El elefante en la habitación

La vida de Jax había dado un vuelco repentino hacía poco tiempo. Desde entonces, todo su tiempo libre había sido dedicado a preocuparse y ocuparse del asunto de mayor gravedad en su vida en ese momento: el estado de saludo de Tessa y su delicado embarazo de altísimo riesgo. En medio del torbellino de obligaciones que siempre había sido ser jefe de casa y las interminables visitas al médico y el tiempo pasado con ella en general, sus amigos habían quedado relegados a un muy segundo lugar a pesar suyo. Siempre había sido un tipo tirando a serio y responsable, con sus prioridades muy en claro. Incluso cuando cambiaron de repente, él lo supo desde el principio y fue consecuente. Pero eso no quería decir que no le pesara.

El estar golpeando a la puerta del dormitorio de Tarja después de la cena era una deferencia para con ella, por el tiempo en que habían salido. Quería asegurarse de que estaba bien a pesar de todo lo que estaba pasando últimamente en su vida la de Tessa. El resto, simplemente recibiría la elegante invitación por lechuza y conversaría del tema con ellos en la mesa o los pasillos si es que había tiempo.

Fueron solo dos golpes. Un gesto discreto como todo él, que estaba vestido de su manera sobria habitual en colores oscuros.

En cambio, la vida de Tarja era tan apaciblemente aburrida y rutinaria como siempre. El tener dos nuevas amigas y una gatita en la edad en que dichos felinos son más revoltosos y divertidos no había cambiado gran cosa. Seguía sintiéndose sola y ni todas las amistades del mundo podrían cambiar eso. Era un estado mental del que ella misma tenía que salir. Era una persona letárgica, le costaba mucho encariñarse con la gente pero también le costaba dejarlos ir y el asunto de Jackson con su flamante amiga Tessa la tenía deprimida. 

No es que lo considerara el amor de su vida. Era una persona de sentimientos demasiado apagados como para ser capaz de sentir con tal pasión. Pero sí había sido una pareja que le había durado casi un año y con quien se había encariñado. Extrañaba las cosas que habían compartido, incluso si había concordado con él en que la cosa no funcionaba para no quedar como la tonta enamorada. Ahora él se estaba reconciliando con ella y ella convirtiéndose en su amiga. Para variar, de todos los lugares para estar, Tarja había ido a parar al peor de todos, justo en medio de donde no querría estar por nada del mundo. Y para peor, no era la primera vez que le sucedía algo por el estilo.

Ese día en particular, estaba sentada en su cama, corrigiendo una colección de interminables pergaminos comparando la arithmancia con los demás métodos de adivinación estudiados en su clase. Al sonar los golpes en la puerta, dejó los pergaminos de lado, echó una ojeada al cuarto para asegurarse de que Kuu no estaba haciendo nada indebido y, al encontrarla enroscada durmiendo dentro de un caldero, sonrió y se dirigió a la puerta. 

La abrió preguntándose quién podía tomarse el trabajo de querer hablarle y deseando que no hubiera habido ningún incidente con sus alumnos, cuando se encontró frente a frente con Jax y se le aceleró el pulso mientras que el color se le iba del rostro a causa de la sorpresa. "Oh, Jackson. Hi." Su voz y lo que tardó en reaccionar delataban lo poco esperada que había sido la visita. "What can I do for you?" Se refrenó a invitarlo a pasar para que no pensara, o mejor dicho, sospechara, que ella aún tenía sentimientos para con él. O aún peor, que estaba siendo impropia con el novio de su amiga. Odiaba la idea de convertirse en una ex novia molesta. El hecho de que no hubiera abierto la puerta más que el poquito habitual para asomar su rostro tampoco invitaba demasiado a la conversación, pero aunque le dolía, sabía que era para mejor. No quería causarle motivo de celos a Tessa que era tan buena mujer.

Ver a Tarja palidecer al reconocerlo desconcertó a Jax, haciéndolo sentirse muy contrariado, mas no lo suficiente como para olvidar sus modales. "Good night, Tarja." La saludó con la mayor cortesía, cuyo signo más inequívoco había sido el pretender ignorar la reacción de ella.

