, en vista de que se habían encontrado a pesar de las probabilidades.

En ese momento el doctor llamó ese nombre y él se dio vuelta a mirarlo un momento y después la miró a ella, para ver si respondía. Tal vez estaba confundiendo a otra paciente con Steph y en su delirio le estaba dando a la pobre mujer la lata con sus estupideces, pensó aún negándose a creer que fuera cierto. Luego una parte de su cerebro racional reaccionó. A Steph siempre le había gustado el nombre de su prima y había deseado llamarse Elizabeth herself. Stephenson se parecía a Stephanie y tenía sentido que si se había inventado un nombre falso, tuviera algo que ver con ella después de todo. La miró expectante.

Sonrió avergonzada por el cumplido y se hundió un poquito en el asiento a la vez que se ponía roja. "Nahh..." Musitó avergonzada, apartando la vista pero incapaz de dejar de sonreír. Después de tanto tiempo de no verlo, él volvía a tener en ella el mismo efecto que cuando se habían conocido, cuando lo saludaba moviendo la mano desde el pie de la escalera con una sonrisa tímida e incapaz de hablar a causa de la vergüenza.

Se asustó un poco al oír eso y, por un momento, pensó que él le soltaría alguna recriminación o se enojaría con ella y tuvo mucho miedo, pero al ver que nada de eso sucedía, se quedó un poco más tranquila. En cierto sentido, era como una niña, inocente, fácilmente entusiasmable y muy tímida. Eso era parte de su extraña enfermedad. Aparentemente, la misma parte del cerebro que se ocupaba de algunas funciones sociales, también se ocupaba de manejar la magia y ella tenía esa parte de la cabeza dañada...

Al oír el nombre por el que la habían estado llamando durante los últimos cuatro años, Steph se puso de pie con su monedero en las manos y miró al médico. Asintió haciendo contacto visual como para darle a entender que ella era esa persona, y luego miró a Matt con algo de miedo. No quería perderlo nuevamente ahora que lo había encontrado y sabía que tenían mucho que hablar antes de que ella volviera a desaparecer de su vida en su rutina muggle (porque no podía quedarse en el mundo mágico). "Can you wait for me?" Le pidió en voz baja, lanzándole una mirada suplicante. "It won't take long." Prometió antes de marcharse a donde estaba el médico.

Matthew se sentía inmensamente feliz. No recordaba haber estado tan feliz en años. El poder interactuar con ella y verla reaccionar de la manera en que siempre lo hacía, con sus tics y sus dificultades para relacionarse normalmente con la gente, era su definición de felicidad. Puede que antes no lo supiera, pero en ese momento se acababa de dar cuenta. Era feliz. No necesitaba nada más en el mundo si la tenía a ella en frente para poder verla todo el día, hablarla, hacerla reír y sonrojarse. "Sehh..." Le dijo como ya se lo había dicho tantas veces en la biblioteca de Dalton Manor años atrás.

Al ver la confirmación de que Steph ahora respondía a ese nombre, se sintió decepcionado de tener que separarse de ella, aunque intentó no demostrarlo, consiguiéndolo sólo a medias. Tenía miedo de no volver a verla, de que todo hubiera sido un sueño, otra alucinación más producto de su mente enferma.

La expresión de desilusión se le transformó en una de esperanza cuando ella le pidió que lo esperara. Era consciente de que estaba actuando como un torpe adolescente enamorado pero no le importaba. Lo único que le importaba era ella. "Always..." fue su respuesta, que vino acompañada de una sonrisa embobada. Se quedó mirando la puerta varios segundos después de que ella desapareciera por ella y ya ni se acordaba de la enfermera. Su mente estaba demasiado ocupada haciendo planes. Quería poder hablar con ella tranquilo pero no sabía a dónde llevarla.

Él estaba viviendo en Hogwarts de momento y no podía llevarla ahí donde estaba lleno de estudiantes y de gente que no pararía de hacer preguntas incómodas para las que él de momento no tenía respuestas. No. Necesitaba un lugar más alejado, más tranquilo. Pensó en Dalton Manor, pero era un lugar demasiado grande y suntuoso como para ellos dos solos. Por otra parte, siempre cabía la posibilidad de cruzarse con alguno de los otros miembros de la junta directiva de Dalton Enterprises y esa tampoco era la idea, puesto que estaba seguro de que ella se había escondido de ellos también o la empresa hubiera funcionado de otra manera en los últimos años.

