Esperando su visita

Era un martes por la noche. Matt se había pasado gran parte de la tarde corrigiendo trabajos prácticos y repensando las primeras clases del año en busca de modos para mejorarlas en algún aspecto. Las vacaciones habían sido relativamente tranquilas y sin novedades. Después de su última discusión con Jewel no había vuelto a hablar con ella y, en general, intentaba tampoco pensar en ella en la medida de lo posible. Desde un punto de vista objetivo sabía que no era nada práctico el obsesionarse con una relación que no tenía pies ni cabeza y que no hacía más que lastimarlo. Desde el otro punto de vista, sin embargo, estaba algo desanimado por no poder hablar más con ella a causa de la prohibición autoimpuesta. Estaba seguro de que ella no querría hablar con él de todas maneras. No después de lo que él le había dicho, pero la sangre veela de ella tenía una influencia muy fuerte en él y hacía que la deseara de una manera que nada tenía que ver con lo racional. En ese sentido, en el mental, eran completamente incompatibles y a él le costaba pasar siquiera diez minutos en su compañía sin sentir el impulso de irse a hacer alguna otra cosa menos aburrida. Esa había sido la razón por la que había decidido dejar de intentarlo.

Las relaciones vacías ya no le alcanzaban. Quería algo más serio, quería algo en serio. Una relación como lo que había tenido con Steph. Eso sí había sido perfecto. Ella había sido la mujer perfecta para él y él no había sabido cuidarla. El saber que ella podría seguir con vida de no ser porque él era algo que aún lo atormentaba y en lo que intentaba no pensar a toda costa.

Matt suspiró. El pensar en su desastrosa vida amorosa lo deprimía. En especial desde que quería dejar de jugar al millonario libertino y sentar cabeza. "Qué se le va a hacer..." dijo para sí mismo mientras ordenaba su escritorio, preparándose para cerrar la oficina con llave y retirarse a su dormitorio. "no se puede tener todo, Matt." se dijo a sí mismo antes de entrar en su cuarto y tirarse en la cama sin ganas de hacer nada.

Elizabeth había trabajado a la mañana en el Ministerio y a la tarde en la Universidad, dando clases. Estaba bastante cansada, pero sabía que Matt siempre ponía las necesidades de ella antes que las suyas y se abstuvo de cancelar la cita. Se sentía con ganas de ser mimada un poco. Él podía ser narcisista, inmaduro y pegajoso, pero tenía una manera de aparentar que la otra persona le importaba a pesar de que no fuera así, que a ella le resultaba si no atrayente, al menos conveniente. Volvía la situación más creíble sin la necesidad de tener que pagar el precio de estar en una relación formal con alguien y eso era algo de lo que ella no quería oír palabra. Ya había sufrido demasiado por apegarse a las personas y no pensaba cometer ese error de nuevo.

Golpeó a la puerta diez minutos más tarde de lo acordado. Nunca había sabido ser demasiado puntual con lo que no involucrara trabajo. Tenía puesto un sobretodo negro de cuero mate que resultaba bastante discreto dentro de la comunidad mágica, si bien entre los muggles la hubiera hecho destacarse de una manera no deseada. Debajo, llevaba un pantalón negro de vestir y una camisa. Nada del otro mundo, pero para el tipo de ropa que ella usaba habitualmente, era todo un logro. De todas maneras, tampoco le había puesto demasiada atención a su atuendo. Se había tirado encima lo primero que había encontrado que no fuera deportivo y había salido a las apuradas. Rogers era un buen amante, pero realmente le importaba bien poco quedar bien con él o interesarlo demasiado en ella. Por otra parte, era el marido de su difunta prima y eso hacía que ella viviera esa relación con un pequeño dejo de culpa, algo raro en su persona. "It's me." dijo simplemente desde afuera.

Matt se levantó de la cama de un salto. Había estado dejando divagar su mente por diversos temas y los golpes en la puerta lo habían traído de regreso a la realidad. Se apresuró a ir a la puerta y, tras colocarse su mejor sonrisa, la abrió. Estaba contento de poder verla. Necesitaba distraerse de todas las cosas que tenía en la cabeza y ella siempre lograba quitarle los problemas de la mente. Tal vez le recordaba demasiado a Steph, mucho más de lo saludable, pero por lo menos evitaba que pensara en todo lo demás.

