Marca tenebrosa sobre el mercado

El mercado de Hogsmeade era uno de los enclaves emblemáticos del pueblo. Ubicado frente a la plaza central y rodeado de los negocios más prominentes del pueblo, se trataba de un edificio viejo y venido a menos con un precario techo de chapa varios metros más arriba de lo que hubiera sido necesario considerando que toda la actividad se llevaba a cabo en la planta baja, ante la inexistencia de un segundo piso. Habían planeado construirlo en algún punto, pero pareciera ser que ni siquiera la magia podía mantener unos cimientos tan precarios en su lugar si le agregaban un piso superior.

Lizzy estaba de guardia en Hogsmeade ese día, junto con Dave y Albert, combinación que le resultaba desagradable por donde la mirara. Que su marido estuviera paranoico persiguiéndola por todos lados y pidiendo favores para tener los mismos turnos que ella y asegurarse de que no le sucediera nada al bebé, le parecía irritante en sí, sin tener a su ex amante y ex mejor amigo de Dave, en el mismo turno con ellos. Sabía que ella era la causa de que ambos hombres pasaran de ser los mejores amigos a apenas dirigirse la palabra, pero incluso aunque hubiera querido, no hubiera sabido cómo arreglar la relación entre ellos. Ahora, nada más estaba atascada con la atmósfera incómoda que era la consecuencia de sus estúpidas y egoístas acciones juveniles. Lo único bueno del asunto era que su trabajo los tenía distribuidos en tres puntos estratégicos del pueblo, alejados entre sí. Al menos no habría discusiones ese día, pensó.

El resto de sus colegas, habían sido designados a otros lugares claves del mundo mágico que pudieran llegar a estar de un modo u otro relacionados con los incidentes en Hogwarts y, por ende, en alguna clase de peligro.

En todo eso andaba pensando ella mientras hacía la ronda por su lugar habitual cuando captó algo por el rabillo del ojo que la hizo ponerse en modo trabajo de inmediato. Giró la cabeza para ver la marca tenebrosa recortada sobre el cielo naranja del atardecer encima del mercado. Por una fracción de segundo, recordó mil momentos horribles durante la guerra contra los Voldemortistas y los siguientes meses de caos y de caza de brujos oscuros que habían pasado. Recordó también querras pasadas, en Estados Unidos, donde había perdido uno de sus senos por el equivalente a un sectumsempra y algunas otras experiencias desagradables.

Un escalofrío recorrió su espalda mientras corría hacia el lugar de los hechos varita en mano, como si le importara tres cuernos su propia seguridad o la del niño que llevaba dentro. Ella era una Auror hecha y derecha y la tarea a cumplir lo único importante en su cabeza. Su mano fue instintivamente al pin de Auror que llevaba en el pecho con el símbolo de las varitas cruzadas, y lo tocó suavemente. "Tenemos una situación." Le dijo a sus colegas con voz de mando, por más que Albert fuera quien estaba a cargo de la misión oficialmente. Ella siempre tenía voz de mando cuando trabajaba, así como el resto del tiempo era jovial y despreocupada. "Tenemos un 24 sobre el mercado." Informó antes de soltar el contacto.

Ash ya no le prestaba demasiada atención al asunto Liz-Dave. Él había intentado seguir siendo amigo de Dave y había sido éste quien lo había rechazado. Ahora, que se fuera a cagar. Y en cuanto a su mujer... él todavía seguía enamorado de ella, pero eso no le prohibía entretenerse con otras chicas en vista de que había perdido. Porque hacía rato que había aceptado la derrota ante Dave. Si él no quería ver que eso zanjaba el asunto y les permitía reanudar la relación él se lo perdía.

Al igual que Liz, estaba haciendo una recorrida por la zona que se suponía debía vigilar cuando sintió su medalla de Auror calentarse en su pecho. Apoyó un dedo sobre ésta y oyó en sus oídos el informe de Liz como si tuviera puestos auriculares. Nadie más a su alrededor podría haberlo escuchado.

Cada fibra de su cuerpo se tensó listo para la acción y apretó con fuerza la varita que tenía en la mano. Su vista se clavó de inmediato en el cielo, mirando en dirección al mercado en busca de la marca tenebrosa. Ahí estaba. Enorme, macabra e inconfundible. Una masa de humo gris oscuro revolviéndose en el cielo a medida que la lengua se enroscaba y recontraenroscaba sobre sí misma.

Corrió en dirección al lugar del incidente en un trote controlado. Entrar a toda velocidad en la hot zone era suicida. No permitía lugar a evaluar la situación correctamente.

Su mirada iba de un lado a otro buscando cualquier cosa que le hiciera pensar en una anomalía, pero la calle estaba tranquila como siempre. Parecía ser que la gente dentro del mercado aún no se había peratado de lo que pasaba, puesto que no oyó gritos ni vio gente corriendo desaforada.

Apuntó al viejo edificio con su varita y le lanzó un hechizo escudo. De esa manera, nadie podría entrar ni salir del área sin su permiso. Él había llegado antes que Lizzy porque su puesto de vigilancia se encontraba mucho más cerca del mercado que el de ella, pero como justo había estado en la parte del recorrido en que se alejaba del lugar en cuestión, ella lo debía haber visto primero.

Dave, por su parte, estaba en la parte rica del pueblo, cerca de las casonas y mansiones que le impidieron darse cuenta rápidamente de lo que sucedía. Como Ash, sintió la medalla calentarse sobre su pecho y la tocó para escuchar las noticias. 

Su cuerpo tardó varias milésimas de segundo más que el de ellos en entrar en acción. Había entrado en esa rama de trabajo para pagar sus cuentas y se había quedado para mantenerse cerca de la mujer que amaba, pero su vocación era ser actor. Nada más alejado del tipo de nervios de acero y rápidos reflejos necesarios para ser un excelente Auror. Él se había destacado a fuerza de transpiración y testarudez más que eficiencia. Todo para poder protegerla si algo sucedía en el campo de batalla. Así habían pasado los últimos quince años de su vida.

Ahora, oyó la voz de su mujer en los oídos y corrió hacia el mercado por una ruta que distaba de ser la más directa. Con la profesionalidad tirada por la borda, se concentró en calcular por qué calle ella saldría a la plaza junto al mercado y tomar la misma. 

Llegó frente al viejo edificio apenas unos segundos después que ella. Había corrido con todo lo que tenía, por miedo a que quien hubiera conjurado la marca tenebrosa pudiera poner en peligro a Lizzy. Se detuvo cuando la vio entera y el  mercado protegido por un campo de fuerza. 

Puso su mejo cara de desafío ante lo que sabía que vendría, más temible para él que una horda de Mortífagos. Pero cualquier cosa valía la pena el saber que ella estaba a salvo, incluso las vidas de quienes se suponía debía proteger.

Dave no siempre había sido así. En un principio y, durante varios años, había sabido ser un soldado ejemplar, pero recién en el último tiempo, después de la última batalla contra Voldemort, se había dado cuenta de que era hora de crecer y sentar cabeza, porque había cosas más importantes en la vida que un subidón de adrenalina. Lamentablemente para él, su esposa no compartía el cambio de visión.