Intentando en vano, pero intentando al fin.

Giselle la había estado observando durante varios minutos. Estaba sentada sobre la hierva, sin el menor interés en participar, pero haciéndole algo de compañía. Después de verla girando la escoba en diferentes direcciones, aún con ambos pies en el suelo, le dijo:

_¿Vamos a seguir con esto? ¿O ya admitiremos que somos muy buenas, pero para otras cosas?

Chloe tenía textos que leer de historia de la magia. Empezó en la sala común pero luego de un par de horas, decidió trasladarse a los terrenos, como para quitarle pesar a todo aquello.

Se sentó a la sombra de un árbol, y se volcó a sus deberes, pero el sol brillaba increiblemente y no tardó mucho en dejar los libros de lado para recostarse en el pasto, apoyando la cabeza en una piedra expuesta al sol. Desabrochó los primeros botones de la camisa sin mangas que llevaba puesta, se abrió lo más que pudo el cuello y se dispuso a broncearse un poco.

No pasó mucho tiempo hasta que empezo a escuchar a lo lejos algunos ruidos que no podía identificar.

Se incorporó a medias y abrió los ojos para ver que sucedía.

En el campo de quidditch estaba Giselle sentada en el pasto, y a su alrededor una escoba convulsionaba locamente, pero a su amiga no parecía importarle.

Cuando Chloe era pequeña, la navidad anterior a empezar el colegio, Santa le trajo su primera escoba. Ella se la había pedido con mucho entusiasmo, había visto mucha gente volar, y quería intentarlo.

Ni bien le sacó el envoltorió, corrió a su jardín y su padre la ayudó a montarla. Intentó varias veces despegar, pero la escoba permanecía inerte. Ofuscada, comenzó a patear el piso con violencia, haciendo un berrinche, y fué ahí cuando la escoba levantó vuelo de improvisto y ella cayó de unos dos metros de altura. Solo sufrió raspones y moretones, pero desde entonces quedó guardada en su armario. Solía decir que aquella escoba tenía algo personal con ella, que no la quería.

Aquella experiencia le había dejado como secuela, una especie de fobia a subir a las escobas, y la ponían muy nerviosa aquellas situaciones en las que algún principiante lidiaba con una escoba.

Se puso de pié y comenzó a acercarse a Giselle, pero sin perder de vista a la escoba. Cuando estuvo lo suficientemente cerca habló.

"¿No te conviene tomar algo de distancia?, ¡esa escoba está fuera de control!" le advirtió preocupada.

_Por mi tomaría tanta distancia que regresaría a Dumstrang -exclamó, dejando ver por primera vez un dejo de su acento finlandés-. Pero, desaprobaré la materia si no aprendo a volar. Ya fingí migrañas, dolor de ovarios, perdí un lente de contacto que ni siquiera existe... pero ya no hay más excusas, debo aprender.

"Entiendo perfectamente de que hablas" Dijo todavía mirando la danza alocada de la escoba "Creo que ya sufrí de dolores en cada uno de los órganos del cuerpo al menos una vez en hora de clase... y perdí un lente de contacto, que sí existía y decidí resignarlo por la causa"

Aparentemente estaban en la misma situación, no podían seguir posponiéndolo más, y por otro lado le daba menos miedo intentarlo con alguien a su lado que sola, sobretodo si ese alguien estaba tan en cero como ella. Era claro que, aunque fuera lo último que quisiera, era momento de volver a verse las caras con esa perra.

"Mira..." Comenzó casi segura de que se arrepentiría "Yo tengo mi escoba en mi cuarto, si quieres intentamos practicar las dos... pero te advierto que está maldita, nunca me quiso y va a intentar fervientemente que me caiga... voy a necesitar ayuda" Dijo.

_Espérate, espérate -comenzó repentinamente impetuosa-. No podemos con una escoba ¿y quieres traer otra?

Giselle además de mala volando era pésima con sus hechizos. Con lo cual no se le ocurría ni uno solo que pudiera hacer que la escoba se detenga.