"Hey Girl." La saludó con genuino entusiasmo. "I'm glad you could make it. Come in." La invitó corriéndose a un lado para dejarla pasar. Él tampoco se había preocupado demasiado por su vestimenta, pero él siempre se vestía bien. Camisas importadas, pantalones a medida y todas esas estupideces le encantaban pero las usaba por él mismo, no por las mujeres. Él no necesitaba artilugios para convencerlas. Para eso tenía su carisma.

Elizabeth miró a Matthew de arriba abajo cuando él abrió la puerta y sonrió de lado al llegar al rostro nuevamente. No recordaba que el pendejo estuviera tan bueno, pero tenía que admitir que tenía un rostro capaz de ganarse a cualquiera. Sin embargo, ella no podía dejar de pensar en que era mucho menor que ella y, para colmo, el marido de su difunta prima. -Oh, bueno... lo que no puede ver no va a matarla- intentó consolarse mentalmente. "Hey yourself, handsome." Le respondió ella de manera seductora. Asintió y entró en el dormitorio, deteniéndose un momento a saludarlo con un beso en la mejilla, costumbre que le había quedado de cuando él y su prima venían a visitarla a ella y su esposo.

Otra persona tal vez hubiera hecho algo de charla superficial, preguntado por su trabajo o alguna otra cosa, pero ella no quería darle la idea equivocada a nadie e iba directo al grano. Se encaminó directamente a la cama y se sentó en el borde de manera despreocupada. "Hey Necro. Ricky manda saludos." Le dijo al gato que dormía sobre la cama, estirando una mano para rascarlo detrás de las orejas. "I've got bad news for you, boy... vas a tener que moverte." Le anunció con una sonrisa llena de picardía.

Al oír el comentario de ella, Matthew también sonrió de manera ladeada. Sabía que estaba bueno, pero sin embargo seguía disfrutando cada vez que alguien se lo recordaba. En especial si esa persona tenía un acento americano como el de ella. Matthew adoraba los acentos en las mujeres. "¿Todo bien en la oficina?" Le preguntó tras cerrar la puerta, mirándola ponerse cómoda en su cama.

Rió de manera nasal cuando oyó las cosas que Elizabeth le decía a su gato y se acercó a éste para levantarlo por debajo de las patas delanteras. "Lamento informarte que la dama tiene razón, Nek. Vas a tener que buscarte otro lugar para hacer fiaca." Le dijo depositándolo en el suelo. Entonces se volvió hacia ella, la observó un momento y sonrió complacido de lo que tenía delante. Puede que ella no tuviera el tipo de cuerpo delicado y femenino que a él le gustaba, pero tenía una personalidad avasallante y un rostro delicado con facciones deliciosas, que le recordaban a Stephanie.

Ella giró la cabeza para verlo cuando lo oyó preguntar eso que a ella se le antojó completamente descolgado y un poco fuera de lugar. Comprendía la necesidad de alguna gente de evitar el silencio, pero ella no veía la necesidad de andarse con pleasantries. "Como siempre." Respondió ella sin intención de explayarse más en el asunto.

Sonrió de lado por el comentario de Matt y lo observó sacar el gato de la cama. "Gracias." Dijo con una pequeña sonrisa. "Ven." Le dio un par de palmaditas al lugar de la cama que estaba junto a ella, invitándolo a sentarse.

Matt no le dio demasiada importancia al hecho de que ella no quisiera entrar en detalles. Él siempre era cortés y no iba a dejar de intentar serlo sólo porque a ella se le diera por no querer hablar de sus cosas. Si ella era exagerada era cosa de ella, él podía tener una conversación de cualquier tema sin por ello sentirse atado a otra persona, al menos cuando la persona no le interesaba a nivel personal. Eso explicaba por qué muchas veces las muchachas pensaban que él estaba interesado en ellas cuando no era así: porque siempre parecía interesarse por lo que la otra persona hacía o no hacía.