Pensó también en la casa de Hogsmeade, pero esa tenía tan malos recuerdos para ambos, que la descartó de inmediato por más que era la opción más lógica. No quería llevarla a un bar, café o restaurante muggle y se le habían acabado las opciones.

Fanny entró en el consultorio y habló con el médico. Le preguntó sobre los nuevos avances de la medicina mágica y finalmente salió a la sala de espera con un trocito de pergamino en la mano y su bolsito en la otra. Se detuvo un momento a guardar el pergamino en el monedero y recién después de eso se atrevió a levantar la vista y buscar a Matthew. Temía que se hubiera ido, pero al encontrarlo donde lo había dejado, sonrió aliviada. "You stayed!" Dijo con una sonrisa cálida.

A continuación, buscó a la enfermera con la vista y encontró su escritorio vacío. Eso también le daba cierta tranquilidad, pensó mientras se acercaba a Matt con intención de salir de allí. "¿Tienes tiempo de pasear un rato?" Le preguntó en voz baja. Aún parecía nerviosa pero se veía menos avergonzada. "Me gustaría poder hablar contigo pero el mundo mágico no es un lugar seguro para mí." Explicó mirando hacia el pasillo para asegurarse de que no hubiera nadie oyéndolos. "I can't be seen with you, Matt. Meet me outside. There's a muggle shopping mall two blocks from here. I'll see you at the entrance." Le dijo por lo bajo antes de comenzar a andar por el pasillo para salir del ala de trastornos mentales y luego del edificio.

Mientras ella estaba en el consultorio, Matt encontró una excusa para deshacerse de la enfermera. No era que alguien tan egocéntrico como él no disfrutara siendo el centro de atención, pero siempre había sido muy sobreprotector con Stephanie y no le gustaba la idea de la mujer esa metiéndose en sus vidas a falta de algo mejor con qué matar su aburrimiento. Para evitar que se pusiera pesada, le había dicho que era una prima que vivía en el extranjero y que hacía años que no veía. Aquello había parecido calmar su curiosidad.

Cuando Steph apareció, su rostro se le iluminó de inmediato y sonrió como un bobo. Ella siempre había logrado ponerlo como un adolescente enamorado. No el super playboy calculador, sino genuinamente dispuesto a hacer cualquier cosa por ella. "¡Por supuesto que sí!" Le dijo poniéndose de pie. Quería oír la historia de ella, no se la perdería por nada en el mundo. ¿Cómo iba a marcharse sin saber qué le había sudecido?"

"Tengo todo el tiempo del mundo." Le dijo con una sonrisa. Le había extrañado lo que ella acababa de decir, pero accedió sin pensarlo, como lo hacía siempre a cualquier petición de ella. Se preocupó al oírla decir eso del mundo mágico y se preguntó qué le habría pasado, quien la estaría persiguiendo para que se pusiera así alguien tan inocente como ella. "I'll meet you there." Prometió con seriedad, preocupado, y dejó pasar un par de minutos antes de seguirla fuera del edificio y encaminarse al shopping. No le gustaban los lugares muggle y en especial, destestaba los que estaban cargados de gente, pero por ella era capaz de cualquier cosa, si bien hubiera preferido cualquier otro lugar antes que un shopping.

Fanny caminó hacia el shopping sin apresurarse. Era demasiado correctita y femenina como para salir corriendo o algo por el estilo. Se detuvo en la puerta y observó hacia adentro con curiosidad, para ver qué tanta gente había en ese momento. A ella tampoco le gustaban los lugares concurridos porque se sentía muy expuesta y se ponía nerviosa, pero tampoco quería llevar a Matt a su departamento... al menos no hasta que no estuviera segura de que él no pensaba delatarla. No era que no confiara en él, que siempre se había mostrado en contra de la idea de encerrarla en el hospital, pero prefería ser precavida, por las dudas. Sin embargo, había salido conforme de la consulta con el médico. Por primera vez en años finalmente veía una luz al final del túnel.