_Es una maldito y obsoleta Comet 260. Si no puedo con esto ¿qué hago? ¿Me busco una barredora 5?

Lo que más le molestaba era que Lazarus era un excelente jugador de Quidditch y que pedirle ayuda sería lo más coherente. Pero no quería que él la viera en esa situación de vulnerabilidad, y de hecho, esperaba aprender a volar antes de que a él se le ocurra llevarla a dar un paseo.

_¿Si le pido por favor se detendrá?

Chloe la miró pensativa.

"Fue un comentario bastante Kamikaze de mi parte" Concluyó.

"Si no podemos con esto directamente podríamos intentarlo con un plumero, que parecería ser más inofensivo" Dijo sonriendo luego del comentario de Giselle.

De vuelo no sabía nada de nada...

"No lo sé... pero vale la pena intentarlo" La alentó.

Giselle se acercó a la escoba y le acercó una mano temblorosa. La acarició como si fuera una mascota y dijo:

_Vamos, vamos. Cálmate -la escoba dio unos revoloteos a su alrededor y luego quedó inerte en el piso-. Honestamente, lo mío era sarcasmo, no creí que realmente funcionara...

Chole estaba con la varita alzada, dispuesta a lanzar un petríficus totalus, cuando la escoba dejó de moverse.

"Yo tampoco creí que funcionaría... bueno, ya tenemos quieta a la escoba... ¿Y ahora?... ¿Vas a montarla?" Le preguntó con algo de temor.

Se quedó un momento en silencio mirando hacia la nada, como quien tiene una revelación.

"Se me acaba de ocurrir algo, pero no se si sea buena idea... ¿Y si la montamos juntas?... no creo estar lista para intentar volar sola" Lo pensó unos segundos "No, definitivamente no estoy lista" Concluyó.

_Montar de a dos es más difícil aún, yo todavía no sé cómo hacer que se eleve. Tal vez podríamos quedarnos aquí y acariciarla toda la tarde -dijo a modo de broma, pero tan seriamente que podría confundirse.

Miró la escoba unos momentos, y luego le dijo a Chloe:

_Tú primero, yo acabo de intentar.

Se aterrorizó cuando Giselle le ofreció ser la primera. Se acercó a la escoba y la comenzó a acariciar a colación del chiste que había hecho su amiga.

"Si, creo que podría hacerlo toda la tarde" Bromeó.

Luego miró fijamente a la escoba, luego a Giselle, y volvió a la escoba nuevamente."Yo tampoco se como hacer que se eleve... la única vez que lo intenté termine con el rostro en el suelo... yo intentaré subirme, pero solo si me la sostienes" Dijo de manera determinante.

Maquinalmente Giselle levantó un poco la escoba y la mantuvo a una altura apropiada para que Chloe intente subirse. Aguardó.

Chloe miraba a la escoba fijamente como si fuera un contrincante peligroso. Sabía que si lo seguía meditando jamás pasaría una pierna por encima de aquel palo viejo. Así que de manera automática se acercó, y la montó.

Una vez arriba, se quedó así, paralizada mirando el suelo. Había comenzado a pensar de nuevo, y rápidamente volvió a acobardarse. Pasaron unos minutos pero no hubo reacción.

((Justo el posteo decía "Aguardó". Pobre, aguardó como 4 meses...))

Giselle miraba la escena de manera analítica.

_¿Has probado pedirle por favor?

Deseaba que Chloe despegara y tuviera éxito, eso demoraría más su turno.

"Voy a hacer esto a mi manera" Dijo y comenzó a acariciar el palo de la escoba "Yo, escobita, voy a intentar volar contigo, pero por favor no me tires, sé buena y prometo no romperte en un descenso accidentado".

Esperó unos segundos más, su corazón palpitaba velozmente. Finalmente se impulso con sus pies y se elevó un poco. extranguló al palo con sus manos y tragó saliva. Avanzaba lento pero firme, en línea recta por que no se animaba a doblar. El viento le golpeaba el rostro y empezó de a poco a recuperar la confianza. Zigzagueó un poco, y dobló para regrasar.