El siguiente signo de alarma, o al menos, de sorpresa, fue que ella le preguntara ahí mismo cómo podía servirle sin siquiera invitarlo a pasar. Nunca había habido una oportunidad en que ella se mostrara de esa manera con él y, a demás de extrañado, se sintió dolido, a pesar de lo cual, sus sentimientos no se vieron reflejados en su rostro. Simplemente bajó la mirada un momento antes de preguntar. "Can I come in for a minute? I'd like to talk to you, if you will concede me a few minutes of your time." Entonces levantó la mirada hacia ella, con la pregunta no formulada en sus ojos.

"Good night." Repitió ella a falta de algo mejor para decir. Luego se sintió tonta de haberlo saludado dos veces.

"Ah... sure, sure. Of course!" Fue la respuesta una vez que ella hubiera salido de su azoramiento ante el pedido. Lo había juzgado lo suficientemente tímido como para no osar hacer tal pedido y como siempre ahí estaba él superando sus expectativas favorablemente. Casi hubiera preferido que no lo hiciera en realidad, porque eso no hacía más que aumentar sus cualidades favorables a ojos de Tarja, pero el mal estaba hecho y las leyes mínimas de la cortesía indicaban que no podía negarse sin hacerle un desaire. 

"Please, do come in and make yourself comfortable." Abrió más la puerta y se hizo a un lado para dejarlo pasar. En el centro de la habitación, a un costado de la cama, tenía un par de sillones negros de apariencia cómoda y, entre ellos, una mesita redonda con su principal bola de cristal, la cual lucía impecable a pesar de que ya no se molestara en mirar su aburridísimo futuro para encontrar más de lo mismo: nada. El resto del mobiliario se componía por un guardarropas de roble, una cajonera y un pequeño tocador que hacía las veces de mesita para escribir cartas a juzgar por los implementas colocados sobre la misma, que nada tenían que ver con maquillajes. 

Una vez él hubo entrado, no supo qué hacer, de modo que jugueteó con su anillo, el que Jackson le había regalado para que comprendiera Inglés de manera más fácil, y lo miró esperando que fuera él quien diera la pauta de qué hacer. "Would you like some tea?" Recordó entonces las costumbres del lugar y los modales, echando otra mirada al caldero del rincón donde Kuu estaba enroscada.

Él asintió despreocupado de que lo saludaran más de una vez. Tras una breve sonrisa sin alegría, que era más bien una mueca resignada, entró en la habitación y se tomó un segundo para observarla. No había cambiado mucho desde la última vez que había estado el allí, al menos hasta que siguiendo la mirada de Tarja se encontró con un gatito durmiendo en el caldero que ella nunca usaba. Sus cejas se levantaron de inmediato en señal de sorpresa.

"You got a cat." Observó sorprendido en lugar de agradecer el ofrecimiento. La había escuchado hablar sobre no querer parecer el cliché de solterona por completo rindiéndose a comprarse una mascota. Una puntada de culpa lo atacó al ser consciente de que la razón de que se sintiera tan sola como para buscar compañía en un gato era justamente él. Jax podía ser muy inocente cuando se trataba de mujeres, pero una vez que intimaba lo suficiente con una como para conocerla, las artimañas de ésta ya no lograban engañarlo y era totalmente consciente de que Tarja aún estaba enamorada de él pero ¿qué podía hacer? La cosa no había funcionado como él había esperado y había tenido que terminar la relación porque a veces uno debe ser egoísta en el amor para poder encontrar la felicidad propia.

Decidió no prestar más atención al gato para no ponerla más en evidencia ni tocar un tema que seguramente le resultaría penoso. De hecho, se arrepentía de haberlo mencionado siquiera pero era tarde ya para lamentarlo. En su lugar, se sentó en uno de los sillones. "No, thanks. I just ate." Se excusó.

Tarja estaba nerviosa. Se sentía tonta por ello, pero estaba nerviosa como una colegiala. El corazón se le había acelerado en parte por los nervios de estar en presencia de Jackson. Sabía que no tenía sentido. Él había terminado la relación y estaba nuevamente con Tessa, así que sus noticias no podían ser buenas, pero así y todo, no podía soportar la idea de que él pensara mal de ella y era eso lo que la ponía nerviosa.

