Tragando a lo bestia

Mags estaba sentada en la mesa de su casa engullendo comida como posesa... como siempre que se sentaba a desayunar. Era domingo, así que su pelo estaba especialmente rojo y brillante, porque había utilizado parte de la tarde anterior para teñirlo. 

Parecía estar de un excelente humor sin razón aparente y tarareaba mientas comía. Se había despertado más temprano que sus tres amigas, por lo que no había nadie de su grupito con ella en la mesa y se sentó sola sin el menor problema.

Lo tenía el sueño muy liviano y se había despertado con el ruido de Mags al salir del cuarto. Había aprovechado la tranquilidad del fin de semana para bañarse tranquila y sin que nadie la apurara para que saliera de la ducha. Después se encremó toda y se peinó y perfumó antes de ponerse un vestido blanco de hilo y unas pantimedias marrones debajo.

Se colgó su carterita negra y bajó al gran salón a desayunar. Se sentó junto a su amiga con una sonrisa divertida al verla comer de esa manera. —¿Recién bajamos del barco? —Le tomó el pelo.

—Mira que esto de madrugar un domingo para comer ya es llevarlo un poco a lo exagerado —siguió diciendo mientras untaba una tostada con mermelada de durazno.