Después de comprobar que no había demasiada gente en el shopping en ese momento, Fanny se volvió hacia afuera para esperar a Matt. Quería verlo venir para saber desde el primer momento posible que no la había dejado ahí colgada. Tenía mucho miedo de que él no apareciera o se molestara con ella por no haber dado la cara antes, pero no se arrepentía de su decisión porque creía que había hecho lo que era mejor para todos.

Matt apareció enseguida. Él había caminado relativamente rápido después de salir del edificio y era más alto que ella, por lo que caminaba a más velocidad de por sí. La ubicó de lejos, parada en la puerta del shopping y sonrió embobado. Le llamaba la atención el encontrarse con ella en un lugar así. Le parecía muy extraño siendo que ellos nunca habían salido mucho. En general, siempre se habían quedado en la casa del padre de ella o en la de ellos cuando se casaron, pero por culpa de la condición de Steph, eran contadas las ocasiones en que él la había visto sola fuera de la casa... mucho menos en el mundo muggle. Siempre había tenido que llevarla a todos lados y pasarla a buscar y le resultaba raro verla tan independiente.

"Here I am." le dijo cuando se detuvo frente a ella con una sonrisa. "Let's go inside." Propuso a pesar de que no tenía la menor gana. Abrió la puerta para que ella pasara, listo a entrar después de Steph. Se moría por saber qué había sucedido.

Ella sonrió al ver aparecer la figura de él. No había tenido muchas oportunidades de verlo en el mundo, out and about, y le encantó poder tener la oportunidad de admirarlo mientras andaba por la calle. La hizo notar un poco todo lo que se había estado perdiendo encerrada en su jaula de oro a causa de su problema.

Asintió y entró por la puerta que él acababa de abrir. "Gracias." Le dijo sintiéndose un poco tonta al notar que se estaba poniendo roja nuevamente, como si fuera una nena. Como si él no fuera su marido.

Una vez adentro, miró alrededor sin saber si buscar algún lugar para sentarse o dar una vuelta caminando. Le pareció que lo último era más seguro si quería que no la oyeran hablar y por las dudas, miró por sobre su hombro hacia la puerta de entrada para asegurarse de que no lo habían seguido antes de ponerse a caminar.

Andaba lentamente, sin rumbo y sin prestarle atención a las vidrieras y las estupideces que vendían. Anduvo en silencio un ratito, buscando la mejor manera de explicarle, las palabras justas. Tenía la cabeza baja y la mirada en el suelo, como siempre que estaba en un lugar lleno de gente.

"De nada." Le dijo al pasar detrás de ella por la puerta, con una sonrisa enorme en el rostro. Se moría por besarla, por poder abrazarla, pero no se atrevió a hacerlo. Él en general se arriesgaba con las mujeres, iba al frente aunque terminaran rechazándolo, pero con ella era distinto. La sentía tan frágil y delicada emocional y físicamente hablando, que simpre intentaba tomarse las cosas con calma. Sin embargo, necesitaba desesperadamente poder sentir que eso era real, que no lo estaba imaginando ni alucinando.

Caminó junto a ella pensando en eso mientras que ella pensaba en vaya uno a saber qué. De a momentos la espiaba de reojo y se emocionó un par de veces cuando volvió a caer en la cuenta de que ella estaba bien, que estaba ahí de vuelta. Hizo su mejor esfuerzo por contenterse y no hacer una escena. Un tipo machote como él quedaría muy mal llorando para peor en público, así que se contuvo apenas sintió que le empezaban a lagrimear los ojos. "I'm so glad to see you again... alive." Le dijo cuando ya no soportó más el silencio entre ellos. La miró para ver si se dignaba a devolverle la mirada. Se veía tan vulnerable para ser él, el que siempre la tenía clara. "I missed you... God, I've missed you so badly!" Le dijo teniendo que hacer un esfuerzo para no abrazarla en ese momento y besarla hasta que le entrara en la cabeza la idea de que ella realmente era Stephanie.

Ella estaba demasiado avergonzada como para pensar en besarlo. Era muy tímida y había perdido la confianza y la cotidianeidad con él después de tantos años separados como para querer que él tomara la iniciativa, pero estaba tan contenta de verlo como él de encontrarse con ella. Fanny también lo había extrañado mucho durante esos años, pero sus problemas mentales la hacían tomarse las cosas de otra manera, tal vez más infantil, pero que desde afuera a veces la hacía verse desinteresada, así como otras veces parecía demasiado entusiasmada. En otras palabras, tenía los cambios de humor extremos y repentinos de una niña de cinco o seis años.