La mención del gato la hizo sentir avergonzada y bajó la mirada ruborizándose. Le tomó un par de segundos recomponerse y responder. Estaba segura de que él pensaba que ella se había convertido en una vieja solterona en toda regla ahora y no quería sentir su lástima. "Ah... yes." Se ruborizó profundamente y evitó la miarda de él. "A half-Kneazle. I bought my niece one and got tempted looking at the catalog." Se excusó de la manera más inocente posible, aún evitando la mirada de Jackson. 

"Kitten are so entertaining!" Y ella ciertamente necesitaba el entretenimiento. "When they're not napping, that is." Añadió en defensa del animalito que, por estar durmiendo la dejó bastante mal parada con su propio comentario. Lo miró una vez más, en esperanza de que se levantara, pero no lo hizo. Parecía estar en la novena nube.

Esperó a ver qué hacía Jackson y al ver que se sentaba en uno de sus sillones, ella fue inmediatamente a ocupar el otro, dejando la idea del té de lado. Su expresión se había vuelto bastante más sobria al ver que él pretendía ir directamente al grano, sin siquiera un té de por medio en cuya taza esconder la cara si la cosa se ponía incómoda. Pero se resignó como a todo en la vida. 

"You wanted to talk with me." Dijo con suavidad, tras suprimir un suspiro de derrota. No parecía muy animada, pero se le notaba la resignación a una legua.

Sonrió de manera comprensiva, algo enternecido por el afecto que Tarja le profesaba a su sobrina. Siempre le había parecido muy loable que se ocupara tanto de ella como para que fuera uno de sus más recurrentes temas de conversación. En cierto modo le recordaba la relación que él tenía con su hermanita, si bien Nicole era una perra insensible y la sobrina de ella sonaba a que era su completo opuesto. Pero el hecho de que ambos se hicieran más cargo del que les correspondía les había valido muchas horas de conversación. 

"Well, it looks adorable." Salió de su breve ensimismamiento. "They are!" Le dio la razón con liviandad. "I'm guessing it isn't quite so when it's awake." Bromeó al tiempo que Tarja se quejaba de básicamente lo mismo. Aún recordaba el gato que Tessa tenía en la secundaria. Era una máquina de crear problemas, especialmente de pequeño. Ese pequeño momento de conexión le hizo pensar si estaba tomando la decisión correcta, pero pensó en Tessa y todas sus dudas se esfumaron. No dudaba que Tarja fuera una excelente mujer y que, si se hubiera dado el caso, hubiera sido relativamente feliz con ella, pero era una felicidad demasiado tranquila dadas las similitudes entre sus personalidades. Tess lo complementaba maravillosamente y le daba a su vida la emoción que necesitaba mientras que él proveía la estabilidad de la que ella carecía. 

Jax se enserieció cuando Tarja se sentó frente a él y asintió de manera sombría. Nunca había sido bueno dando malas noticias. "I... don't know how to say this, Tarja." La honestidad siempre lo salvaba cuando se quedaba sin libreto. 

"I, ah... Tess and I are getting married." Dijo finalmente, sacando un sobre ornado de entre los pliegues de su túnica azul marino, el cual le entregó enseguida. El haber comenzado a hablar parecía haberle dado algo más de confianza, la suficiente como para seguirlo haciendo. 

"We're sending everyone else's invitation over owl post tomorrow, but I wanted to talk to you personally... make sure there's no hard feelings between us." Se explicó lo mejor que pudo. Ahora él parecía avergonzado. Había mirado los ojos de ella un momento antes de bajar la mirada apenado. Sabía que la noticia la entristecería. "I'm really sorry things didn't work between us, Tarja. I really value our friendship and it would make us both very happy if you came to our wedding, but I'll understand that it's a big favor to ask." Le dijo algo que no podía adivinar, era de lo más doloroso que se le podía decir a una mujer enamorada. 

"You're a brilliant woman and you deserve someone who can make you happy." Lamentaba no poder ser él, pero estaba convencido de que, en menos de un año, se convertirían en una pareja de amargados incurables. De esas parejas que se llevan de maravilla pero son de lo más aburrido. Cada uno leyendo su propio libro en la cama sin la menor intención de una interacción que no fuera seria y mental. 

