Matando el rato

Si se había escapado de clase alegando que le dolía el estómago para no tener que soportar el resto de la clase de Pociones. La materia le resultaba terriblemente aburrida y la profesora insoportable. Las mujeres estrictas no le gustaban, de hecho, la gran mayoría de los profesores le caían mal y el saber que ésta había sido antes estudiante de Gryffindor hacía que tuviera más odio por ella. Smith le había parecido un buen profesor, de manera que tener que soportar ahora a Campbell no le hacía la menor gracia. Smith había sido Slytherin, ése sí era un profesor de pociones.

Para no quedar mal, como no quería ir a la enfermería, Si se escondió dentro de un aula vacía y sacó de su bolsillo una miniatura de escoba, la cual salió volando por toda la habitación de un lado a otro. Él la siguió con la vista con una sonrisa complacida.

Nik no había ido a la clase de pociones. Adoraba a Campbell como persona y como profesora, pero se había sentido mal en la hora de Herbología y había pedido permiso a Nash para ir a la enfermería, lo que por supuesto había hecho, no porque fuera una niña responsable, porque nada más alejado de la realidad, sino porque realmente se sentía mal.

Sin embargo, había sentido vergüenza de contarle a la enfermera la realidad de sus síntomas y la experiencia que había tenido en el verano, de modo que no había podido saber darle ningún diagnóstico y, por consiguiente, ningún medicamento o poción para hacerla sentir mejor. Para colmo, el día anterior había tenido una conversación muy upsetting con Ashby después de que Matt no tuviera mejor idea que encerrarlas para que charlaran y había acabado sintiéndose bastante mal al respecto de lo que había hecho.

Había llegado a la sala común muy tarde después de esconderse en el baño de Myrtle durante horas y se había ido a acostar cuando nadie la había podido ver llegar toda llorósica. Ahora, desanimada y adolorida, se metió en el primer aula vacía que encontró y, para su sorpresa, Simon y una escoba de juguete estaban dentro. Se lo quedó mirando perpleja, porque lo hacía en clase de pociones y pestañeó un par de veces antes de preguntar. "¿Qué haces aquí?" Con cara de confusión.

Al oír la puerta abrirse, Simon también levantó la vista y miró con asombro que se trataba de Nikk. "Nikky. ¿Qué haces tú aquí?" Le preguntó con énfasis en la anteúltima palabra. "¿No estabas en la enfermería?" Le preguntó frunciendo el ceño con preocupación, puesto que él le había visto la cara en herbología y, como la conocía, sabía que de verdad debía sentirse mal y no como él que había inventado cualquiera para zafarse de las clases.

"¿Te encuentras mejor?" Le dijo con cierta preocupación, cazando su escobita en pleno vuelo y haciéndola desaparecer entre los pliegues de su túnica. Las viboritas siempre cuidaban de los suyos aunque con los de afuera fueran feroces.

Nick le dedicó una mueca, como una sonrisa carente de alegría y con cierta resignación o tristeza de fondo y se encogió de hombros. "Not anymore." Le dijo simplemente, andando con lentitud hacia donde Simon se encontraba para sentársele en el banco de al lado. Era claro que estaba desanimada, porque sino, solía ser una persona bastante más animada y divertida... o, por lo menos, más parlanchina en compañía de él.

Nuevamente una mueca ladeada apareció en el rostro de ella, que demostraba una expresión desinflada. "Nope. La enfermera no supo qué hacer conmigo. Estoy en el mismo lugar de siempre." Le respondió apoyando la cabeza en el hombro de Simon con familiaridad y cerrando los ojos. Se había abrazado al brazo de él sujetándolo con ambas manos, de manera posesiva y bastante infantil. Por un lado, tenía confianza con él como para ponerse física, porque eran amigos hacía muchos años, por otra parte, se sentía mal y quería ser reconfortada.

Al oír la respuesta de ella, Simon la miró con más preocupación y frunció el ceño en desaprobación por lo que infería de las respuestas de Nick. "¿Le dijiste de lo que pasó en el verano?" Le preguntó seriamente, poniéndose en papel de padre preocupón, porque él era preocupón. Así como podía ser bastante descorazonado con aquellos que no le importaban, era muy atento a sus amigos y no le gustaba verlos sufrir. En especial a ella que era su mejor amiga.

Simon sabía que era una pregunta tonta, que, conociéndola, probablemente no le hubiera dado ninguna pista a la enfermera con qué trabajar y que por eso es que no la podía lograr tratar. Nick era su amiga hace mucho, pero eso no quitaba que a veces ni siguiera él supiera qué hacer con ella, cómo manejarla cuando se ponía así de terca.

Le llamó la atención que se le pusiera así de mimosa y asumió que realmente debía de sentirse mal. Sintió pena por ella y estiró la otra mano para hacerle una caricia en el pelo, en un intento por reconfortarla. "Realmente creo que deberías hacerte ver, Nik. Estás bajando mucho de peso." Le dijo preocupado. Casi que costaba creer que se tratara de la misma persona que había maltratado a Ashby de esa manera.

Negó levemente con la cabeza y sintió una puntada fuerte en las sienes que hizo que inmediatamente dejara de moverla. "Nope." Había dicho al mismo tiempo, sabiendo que Si seguramente la retaría, pero estaba acostumbrada a que se pusiera en madre. Sabía manejarlo.

Ella también se había dado cuenta de que venía perdiendo peso, pero como siempre andaba asqueada y sintiéndose mal por la infección no tratada que tenía, sabía que era lógico que perdiera de peso si venía comiendo cada vez menos. Sin embargo, la terquedad era tal que se negaba a decirle la verdad a la enfermera y se dejaba estar.

"Hmm..." murmuró de manera incomprensible al sentir los dedos de él en su cabello. Era tan cómodo tenerlo cerca, tan tibio, que se sintió mejor por un momento, aunque no fuer más que por el componente psicológico. "Lo haré... en algún momento..." Dijo adormilada. A mitad de camino hacia dreamland.

Si suspiró cansado de que ella siempre se metiera en problemas pero no se hiciera cargo de solucionarlos luego y después él tuviera que recoger las piezas del piso cuando las cosas salían mal.

Continuó acariciándole el cabello y apoyó la mejilla sobre la cabeza de ella, pensando cómo hacer para delatarla sin que se enojada con él. Tenía que haber alguna manera de hacer que ella se hiciera tratar. No era que fuera un traidor a sus amigos serpientecitas, pero realmente no quería que ella terminara con una septicemia por negarse a ir al médico. "Podrías acabar muerta, sabes? Si llegaras a tener una infección o algo así grave y lo dejaras sin tratar." Le dijo seriamente. "Soy vago como todo el mundo, pero hay cosas con las que no se joden, Nik." Le dijo seriamente preocupado.

Volvió a suspirar cansado al saber que Nik no haría nada por salir de ese predicament. Realmente no sabía cómo ayudarla, aunque estaba dispuesto a delatarla y que se enojara con él si eso significaba que podía salvarse, pero quería primero estar seguro de que fuera algo grave antes de arriesgarse a hacerla molestarse con él.