Cenando afuera (Leon)

Dave llevaba dos semanas sobrio. No había vuelto a beber desde que tuviera esa desagradable conversación con su abuelo. Liz tampoco había recaído en sus vicios, a pesar de que él la veía luchar todos los días de maneras en que no había notado cuando no vivían juntos pero que ahora eran evidentes. La ayudaba como podía, pero aún así estaba feliz de verla sufriendo... quería decir que no había tirado la toalla y vuelto a las andanzas.

La desaprobación de su abuelo junto con sus palabras confiadas en cuanto a recuperar la tutela de Mike lo hacían sentirse lo suficientemente fuerte como para mantenerse seco, pero su humor había sido insufrible durante gran parte de esos días. Afortundamente para su mujer, lo había descargado todo en el gimnasio del trabajo, quedándose después de hora con ella para utilizar las instalaciones y así entrenar para no recaer. Era lindo volver a entrenar juntos pero le traía una nostalgia insufrible. Por las noches, una buena dosis de sexo también los ayudaba a quitarse de la cabeza los problemas y las drogas.

Dave esperaba sentado en una de las mesas, con una jarra de jugo de calabaza en frente. Se sentía patético y orgulloso al mismo tiempo, lo cual no tenía ningún sentido. Llevaba puesta la ropa con que iba a la oficina, ya que había ido allí después de ésta, dejando a Liz en la casa. Ya no tenía tanto miedo de dejarla sola ahora que ella se las había ingeniado para invitar a alguien todos los días para entretenerlos. Si no era la prima de ella, era algún compañero de trabajo. A demás, el caso de Mike parecía marchar inesperadamente bien.

Él había hablado con sus contactos en el Wizengamot y en los tribunalesl de USA para conseguir que el caso de su bisnieto pasara por debajo de la ley y le dieran la tenencia a sus padres biológicos en un estado donde, una vez firmada la adopción, por abierta que ésta fuera, los padres pasaban a ser tan extraños del hijo como cualquier otro transeúnte por la calle.

Como su nieto y Liz basaban el caso en el hecho de que eran los padrinos del chico y que ningún familiar de los difuntos lo quería cuidar, había sido bastante fácil arguir que eran las personas lógicas para hacerse cargo del muchacho y, como ambos parecían bastante presentables en las audiencias que habían tenido, sacando fuerzas de donde no tenían para esconder los signos de la abstinencia, el caso marchaba. Un poco gracias al arreglo de ser padrinos de su hijo, y otro poco por la presión de los contactos de Leon.

Había recibido con alegría la carta de su nieto esa mañana y se había preparado mentalmente para encontrarse con él cuando surgió un problema de último minuto en la escuela y lo retrasó. Llegó unos veinte minutos más tarde de lo acordado y encontró a David bebiendo jugo de calabaza. Sonrió con orgullo y se acercó a él, para apoyar una mano en su hombro y saludarlo efusivamente antes de sentarse enfrente.

"Es bueno verte, Lad." Le dijo con una sonrisa cansada. Su día había sido eterno. "¿Cómo van las cosas en casa?" Preguntó con familiaridad a la vez que le hacía un gesto a Tom para que les trajera dos platos del día. "Me alegro por ti" dijo señalando la jarra con un movmiento de cabeza.

Honestamente, tampoco había tenido mucho tiempo para tomar de más, entre las audiencias a las que había sido sometido por el tema de su hijo y la cantidad de horas que pasaba en bolas con Liz en la cama, estaba ocupado y bastante contento como para sentir la necesidad. También habían ayudado las pociones que le había conseguido Nash para dejar el vicio. Tenían los peores efectos secundarios imaginables, pero lo mantenían limpio y eso permitiría a la larga, con suerte, que recuperaran a Michael. 

"Bueno verte a ti tambien, Gramps!" Lo saludó con una sonrisa... que se ensanchó picaramente de oreja a oreja cuando le preguntaron cómo iban las cosas en casa. Se había sentado frente a su abuelo en la mesa de siempre. "Marchan..." Dijo humildemente, aún con una sonrisa gigantezca y hasta rió un poco al recordar ciertas situaciones. Habían sido dos semanas duras, pero con muchas cosas buenas también. Para compensar. No estaba acostumbrado a eso. "El colegio? Todavía te quieren colgar por la profe de historia?" Preguntó casualmente, para cambiar de tema.