Él era serio y mental, pero adoraba la manera en que Tessa podía convertirlo en una persona capaz de reír e incluso de hacer el ridículo. Eso sin contar el hecho de que ella estaba embarazada.

Se le encogió el corazón al verlo sonreír de esa manera y saber que seguramente traía malas noticias. Nadie pide tiempo para conversar con otra persona si tiene algo bueno para decir. Ni siquiera alguien tan ceremonioso como Jackson. 

"Thank you. She really is." Admitió abiertamente. El gatito era de las pocas cosas buenas que le habían pasado últimamente. No pudo evitar reír por lo bajo. "Oh, she gets in trouble like every other kitten, but I don't think she'll murder someone just yet." Intentó bromear. Le salía bastante bien aparentar estar bien. Llevaba toda una vida de práctica. Por dentro, sentía que se le rompía el alma de estar conversando casualmente con él de cosas felices cuando no podía tenerlo. 

Tampoco quería arruinar la relación que él tenía con Tessa. Ella le parecía una buena mujer, merecedora de alguien como Jax, pero no conseguía dejarlo ir. A Tarja le llevaba tiempo enamorarse, pero mucho más tiempo aún le llevaba olvidar. En un mar de hombres llenos de ego y obsesionados con el trabajo y con lucir bien para sumar conquistas, alguien chapado a la antigua como él le había resultado refrescante. Aún tenía ese efecto en ella cada vez que se cruzaban. 

"Just say it, Jax. We've always been able to talk about anything." Dijo con una calma que no sentía. ¿De dónde había sacado la fuerza para mostrarse comprensiva y amigable cuando quería encerrarse en su cuarto a llorar toda la semana?

Sintió como si una piedra le cayera en el estómago. Había previsto algo por el estilo. Incluso sin la escena que habían puesto en el bar, no hacía falta poner demasiada atención a los detalles para darse cuenta del delicado estado de su flamante "amiga", si bien ella prefería pensar en Tessa como una conocida, porque a pesar de su buena voluntad, sentía tensión en el ambiente entre ellas, por mucho que ambas intentaran. "Are you doing it because it will make you happy or because it's the right thing to do?" Le preguntó abiertamente. Cuando tenía confianza con alguien, la tímida Tarja no se andaba con vueltas. Especialmente cuando se trataba de algo importante y quería estar segura de que él sería feliz. No conocía los pormenores del asunto y odiaba la idea de que él se hiciera cargo del error de otro. Conocía lo suficientemente bien a Jackson como para saber que era el tipo de persona capaz de hacer ese tipo de sacrificios y necesitaba oír la verdad de labios de él, por más dolorosa que fuera.

Se mostró calma, de manera que no parecía a punto de hacerle un escándalo. Esas cosas no eran su estilo. "You didn't need to be so thoughtful." Le aseguró ahora haciendo un esfuerzo consciente por contener la irritación que le generó el que él hiciera una deferencia con ella. ¿No podía mandarle la invitación por correo como a los demás? Le hubiera hecho las cosas más fáciles. No estaban saliendo. No necesitaba que viniera a hablar con ella como si fuera un potencial factor de problemas que quisiera asegurarse de aplacar. "We parted in good terms and I bear ill feelings towards no one. Ever. You know that." Le reprochó con suavidad, aún con una máscara de calma a pesar de que sus ojos traicionaron su irritación. 

"Don't Jax." Intentó detenerlo abiertamente irritada cuando él empezó a elogiarla, mas sin levantar la voz. "I've always lead a quiet and peaceful life. I don't need your pity." Le aseguró con un dejo cortante en su voz. "If I ever change my mind and crave for something different I'll go out there and find it." Sí, era tímida, pero era mil veces más terca y si algo llegaba a metérsele en la cabeza, no habría manera de frenarla hasta que lo consiguiera. Si no tenía una pareja era porque no quería estar en pareja... o al menos eso se le había metido en la testaruda mente.

Sonrió ante la broma de ella. Nunca se habían matado a las carcajadas como él y Tess, pero aún así siempre supieron apreciar ese tipo de humor calmado que robaba sonrisas al que ambos eran adeptos.

—Give her some time. She'll come up with a masterplan. —Fue su retruque.