Las palabras de Matt la sacaron de su ensimismamiento. Inmediatamente levantó la cabeza y lo miró con una sonrisa tímida pero cálida y llena de afecto. El que él se pusiera tan visiblemente emocional y pareciera tan vulnerable la conmovía enormemente, pero se sentía demasiado consciente de la cantidad de gente al rededor de ellos como para demostrarlo. Lo mismo le había sucedido en la sala de espera, bajo la mirada de la enfermera. "I'm glad to see you too, Matt." Le dijo ella por lo bajo, dejando de caminar para poder verlo cara a cara. Se había detenido detrás de un puesto de globos para niños, así que no estorbarían el paso. "My dearest husband!" Le dijo recordándose a ella misma que no tenía que ser tan tímida con él después de todo lo que habían compartido. "You don't need to fear for your sanity." Agregó un momento después, apoyando una mano en la mejilla de él con cariño. "I really am here... thankful to be alive... although I'm not proud of what I did to those men..." dijo bajando la mirada un momento para que él no viera que se le llenaban los ojos de lágrimas. "It was an accident." Explicó volviendo a mirarlo temerosa de que se enojara con ella o la rechazara, o peor aún, que le tuviera miedo. Sabía que era lo más saludable para él, temerle y mantenerse alejado, pero no quería seguir viviendo sin él ahora que lo había vuelto a encontrar.

Él también se detuvo cuando ella lo hizo y la miró a los ojos. Se moría por abrazarla, por sentirla, por tener alguna prueba de que realmente ella estaba allí, pero no quería ponerla incómoda o que se sintiera presionada y sabía que ella no era una persona que estuviera cómoda con las demostraciones de afecto, mucho menos con las del tipo físico y menos aún en público. También sabía que no era por falta de emociones sino por sus problemas y lo respetaba.

Apoyó su mano sobre la de ella cuando le acarició la mejilla y cerró los ojos y apretó su rostro contra la mano de Steph como queriendo asegurarse de lo que estaba sintiendo. Sonrió y se le escaparon un par de lágrimas a pesar de su esfuerzo por mantenerse fuerte. Aquello era demasiado. "I thought I'd never see you again..." le dijo por lo bajo antes de abrir los ojos para mirarla, mordiéndose ambos labios desde dentro.

Su mirada se ensombreció un poco al oír lo de los hombres. Con todo lo que había sentido al verla, no se le había ocurrido ponerse a pensar cómo podía ser que ella estuviera realmente allí, por lo que la opción lógica de que ellos hubieran sido las víctimas no se le había ocurrido. Se sintió preocupado pero no por él, sino por ella. Se sentía mal de que hubiera tenido que pasar por una situación como esa cuando él y el padre de ella se habían esforzado tanto por protegerla y hacían todo por ella. Se sintió algo culpable de no haber podido llegar a tiempo para ayudarla y de todo lo horrible que debía haber sido haber visto explotar a esa gente y luego tener que huír y empezar de cero, aunque estaba impresionado al ver que se las había arreglado bien.

"I saw the room... but I don't care." Le dijo seriamente, mirándola totalmente tonto por ella. "I love you and I don't care what you had to do stay alive. Those blokes were ready to kill you just for being different, like they killed so many other innocents before. They deserved what happened to them and I wouldn't have it any other way." Le dijo acercándose a ella para besarle la frente suavemente. Podía oler el perfume característico de ella a esa distancia y eso le trajo muchos recuerdos.

Cuando él le dijo eso, ella pensó que probablemente hubiera sido lo mejor, que él no la viera nunca más, para que no hubiera chance de que él muriera en un accidente, pero se alegraba de haberlo encontrado. De lo contrario, sabía que nunca se hubiera animado a hablar con él nuevamente.

El rostro de ella adoptó una expresión apenada cuando lo oyó decir eso. La culpa siempre la había hecho sentir terrible y en este caso en particular, aún la mantenía despierta por las noches. Cerró los ojos y lo dejó besarla, pero luego protestó. "No digas eso... nadie merece morir así, Matt. Tendrían que haber sido sometidos a un juicio justo y encerrados." Lo contradijo apenada.