Una vez cerca de Giselle intentó bajar, pero tropezó y cayó al suelo. Las píernas le temblaban un poco aún.

"Bueno, evidentemente la que tiene un problema conmigo es mi escoba, por que esta se portó bastante bien... aunque voy a tener que perfeccionar mi descenso" Soltó una sonrisa "Es tu turno".

Le extendió la escoba a Giselle, todavía tendida en el cesped.

Giselle tomó la escoba con una mano temblorosa, y miró a Chloe con su mejor cara de súplica (que para los demás no era muy diferente a su inexpresivo gesto habitual).

Levantó una pierna, y se acomodó sobre la escoba. Aguardó unos segundos.

_¿Y si hacemos una "Pausa Activa"? Tú sabes... esas que se hacen durante el trabajo, para mejorar el rendimiento -intentó engañarla, aún sujeta de la escoba.

Chloe frunció el ceño. De ninguna manera iba a librarse tan rápido.

"Nada de pausas activas, aunque sea una vuelta antes de descansar... no fue tan grave como parecía" La alentó.

Giselle miró la escoba, arrugando un poco la nariz en señal de desagrado. Pateó el suelo con un gesto tímido y tembloroso. La escoba se elevó lentamente, temblequeando como ella. Cuando llegó a un metro de altura, se detuvo. Giselle sostenía el mango dejando los brazos tiesos y el cuerpo rígido, cuando perdí el equilibrio quedando exactamente en la misma posición, pero colgando de la escoba y no sobre ella. Pocos segundos después, el artefacto y ella cayeron al piso con un ruido seco.

_Ya tenemos la pausa, y no me parece muy activa... -se quejó Giselle entre toses por la falta de aire que le había ocasionado el golpe.

Al ver a Giselle colgando de la escoba Chloe atinó a correr a socorrerla, pero antes de que pueda hacer nada ella ya estaba en el suelo.

"¿Estás bien?, ¿Quieres que vaya a buscar a la enfermera?" Se apresuró a ayudarla.

Giselle seguía tosiendo, con el poco aire que tenía.

_No... hace... falta.

Intentó sentarse y no pudo. Se dejó caer en el césped esparciendo su oscuro cabello. Las nubes estaban blancas y esponjosas. Era un día muy bonito, al decir verdad.

_Esa nube tiene forma de moño -soltó sin pensar-. O quizá es el golpe que me di.

Se arrodilló cerca de Giselle.

"¿Estás segura?" Le preguntó completamente quieta. Le preocupaba que tuviera dificultades para respirar y aquellas situaciones la paralizaban.

Al oirla hablar de las nubes volteó la vista inmediatamente. Tenía mucha razón. Se recostó a su lado.

"Es cierto" Corroboró y luego de observar unos segundos agregó "Y si mirás la nube que está abajo pareciera ser un moño arriba de un regalo..." Se quedó observando como se desplazaban en el cielo.

Giselle pensó que Chloe tenía razón, pero no que fuera necesario comunicárselo. Se quedó quieta mirando las nubes. Le gustaban esos momentos en los que parecía que el tiempo se detenía.

Sacó un atado de cigarrillos de la túnica, pero no prendió ninguno. Su mente le decía que quería fumar, pero sus pulmones regañan un poco aún.

_Esa parece una cabeza de sapo. La hendidura sería la boca, y eso... los ojos saltones.

Chloe vió que Giselle sacó el atado. Ella no era una fumadora diurna, pero si llegaba a encender alguno, seguramente terminaría pidiéndole alguna que otra pitada.

Le resultó placentero relajarse luego del episodio de las escobas, creía que había sido suficiente por un día. Al fin y al cabo no era algo que a ella le quitara el sueño.

Definitivamente era la cabeza de un sapo.

"Pensar que hay gente que estudia para leer los astros, y nosotras nacimos con el don único de leer las nubes" Bromeó.

La mirada que Giselle tenía perdida en el cielo, se volvió pensativa.

