Haciendo la tarea

Era un martes por la tarde y Ollie estaba sentado en el gran salón haciendo la tarea de cuidado de criaturas mágicas con su hermano mellizo. Tenía una enorme cantidad de libros desparramados sobre la mesa y habían estado trabajando en el asunto durante más de una hora cuando el relativamente corto período de atención del muchacho llegó a su límite.

"Estoy harto!" Protestó luego de suspirar, cruzándose de brazos sobre uno de los libros y apoyando la cabeza sobre éstos. "No puedo más. No me entra ni una sola pizca más en la cabeza." Se quejó de mal humor.

Remus también había estado trabajando duro durante horas, pero tenía una tolerancia bastante mayor que Olliver a los trabajos prácticos. Lo miró con cara de nada cuando éste se quejó y se tiró sobre el libro y en ese momento arrugó el ceño. "No te tires así, vas a arruinar el libro." Lo retó con una mirada reprobatoria.

"Bueno, pero el informe hay que terminarlo." Insistió aún con esa expresión bastante poco animada.

Ollie puso mala cara cuando escuchó a Remus decir eso y revoleó los ojos aunque éste no pudiera verlo. "Qué exagerado! Tampoco se va a romper porque me apoye un poquito... y en todo caso... reparo!" Dijo un poco exasperado, levantándose de arriba del libro de todas formas, con cara de fastidio.

"Nahh, todavía hay tiempo, Remus. Es para el jueves!" Protestó cerrando el libro con determinación. "No veo la hora de ir a entrenar!" Dijo todavía con expresión de pendejo adolescente aburridísimo.

Su expresión de desaprobación se hizo mas patente cuando escuchó la manera despreocupada con que hablaba de los libros. "No es cuestión de tratar las cosas sin cuidado sólo porque se puedan arreglar!" Protestó él a su vez. "Te gustaría que destrozara tu escoba?" Le preguntó con cara de sabelotodo.

"Sí, pero cuanto antes lo termines, antes podrás estar libre para hacer lo que quieras." Lo contrarió. Realmente le frustraba que los profesores lo pusieran siempre a trabajar en equipo con su hermano cuando claramente eran tan incompatibles en cuanto a estudios. "Pues el entrenamiento también es el jueves, así que..." dijo en un intento por convencerlo.

Olliver se quedó duro y lo miró mal cuando sacó el tema de la escoba. "No es lo mismo!" Protestó con el mentón levantado de manera orgullosa. "Las escobas no se pueden reparar una vez rotas." Lo contradijo con el ceño fruncido. "Al libro éste le tirás un hechizo y listo." Insistió ahora sólo por amor a discutir.

"Si hago lo que quiero y termino el trabajo mañana, cuando no tenga la cabeza totalmente embotada de aburrimiento también estoy libre para hacer lo que quiera." Insistió por puro terco. "Y qué? Cousin Maurie and I have been training and now I play a lot better than before." Le dijo sacando pecho con cierto orgullo.

Remus sabía muchas cosas para su edad, pero que las escobas no podían ser arregladas una vez rotas no era una de ellas... bueno, ahora sí lo sabía. Se puso serio y apretó los labios irritado por haber perdido terreno e la discusión. A él tampoco le gustaba perder y era tan orgulloso como su mellizo. "Está bien. Haz lo que quieras... pero después se lo explicas tú a la bibliotecaria. Ella siempre se da cuenta de si los libros han sido maltratados." Le dijo sin estar del todo seguro de que fuera el caso, pero demasiado terco para dar el brazo a torcer.

Esta vez fue Remus quien revoleó los ojos frustrado y bufó llevando a la conclusión de que hablar con él era totalmente inútil. Se sorprendió enormemente de oírlo decir eso. Le tomó un par de segundos ubicar de quién le estaba hablando, pero finalmente ubicó a su prima y se sintió un poco envidioso de que una estudiante mayor accediera a pasar tiempo con Ollie y no con él. "Eso es hacer trampa!" Protestó porque se moría de envidia. "No puedes entrenar con la capitana del equipo de Hufflepuff! Es ilegal!" Insistió ahora sintiéndose traicionado de que no lo hubieran invitado a él también.

"Bárbaro. Los llevo yo a la biblioteca si tanto problema te hace." Le dijo porque si había algo que ambos eran en extremo, eso era tercos. No es que supiera que su hermano estaba bluffing, sino que su terquedad era tal, que prefería exponerse a hablar con la bibliotecaria y que lo retara con tal de no dar el brazo a torcer.

"No! Nada que ver! No es trampa!" Lo contrarió Ollie. "No me está entrenando para el equipo. Me está enseñando a jugar mejor porque somos parientes." Lo corrigió aún henchido de orgullo. "Tiene todo el derecho a enseñar a su primo a jugar al Quidditch si así lo desea." Le dijo con el ceño fruncido.