Asintió con seriedad. Era cierto. Incluso su ruptura había sido calma y premeditada, muy hablada, consensuada. Y por alguna razón le estaba costando un mundo el decir lo que había venido a decir, porque apreciaba a Tarja y no quería lastimarla con las noticias. No era tanto el casamiento como el hecho de que Tessa estuviera encinta. Estaba seguro de que eso lastimaría a su amiga más allá de lo que dejaría entrever a cualquiera y hubiera preferido ahorrarle el dolor, pero como colegas, tampoco quería mantenerla al margen y que fuera la única no invitada. Era una situación difícil y la estaba manejando lo mejor que podía.

La pregunta le pegó en un punto sensible, casi sonó como un golpe bajo en su mente, puesto que en realidad no tenía respuesta segura. Cuando pensaba en Tessa o estaban juntos y se reían de las miles de anécdotas que tenían en común, no tenía ninguna duda al respecto: estar con ella era lo que quería para el resto de su vida. Al mismo tiempo, cuando recordaba lo sucedido con Will y pensaba en todas las discusiones a lo largo de los años, en lo desgastante que había sido pretender no quererla, casi que rogaba por algo distinto en su vida. Pero mayormente estaba contento. Después de todo, era lo que había querido toda su vida ¿no? casarse con Tess. 

Claro que en su sueño nunca había habido niños de por medio y era feliz pensando que ella compartía el modo de ver el futuro que él tenía... al menos hasta que le pegó el reloj biológico y entonces él ya no supo qué pensar. Entonces sintió las patadas de su futuro hijo en la espalda esa noche y se emocionó tanto que pasó a desearlo aún más que ella, si es que eso era posible. Entonces ¿por qué estaba ahí dudando de sus decisiones?

Notó que había demorado varios segundos en dar una contestación y eso lo puso incómodo. 

—Hacer lo correcto, en el orden correcto (algo que siempre había sido importante para él) dejó de tener importancia cuando sentí a los gemelos patear por primera vez —admitió. —Nunca quise ser padre, tu lo sabes bien, pero en ese momento... no lo sé... me cambió la vida. 

Había tal emoción en sus ojos y en su voz que no quedaba lugar a duda de que lo estaba haciendo si no por Tessa, al menos por los niños que llevaba adentro, pero no porque fuera una carga.

Asintió y bajó la mirada. Se daba cuenta de que tal vez su delicadeza fuera mal recibida, algo que fue cofirmado cuando ella salió con el discurso sobre la lástima. 

—Por supuesto que sí. No fue mi intención ofenderte. Lo lamento —se puso en pie— me marcharé de inmediato —anunció visiblemente incómodo.

Una brevísima risa nasal fue su reacción al chiste. El animalito dormía de manera tan plácida que costaba demasiado creer que pudiera planear un asesinato, por más inteligentes que fueran los híbridos. 

La respuesta de él le rompió el corazón de manera que le resultó imposible ocultar, pero al mismo tiempo la satisfizo. Quería lo mejor para él y parecía un buen motivo para casarse, así que ahí se acababan sus objeciones. Ella no era el tipo de ex novia problemática que llegaba a un casamiento a armar problemas como Tessa daba toda la impresión de ser.

Sonrió por compromiso y asintió incapaz de agregar nada por temor a largarse a llorar o que la voz se le quebrara.

—Me imagino que no —dijo sinceramente. No tenía ganas de seguir hablando con él. Quería estar sola para sentirse mal en paz, sin tener que preocuparse de guardar las apariencias. Volvió a asentir. —Gracias por venir. Que tengas buenas noches Jax.

Apretó los labios, mortificado al ver la reacción que su respuesta había causado en Tarja, porque aún tenía sentimientos cálidos hacia ella, y siempre le desearía el bien, pero justamente por eso no podía mentirle. Quería serle honesto. —Lo siento... —murmuró apartando la mirada. De repente sentía que estaba de más en ese lugar, que molestaba. 

—Buenas noches —se despidió antes de caminar hacia la puerta. Se detuvo a medio camino. Sentía el impulso de decir algo, explicarse, disculparse, pero no supo ni por dónde empezar y todo sería mucho más largo de lo que estaba seguro ella o él mismo podrían tolerar. 

—Realmente lo siento —dijo con la mano en el pomo de la puerta. Luego se marchó.