"Nacimos con el don..." murmuró más para sí, que para Chloe.

_¿Realmente crees que las personas nacen con algún don? -preguntó, y era una pregunta sincera.

Una tarde como esa era ideal para filosofar libremente. Era algo que a Chloe se le daba muy a menudo, y le encantaba que Giselle le hubiera dado un pié como ese, por que la verdad que tuvo que detenerse a pensar la en la respuesta.

"Mmm..." Volteó su cabeza para mirarla "Quisiera pensar que sí... pero no lo creo" Dijo e hizo una pausa. Necesitaba procesar unos segundos más antes de continuar.

"Si creo que todos tenemos cualidades o aspectos más desarrollados, todos nos destacamos en algo, pero un don es... no se, algo más grande, único... sólo algunos elegidos tienen uno... si todos tuviéramos un don dejaría de ser algo especial, ¿no?" Le dió paso a que opinara al respecto.

_Eso depende de la variedad de dones y su diversidad. Pero lo preguntaba porque es recurrente en ti mencionar algo similar. Como si fueras a lo específico de cada persona, pero con cierto dejo de anhelo. Como si lo que dijeras es más lo que quieres pensar, o lo que te gustaría pensar, que lo que crees en realidad. Me llama la atención.

Puntualizó con si habitual tono monótono. Miró alrededor vagamente, aún recostada en el pasto, y luego sacó el encendedor del bolsillo.

Se sorprendió del camino que estaba tomando aquella conversación. Giró nuevamente su cabeza hacia el cielo, con la mirada perdida.

Solía hacer muchos chistes a cerca de eso. Por lo general lo usaba para destacar alguna cualidad bastante inútil, pero nunca se había preguntado el por qué de todo aquello.

"Ahora que lo dices, a mi también me llama la atención..." Se quedó reflexionando un poco más.

"La verdad es que no siento que tenga ningún don... si tengo aspectos en los que creo que tengo un mayor desarrollo, claro... pero nada que califique como don... y no se como sería tener uno... " Se estaba enredando un poco en sus propios pensamientos "Supongo que si me hubiera tocado uno no hubiera renegado de ello, pero tampoco es algo que me quite el sueño..."

Se quedó unos minutos más pensando en ello, y en que cualidades podían ser lo suficiente sobrenaturales para ella como para calificar como un don, y luego se volvió hacia Giselle nuevamente.

"¿Cuales creen que son los parámetros?, o sea, ¿Que cosas calificarían de don para tí?" Le preguntó como para abrir el debate.

Giselle memoró un poco las personas con ciertas cualidades que había admirado en su vida. La mayoría, por no decir la totalidad, pertenecían a libros de historia o música.

_Creo... -comenzó y se detuvo a pensar un poco más.

Encendió un cigarrillo, fumando de el con paz y lentitud. Tras exhalar el humo y que se mezclara visualmente con las nubes, intentó nuevamente.

_Supongo que empieza a ser un don, a medida que uno se comienza a preguntar si es posible que no pertenezca a este mundo. Me pasa cuando escucho a cantantes de ópera o lírico, alcanzar las notas más altas. Que su voz suena delicada y frágil como el cristal, pero tienen la fortaleza de un huracán. Y cómo tienen la capacidad de mover sentimientos dentro de las personas que lo escuchan. Al sentir eso, muchas veces me pregunto cómo esa voz puede ser humana. Simplemente humana.

Chloe la escuchaba con atención. Le había pasado infinidad de veces.

"Me encanta escuchar voces extraordinarias... cierro los ojos y se me pone la piel de gallina mientras escucho la canción..." Le dijo rememorando aquellos episodios.

El nerviosismo por el que había pasado por el asunto de las escobas había quedado atrás. Chloe estaba relajada, recostada en el cesped mirando el cielo.

"Me hubiera encantado nacer con una voz de esas" Agregó.

Vió que Giselle encendió un cigarrillo y no lo dudó.

"¿No me darías una pitada?" Le preguntó.