Sonrió complacido y se sentó en la cama junto a ella, le puso una mano en la mejilla y se la acarició antes de besarla.

Un largo rato después, ella se incorporó en la cama y comenzó a buscar su ropa para vestirse. Estaba agotada pero se sentía complacida. Lo había pasado bien y, como siempre, Matt era todo lo que ella había esperado y un poco más. No se comparaba con hacerlo con alguien amado, pero para ser sólo sexo, estaba más que bien.

Comenzó a vestirse rápidamente. La hora de la cena había pasado hacía rato, pero no tenía hambre. Estaba demasiado cansada. Sólo quería ducharse y meterse a la cama hasta el mes siguiente. En un momento, se estiró para retirar su sostén de relativamente cerca del punto donde Necro se encontraba durmiendo. "Like what you see?" Le preguntó al animalito cuando éste le clavó la mirada en los senos con interés.

La miró levantarse, pero no se sorprendió. Estaba acostumbrado al estilo "hit-and-run" de ella, que jamás se quedaba a dormir en su cuarto y ya ni se molestó en insistir para que se quedara. Lo había hecho un par de veces en el pasado y no había dado resultado. ((poniendo a los lectores un poco al corriente de lo que estábamos jugando en el otro sitio))

"I know I do." Le dijo él de manera seductora cuando la escuchó decirle eso, incluso sabiendo que estaba hablando con Nekro. Viéndola estirarse topless no podía menos que hacer alguna clase de comentario. No era el tipo de persona de callarse cosas así. "So... are you free next Friday?" Le preguntó luego, de la nada. "Hay algo de lo que quiero hablarte."

((me imaginé. gracias. pensaba hacerlo en algún punto))

Lizzy sonrió de lado para sí misma por el comentario. Siempre era lindo que a una le levantaran el ánimo. Incluso si venía de un playboy como él, que de seguro debía decirles cosas similares a todas las mujeres. A ella no le importó demasiado. "I was talking to Nekro." Informó ella, observándolo mientras continuaba vistiéndose, en este caso, poniéndose el sostén que acababa de rescatar.

"Eh?" La pregunta la tomó completamente por sorpresa. "No. I'm afraid I can't see you on Friday." Informó ella al pasar, sin ningún tono o expresión en particular.

"¡Hey! ¡Estaba viendo eso!" Protestó él como si se tratara de un programa de televisión. Lo dijo con una de sus sonrisas ganadoras en el rostro, aunque sabía que en ella no solían tener demasiado efecto. Lo había comprobado del modo duro. Ella era todo un misterio para él que, acostumbrado a salir con mujeres más sumisas y convencionales, no entendía cómo podía existir una mujer que tuviera la moral sexual de un hombre. "Lo sé." Le dijo con el mismo aire despreocupado con el que le había hablado antes.

Matthew pareció sorprendido. Ella siempre había estado disponible antes y había llegado a pensar que tal vez no tuviera una vida social demasiado activa. "Why not?" Le preguntó con curiosidad.

Rió brevemente del comentario de él, de muy buen humor, pero continuó vistiéndose de todas maneras. Era demasiado friolenta para el horrible clima de Escocia y estaba acostumbrada al solcito de Los Ángeles como para andar paseándose desnuda por la vida. De no haber sido por el clima, tal vez hubiera pasado más tiempo sin la ropa puesta.

Mientras se terminaba de poner el buzo y demás, se volteó para poder verlo a él. Tenía un buen físico según los estándares de ella y quería darle una última ojeada antes de que se le diera por vestirse... si es que se le daba por vestirse. A nivel intelectual le parecía tan egocéntrico que estaba segura de que él debía pasarse la mitad del día en bolas sólo para poder pasearse frente al espejo y admirar su propio físico.

"Porque tengo otro compromiso." Le dijo sin entrar en detalles.