"No fue mi intención atacarlos, pero cuando me apuntaron con sus varitas me sentí tan indefensa..." dijo bajando la mirada, avergonzada de lo que había sucedido. Aún le costaba hablar de esa noche. "Creo que perdí el control, porque no recuerdo bien lo que sucedió y sé que después de que volví en mí salí corriendo." Explicó torpemente. "Pero sé que fue mi culpa... papá nunca quiso hablar de eso, pero cuando era chica sucedió algo similar con mi gato... hice un movimiento brusco que lo asustó y se le erizaron los pelos de la espalda y comenzó a silbar..." Dijo con lágrimas en los ojos. "Me tiró un par de zarpasos y yo me sentí tan amenazada que perdí el control y..." no pudo continuar hablando. Cerró los ojos y negó con la cabeza mientras que muchas lágrimas resbalaban por sus mejillas.

Él la miró con cierta admiración. No mucha gente hubiera sido capaz de sentir lástima por alguien que atentara contra su vida y ella siempre era tan considerada de los demás que en general lo hacía sentir mala persona por ser tan egoísta. "Fue muy rápido. Apuesto a que no sintieron nada." Dijo cariñosamente, para tranquilizarla. Le acarició la mano con la suya.

De otra persona lo hubiera horrorizado tal vez, pero estaba segura de que había sido un accidente como varios otros menos graves que le había visto tener bajo presión y sabía que ella era una buena persona, incapaz de lastimar a nadie a propósito. Aquello tenía que haber sido un accidente y, afortunadamente, las víctimas se lo merecían. Como ya había dicho, no hubiera querido que la cosa sucediera de ninguna otra manera si pudiera cambiar algo. Bueno, tal vez que ella no hubiera desaparecido de su vida.

Sintió mucha pena por ella y culpa por no haber llegado antes y haberse podido ocupar personalmente de esos tipos. Sabía que ella se estaba torturando por lo sucedido y no quería que nada la hiciera infeliz o la preocupara.

Se acercó a ella y la abrazó con fuerza contra su pecho, feliz de finalmente poder sentirla contra él, puesto que hasta ese momento una sensación de irrealidad había bañado toda la situación y él sentía que en cualquier momento podía darse cuenta de que tan sólo había estado alucinando. Ahora estaba seguro de que eso tenía que ser real porque, aunqeu sabía que había alucinaciones así de graves, dudaba que con la medicación que estaba tomando fuera capaz de padecerlas cuando llevaba tanto tiempo estando bien.

"No fue tu culpa, mi amor." Le dijo aún sosteniéndola contra él. "Nada de todo eso fue tu culpa. Fueron algo involuntario; accidentes. Nada de eso te hace una mala persona, Steph." Le dijo para tranquilizarla. "Lo importante es que estás bien y nosotros estamos juntos." Dijo en parte porque él mismo necesitaba oírlo.

Lo miró con ojos llorosos cuando él la justificó de esa manera y asintió una vez, no muy convencida pero algo aliviada de que alguien que no fuera su psicóloga la justificara y le dijera que lo que había sucedido en realidad no era tan malo como ella lo sentía. Tenía mucha survivor's guilt aunque los tipos hubieran querido matarla.

Aunque no le gustaban mucho las demostraciones de afecto en público porque la avergonzaban y le parecían poco finas, estaba tan desesperada al pensar en todo aquello y revivir esas experiencias tan horribles, que se aferró a él y lloró durante un rato, simplemente descargando la tensión acumulada durante todos esos años. Todas las frustraciones, las horas de soledad y la lucha diaria por salir a flote ella sola cuando toda la vida todo el mundo había hecho todo por ella. Le tomó varios minutos el poder dejar de sollozar y calmarse del todo, pero cuando lo hizo se separó un poco de él sin soltarlo y lo miró a los ojos con cara de perro mojado.

"How can you love me when I am capable of such horror?" Le preguntó haciendo un esfuerzo por no largarse a llorar nuevamente. "I ran away because I didn't want to be locked in St. Mungo for the rest of my life..." confesó. "but I didn't try to contact you because I thought that you would be safer without me in your life... what if I lost control during an argument and did the same to you?" Cerró los ojos horrorizada durante un momento, luego lo miró a los ojos seriamente. "I love you, Matt, but your life is something I can't risk. If something happened to you because of me I wouldn't be able to live with myself..."