Tomó una seca rápida, y extendió el brazo para alcanzarle el cigarrillo. Giselle, con su vocesita de cristal, capaz de entonar canciones más sentidas y melancólicas que su violín, nunca se había preguntado si eso era o no un don. Permaneció mirando las nubes, preguntándose si los dones existían, si ella tenía uno, y si habría sido siempre ese y nunca lo había notado.

Eso era lo que le gustaba de Chloe. La hacía pensar. Pero sin intentarlo, con completa naturalidad.

No dijo nada, y siguió mirando las nubes con tranquilidad.

Chloe tomó el cigarrillo y le dió una pitada profunda. Soltó el humo mirando el cielo.

¿Acaso todos tendrían algún tipo de don?, se preguntó para sí misma. Rápidamente comenzó a revisar sus capacidades para ver si encontraba algo.

"Se me acaba de ocurrir una teoría loca... tal vez todos tengamos un don, algunos manifiesto desde el principio, y otros comienzan siendo solo "habilidades" que se van desarrollando hasta convertirse en don..." Comenzó a divagar.

"Ahora, si todos tenemos un don y el mío es encontrarle forma a las nubes me pego un tiro" Bromeó.

Le dió otra pitada al cigarrillo y se lo extendió a Giselle.

Giselle hizo una sutil mueca de decepción. Suspiró.

_Prefiero pensar que no. Casi diría... -hizo otra pausa- esto va a sonar algo extraño, pero prefiero pensar que si todos tenemos un don y no se ve, es porque se trata de algo que aún no conocen los seres humanos. Pensar que nacen de habilidades, de algo tan... rudimentario, me parecería algo triste. Si en cambio se trata de algo que los humanos desconocen, me resulta alentador por el hecho de que aún queden cosas por descubrir.

Solo pocas personas se habían adentrado a filosofar de esa manera con Chloe. Aparentemente se estaban entendiendo bien con Giselle. Tenía la extraña sensación de que estaban encontrando una manera paralela de comunicarse, distinta a la que tenían con el resto de los mortales.

Se quedó pensando unos minutos en lo que decía, y comenzó a tener sentido para ella. Tal vez haya muchas dones que todavía estuvieran ocultos para la humanidad.

"Es verdad... me cuesta pensar en el hecho de que no todo ha sido descubierto, pero es posible que haya dones que aún estén más allá de nuestro entendimiento... sobretodo teniendo en cuenta que muchos muggles sueñan con tener "superpoderes" que para nosotro son cotidianos, pero para ellos inexistentes..." volteó para mirarla pensativa.

"¿Si pudieras elegir un don, cuál adoptarías?" La invitó a divagar.

Le dedico una pequeña mirada de complicidad, posiblemente imperceptible para cualquiera.

_¿En ese momento? Vencer a la gravedad. Me daría algo de suerte con la escoba -la señaló vagamente con la mirada-. ¿Tú?

Jamás se le hubiera ocurrido, pero era una genial idea. Sonrió ante la ocurrencia de su amiga.

Se detuvo a pensar un poco, por que teniendo la posibilidad de ser maga, era cierto que tenían alcance a un sin fin de habilidades. Su mente se dispersó recorriendo muchísimas posibilidades, que tenían que ver con la mente, con hablidades físicas, pero finalmente terminó optando por algo casi obvio para ella.

"Creo que eligiría la voz que logra poner la piel de gallina" Dijo y volvió a posar su mirada en una nube que a au entender tenía forma de banana.

"Me gusta mucho cantar, es algo que me libera... cuando estoy bien, canto." Explicó y volvió a mirar a Giselle "Pero no tueve la suerte de tener una voz privilegiada" Terminó.

_Para eso no necesitas una voz privilegiada -gruñó a medias Giselle. Con una voz común y corriente, pero obligada a estudiar canto lírico desde que tenía memoria, era capaz de entonar arias maravillosamente. Sin embargo, no le parecía gran cosa. Lo había naturalizado por completo.

Su rostro se ensombreció levemente, pero no dijo nada más.