"Qué otro compromiso?" Preguntó de manera automática, sin pararse a pensar que ella no era el tipo de persona que fuera a apreciar que le anduviera haciendo tantas preguntas personales. Entonces, intentó parafrasear para alivianar un poco el sentido de aquella frase. "No puedes cancelarlo?" Inquirió entonces con el ceño levemente fruncido. Estaba acostumbrado a que las mujeres se desvivieran por él y siempre hicieran lo que él quería. El problema siempre había sido quitárselas de encima cuando ya no le interesaban, no conseguir que hicieran lo que él quería. Elizabeth siempre había sido la excepción a todas las reglas que él conocía sobre salir con mujeres y tal vez por eso le llamaba tanto la atención, porque era rebelde y difícil de manejar.

Ella le clavó la mirada un momento, intentando discernir si se lo estaba pidiendo en broma o en serio. "Desde cuándo te debo la exclusividad?" Le preguntó algo sécamente en respuesta a su primer pregunta. Tenía el ceño fruncido puesto que no le gustaba que él se comportara de manera posesiva con ella o que le diera órdenes o le pidiera que cambiara su agenda por él. La gracia de una relación sin compromiso era justamente la falta de compromiso. Cero ataduras.

"Quedé en encontrarme a tomar algo con la gente de la oficina y, a decir verdad, no voy a cancelarlo porque hace mucho que no salimos todos juntos y tengo ganas de ir." Le dijo de manera brutalmente honesta. "De todas maneras nos veremos el sábado en Dalton Manor, ¿verdad?" Le preguntó como si recién se acordara de eso. Todos los miembros vivos de la familia Dalton solían juntarse a comer y a veces a pasar todo el fin de semana en la mansión que el abuelo de Elizabeth y su prima Stephanie había comprado muchos años atrás.

Matt se sintió incómodo ante la respuesta de ella, pero supo que se la merecía. Se la había buscado él solito por ponerse exigente con ella cuando resultaba más que evidente que era imposible retenerla donde no quería estar y más que claro que con él ciertamente no quería pasar tiempo fuera de la cama. De alguna manera, eso le molestaba. Estaba acostumbrado a tener a todas las mujeres a sus pies y no le gustaba el que alguna se le resistiera, por más que no tuviera especial interés en ella.

"Oh... ya veo." Dijo de manera pícara, casi cómplice. "Dave irá con ustedes, ¿no es cierto?" Preguntó a pesar de que ya sabía la respuesta a esa pregunta.

La expresión de su rostro pasó al fastidio cuando ella le dijo aquello que le pareció totalmente fuera del tema que venían hablando. "Sí, pero qué tiene que ver. No podemos hacer nada en Dalton Manor porque tu marido va a estar ahí..." Le recordó utilizando a propósito la palabra 'marido' y haciendo hincapié en ella para molestarla. Si ella lo pinchaba, él también podía devolversela. "y si se entera me rompe la cara." Concluyó. Era algo que en general no le gustaba admitir a él que se creía el rey del universo, pero el negro era enorme y lo suficientemente intimidante como para que Matt le tuviera respeto.

"Well, duhh!! Trabaja con nosotros, no? Es parte del grupo. Obvio que viene con nosotros." Explicó ella molesta, sin entender por qué él tenía que hacer tanto escándalo por cada estupidez que ella decía como si estuvieran en la primaria. Faltaba que se le pusiera a cantar 'Lizzy y Davie son novios' o alguna otra idiotez por el estilo. Su vida era un reverendo quilombo y todo, pero era de ella y de nadie más y a él no debía importarle lo que ella hiciera o dejara de hacer con Dave o con cualquier otra persona.

"Sí, y no pienso decirle que no vaya más a las reuniones, así que ni se te ocurra pedirlo." Le dejó bien en claro. "Él va como invitado de Michael y Mike es descendiente directo así que está en todo su derecho de invitar a quien le venga en gana." Le dijo clavándole la mirada de manera significativa. "Me parece perfecto que el chico quiera pasar quality time con su padre y no voy a hacer nada que pueda socabar esa relación." Le dejó saber.

La reacción de ella le dio la pauta de que había dado en el clavo. Si no, no se hubiera molestado en mirarlo mal y responderle de mal modo. Evidentemente ella quería ir a esa reunión porque iba a estar David. Lo que Matt no podía comprender era por qué tanto problema por eso cuando ella también veía a su ex esposo en la oficina todos los días y los fines de semana en las reuniones familiares. Pero no pretendía comprender a las mujeres, no pensaba comenzar en ese momento.

"Está bien, está bien. Querés que tu hijo tenga una buena relación con su padre. Tiene todo el sentido del mundo. Lo entiendo, pero ¿por qué tenés que hablarme de mal modo?" Le preguntó algo molesto él también, con el ceño fruncido. Había entendido las implicaciones de la mirada de ella y no le hacían nada de gracia. Él era el administrador de Dalton Enterprises, de modo que tenía derecho a estar en la mansión, pero a menudo invitaba a su herman y a sus sobrinas tras la muerte de Steph porque no le gustaba la idea de estar solo en aquella casa llena de recuerdos. Sabía que no tenía del todo derecho a llevar invitados, pero el resto de la familia se lo permitía porque no querían que el marido de Steph se sintiera solo. "Yo ni siquiera te dije que le pidieras que dejara de ir a las reuniones. Se lleva bien con mi hermana y es un buen tipo. Si quiere quedarse a vivir ahí, por mí fenómeno." Le espetó. "Lo que digo es que no entiendo para qué corno traes a colación la reunión del sábado cuando sabes que es algo estrictamente familiar."

Dalton comenzaba a cansarse de la escenita que Matt le estaba haciendo e iba perdiendo la paciencia cada vez más rápidamente. Primero le decía que quería hablar con ella y ahora le decía que para qué traía a colación lo del sábado cuando sabía que era estrictamente familiar?? Si no fuera porque sabía que él tomaba antipsicóticos, hubiera hecho algún chiste interno o algún comentario mordaz en voz alta que indicara que ella pensaba que él necesitaba tratamiento psiquiátrico urgente.

"No lo sé... tal vez porque tú dijiste que querías hablarme de algo y en vista de que ahora tenemos tiempo y no me estás hablando de lo que sea que fuere que me querías hablar, asumí que tal vez el sábado sería una buena oportunidad para hacerlo?" Le respondió aún de mal humor a pesar de que él estuviera quejándose. No se dejaba intimidar fácilmente por un hombre. No por nada era Auror.

Matt suspiró cansado. Tenía tanto en la cabeza que últimamente no paraba de meter la pata, sin importar de qué se tratara: el trabajo, sus amigos, las mujeres.

"Está bien. No importa." Decidió. De todas maneras no había estado del todo seguro acerca de hablarle a ella sobre ese tema en un principio. "No vale la pena discutir por eso. Ni siquiera era importante." Le dijo repentinamente interesado en Wrath, quien estaba tirada en la silla junto a la cama. "No te hagas problema." Dijo aún sonando molesto y algo enfurruñado.

No le gustaba perder las discusiones y mucho menos hacer el ridículo, menos que todo ante una mujer, pero a veces se gana y a veces se pierde, se dijo. Pronto estaría dormido y al día siguiente ya no se acordaría de nada de eso. Bastaba con planear algo para el sábado que le impidiera asistir a la reunión familiar y luego las cosas volverían a ser como antes... con un poco de suerte.

Asintió seria. Aún apretaba los dientes molesta. No le gustaba que la gente le hablara así. "Tienes razón. No vale la pena discutir por esto." Concordó con él algo sécamente. -¿Y para qué cuernos me hacés toda esta escenita si ni siquiera es algo importante?- Se preguntó ella irritada.

Terminó de vestirse en silencio y agarró el resto de sus cosas. Ya estaba lista para irse cuando se volteó hacia Matt, algo más tranquila. "Mira, no quería que las cosas se salieran de proporción. Tuve una semana complicada. No quiero discutir contigo." Le dijo a modo de disculpa.

Se inclinó sobre la cama para darle un beso corto en los labios, algo que habitualmente ella no hacía, pero esa noche quería que él supiera que no le guardaba rencor. Después de recordar que él era mucho menor que ella, el que se hubiera comportado como un pendejo había tenido sentido y lo había perdonado de inmediato. "Te llamaré cuando tenga tiempo. ¿Está bien?" Le dijo antes de encaminarse a la puerta.